A veces, es posible encontrar –de manera manifiesta o latente- que la comunicación se concibe simplemente como una cuestión de pasar información de la fuente al receptor, esto es, se considera la comunicación como un proceso de un solo sentido, en el que la información circula básicamente desde los niveles superiores a los inferiores y donde se tiene que presuponer que los receptores habrán de percibir la información con igual significado al que le imprimió la fuente, y además, que habrán de darle total aceptación.

Es necesario que el directivo comprenda y valore la importancia de retorno (feedback) proveniente de sus colaboradores; esta información permite saber no solo cómo ellos piensan y sienten o que expresen los problemas a tiempo, antes de que se hayan convertido en crisis, sino que también, permite obtener de parte de los colaboradores muchas soluciones a problemas de la organización.

Además, cuando existen canales de comunicación bien establecidos con los colaboradores y por los mismos circula ampliamente la información en doble sentido, la autoridad institucional cuenta con mayores posibilidades de crear un clima positivo de moral y motivación hacia el trabajo, pues el sentido de estimación personal de los colaboradores se refuerza, cuando les lleva a considerar que tienen pleno derecho a expresar sus opiniones y ser escuchados.

En la nueva economía global, el conocimiento y el dominio de la información constituyen los principales elementos de riqueza, en términos tales que su ausencia se convierte en un factor excluyente del protagonismo de la economía.

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