Léxico rural de uso corriente ligado al agua de riego

Por: Dr. Pedro Reino Garcés
Cronista Oficial y Vitalicio de Ambato

“Los técnicos en agricultura y los interesados en el agro deben manejar un léxico que respete su identidad cultural”. PRG.

Recuerdo a mi maestro de Dialectología en mi posgrado, nada menos que el Dr. Manuel Alvar, quien fuera el Director de la Academia Española de la Lengua, en la Península. Era un apasionado en recoger palabras. Con él hicimos un Pequeño Atlas Léxico de la Sabana de Bogotá que apareció publicado en japonés, por la universidad de Taku-shoku en Tokio, 1977. Ahora la sabana está llena de cemento y repleta de viviendas de la capital colombiana. En Tungurahua, en poco tiempo, la tierra agrícola será tapada por cemento. La explosión demográfica va a sepultar los vestigios de nuestra cultura llamada agrícola y frutícola. Desaparecidos los huertos con la tierra laborable, desaparecerá el riego, las acequias, las juntas de aguas, los azadones, la siembra y las cosechas. Culturalmente hablando, desaparecerán palabras. Esto quiere decir que tendremos menos sustantivos, menos verbos, menos adjetivos, menos expresiones o locuciones rurales. Ya no estarán las “tomas” del agua, sino los semáforos en las bocacalles. Ya no habrá los “canteros” de alfalfa, de cebolla o de maíz con papas, sino manzanas urbanizadas, pasajes, lotes, donde estarán apartamentos, condominios, edificios, residencias, villas, o lo que aquí llaman ‘palacios’ a ciertas edificaciones espantosas donde les gusta pasar la vida los burócratas.

En esta tierra sin lingüistas, bien vale la pena dejar un testimonio de las palabras ante lo cambiante de las épocas y frente a los adelantos tecnológicos. En Tungurahua en particular, donde el riego tiene una práctica aborigen pre-inca, muchas palabras son anteriores a la imposición y desarrollo del quichua, como se podrá ver en este glosario que he recopilado y que comparto con los lectores. Muchas de estas palabras no estarán ya vigentes en muchos de nosotros. Esto implica una falta de entendimiento. Frente a ello, las personas que aspiren a ser depositarias de una más amplia cultura, deben incorporar a su bagaje léxico lo que recibimos de herencia que en breve se nos irá. Por ello, quien por ejemplo juegue un 40 debe saber que un ‘aguatero’, sabe brindar un trago con una diligencia de atender a un terreno sediento. Por poner un ejemplo.

Los anglicismos vienen en trote con la imagen del imperio y los supermercados. Vienen los sánduches, los sanguches, los sanduches, los sangüich y más alteraciones, incluidas las políticas, en vez de las “tongas” y el “cucahui”. Esto quiere decir que se imponen los extranjeros en vez de los indios que se alimentaban o se conformaban con algo que ahora se llama ‘comida rápida’. Del ‘cucahui’ nutritivo que podía ser un huevo duro, plátano, pan, tostado de maíz, mote y botella de jugo de frutas o coladas de dulce, se ha pasado a la ‘comida chatarra’, muy bien enfundada en papeles brillantes de aluminio, y no en manteles de telitas, ollitas de barro, o shigritas manufacturadas y no desechables, sino queridas y guardadas. Miren no más tanta situación profunda con mover una sola palabra de nuestro imaginario emplasticado, listo para un consumismo descartable.

La subvaloración al léxico rural es un problema de la sociolingüística. Los campesinos viven en un mudo de lenguaje que nada tiene que ver con la educación formal con orientación urbana. Este ha sido un gran problema de la discriminación social que sigue vigente en nuestra idiosincrasia. Creen que las palabras de los “chagras” son menos importantes y no deben ser dichas en ciertos círculos de gente urbana. Nos han educado en medio de complejos, prohibiéndonos o silenciándonos; olvidando que una auténtica valoración de nuestras palabras significa respeto a un imaginario de pensamiento que nada tiene que ver con la alienación que siempre tiene el urbanismo.

El problema del ruralismo manifestado por el hablante de este grupo cultural, en nuestro medio tiene otro carácter, porque se suma el bilingüismo como repercusión del indigenismo. Digamos que puede haber un ruralismo en lengua española, surgido por una especie de “marca” que imprime el hablante de una misma lengua en una comunidad determinada. Estas “marcas” o etiquetas van desde la entonación, el léxico, el uso de expresiones, y hasta rasgos gramaticales característicos y diferentes en los grupos sociales. Se conoce cómo entona un chagra al hablar. Digamos en modo sencillo que a pesar de hablar el mismo español, no lo hacen del mismo modo una vendedora de tortillas en el mercado que una secretaria o cajera de una entidad bancaria. Sobre este problema, viene la interferencia con lenguas indígenas que provendrán de esta realidad de culturas en contacto en las que afloran sustratos de grupos lingüísticos dominados históricamente, y por lo tanto, subvalorados lingüísticamente.

