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Las 58 amantes conocidas de Bolívar

Por: Dr. Pedro Reino Garcés

Manuelita Sáenz fue la única que le dejó hecho “arapas” la cara al mujeriego empedernido que fue Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios (24 julio de 1783- 17 diciembre 1830). Han dicho de él que “durante veinte años no se apeó de mulas, caballos y mujeres” (Fernando González). Veinticuatro mujeres previas se contabilizan en la lista de amantes antes de que se encontrara con la Bella Quiteña Manuelita Sáenz, quien es la que más tiempo pasó a su lado, sin descartar la infidelidad simultánea a las promesas cínicas en labios de tan importante personaje hechas a la Libertadora del Libertador.

El viaje al Encuentro de Escritores en Bucaramanga (septiembre 2015) me ha dado la oportunidad de encontrarme con el libro del que tomo datos para esta nota periodística. Corresponde al farmaceuta colombiano Eduardo Lozano Torres, que apasionado por la investigación, nos ha dado un libro de 255 páginas para leerlo de un tirón, que titula “Bolívar mujeriego empedernido” publicado recientemente en 2015. El enigma de sus hijos nunca reconocidos también aflora en ambientes llenos de intrigas y olvidos que dan testimonio de que eso no contaba como parte de las responsabilidades de vida del Libertador libertino.

Podemos decir que “aquello” empezó con sus primas Aristigueta. Luego, la mexicana “güera” Rodríguez que ya había pasado por “las manos” de Humboldt y del emperador Agustín Itúrbide, brindó sus favores al joven Bolívar, antes que éste se casara con María Teresa. Bolívar conoció de cerca las liviandades que se practicaban en la Corte en Madrid, puesto que María Luisa de Parma, la Reina esposa de Carlos IV, tenía como a su amante favorito al colombiano payanés Manuel Mallo. Cito apenas a las francesas Therese Laisney y Fanny du Villars, y a la milanesa italiana Marina. Después de ellas viene la promiscuidad en América que cobró vigor cuando quedó viudo y después de cada batalla triunfante hacían coronaciones con vestales que eran llevadas a la cama, bajo custodia de una guardia del ejército. En estos días se ha rememorado lo de la Carta de Jamaica, escrita cuando Bolívar tenía 32 años. “La famosa Carta, fue una inspiración de Bolívar favorecida por esta etapa de regocijo que estaba viviendo con la ardorosa Julia Corbier”, la dominicana que lo llevó a la cama y le salvó del asesinato que estaba planeado a cambio de 2.000 pesos pagados al propio esclavo del Libertador.

En lo que toca a Ecuador, a más de Manuela, están Manuela Jaramillo Egas, una otavaleña para cuatro noches que alternó con Trinidad Zambrano; Paula Vallejo Guerrero, apodada de “La Patilisa”, que en cambio fue una tulcaneña que había sido reclutada porque El Libertador quería mujeres de paso. Ella había dicho “Dormir con el Libertador no es una afrenta, sino un honor”. El caso de la guayaquileña Joaquina Garaycoa es de locura, porque de tanto que admiraba al Libertador Simón, al que se refería siempre como “El Glorioso”, cambió su nombre por el de Gloriosa Simona Joaquina Trinidad y Bolívar Garaycoa…

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