Maldita polarización

Por: Dr. César Ulloa Tapia Ph.D.

Vicerrector del Instituto de Altos Estudios Nacionales -IAEN-

O estás conmigo, o estás en mi contra. Esta frase explica la polarización sin tanta verborrea ni demagogia. No se necesita ser muy científico para distinguir el fenómeno. Sin embargo, hay que diferenciar los tipos de polarización: económica, social y política. En Ecuador, vivimos la última, porque así lo demuestran las elecciones: una cuasi mitad votó por el correísmo (más allá de quién sea el candidato), otra cuasi mitad votó por el anticorreísmo, encarnado en el Presidente. Esto no desconoce quienes resisten a las dos opciones y sufragaron nulo, blanco y otros se ausentaron.

Hay que precisar que la polarización divide el imaginario político en dos proporciones radicalmente opuestas, que no se pueden reconciliar y que chocan como trenes porque nadie cede. Sus tesis entienden la realidad de distinta manera. Por esa razón, causan severos problemas en el tejido social. Las familias se pelean y distancian, los compañeros de trabajo se cortan el saludo, las discusiones acaloradas dañan una reunión social. En otras palabras, todos y nadie tiene la razón. Lo peor de todo es que a los políticos poco o nada les interesa lo que hagan sus defensores sin sueldo.

Hay que diferenciar la polarización política del bipartidismo, porque en Ecuador si bien hay un registro del dominio de la política entre conservadores y liberales como en muchos otros países, no obstante, desde la transición a la democracia en 1979 no hay antecedente de la conformación de un sistema de partidos de dos grandes protagonistas, peor aún si en la actualidad tampoco hay partidos políticos, cuando sí organizaciones patrocinadoras de personas y no de programas de gobierno.

En un país sin madurez política, la polarización impide que cualquiera de las dos partes escuche un tercer criterio que no es menor, pues de este depende cualquiera de las dos candidaturas si quiere ganar. Hablo de los votos nulos, blancos y del ausentismo. El tercer criterio es y seguirá siendo un acuerdo nacional: seguridad, empleo, educación y salud. Por algo se debe comenzar. En fin, tenemos tantas desgracias encima para lidiar ahora con la polarización.