Palabra, arte, amor y muerte*

Por: Dr. Marco Antonio Rodríguez 

La palabra ante el amor retoza, travesea, trepida, se alboroza, aun cuando –muchas veces- se extenúe y desfallezca; ante el arte se torna cómplice, vibra, se torna pasión y vaso comunicante; pero ante la muerte, nunca es meditada, acaece.

Esta imagen extemporánea nubla el silencio que debemos guardar ante la muerte: alardear la palabra como una impudicia, un decoro mancillado, luce imperdonable. Sin embargo, urge habitar esa puerilidad, esa verbosidad liviana, impúdica, para quedar en paz con uno mismo. La palabra ante la muerte irrumpe desde una cavidad inexpresable, pero, desmembrada del tiempo, ajena a la memoria. No obstante, es una palabra que se oculta en la nostalgia para cerrar el vacío o, al menos, para menguarlo. La nostalgia en la palabra de la muerte no es sino un consuelo ante la flaqueza de la memoria, es la derrota de la escritura ante lo inasible de la ausencia total. “Morir es hacerse a un lado,/ ocultarse un momento, estarse quieto,/ pasar el aire de una orilla a nado/ y estar en todas partes en secreto…”. Jaime Sabines. El poeta rodea la muerte, no hurga con su palabra, no puede, no debe. Temor y temblor. Aproximación y ofrenda. O Neruda: “La muerte está en los catres:/ en los colchones lentos, en las frazadas negras/ vive tendida, y de repente sopla:/ sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,/ y hay camas navegando a un puerto/ en donde está esperando, vestida de almirante…”. Bellísima y candorosa visión. Acercamiento no exploración. Honda y sensible voladura de un estado de ánimo, no sondeo en las profundidades. Afán singular de eludir la muerte conquistándola como el amante que ve a la distancia a su amada y no es capaz de caminar hacia ella. O, por fin, Jara Idrovo: “maniatado en el torrente de la duración/ así te quise ver/ viejo y roñoso Efraín/ piedra confundida/ entre el estruendo de la desesperación/… por la dorada lepra del otoño/ … tanto ir y venir de la conciencia al mundo/ y al fin quedarse extraviado/ en el dédalo de las palabras/ ¿hay algo más que leer el hueso del tiempo/ bajo el silencio de las estrellas?” El poeta ronda, solo –él, el tiempo y la muerte (siempre próxima)-. Rodea su conciencia, olisquea sus intersticios, constata su fugacidad: tiempo consumido. No va más allá. Alguien, algo, le conmina a soslayar la esencia.

*Fragmento del discurso “Palabra y Arte” de incorporación del Dr. Marco Antonio Rodríguez como Miembro de Número a la Academia Ecuatoriana de la Lengua, la institución cultural más antigua y con mayor prestigio del país. La ceremonia se cumplió el miércoles 18 de julio de 2012.

Marco Antonio Rodríguez fue miembro correspondiente de la Academia Ecuatoriana de la Lengua desde 1998, y pasó a ocupar el sillón C de Jorge Salvador Lara por una resolución del directorio de la institución, esto en reconocimiento por su aporte a la cultura ecuatoriana e hispanoamericana y sobre todo al idioma.

• Doctor en Jurisprudencia, el escritor Marco Antonio Rodríguez ostenta también un doctorado en Filosofía y Letras y máster en Ciencias Políticas. Ha publicado Cuentos del Rincón, Historia de un intruso, Premio al mejor libro de habla hispana, Feria Internacional del Libro, Leipzig, Alemania, 1977; Un delfín y la luna, Premio Podestá, México, 1986; Jaula, 1992, los tres últimos con varios premios nacionales, traducidos a varios idiomas y considerados por la crítica nuevos clásicos de la literatura ecuatoriana y latinoamericana.

• En ensayo sus obras más representativas son: Palabra e Imagen, cuatro volúmenes sobre artistas plásticos ecuatorianos, Grandes del siglo XX (dos ediciones), Poetas nuestros de cada vida, doce ensayos sobre poetas ecuatorianos; Palabra de pintores Artistas de América (I); Palabra de Pintores Artistas del Ecuador (II); entre otras obras.

• Está terminando su mandato de Presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.

Nota del Director: La Academia Ecuatoriana tiene ciento treinta y ocho años de existencia, desde su fundación en 1874, pues es la segunda academia fundada en América, luego de la Academia Colombiana de la Lengua en 1871.

2012 EcuadorUniversitario.Com

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