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La soberanía exclusiva

Por: Rodolfo Bueno

Durante la existencia de la URSS, Occidente la acusaba de practicar con sus aliados una soberanía limitada, política de tipo: te permito hacer todo lo que no te prohíbo; en cambio ahora, con base en su declarado “exclusivismo”, forma de imponer sus interés por sobre cualquier acuerdo previamente firmado, Estados Unidos practica con la Unión Europea, UE, y sus demás asociados, una política de soberanía exclusiva que reza: te prohíbo hacer incluso lo que te he permitido. En este contexto se enmarca el discurso de Mike Pompeo, Secretario de Estado del Presidente Donald Tump, cuando amenaza a Irán con un ultimátum de tipo: o peleas hasta la muerte o te mato.

Es que por creerse dueños del mundo, sin serlo, y como algunos se tragan este cuento, se han persuadido de que los demás también deben tragárselo. Así, Pompeo exige a Irán: capitula y reconoce que tu programa nuclear es de carácter militar, sin que nos importe que diga lo contrario el Organismo Internacional de Energía Atómica; olvídate para siempre de enriquecer uranio y plutonio; exigimos libre acceso a tus instalaciones nucleares; basta de fabricar misiles balísticos y desarrollar misiles con capacidad nuclear y realizar lanzamientos; liberara a los estadounidenses detenidos o de nuestros aliados; deja de apoyar en el Oriente Medio “a los grupos terroristas, incluidos el Hizbulá libanés, el Hamás palestino, las milicias hutíes de Yemen y la Yihad Islámica”, porque vamos a detectar y aplastar a tus agentes en todo el mundo; logra en Yemen un arreglo político pacífico; “respeta la soberanía del gobierno iraquí” y desarma, desmoviliza y reintegra a las milicias chiíes; retira de Siria a todas tus fuerzas militares; termina “en Afganistán el apoyo a los taliban y otros terroristas” y no des “refugio a líderes de Al Qaeda”; elimina el apoyo a Quds, fuerzas de élite de la Guardia Revolucionaria iraní; “acaba tu comportamiento amenazante contra tus vecinos”, incluidos Israel, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.

De cumplir con estas exigencias, Trump ofrece a Irán la prosperidad, el desarrollo y el cuerno de la abundancia, en un compromiso de tipo: yo sólo ofrezco, tú busca quién te dé. Caso contrario amenaza con borrarlos del mapa, porque el castigo que hasta ahora han sufrido “fue sólo el comienzo. La punzada de las sanciones será dolorosa… Serán las sanciones más fuertes de la historia”. Todo esto sería terrible, pero tendría componte de no ser porque Irán no puede cumplir con estas exigencias por ser falsas o no ser parte del Plan de Acción Integral Conjunto, PAIC, firmado el julio del 2015 por Irán y seis potencias internacionales (China, EEUU, Rusia, Alemania, Francia y Reino Unido), que excluye las aplicaciones militares del programa nuclear de Irán y lo regula para su uso civil, a cambio de que se le eliminen las sanciones internacionales impuestas por la ONU.

Lo peor es que para que la amenaza vaya en serio, EEUU impone a Irán estas condiciones inadmisibles, porque busca causar el descontento de su pueblo, para que se revele contra el gobierno. Fin de la película. De no suceder eso, esperan que los sectores radicales de Irán impongan a los moderados del gobierno de Rohani la salida del PAIC, con lo que la UE queda en babia y le toca regresar al redil norteamericano con el rabo entre las piernas. Hasta ahora, la UE ha manifestado su preocupación por la decisión de Trump de abandonar el PAIC, posición que ha llevado a sus relaciones con EEUU a un callejón sin salida. La pregunta del millón es: ¿logrará la UE quebrar la actitud de Trump y de esta encrucijada nacerá una Europa liberada de la tutela trasatlántica? Todo está por verse.

Lo que no está claro es si el mundo comprende que la actitud de Trump responde a su interés por ganar a los demócratas, y a los republicanos también, las elecciones para el Congreso de EEUU, que se realizarán en noviembre. Si Trump doblega a Irán y a la UE, gana esa elección, caso contrario tiene los dos píeses afuera de la Casa Blanca.

