La democracia siempre ha estado en crisis. Los regímenes democráticos son difíciles, porque permiten que los diferentes intereses e ideas se expresen libremente. Tratan de que el poder surja del conflicto. La democracia es una especie de paradoja permanente.
¿Tenemos dificultades? Seguro. Es normal que las haya, porque las insatisfacciones y los conflictos no están camuflados y por eso se pueden ver. Montesquieu decía que cuando viera todo tranquilo en una república estaría convencido de que allí no existe libertad. La libertad, por definición, es la agitación.
La democracia está siempre en crisis, porque consiste en permitir las reivindicaciones de los diferentes grupos sociales. Por otra parte, es cierto que en los períodos difíciles –como en el que atravesamos los ecuatorianos- este régimen tiene más dificultades para funcionar. Pero hace falta que la democracia tolere los conflictos. Y precisamente su gran mérito está en impedir que se conviertan en guerras civiles, que se desarrollen violentamente.
Una vez más se comprueba que las tensiones sociales no desaparecen con el desarrollo económico. No basta el crecimiento económico para que no existan desequilibrios en la repartición del producto Nacional Bruto. Es ingenuo pensar que con desarrollar la economía es suficiente para que la democracia política funcione.
¿Cuál es el futuro del Ecuador? Nadie es profeta… Todo depende de los ecuatorianos. Todo depende de un juego sutil entre las reformas de los hombres que están actualmente en el poder, y la respuesta de los políticos y partidos políticos que actúan en la vida nacional.