Por: José Manuel Castellano Gil
Mil imágenes, mil recuerdos e infinitos sentimientos me llevan a ti, amigo Luis del alma.
Durante años compartimos un sinfín de vivencias que custodio como mi gran tesoro. Compañeros en esas memorables batallas, que una tras otras perdíamos, pero que no nos robaban el aliento por enfrentarnos con más convencimiento a la siguiente, como si fuera la primera o la última.
Durante años recorrimos con nuestra amistad todas las calles y callejones del viejo Aguere, disfrutamos de aquellas tertulias quincenales, cada jueves, en casa desde las 19:horas hasta la madrugada; aquellas inolvidables sesiones de trabajos conspirativos, aquellas reflexiones y análisis sobre la realidad social de nuestra maltratada Canarias, nuestras frecuentes llamadas y los diversos e imborrables espacios vividos.
Conocí directamente Nuestra América a través de los relatos de tus viajes y que más tarde intenté seguir tus pasos, recuerdo tu pasión por la lectura, rememoro tu lealtad y compromiso por la lucha social siempre presente, una constante en tu vida. Eras, eres y serás un referente modélico e integral para mí.
Hace ya varios años que no hemos tenido la posibilidad de reencontrarnos pero, afortunadamente, esos 7.352 km. que nos separan no nos alejó de cultivar ese afecto inquebrantable que nos profesábamos.
Gracias Luis, llevo con gran orgullo tu amistad, tu ejemplo de solidaridad, tu sencillez que habla de tu grandeza, tu gigantesco carácter humanista, tu esencia de luchador y tu espíritu libertario.
Tú, Luis Pérez Serichol, un hombre bueno, seguirá viviendo entre nosotros por siempre.
Cuenca, junio 30 de 2020