Por: Marco Vinicio Vásquez Bernal
El conocimiento y la ciencia, son elementos que evidencian la riqueza de una cultura, mas el valor pleno de estos radica más allá de los objetos que sus algoritmos han construido, subyace en esos conceptos filosóficos que aportan para su estructuración.
Hemos vivido un desarrollo científico donde los valores y los paradigmas occidentales han dado forma a los conocimientos y a la tecnología, anclándonos últimamente en ese concepto de innovación que intenta replicar lo de Silicon Valley, donde la ciencia y la aventura se conjugan para inventar ese dispositivo “revolucionario” que levanta millonarios y acrecienta la desigualdad social de la humanidad.
Olvidamos que el verdadero desarrollo debe responder al bienestar de la humanidad, sus directrices deben responder al equilibrio con el entorno, al respeto a los derechos humanos y a la satisfacción de necesidades sustanciales.
Este paradigma es dominante e impone sus conceptos, empero no puede borrar otra forma de concebir la vida y su desarrollo, esa forma donde el ser humano reina y consume únicamente lo que su supervivencia requiere, donde los fundamentos filosóficos responden a la vida y respetan el tiempo.
Entender la Chakana, es entender lo cíclico de la vida, donde lo infinito no necesariamente es más, donde el vacío no existe, donde la luz siempre está para traspasar de un orden a otro sin romper el equilibrio. Los métodos lineales y unidireccionales nos hablan de un tiempo que no tiene principio ni fin, tiene como referencia un punto que no existe.
Estas características evidencian la importancia de la Chakana, la valoran como elemento filosófico donde el equilibrio, lo continuo y lo cíclico interpretan el tiempo y la vida, donde la luz no es sino un puente entre dos estados que coexisten en absoluta independencia.
Esta sabiduría, está en un objeto que recién intentamos entender, la Taptana Cañarí, donde el orden de las unidades ( huk ), las decenas ( chunka ), las centenas ( pachak ) y otros órdenes son parte de un todo interrelacionadas por la luna ( killa ) que no asoma durante el día pero es el elemento que termina el ciclo de un día e inicia otra, dando paso a la eternidad del tiempo.
Además, leal a una integralidad filosófica, estos principios se sustentan en el lenguaje, es así que para expresar oralmente la cantidad quinientos veinte y seis se dice phisqa pachak Iskay chunka soqtaniyoq, que estructuralmente y con lógica cinco veces cien dos veces diez y seis, una estructura absolutamente práctica que facilita claramente el proceso de enseñanza aprendizaje. Además por el hecho que se trabaja con elementos concretos, la abstracción surge de manipular los elementos.
Está claro que lo limitado de este espacio no permite explicar y fundamentar adecuadamente sobre estos principios; sin embargo, lo efectivo de estos principios no requieren de abundamiento de razones o de normas, es la lógica simple la que evidencia la valía de estos conocimientos.
Cabe entonces dos preguntas que a su vez se convierten en líneas de investigación: ¿A más de las operaciones aritméticas, es posible desarrollar otro tipo de operaciones matemáticas? y, sí en las matemáticas la Nación Cañarí logró este desarrolló, ¿ qué desarrolló se logró en otros áreas del saber?