Frente a esto, casi nadie en nuestro medio ha realizado observaciones al criterio normativo impositivo que tiene el español hablante, frente a quien hable mezclando, como en nuestro medio, español con kichua; igual que puede ocurrir si mezcla español con Shuara o con la lengua de los colorados. Mi experiencia docente en el aula universitaria no ha podido sino en pequeña escala orientar a una valoración sociolingüística de orgullo dialectal, como lo tienen los argentinos que andan peleándose con los gramáticos puristas. Los conservadores se manifiestan mejor en sus opiniones sobre la lengua. Andan buscando el purismo, sin entender que el propio castellano surgió de un montón de mezclas de pueblos y lenguas. Buscar purismo en la lengua es como buscar purismo en la sangre. Nos falta orgullo para decir que los guambras dejen de ser shunshos con chaupi profesores que creen que haciendo perder el año por no tener orgullos idiomáticos, van a solucionar los criterios de las élites.

Léxico agrícola

Aguatero.- Persona encargada de cuidar que circule correctamente el agua por una acequia. El actual Inspector de Riego, es un derivado de esta función, encargad o de cuidar la correcta distribución del agua entre regantes.
Alzada.- Refrigerio o alimentos que se sirven cuando se termina una jornada de trabajo.
Aporcar.- Remover la tierra y ofrecer seguridad a las plantas productivas: Se aporcan las papas.
Arar.- Práctica de roturar la tierra con bueyes, en proceso de extinción.
Arrendador.- Dueño de un predio que entrega su tierra para que la trabajen a cambio de un precio acordado con un arrendatario.
Asentar.- Regar el agua por primera vez en un cantereado o sembrío.
Atsagnar.- Sujetar a una vaca por sus piernas para ordeñar. Enredarse.
Basurear.- Retirar las basuras que acarrea el agua.
Cabecera.- Primeros huachos de un cantero.
Calle.- Espacio que queda para transitar entre dos canteros.
Caer sombra.- Cuando el sol que ha estado fuerte, se tapa con nubes.
Canal.- Se está sustituyendo la palabra acequia, que no tiene revestimiento de cemento, por la palabra canal, que pasa a ser un cauce de agua, pero encementado.
Canis.- Raicillas tuberosas de los potreros envejecidos que hay que sacudirlas para trabajar nuevamente un terreno.
Canterear.- Formar canteros mediante uso del azadón con el objeto de regar el agua para los sembríos, sobre todo de papas, maíz, frejol y alfalfares. Por lo general un cantero tiene veinte huachos o surcos que se cuentan por sus lomos. Muchos llaman “laborear” a esta misma práctica.
Cantero de agua.- Medida estimativa que equivale a una cantidad que circule entre los huachados de los canteros sin derramar ni ocasionar derrumbamientos.
Canterito de agua.- Medida inferior al cantero que queda explicado. Metafóricamente se usa la forma “meadito de agua”.
Cantero.- Superficie trabajada o de sembrío. Cantero de papas, cantero de hierba, etc.
Compuerta.- Lámina metálica que se usa en las “tomas” de agua para desviar el cauce.
Cortada.- Toma de agua abierta para regar desde la mitad de un cantero en época de estiaje.
Cuadra.- Sembrío de alfalfar sobre terreno huachado. Medida agraria de la tierra muy en uso en la región, de 7.000 metros estimativos.
Cocha.- Reservorio de agua hecho en tierra.
Cucahui.- También se dice cucayo, voz quichua para aludir a una comida que se lleva al lugar de trabajo. Se está perdiendo esta palabra y en sustitución aparece el término ‘refrigerio’.
Chalar.- Recoger frutos sobrantes. Préstamo verbal del quichua.
Chamba.- Porción de tierra aprisionada por las raíces de alguna planta pequeña que se emplea para tapar la toma de una acequia.
Chorro.- Caída o salto de agua que baja por una acequia.
Chulla.- Uno de los objetos que pertenece a un par. Chulla oreja es una de las dos orejas.
Dar la mano.- Colaborar con trabajo a quien lo solicite, con o sin remuneración.
Desherbar.- Quitar la mala hierba de un cultivo.
Desnabar.- Quitar la mala hierba de un cultivo, a mano o con azadón. Quitar los nabos silvestres.
Derrumbar el agua.- Se emplea cuando sale de cauce por propia acción del agua.
Encanijado.- Con mucho frío.
Grama.- Planta enraizadora cuyos canutillos subterráneos blancos son de uso medicinal. Machacados se emplean para desarreglos estomacales crónicos. Chamba de grama.
Hacer cuadra.- Sembrar alfalfa en un terreno de extensión variada.
Huahuanchi.- Surco de menor medida. Apéndice que se introduce entre huachos largos o completos de un cantero, con el propósito de establecer los niveles, sobre todo en terrenos laderosos.
