Por: Audrey Azoulay,
Directora General de la UNESCO,
En este Día Internacional de la Democracia, celebramos algo más que un principio de organización política: celebramos un ideal basado en “la dignidad, la igualdad y el respeto mutuo de los hombres”, que es precisamente el fundamento mismo de la Constitución de la UNESCO.
De hecho, la democracia es una promesa permanente con la humanidad que requiere la participación diaria de todos los miembros de la comunidad política.
Por consiguiente, la democracia exige mucho de todos nosotros –Estado, sociedad civil, individuos– y nos obliga a proporcionar un marco renovado para que pueda prosperar en un espíritu de mediación y cooperación que propicie el diálogo.
Ese espíritu se construye y mantiene, en particular a través de la educación, porque “en las democracias, cada generación es un pueblo nuevo”, como señaló el filósofo francés Alexis de Tocqueville.
Mediante sus programas de alfabetización y educación para la ciudadanía mundial, la UNESCO pretende precisamente que los estudiantes de todas las edades se identifiquen con ese ideal de democracia y libertad, y además lo promuevan y consoliden.
En términos más generales, este ideal impregna el espíritu multilateral en su conjunto, el espíritu que encarnan y defienden las Naciones Unidas. Sin esta exigencia de cooperación y de escucha, no podremos hacer frente a los desafíos que afectan actualmente la humanidad.
Este Día Internacional brinda, pues, una oportunidad de reafirmar nuestro compromiso colectivo al servicio de los valores democráticos, porque estos valoresno solo son un método indispensable para la cooperación, sino también un ideal que nos une
París, 15 de septiembre de 2020