Por: Dr. Luis Rivadeneira Játiva, PhD*
Es una forma de gobierno de las universidades basada en el mérito. Las posiciones jerárquicas son conquistadas con base al mérito, y hay una predominancia de valores asociados a la capacidad individual o al espíritu competitivo, tales como, por ejemplo, la excelencia en educación.
La nueva Ley Orgánica de Educación Superior –LOES- señala que debe haber méritos para ocupar funciones en la Universidad ecuatoriana.
Los méritos tienen que ver con el establecimiento del escalafón del docente que reconoce a la carrera docente y señala categorías, lo cual es un estímulo para el profesor que produce, que logra nuevos títulos o nuevas publicaciones de resultados de investigaciones. Actualmente, para ser docente de una universidad ecuatoriana se requiere tener un título de cuarto nivel: maestría o doctorado. Esto permitirá mejorar la calidad de la educación superior. Se entiende que quienes no cumplan este requisito tendrán que salir de las mismas. La exigencia del PhD va a lograr cambios significativos en la educación superior, pero, el Estado debe dar facilidades a los docentes para que obtengan estos doctorados, de lo contrario, se convertiría en una camisa de fuerza para las universidades, porque apenas tres universidades ecuatorianas están otorgando doctorados, lo cual no permite el acceso de miles de docentes a estos estudios de postgrado.
El mérito del esfuerzo individual se entiende como un criterio más justo que otros para la distribución de los premios y las ventajas sociales asociadas.
Qué importante que las remuneraciones en las universidades tengan que ver con los méritos de los docentes. Estas deben organizarse para estimular la investigación de los docentes a través de concursos y certámenes, cuyos resultados señalen justamente sus méritos.
La gratuidad de la educación superior permite un proceso de democratización del conocimiento, pero, el estudiante, debe cumplir con su obligación académica. Si pierde el año el gobierno no tiene por qué pagarle sus estudios. Miles de alumnos de sectores marginales, gracias a la gratuidad, podrán ingresar, estudiar y graduarse en las universidades ecuatorianas, lo cual constituye una verdadera revolución frente a la anterior universidad elitista. La idea es que un estudiante pobre, pero con méritos, logre ocupar un sitial en la sociedad, para lo cual también debe verse la equidad de género, es decir, tomar en cuenta a las mujeres en esta nueva etapa de cambio en las universidades.
*Docente Principal de la UTE, Representante Docente al Colegio Electoral de la Asamblea del CES