Orientación vocacional

Según la Senescyt, se espera la inscripción de 300 mil aspirantes para el examen Ser Bachiller régimen Costa. La aplicación del examen será del 17 al 21 de enero. La prueba  tiene dos propósitos: el primero, que los estudiantes de tercer año de bachillerato obtengan su nota de grado; y, el segundo, que tengan un puntaje para postular a una carrera universitaria. El examen explora habilidades, aptitudes y destrezas en cinco campos: aptitud abstracta, dominio matemático, dominio lingüístico, dominio científico, dominio social.

Los estudiantes que pasen con éxito la prueba Ser Bachiller podrán estudiar en las instituciones de educación superior públicas, que elijan libre y voluntariamente. Ellos necesitan todo el apoyo de los padres, familiares,amigos y expertos para que puedan elegir correctamente la carrera universitaria, de conformidad con sus aptitudes y su vocación. Aquí  entra en juego la orientación vocacional. “Necesito un test vocacional”, expresan los jóvenes cuando demandan un acompañamiento en el complejo momento de la toma de una decisión para elegir la carrera perfecta en una universidad o escuela politécnica del país.

En la orientación vocacional aprendimos que no fracasa en su decisión aquel que puede llegar a cambiar de opinión; sino el que se inscribe en una carrera universitaria sin elegir o madurar alguna idea que le permita asumirse como protagonista de su propia vida.

Una decisión vocacional madura tiene en cuenta “quién soy” y el “quién quiero llegar a ser”. Desde este encuadre, el proceso de orientación vocacional asume la forma de un proceso de acompañamiento al sujeto en el camino de construcción de su identidad personal, social y vocacional.

La mayor parte de las veces, el descubrimiento de la propia vocación es un motivo de íntima alegría y satisfacción. Haber hallado el “sentido” de la vida personal es, al mismo tiempo, una justificación de quienes somos hasta ahora y una tarea que se proyecta hacia el futuro, en lo que queremos ser. Nuestro próximo lugar en el mundo queda, en buena medida, ligado con esa decisión.

Virginia Tarsitano, catedrática y experta en temas de orientación vocacional,  expresa que  muchos jóvenes buscan que la respuesta vocacional sea el resultado de un sentimiento espontáneo. Esto lamentablemente no es así. Cuando se toma una decisión fundamental, hay que entender que es necesario realizar primeramente un análisis racional y cuidadoso de las partes del problema y postergar para otra instancia lo que apunta el corazón. Es aquí donde muchas veces se produce la incertidumbre que tanta confusión genera: ¿Cómo decido qué es más importante? Como un torbellino de ideas aparecen los intereses, las opciones de otros, las aptitudes, el contexto socioeconómico, los años de estudio, la salida laboral y todo mezclado con otros temas.

Sin duda para realizar este proceso, se requiere un orden para que no se superpongan o mezclen aspectos y temas que no se deben relacionar. Tomar decisiones lleva tiempo y un plan diseñado por etapas. Por ejemplo, si estoy pensado en lo que me gusta, debo primero analizar todas las preguntas relacionadas con estos temas hasta agotar todas las posibilidades. Estos temas pueden ser variados y de distinto orden; lo que me guste estudiar, lo que me resulta fácil o difícil, las carreras más conocidas, el mercado laboral, la rentabilidad económica, los lugares de trabajo, las diferentes universidades, su ubicación geográfica y/o su prestigio.

Esperamos que los jóvenes acierten en su decisión.

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