Por: Dr. Pedro Reino Garcés
Lingüista e Historiador- Cronista Oficial de Ambato
Es un privilegio dentro de mis quehaceres con la palabra, el haber merecido que una aguda crítica social, poeta y lingüista radicada en Bogotá, Georgía kalsidou (con obra publicada), nacida en Macedonia, se pusiera a la tarea de trabajar en la traducción de un relato llamado “Tincto de Amore”. Este título del italiano arcaico fue aplicado a Cristóbal Colón, cuando fue descubierto que antes de saltar a sus viajes por el Atlántico, primero se quedaba en las islas Canarias, a disfrutar de los amores prohibidos de Beatriz de Bobadilla. El relato incluye textos poéticos.
“Claro es que la traducción es un arte que desafía, precisamente por el grado de dificultad que encierra la difícil tarea de estar buscando siempre cómo dejar intacta la estética del texto original en el momento que se va a traducir al otro idioma. Sin embargo muchas veces para el traductor es frustrante tener que parafrasear porque se sabe que se va a alterar el tejido del texto original, y se va a traicionar por ende al autor, cuando no hay las correspondencias y analogías. Adicional hay que tener en cuenta también los conceptos culturales que están detrás de ciertos vocablos y expresiones, como se demostrará en los siguientes ejemplos, por cierto diferentes entre el castellano y griego. Precisamente la traducción de estos vocablos y estas expresiones al griego, condujo a la aclaración obligatoria de los mismos.
Se tradujo el título del relato “TINCTO DE AMORE” como Ο EROTÓPLIKTOS-Ο ΕΡΩΤΟΠΛΗΚΤΟΣ, y en otra parte del texto, el sinónimo erotojtipiménos-ερωτοχτυπημένος cuya traducción literal es el pegado por el eros, el atravesado por (las flechas del) Eros, el prendado. En ambas vocablos subyace el adjetivo pathiasménos –παθιασμένος, el apasionado, el dominado por el pathos, la pasión, y el sustantivo masculino o πόθος-pothos, el intenso deseo. Sin embargo LA SEMANA DE PASIÓN o LA SEMANA MAYOR en nada se relaciona con lo pasional, más bien expresa el dolor de Jesucristo en la cruz.
La etimología del EROS griego significa el fluir de la energía suprema que tomando forma, desciende al microcosmos, al mundo material. Es aquella energía que (pro) mueve la vida por ser la suprema fuerza creadora.
Volviendo al título del relato “TINCTO DE AMORE” en latín, este contiene el vocablo amore latino, el amore italiano, y el amor castellano.
No obstante el origen de ese vocablo, por más raro que se escucha, es griego, ya que el latín en su esencia es un criptogriego, o un cuasigriego. Por ejemplo la palabra castellana centro está más cerca del vocablo griego kéntron que del latino centrum; el vocablo dios en castellano, por más que el Vaticano quiera ver su origen en el vocablo latino deus, es el caso genitivo de Zeus, un sustantivo muy irregular al ser declinado, ya que los nombres propios en griego se declinan acompañados por su respectivo artículo sin que este sea despectivo. Por ejemplo el nominativo de Zeus es ο Ζεύς-o Zefs, el Zeus, y el genitivo του Διός-tou Dios, de Zeus. La combinación de las vocales -eu- aquí se pronuncia como -ef- seguida de una consonante sorda, y significa lo bueno, como en los vocablos eucaristía, eugenesia, eutanasia. Lo bueno en el nombre de Zeus es que deriva del infinitivo ζην-zin, el vivir, y del sustantivo femenino η ζωή-i zoí (o zoé según la pronunciación erasmiana) que es la vida sin fin, a diferencia del sustantivo masculino o bios que es la vida finita, por ejemplo, biografía.
El amor griego es la fuerza que vence la muerte, porque es lo que no muere, lo inmortal. Etimológicamente consta de la alfa privativa que significa sin, por ejemplo a-céfalo-sin cabeza, y del sustantivo masculino o Móros, hermano de las Moiras-Parcas, Clothó, Láquesis y Átropos, hijas de Zeus y Thémis, y hermanas de Iríni-Paz y Tánatos-Muerte. Ellas son las encargadas del destino de los mortales, y por extensión de la muerte. El adjetivo o mortós, to mortón aparece en castellano en los vocablos el mortal, lo mortal, y mortuorio.
A este amor, ni las guerras ni el aislamiento humano podrán extinguirlo, porque está adherente a la esencia del ser humano.
La letra al-fa del alfabeto griego cuya forma para nada se parece a la cabeza del buey, como han dicho ciertos conocedores al compararla con la letra semita alef, se compone de los vocablos homéricos aélios – helios, sol, y fafos – fos, luz. En español se conoce la palabra fósforos, es decir lo que trae la luz. En la lengua griega la letra ALFA al ser pronunciada, invoca de inmediato al SOL y la LUZ, ambos sinónimos de vida.
Ahora el vocablo griego αγάπη-agápi, amor, fue tomado en préstamo por la religión, para hablar del ágape (según la pronunciación erásmica y no griega), comida fraternal que se celebra entre los cristianos. Sin embargo el vocablo agápi contiene fuera de la a privativa-sin, el vocablo masculino o γάμος-el gámos, la unión, de ahí en castellano monógamo-de una sola unión, o polígamo-de varias uniones. El vocablo femenino i agapi significa lo sin unión, es decir lo que no va unido a nadie; es esa unión pura y desinteresada, espiritual y compasiva.
El vocablo amor en castellano no contempla las tantas acepciones que sí tiene la lengua griega precisamente para evitar errores semánticos; porque el amor que siente la persona creyente por dios, no es el mismo que siente la madre por su hijo que lo ama sin condición, lo cuida y le da ternura, y es a la vez diferente del amor que siente un hombre o una mujer por su pareja, y es distinto del amor que siente una persona por su mascota, o por su trabajo. Como vemos todos esos tipos de amor se expresan en castellano mediante el mismo sustantivo: amo a dios, amo a mi hijo, amo a mi mascota, amo a mi trabajo, amo a mi pareja, mientras que en griego para cada sentimiento hay un vocablo diferente.
Y qué decir de la expresión hacer el amor? Esa expresión en castellano nada tiene que ver con el amor que acabamos de explicar. Las trabajadoras sexuales hacen el amor irrepetibles veces al día sin amar a nadie. La expresión hacer el amor en griego contiene el vocablo eros, κάνω έρωτα-káno érota-hacer el eros, literalmente traducido, y está presente también en la expresión είμαι τρελλός από έρωτα-íme trelós apó érota, estoy loco por el eros, literalmente traducidο, donde en ambas se evidencia el elemento erótico, pasional, y la atracción sexual por la otra persona. Es el eros que trata de satisfacer el deseo propio devorando al otro.
Del sustantivo amor derivan también los vocablos el amante-la amante/o eroménos, i eroméni – ο ερωμένος, η ερωμένη, en griego, que es diferente del amado – la amada /o agapiménos / i agapiméni – ο αγαπημένος, η αγαπημένη, que se utilizan casi siempre como sinónimos.
Teniendo en cuenta todas esas consideraciones acerca del título “Tincto de amore”, y acerca del amor, agápi y eros, se optó finalmente por el título O EROTÓPLIKTOS, ya que este título en griego encierra el componente erótico y pasional, presente en el título original y a lo largo del relato.”