Por: Dr. Luis Rivadeneira Játiva
“Todo principio no es fácil, cualquier adaptación es complicada al principio”, dijo Uma Dagnino, académica de 44 años, que llegó a Quito en agosto de 2016.
Egleth Noda, doctora y cirujana señaló que tras un suceso desafortunado con sus papeles personales, decidió quedarse en Ecuador. Con el pasar de los meses, vio la necesidad de organizarse con personas con sus mismas necesidades que buscaban radicarse en el país de forma estable. Es fundadora de la organización denominada: “Chamos venezolanos en Ecuador”, que funciona como un colectivo, que nació hace dos años como una simple iniciativa social a través de Facebook y que ya posee un organigrama que integra también a un Vicepresidente y Secretaría.
En Ecuador, rige desde febrero de 2017, la Ley Orgánica de Movilidad Humana (LOMH) considerada como el primer cuerpo orgánico que en el mundo establece normas favorables, tanto de los ecuatorianos en el exterior como de los extranjeros en territorio ecuatoriano.
Debemos apoyar a los migrantes venezolanos, porque son emprendedores, trabajan en las calles de Quito en todos los oficios; entre ellos hay: cantantes, músicos, vendedores, equilibristas, malabaristas, entre otros, no importando el hecho de que la mayoría son profesionales. Basta decir que son descendientes de la nación venezolana, cuna del Libertador Simón Bolívar, el Mariscal Antonio José de Sucre y del primer presidente del Ecuador Juan José Flores, y son dignos de mejor suerte. Sucre tiene su propia casa en Quito. Junto a ellos y los colombianos integramos la Gran Colombia y tenemos la misma bandera y cultura, a más de pertenecer al mundo hispanoamericano.
Es necesario organizarse y vencer toda clase de dificultades. Se dice que hay 20.000 venezolanos en Quito y en nuestra Provincia de Pichincha, lo cual nos hace pensar que ellos podrían, con su aporte solidario, tener una sede en Quito, un lugar para el encuentro y reencuentro de venezolanos en nuestra Patria, a más de un proyecto que les permita insertarse en nuestra sociedad, con la ayuda del Municipio de Quito.