Tampoco está claro si la UE comprende que la actitud de EEUU, o si gustan, de Trump, no es tanto contra Irán sino para evitar la posibilidad de que ellos establezcan una estructura militar propia, que elimine a las bases estadounidenses de todos sus puntos estratégicos, y una diplomacia externa común, que le permita establecer relaciones estrechas con todo el mundo. Todo esto es inadmisible para Washington.

Para librarse de las cadenas trasatlánticas y evitar la amenaza de una guerra, la EU debe unir esfuerzos con Moscú y Pekín, formar un grupo entre Francia, Alemania, Rusia y China. Pero esta asociación no le apetece a la UE, especialmente a los antiguos miembros del Campo Socialista, que no han cesado de luchar contra Rusia, a la que achacan de todos sus males. Pero, tal como van las cosas, esta sería la única salida o si no, rindan pleitesía a Trump. Duro dilema. Pero Estados Unidos no les deja otra salida y los quiere vencer imponiendo sanciones a las compañías europeas que inviertan en Irán. La UE les responde protegiendo los intereses de los sancionados. El Presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y la Alta Representante y Vicepresidente de esta Comisión, Federica Mogherini, anunciaron que la UE va a activar el estatuto de bloqueo, mecanismo que exime a las empresas europeas de los efectos de las disposiciones extraterritoriales estadounidenses y les permite obtener una reparación por el perjuicio resultante de esas sanciones.

Irán tampoco calla, puesto que no es problema de EEUU ordenarles qué deben hacer y qué no. El Presidente Rohani le pregunta a Pompeo: “¿Quién es Usted para decidir por Irán y por todo el mundo?” Por eso, pese a sus amenazas, Irán continuará su propia política y se reunirá con los líderes de Rusia y China y de los otros países europeos que participan en el PAIC. Si ellos “logran garantizar nuestros intereses… el pacto se seguirá implementando sin EEUU”. Ismail Kousari, General de la Guardia Revolucionaria de Irán, pide a su pueblo estar unido puesto que EEUU es el que da mayor apoya el terrorismo; sin nuestra lucha, el Estado Islámico, los Talibam y Al Qaeda ya habrían triunfado; EEUU tiene misiles balísticos intercontinentales, por lo que no está en condiciones de juzgar el programa defensivo de misiles de Irán.

Por su parte, Alí Jameneí, líder supremo iraní, no confía en el Reino Unido, Francia y Alemania. Basa sus dudas en que “hace unos trece o catorce años en las negociaciones nucleares actuaron en contra de su palabra… durante los últimos dos años, EEUU violó el PAIC varias veces y Europa permaneció en silencio… ahora deberán probar que no repetirán la misma falsedad y prevaricación”, por lo que les impone las siguientes condiciones: “Compensar a Irán por haber permanecido en silencio ante la violación del PAIC por parte de EEUU; emitir una resolución contra la violación de la resolución 2231 del Consejo de Seguridad de la ONU por parte de EEUU; prometer no plantear problemáticas respecto a los misiles y los asuntos regionales de la República Islámica; confrontar cualquier forma de falsificación de la imagen iraní; oponerse de forma explícita a las medidas restrictivas de Washington

contra Teherán; garantizar que el petróleo iraní será completamente vendido en la cantidad que Teherán desee a pesar de cualquier bloqueo de EEUU; garantizar que sus bancos facilitarán las transacciones comerciales con la República Islámica. O Europa acata estas exigencias o se atiene a las consecuencias.

Si se diera la unidad de los países que respetaron el PAIC y se lograra mantener este acuerdo, el mundo contemplaría la agonía del único dios que hasta ahora ha protegido a EEUU, la emisión inorgánica de dinero. Agonizaría así el reinado del dólar, que ha predominado en la economía mundial desde el fin de la Segunda Guerra Mundial; caso contrario, Trump tiene asegurada su reelección y el dólar, su supremacía. Por lo visto, está en juego el todo por el todo.

 

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