Estamos viviendo un siglo caracterizado por los prodigiosos avances científicos y tecnológicos. Es una época en la cual sin buenos estándares de investigación y formación a nivel superior ningún país puede asegurar un grado de desarrollo que sea compatible con las necesidades y expectativas de una sociedad en la que la generación de la riqueza se ha de organizar protegiendo el medio ambiente y se ha de acompañar con la construcción de una cultura basada en la democracia, la tolerancia y el respeto mutuo.
En nuestra época de cambio tecnológico y globalización, la productividad y la competitividad se levantan sobre una economía del conocimiento. El conocimiento es la columna vertebral de las economías competitivas y el único factor que genera ventajas de orden superior como son los productos diferenciados más completos, sofisticados y útiles o tecnología de producción propia.
Pero, como se sabe, el conocimiento no cae del cielo y tampoco es barato. Tenemos que reconocer que los departamentos de investigación de las instituciones de educación superior y centros de investigación, aunque costosos son una fuente indispensable para la generación, adquisición y difusión del saber, de las destrezas e ideas estratégicas, en el contexto de una economía mundial basada en el conocimiento y el cambio tecnológico constante.
De lo anterior se desprende que para el Ecuador, conformar una sociedad orientada a la ciencia y a la tecnología, mediante la promoción intensa de la investigación y el desarrollo de la más avanzada tecnología, en los campos de oportunidad que se abren constantemente con los nuevos desarrollos científicos, debe constituir una de las más altas prioridades nacionales.
Estamos convencidos de las bondades de la ciencia para la construcción de una mejor sociedad. Creemos que nuestros jóvenes y en general todos los miembros de nuestras instituciones de educación superior, deberían estar cada vez más cerca de la ciencia, de la investigación y lograr una mejor comprensión de los fenómenos sociales y tecnológicos. Es por ello fundamental aproximar los bienes del conocimiento científico y tecnológico al conjunto de la sociedad, pero en especial a los jóvenes de los colegios y de las universidades.
Es primordial que los niños y jóvenes vean en las ciencias básicas y en las ingenierías, así como en sus diversas áreas de acción, la investigación científica y tecnológica, alternativas de desarrollo personal y profesional que son significativas y trascendentes para nuestro país. La valoración temprana del papel social del trabajo científico y tecnológico tiene una especial relevancia para la orientación del interés formativo de los jóvenes y ofrece una vía para promover una mejor valoración social de estos campos de trabajo. De este modo lograremos promover la modificación de la demanda social de estudios profesionales, para lograr que se oriente con mayor vigor hacia las carreras científicas y tecnológicas, y se modere la creciente demanda que se presenta para las carreras tradicionales.
De todo lo anterior se desprende la importancia que reviste la difusión de ciencia y tecnología. Las actividades de promoción de la ciencia han de ser cada vez más un espacio de convergencia de esfuerzos de las diversas instituciones de educación superior, dependencias gubernamentales, centros de investigación, empresas, asociaciones científicas, periodistas y medios de comunicación, para concentrar en el tiempo y en el espacio los recursos de promoción y difusión de las actividades científicas y tecnológicas, y así lograr un mayor impacto en la sociedad.
Es necesario que veamos las labores de difusión y divulgación científica como actividades fundamentales para el desarrollo de la ciencia y la tecnología en nuestro país; de modo que reciban un justo reconocimiento académico e institucional, de acuerdo a la importancia y trascendencia social que tiene este tipo de tareas. En este ámbito, es particularmente importante promover que nuestros investigadores participen crecientemente en las labores de difusión y divulgación de la ciencia y la técnica, aún más es necesario reconocer la divulgación científica como un trabajo especializado de gran complejidad para el cual es importante formar y habilitar personas académicas con características específicas.
Eventos como el Simposio de Periodismo de la Ciencia y la Tecnología que este martes 8 de septiembre de 2015 se realiza en el Centro Internacional de Estudios Periodísticos para América Latina (CIESPAL), como preámbulo de lo que será el Primer Foro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC – China, que se desarrollará en Quito del 16 al 18 de septiembre en la se de la UNASUR, en la Mitad del Mundo, deberían organizarse por lo menos una vez al año, para que directores de medios de comunicación, periodistas y reporteros de temas científicos y tecnológicos, actores relevantes con incidencia en la opinión pública desarrollen sus habilidades para cubrir temas científicos y tecnológicos acordes con la dinámica actual de las prácticas comunicacionales.