La cabeza frita de José Félix Rivas. 1815

Por: Dr. Pedro Reino Garcés
Historiador/Cronista Oficial de Ambato

¿Qué es lo que genera la regresión a la barbarie en el género humano? La pasión es más fuerte que la razón. Entendida esta palabra como correcta ubicación de las ideas. Ahora todos dicen que es un héroe de Venezuela. También tiene la ubicación como prócer en la galería de independizadores de nuestros pueblos ingratos e ignaros. Pero para los que veían desde el ojo contrario, que luchaba por la causa de la libertad, era un temerario, un peligroso, un sedicioso. Hicieron lo que saben hacer los pueblos bárbaros (como hicieron los quiteños con Alfaro): Le hicieron prisionero, le cortaron la cabeza con el hacha, tenían preparada una paila con aceite hirviendo en donde burbujeaba el odio y las pasiones de la “inteligencia” premeditada de los asesinos defensores del poder ajeno. Allí cocinaron la cabeza en aceite. Cabeza de revolucionario. Es decir, la frieron como potaje para las bestias carnívoras sedientas de venganzas compulsivas. Y como no se atrevieron a comerla porque guardaba la memoria de una lucha en un bando contrario, la pusieron en una bandeja para exhibirla ante la gente de Caracas. Por seguridad, la metieron en una jaula para completar el símbolo de la opresión, a eso lo llamaban respeto al orden monárquico. Esa fue una de las alegrías escarmentosas de los realistas venezolanos, que ni siquiera eran peninsulares, sino pardos mulatos con enajenación mental que no entendieron el momento histórico y lucharon hasta, también, ofrendar sus vidas, por mantener la opresión y el coloniaje predicado por sus manipuladores.

José Félix Rivas, el prócer de la cabeza decapitada y frita en aceite para escarmiento de los venezolanos rebeldes, es una memoria que hierve en la sangre de quienes dicen que luchan por las causas que ahora se cree que son justas. No hay duda que somos alimañas evolucionadas que no nos hemos desprendido del bestialismo. Los gatos comiéndose las cabezas de los ratones. Los perros matando por pura fobia a los gatos; los gatos de la astucia cazando pájaros al menor descuido; los lobos de ahora y de siempre relamiéndose entre carcajadas sus colmillos para despresar a los borregos de turno; los tigrillos buscando presitas menores; y los leones gruñendo por el hambre de poder para depredar a quienes atenten contra la obediencia. ¿Verdad señores dueños de las patrias, de las transnacionales, de las armas y las guerras? Matan por el gusto de matar, pensando que con la muerte de los débiles se va a componer el mundo y los bolsillos del regodeo. Ya desde el inicio de la “civilización” el mundo está lleno de cadáveres, de osamentas, de polvo necrosado que sin sentir lo respiramos.

José Félix Rivas fue tío político de Simón Bolívar, pues estaba casado con Josefa Palacios. Este caraqueño nació el 19 de Septiembre de 1775. Derrotado en Maturín por el realista Francisco Tomás Morales, huyó para salvar su vida. Pero un negro lo delató y lo hicieron prisionero. Un 31 de enero de 1815 descuartizaron su cuerpo. Esa práctica la han aplicado todos, independizadores y realistas, cristianos y paganos; fue conducta de épocas en que se daba importancia a las desmembraciones, como ahora a las membresías. Ahora es obsoleto y poco vergonzante las dos cosas. Modernamente se fulmina hasta a la memoria. Con un solo misil basta. La barbarie se transmite por televisión, son formas modernas de aprender miedo. A esto también se conoce como libertad de expresión.

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