Museo de Historia de la Medicina

Por: Dr. César Hermida B. | cesarh@plusnet.ec 

Saludamos la decisión gubernamental de mantener el comodato de las edificaciones del antiguo hospital (en Cuenca) para que continúe funcionando allí el Museo de Historia de la Medicina “Guillermo Aguilar Maldonado”. La amenaza de suspenderlo, que debió partir de algún mando medio del nivel central, provocó la protesta inmediata de la ciudadanía y de personalidades locales que opinaron y escribieron para evitarlo. Bien por la presencia ciudadana morlaca que defiende sus obras que son parte de su propia identidad.

El Museo, aunque como tal parezca una colección de piezas y documentos inertes, es en realidad un espacio vivo, no solo porque es internacionalmente conocido por alojar parte de la famosa bienal de las artes, sino porque allí está la memoria de la medicina comarcana, su tecnología con equipos que sorprenden, documentos y libros que muestran el esfuerzo de los colegas regionales que se sacrificaron para lograr la ciencia y los avances tecnológicos que aliviaban y evitaban las dolencias de los habitantes de estas tierras.

No tener memoria, sufrir de amnesia, lleva a perder la imaginación sobre el futuro y por lo tanto no poder construirlo como se debe. El presente, que es la obra inagotable del pasado, constituye la base de la construcción del porvenir. Si no se cuida y aprecia esta base histórica y patrimonial de nuestra identidad, el futuro puede depararnos cualquier derrotero ajeno y extraño.

El Museo se mantenía con el respaldo de la Sociedad de Historia de la Medicina del Azuay, pero quedó bajo el esfuerzo exclusivo de pocas personas: su patrono, Magdalena Molina, Jacinto Landívar y unos pocos más. Pero se quedó sin directiva formal luego de la partida de otra personalidad valiosa, Jail Díaz. Se mantiene el mismo con una modesta partida asignada en la gestión de Edgar Rodas como Ministro hace 13 años. Es la única partida, la única persona que lo cuida con dedicación y esmero. El resto es buena voluntad, donaciones generosas, altruismo puro.

La Sociedad de Médicos Escritores del Azuay es quizá la más adecuada organización para tomar la iniciativa de convocar a la Sociedad de Historia de la Medicina para el nombramiento de su nueva directiva. Es urgente apoyar dicha institucionalidad que es la memoria de una de las disciplinas más notables de la morlaquía y que constituye ejemplo nacional e internacional.

Con autorización del autor: Tomado de El Tiempo / Cuenca: 20 de agosto del 2012

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