Los adulones, un peligro en las instituciones

Por: Dr. Luis Rivadeneira Játiva

Como le sucedió a Timón de Atenas, muchas veces ocurre que: “las personas poderosas se rodean de cortesanos interesados”. Gentes que, por halagar y reflejar lo que los adulados quieren ver y ser, llegan a alcanzar la confianza, el afecto y la intimidad de estas personas. Y como los adulones carecen de afecto sincero, sólo procuran lograr beneficios personales. Por eso terminan constituyéndose en los peores enemigos de las personas que exaltan, pues, además de alejarlas de la realidad, siempre existe la posibilidad del chantaje y la develación de los secretos de los que fueron depositarios en algún momento.

¿Cómo se debe frenar a un adulón?

No debemos dejarnos fascinar de los adulones, porque estaríamos expuestos a dejarnos embaucar por el más vulgar de los mismos.

La mediocridad de los adulones

Es su mediocridad la que hace ser adulones, para alcanzar sus objetivos, pero, hay que cuidarse de ellos. “La peor especie de enemigos es la de los aduladores”, dijo Tácito, Historiador romano.

Simón Bolívar manifestó en forma inteligente lo siguiente: “flaco favor hacen a los gobernantes los adulones que les dicen que todo está bien”.

Los adulones son un peligro en las instituciones

Los adulones constituyen un peligro porque se acomodan con todas las autoridades que llegan, siguen adulando a los nuevos, desean seguir como “asesores”. Desde luego, ellos han perdido la vergüenza, son oportunistas y arribistas.

¿Qué pueden asesorar los adulones en las instituciones?

Nada, porque solo se mantienen en los puestos por su calidad de adulones. Los asesores verdaderos no son adulones, se ganan su puesto con el trabajo honrado y responsable.

¿Cómo detectar a adulones?

Muy fácil. Basta con revisar la nómina de los llamados “asesores” para encontrar a quienes se han acomodado con todas las autoridades que han llegado a la institución, pero, a través de su oficio: el adulo. Se los detecta porque no son productivos, es decir, no hay resultados de su trabajo.

Las instituciones deben cuidarse de los adulones. Ellos existen, porque hay autoridades que les gusta que les adulen y se sienten halagados por los interesados en mantenerse en el puesto.

Deja una respuesta