Este sábado 22 de abril se celebra el Día Internacional de la Madre Tierra. Constituye una oportunidad para poner de relieve la interdependencia entre las personas y la sorprendente variedad de especies con las que compartimos nuestro planeta. La celebración de este año alumbra la esperanza de un futuro mejor para todos.
La celebración de este 22 de abril, es un recordatorio del papel esencial que cumple la Madre Tierra para proveer vida y sustento para todos.
Con este motivo la Organización de las Naciones Unidas -ONU- debatió la importancia de crear legislación que proteja los derechos del planeta. Esta filosofía sostiene que el bienestar de las personas depende de la salud de la naturaleza, en contraste con un modelo de consumo y producción insostenibles.
El subsecretario de asuntos económicos y sociales de la ONU, Wu Hongbo, destacó el esfuerzo de muchos países para otorgar personería jurídica a la naturaleza y rectificar el deterioro del medio ambiente. Mencionó como buenos ejemplos los casos de Ecuador, Bolivia y la Ciudad de México.
El viernes 21 de abril de 2017 en vísperas del Día Internacional de la Madre Tierra, varios países latinoamericanos instaron en la ONU a aprobar una Declaración Universal sobre los Derechos de la Madre Tierra, similar a la de los Derechos Humanos. Propusieron un marco jurídico que permita proteger los recursos naturales y asegurar el bienestar de la humanidad.
EcuadorUniversitario. Com recuerda que el 22 de abril de 2016 se reunieron en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York representantes de más de 170 países para firmar el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático. Este pacto histórico, junto con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, tiene la capacidad de transformar nuestro mundo. La fuerza insuflada por tantas firmas en ese día envió un claro mensaje de solidaridad y determinación.Ban Ki-moon destacaba:» Ahora debemos dar rienda suelta al ingenio humano en toda su magnitud, garantizar un crecimiento con bajas emisiones y aumentar la resiliencia al cambio climático».
Enfatizaba que es esencial que nuestros dirigentes ejerzan su liderazgo en este ámbito, pero cada uno de nosotros tiene una función que desempeñar. Por ejemplo, podemos tomar decisiones para usar la energía eficientemente, poner freno al derroche de alimentos, reducir nuestra huella de carbono y aumentar nuestras inversiones sostenibles. Las pequeñas acciones, multiplicadas por miles de millones, producirán cambios drásticos, reforzarán el Acuerdo de París y nos encaminarán hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Si decidimos que queremos salvar la Tierra, entonces hay que hacer un esfuerzo importante y algunos fuertes desembolsos inmediatos para plantar árboles, planificar las familias, conservar suelos, aumentar la eficiencia de los energéticos, desarrollar fuentes de energía renovable, proteger la diversidad biológica y reducir la deuda del Tercer Mundo. Casi todas estas inversiones redirán frutos sustanciales.
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