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La música de la literatura

Por: Dr. César Hermida B. | cesarh@plusnet.ec 

Hace pocos años Jorge Dávila tuvo la bondad de enviarme su “Río de la memoria” con una dedicatoria en la que me pedía recordar la infancia común en San Blas.

Me emocioné leyendo su “memoria de la poesía”, rememorando “la queja de alondra estremecida de la Piaff o la pálida Anitra de Medardo Angel o la Amaranta de García Márquez o la flor de sangre de Martí o el anuncio sin esperanza del tímido en la revista dominical, si estás tan sola como yo, te espero, escríbeme, llámame… o el torbellino de pureza original de Violeta Parra o la canción fantasmal de Carlota Jaramillo o las espigas de amor de Gabriela o la llama del encendido otoño de Octavio Paz o la esperanza de Eugenio Moreno de que aún estamos a tiempo de salvarnos o el río de música… o las caderas de mujer… o la espina clavada en el corazón… o el primer poema que fue la luz… poesía cosa sagrada que nace de la palabra como el día y muere en las sombras del silencio… de esta tierra materia prima de toda creación el más hermoso y cruel el más intenso y perenne de todos los poemas”.

Y lleno de nostalgia recordé también la música maravillosa de los cuentos de Raúl Pérez en su “Papiro Ciego”: “Y si pretendes remover las ruinas que tu mismo hiciste sólo cenizas hallarás de todo lo que fue mi amor… de Toña La Negra, o el Ponme la mano aquí Macorina ponme la mano aquí… de Chabela Vargas, o el Regálame esta noche… retrásame la muerte… de Lucho Gatica, o de los Panchos el Cien mujeres han pasado por mi vida… y ninguna me ha robado tu cariño… o la Flor de Azalea… la vida en tu avalancha te arrastró… o Un siglo de ausencia… en la multitud busco los ojos que me hicieron tan feliz… o de Leo Marini el Usted es la culpable de todas mis angustias de todos mis quebrantos… o Cuando te ausentes al verme de nuevo muy solo sin ti… cuando te vayas dejándome en sombra, que será de mi…”. Y recordé a mi “Viejo, mi querido viejo” de Piero, “No me preguntes cuál ha sido mejor” de Roberto Carlos y “Quiero aprender de memoria…” de Leonardo Favio.

Con la música y el canto la mayor expresión del amor está en la literatura, en la palabra, anhelo, deseo, fantasía, emoción, sentimiento, pasión, que permite sobrevivir en los difíciles vericuetos de la vida cotidiana. Palabra, poesía, femenina, que se deja acariciar y besar en sus labios sonrosados, y que permite explicar con gracia los hechos de la vida, de los recuerdos que uno quisiera compartir con los hijos y los nietos antes de pasar, cualquier día, al mundo del silencio.

El Tiempo

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