Lenin escribió: «La vieja sociedad se basaba en el principio de que o bien expolias a otro, o bien el otro te expolia; o bien trabajas para otro, o bien el otro trabaja para ti; o bien eres esclavista, o bien esclavo». innegable y desgraciadamente vivimos en una sociedad donde el individualismo marca estas normas de comportamiento. Para el individualista todas las personas y todos los vínculos sociales son un medio para alcanzar sus propios fines.
El individualismo conduce al egoísmo, al egocentrismo, a preocuparse únicamente de la felicidad personal. La vieja sociedad de la que habla Lenin es precisamente la nuestra. El individuo social idolatra a su propia persona y, sujeto a una boya de salvación personal, se lanza al mar de la codicia a atrapar a todos los peces, a todos los tiburones, a todas las ballenas, a todas las estrellas. No le importa que los demás se ahoguen y mueran, aunque los demás sean sus propios hermanos, amigos o parientes. Ya tendré tiempo -dice en su interior, acallando su conciencia- de arrojarles las aletas y las vísceras de los peces para que disimulen su envidia y entretengan su miseria.
Lo grave es que el idólatra individuo va perdiendo imperceptiblemente la sustentación del ser. De tanto tener, no son. De tanto amontonar bagatelas, son vacíos. De tanto saciar sus apetencias, una gastritis atormenta su inflado estómago. Caminan por las sombras con temor y se refugian en la soledad sin que dulcifique su vida la armonía del silencio.
El individuo egoísta alimenta una sociedad egoísta. Una sociedad egoísta engendra individuos egoístas como el cáncer contagiando al todo y a las partes. Un círculo vicioso, un callejón sin salida. Por eso, los cultores del individualismo so los magnates que viven en grandes palacetes, pero son también los hombres del pueblo contagiados del virus de la ambición. Están en las grandes urbes y en los pueblos más apartados o más cercanos.
La pérdida de los valores humanos es evidente. La causa de la crisis de los valores humanos es la insaciable ambición, la tenaz ignorancia y la hipocresía. Es un axioma cierto aquello de que la búsqueda de la riqueza material impide alcanzar la riqueza espiritual.
EcuadorUniversitario.Com