Huachar.- Hacer huachos (en quichua) o surcos. Quiere decir que hay que formar pequeños drenajes para que corra el agua entre los lomos del huacho en cuyos bordes se siembra. No todos los campesinos saben el arte del huachado, porque deben tener buen cálculo para que el agua no quede represada y derrumbe el huacho. Los agricultores que provienen de otras provincias que no sean de Tungurahua, no tienen la técnica de nuestros huachadores nativos.
Hueco de viento.- Fisura que tiene la tierra en sitios pedregosos debido al carácter volcánico de la región. Bajo una aparente capa agrícola, cuando se riega agua, se produce hundimientos por donde entra el agua indefinidamente sin llenar el hueco.
Jalada.- Tiempo que demora el agua que es llevada por un cauce al inicio de un turno de recorrido de riego. En muchos casos se descontaba este tiempo para iniciar los repartos del agua a los usuarios. También se emplea la palabra “tirada”. Por lo dicho hay que ‘pagar la tirada’.
Limpia.- Fecha establecida para limpieza de acequias. Día de limpia es día de trabajo colectivo en acequias.
Lista.- Registro con el que se controla a los trabajadores y usuarios de riego.
Lomo.- Protuberancia que se forma al hacer los huachos. Los sembríos se hacen en la base del lomo.
Melga.- Una parte de una superficie de un sembrío, o de potrero. Llanga, en quichua.
Minga.- trabajo colectivo.
Mudar.- Cambiar de sitio a los animales vacunos cuando han comido una hierba alrededor de una estaca.
Noque.- Espacio a manera de estanque, no profundo, hecho en el suelo laborable, sobre todo para formar semilleros de alfalfa, o para sembrar hortalizas. También se lo dice lechuguín.
Pagar la tirada.- Reconocer como forma de pago por parte del último regante, el tiempo que se empleó para que el agua llegue al sitio de distribución.
Partidario.- Persona que trabaja la tierra de un dueño conocido más bien como patrón, para partir los frutos del trabajo. Sujeto de menor valor social.
Peón.- Trabajador agrícola. Valor que percibe un jornalero agrícola.
Pie.- Últimos huachos de un cantero.
Pieza.- Espacio un tanto amplio cultivado con un mismo sembrío: Pieza de alfalfa, pieza de maíz.
Potrero.- Sitio donde hay hierba en estado siempre verde para pastoreo. En recuerdo de los sitios donde alimentaban a los potros.
Prender el sol.- Cuando sin nubes calienta demasiado.
Puntso.- Raíces arrancadas y restos de plantas que quedan secas a la intemperie. Palabra prequichua quitu-pantsalea.
Quebrantar el huachado.- Regar el agua por primera vez en un huachado. Quebrantar un toro se dice cuando se lo pone al yugo para que are por primera vez.
Regador.- Persona que riega el agua. Se aplica más a un jornalero contratado para regar agua. En la colonia se llamaban aguadores.
Remanente.- Es el supuesto sobrante de agua que queda circulando luego que concluye un horario establecido para un regante. La gente en forma dialectal emplea la forma “remañente”.
Reservorio.- Espacio de almacenamiento de agua.
Retoño.- Se usa en forma más ordinaria como referencia al retoño de alfalfar. Cuando se dice ‘el retoño’ se alude al alfalfar tierno.
Robo de agua.- Llevar el agua que está en riego en un horario que no le corresponde al sustractor.
Rodear el agua.- Vigilar las acequias para observar desvíos o derrumbamientos. Modernamente lo hace un ‘inspector de riego’.
Soguear.- Dar de comer a los animales vacunos sin cortar la hierba, sino mudando estacas para que lo hagan a lo que alcance la soga con que están amarrados.
Solar.- La cuarta parte de una cuadra como medida agraria. Unos 1750 metros estimativos.
Shiguar.- Esparcir, regar algo sólido. Voz quichua.
Tanque.- En vez de estanque. Reservorio hecho con cemento para almacenar agua..
Tapar el agua.- Iniciar el riego según su turno establecido.
Tsaumar.- Es una forma castellanizada o españolizada que tiene base de lengua prequichua quitu-pantsalea. Es el proceso usado para suavizar el suelo de tierra abonada o que se requiere para sembrarla. Se lo hace mediante azadonazos que remueven el suelo endurecido, como proceso para luego proceder al huachado.
Toma.- Abertura que se deja en una acequia para desviar el agua. Espacio con el que se inicia el cantereado para ir tomando los niveles y por el que ingresa el agua.
Tsambol.- Caída inesperada de una persona en el agua. Onomatopeya.
Turno.- Frecuencia con el que un campesino riega el agua. Por lo general es semanal o quincenal. Orden que se sigue en la secuencia de riego. Esto quiere decir que los turnos tienen frecuencia y secuencia en nuestra práctica.
Yerba.- En el uso regional rural se refiere a la alfalfa.
Yerbatero.- El peón que provee de hierba para animales, sobre todo el que corta alfalfares.
Yerba de la virgen.- variedad de planta enraizadora que se desarrolla en los potreros. Crece junto con la grama.
Zarpa.- Llovizna con viento que se presenta entre los meses de Junio hasta Agosto.
Zarpear.- Lloviznar. Enrostrar las verdades a quien busca pleitos.

Deja una respuesta