Hace pocos días se realizaron en Quito Las Jornadas de Prevención de Embarazo Adolescente,  para promover el desarrollo de la Educación Integral en Sexualidad como factor clave para el fortalecimiento de derechos sexuales y reproductivos. El Ministerio de Educación  contó con el apoyo de la UNESCO, de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC – UNESCO Santiago).

Más de 50 expositores nacionales e internacionales se dieron cita en las primeras Jornadas de Prevención de Embarazo Adolescente, con una agenda de 4 ponencias magistrales y 11 mesas de diálogo que convocó a cerca de 250 participantes de los ámbitos médico y educativo.

Las jornadas han sido una ocasión de diálogo e intercambio ante el elevado índice de embarazos adolescentes en el Ecuador, evidencia tangible de la necesidad de fortalecer los mecanismos de prevención y educación en sexualidad capaces de frenar este fenómeno en general y, en particular, de desnaturalizar la violencia de género como principal causa del embarazo temprano. En efecto, la tendencia de nacimientos en adolescentes de 10 a 14 años del país está en alza, según el Ministerio de Salud Pública (INEC 2015), y ello conlleva un alto costo social en términos de deserción escolar y mortalidad materna. Dicho costo estaría valorado en una cifra que alcanza unos 380 millones de dólares, frente a unos costos de prevención directos que rondan los 27.67 millones de dólares (Costos de Omisión de Salud Sexual y Reproductiva en Ecuador, 2017).

El Ministro de Educación, Fander Falconí, apuntó hacia la necesidad de desarrollar, desde el sistema educativo, herramientas pertinentes para una adecuada prevención y acompañamiento. Según señaló: “se precisa conseguir que los y las adolescentes puedan acceder a la información confiable y puedan tomar decisiones de manera responsable asegurando sus derechos sexuales y reproductivos”. Asimismo, María Fernanda Porras, Subsecretaria para la Innovación Educativa y el Buen Vivir, destacó la necesidad de educar integralmente para la sexualidad en todos los espacios.

La especialista en la materia de la OREALC – UNESCO Santiago, Mary Guinn Delaney, enfatizó el compromiso del país con la Agenda 2030 y socializó los Objetivos de Desarrollo Sostenible 1. Fin de la Pobreza; 3. Salud y Bienestar; 4. Educación y Calidad; y 5. Igualdad de Género, como frentes de trabajo estrechamente ligados con la prevención de embarazos en la adolescencia, desde una concepción integral en la que educación y salud van de la mano. Además, expuso las Orientaciones Técnicas Internacionales para la Educación en Sexualidad en contraposición a los mitos que socialmente generan ciertos tabúes en torno a este tema.

En el marco de lo académico, se socializaron los resultados de diversas investigaciones que permitieron dilucidar varias cuestiones acerca del carácter sistemático y estructural de la violencia sexual como principal causa del embarazo infantil y adolescente. “Entre 2009 y 2016, en el Ecuador, 17448 niñas menores de 14 años dieron a luz, la gran mayoría víctimas de violación, pero no fueron registradas como tal, lo que les impide acceder a atención, reparación y justicia”, denunció Ana María Acosta, coproductora de la investigación “Las niñas invisibles de Ecuador”.

El especialista guatemalteco en Educación Integral en Sexualidad, José Roberto Luna, quien fue otra de las figuras destacadas en las ponencias, rompió los esquemas de lo usual, mientras invitaba al público a ir más allá, a extender el alcance de sus reflexiones: “Atrevámonos a construir programas de Educación Integral en Sexualidad basados en políticas de reconocimiento de las diversidades”. Luna reforzó de esta forma la perspectiva de género e inclusión de la realidad LGTBI en un espacio de reflexión colectivo con total apertura para integrar la rigurosidad académica con las reflexiones y saberes empíricos del ámbito social.

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