Por: Dr. Luis Rivadeneira Játiva
El Palacio del Poeta, de Quito, constituye una iniciativa privada de crear una tribuna para los poetas del Ecuador, gracias a la ayuda del doctor Guillermo Albuja Bravo, cuyo local está ubicado en la avenida 10 de agosto 14-64, entre las calles Estrada y Checa, primer piso.
Los poetas del Ecuador, organizados, deben lograr un Primer Congreso Nacional de Poetas, con auspicio académico de una universidad ecuatoriana, que bien puede ser la Universidad Tecnológica Equinoccial, que ha dado apertura a los poetas y a la realización de recitales de poesía, organizados por su Comisión de Cultura, para crear la Ley del Poeta, que debe ser aprobada por la Asamblea Nacional y ejecutada por el Presidente de la República, para luego, publicarse en el Registro Oficial del Ecuador.
Es necesario establecer en el Ecuador el DÍA DEL POETA, que bien puede ser el 18 de septiembre, día del natalicio del poeta Jorge Carrera Andrade, en toda la República, para celebrarse en el Ministerio de Cultura, Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión”, El Palacio del Poeta y en las demás instituciones culturales. Esta ley, debe ser el resultado tangible del PRIMER CONGRESO NACIONAL DE POETAS, con el fin de que se expida la misma, con el esfuerzo y colaboración de todos los poetas del país.
La nueva ley marcaría un hito en nuestra historia literaria y subrayaría la extraordinaria gestión del buen poeta y promotor cultural doctor Guillermo Albuja Bravo, abogado, actual Presidente del Palacio del Poeta, de Quito, junto a su equipo de trabajo, que llevarían adelante esta propuesta.
Para este noble propósito, bien se podría pensar en un Convenio entre la Universidad Tecnológica Equinoccial y El Palacio del Poeta, tendiente a formar un equipo de docentes abogados que elaboren esta ley, la cual debe ser revisada y aprobada por el Congreso Nacional de Poetas del Ecuador.
Como toda ley, la del Poeta, permitiría el desarrollo intelectual de todos los poetas del país, generando Escuelas de Poetas en todos los rincones de la Patria. Esta riqueza intelectual posibilitaría el desarrollo de las actividades culturales, ya que nuestro país requiere no solo de obras materiales sino de espacios culturales para todos los intelectuales.