Nuestro homenaje a la Mujer

Por: Vinicio Vásquez Bernal

Mediante este espacio deseo expresar mi más ferviente saludo a La Mujer. Ser que en lo privado y en lo público ha puesto su sacrificado contingente para construir un mundo mejor, a pesar de que la historia le ha sido injusta y el hombre le ha sido insolente.

No hay espacio de la historia donde la mujer no haya contribuido con su actuar para lograr los objetivos buscados. Muchas veces las insensateces sociales han obligado que su actuar sea anónimo o disfrazado, más siempre ha estado nutrido de coraje y decisión. Además, es de reconocer que los logros de una mujer, aún hoy, se alcanzan rompiendo esa barrera de la incomprensión que la predispone a limitaciones y exige de ella mucho más.

Quizá la condición obligada de sustentarse como pilar del hogar hace que como individuo genere la destreza de convivir con el dolor y los anhelos de superación. El vivir a la vez la paz de la ternura tolerante y la avidez de generar cambios la predispone al no renunciamiento y al anhelo de conquistar espacios.

La ciencia ha sido particularmente cruel con la mujer, por siglos ha impedido la difusión de sus aportes, llegando incluso a castigar a aquellas que se “atrevían” a hablar sobre sus razonamientos, las religiones han atacado su curiosidad y su percepción especial, la industria la ha calificado como mano de obra barata y ha limitado su participación en espacios rutinarios, las concepciones sociales las han atribuido el rol de decoración del hogar, la política las ha invisibilizado por siglos y el hombre en su extremo machista las ha concebido como fuente de hijos y elemento necesario para la continuidad de la casta.

A pesar de todo esto, la mujer ha sabido dejar su huella y alzar su voz en momentos donde los demás han callado por conveniencia o cobardía. En nuestra historia nombres como Nela Martínez, Dolores Cacuango, María Inga Magñansu, Transito Amaguaña, evidencian la fuerza de la mujer y como nuestra historia ha tomado forma con su aporte.

Cada uno de nosotros, en nuestro hogar conocemos a alguna mujer que olvidó la delicadeza y labra su destino sin reclamar comodidad ni abundancia. Así nos llenan de orgullo y dan sentido a nuestra vida, por que demuestran que la esperanza es un camino para llegar a la felicidad y que el sacrificio vale la pena.

Un homenaje a esa mujer que no se acoge al precepto de la que la belleza es frágil, la belleza es la vitalidad y energía, trasluce la transparencia de los corazones nobles y brinda la fuerza para mirar más allá del horizonte, superando los duros golpes de la vida. Un saludo a la mujer que aceptando la lógica de sus días no permite que sus pasos sean limitados por las palabras sin fundamento ni por el criterio intolerante de la insensatez.

El avance de la humanidad exige la construcción de senderos donde el compañerismo de compartir metas nutran el avanzar de las sociedades, donde mujeres y hombres propongamos, deliberemos y construyamos lo que ha de ser el mañana, donde todos podamos levantar la voz con respeto para decir y defender nuestra verdad, a sabiendas de que no existe la verdad absoluta y que la temporalidad de nuestra existencia nos posibilitará generar un pequeñísimo aporte, siempre que demos sentido a nuestra vida y no la anclemos a la desrazón de las estériles manifestaciones de lo material.

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