¿De qué manera puede la universidad influir más directamente en la evolución social?

 La respuesta lógica sería: Crear condiciones que garanticen la razón de ser de la universidad, su naturaleza, su “ethos académico” de crear conocimiento y formar profesionales críticos, capaces de lograr el cambio de la matriz productiva y de construir una sociedad más justa, equitativa y ética.

La universidad ecuatoriana tiene intereses particulares, propios de su misión y debe poder expresarlos como condición para generar alianzas con los sectores políticos, productivos y sociales dispuestos a converger en un interés general superador de la actual situación y sus tendencias.

La pertinencia de la enseñanza superior se considera primordialmente en función de su cometido y su lugar en la sociedad, de sus funciones con respecto a la enseñanza, la investigación y los servicios relacionados con ésta, los nexos con el mundo del trabajo, con el Estado y la financiación pública y sus interacciones con otros niveles y formas de educación.

La educación superior debe responder a las expectativas y necesidades de la sociedad y la planificación nacional, articulando su oferta docente, de investigación y actividades de extensión a la formación de un ser humano integral en armonía con su entorno social y ambiental, a la construcción de una identidad nacional, a la demanda académica, a las necesidades del desarrollo local, regional y nacional; a las tendencias demográficas locales, provinciales y regionales; a la vinculación con la estructura productiva actual y potencial de las diferentes zonas y regiones del país; a las políticas nacionales de ciencia y tecnología, y a la prospectiva de desarrollo científico y tecnológico mundial.

La calidad de la educación es uno de los temas que han estado en el centro del debate en las últimas décadas ligado a la necesidad de aumentar la calidad educativa que se ofrece, atender la expansión educativa de los últimos años y a la necesidad de incluir a todos los sectores de la población en niveles cada vez más altos de escolarización.

La calidad debe ser el referente de la educación superior, en esa búsqueda constante y sistemática de la excelencia, la perfección y la elevación en la producción y transmisión del pensamiento y conocimiento mediante la autocrítica, la crítica externa y el mejoramiento permanente. En esta perspectiva, cada institución del sistema de educación superior debe realizar procesos de autoevaluación para mejorar la calidad de sus carreras y programas académicos.

La universidad ecuatoriana debe poner mucha atención a la equidad, en este caso hablamos de equidad vinculada a la responsabilidad social.

Las instituciones de educación superior deben ofrecer a los y las estudiantes las mismas posibilidades en el acceso, movilidad, permanencia y egreso del sistema de educación superior, sin discriminación de género, credo, sexo, etnia, cultura, orientación política, condición socioeconómica o discapacidad que no limite sus facultades de aprendizaje, considerando una pauta distributiva basada en el mérito académico.

La igualdad de oportunidades debe comenzar en los procesos de admisión de los bachilleres que tienen diferente formación dependiendo de los colegios donde se educaron, grandes diferencias de las que no son responsables ellos sino del colegio que los formó, para lo cual se requiere poner en acción programas de nivelación en las instituciones de educación superior.

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