Por: Luisenrique Coloma
Durante los ocho años tres meses que viví en Los Ángeles, E.U., aproveché toda oportunidad para investigar casos y cosas que me servirían para escribir mi testimonio sobre la migración latinoamericana en ese país. Acudí constantemente a las bibliotecas con esa finalidad.
En el borrador del libro SIETE AÑOS EN NINGUNA PARTE, de mi autoría, consta el capítulo denominado “LA GUERRA CONTRA LOS DÉBILES”, actualmente en el Departamento de Comunicación Social del Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana, con la autorización para que se publique emitida por la Viceministra doctora María Landázuri, hace doce meses. Este es el documento en el que me basé para escribirlo.
El texto ha sido escrito con la intención de dar a conocer la verdad de lo que en ese país pasa con quienes, abandonando sus naciones, han emigrado “en busca del sueño americano”, algo que en la realidad no se cumple.
Uno de los libros que más me ha impresionado por lo dramático y excepcional del tema es The War Againts The Weaks (La Guerra Contra los Débiles) de Edwin Black. Lastimosamente no existe traducción al castellano. A continuación un pequeñísimo resumen de lo que opina uno de los críticos de ese libro:
Dice este intelectual que este libro se “refería a otra desigual contienda que Estados Unidos preparó desde inicios del siglo XX y puso en práctica entre las décadas de los años 30 y 60 del pasado siglo, cuyo propósito era crear una raza superior dominante”.
“Esa campaña estadounidense-prácticamente ignorada hoy en todo el mundo en virtud de ocultamiento mediático a que ha estado sometida por razones obvias- sirvió de modelo para el holocausto a que sometió el nazismo alemán liderado por Adolfo Hitler a la población judía”.
“Personajes e instituciones de la política y la economía que ahora se nos presentan como respetables paladines de la democracia y los derechos humanos, estuvieron involucrados en este genocidio”.
“El libro nos cuenta que en las primeras seis décadas del siglo XX a cientos de miles de norteamericanos etiquetados como débiles mentales (“feble minded”) porque no se ajustaban a los patrones teutónicos, les estuvo vedada la reproducción”.
“Seleccionados en prisiones, manicomios y orfanatos por sus antepasados, su origen nacional, su etnia, su raza o su religión fueron esterilizados sin su consentimiento, impedidos de procrear, de casarse o separados de sus parejas por medios burocráticos gubernamentales. Esta perniciosa guerra de guante blanco fue llevada a cabo por organizaciones filantrópicas, prestigiosos profesores, universidades de élite, ricos empresarios y altos funcionarios del gobierno, formando un movimiento pseudocientífico llamado eugenesia (eugenics) cuyo propósito, más allá del racismo, era crear una raza nórdica superior que se impusiera a nivel global”.
“El movimiento eugenésico paulatinamente constituyó una infraestructura jurídica y burocrática nacional para limpiar a Estados Unidos de los “no aptos”. Pruebas de inteligencia, coloquialmente conocidas como mediciones de IQ (coeficiente intelectual), se inventaron para justificar la exclusión de los “débiles mentales”,que frecuentemente eran solo personas tímidas o que hablaban otra lengua o tenían un color de piel diferente; se decretaron leyes de esterilización forzosa en unos 27 estados del país para impedir que las personas detectadas pudieran reproducirse”.
“Proliferaron las prohibiciones de matrimonios para impedir la mescla de razas. A la Suprema Corte de los EE. UU llegaron numerosos litigios cuyo verdadero propósito era consagrar a la eugenesia y sus tácticas en el derecho cotidiano”.
“El plan era esterilizar de inmediato a 14 millones de personas en Estados Unidos y varios millones más en otras partes del mundo para, posteriormente, continuar erradicando al resto de los débiles hasta dejar solo a los nórdicos de raza pura en el planeta”.
“En definitiva, en la década de los años 30 fueron esterilizados coercitivamente unos 60.000 estadounidenses y no se sabe cuántos matrimonios fueron vedados por leyes estaduales brotadas del racismo, el odio étnico y el elitismo académico enmascarados con un manto de respetable ciencia”.
“Eventualmente la eugenesia, cuyos objetivos eran globales, fue esparcida por evangelistas norteamericanos a Europa, Asia y Latinoamérica hasta formar una bien entretejida red de movimientos con prácticas similares que mediante conferencias, publicaciones, y otros medios, mantenía a sus líderes y propugnadores al acecho de oportunidades de expansión de sus ideas y propósitos”.
“Fue así que llegó a Alemania, fascinó a Adolfo Hitler y al movimiento nazi. El Nacional socialismo Alemán transformó la búsqueda norteamericana de una ‘raza nórdica superior’ en lo que la lucha de Hitler por una ‘raza aria’ dominante”.
“La eugenesia nazi rápidamente desplazó a la norteamericana por su velocidad y fiereza. En la páginas de este libro, Edwin Black-de madre judía polaca-demuestra como la racionalidad científica aplicada por los asesinos de Auschwitz, en Alemania, fue concebida antes en los laboratorios eugenésicos de la Institución Carnegie en su complejo de Cold Spring Harbor en Long Island, donde se propagandizaba de manera entusiasta al régimen nazi. También se relata la masiva ayuda financiera otorgada por las fundaciones Rockefeller, Carnegie y Harriman a las entidades científicas alemanas donde comenzaron los experimentos eugenésicos que culminaron en Auschwitz”.
“Al ser calificado de genocidio el exterminio de judíos por los nazis en el juicio de Nuremberg, las instituciones norteamericanas vinculadas a la práctica de la eugenesia la rebautizaron como‘genética’ y continuaron sus proyectos por más de otra década, esterilizando y prohibiendo matrimonios indeseables”.
“El libro de Edwin Black publicado por Thunders’s Mouth Press en 2003, es una joya del periodismo investigativo que, en sus 550 páginas, permite al lector constatar el parentesco y los rasgos comunes entre la trágica historia que cuenta y la política que la élite del poder estadounidense aplica hoy a las relaciones con las minorías nacionales, los inmigrantes y el tercer mundo”.
¿No les parece escalofriante esto que acaban de leer? De esta y otras novedades podrá enterarse la ciudadanía cuando se le dé la oportunidad de estar al tanto de mi texto. No hacerlo, sería negar a la sociedad en general, y a los migrantes en particular, la posibilidad de conocerlas. Es cuestión de que se cumplan las disposiciones emanadas por las autoridades, coincidiendo con el enunciado tan ampliamente difundido sobre la libertad de expresión existente en el país.
Agosto 13 de 2015