Periodistas desempleados

Por: Eduardo F. Naranjo C.

Estudiar la carrera de periodismo en el país y en la actualidad, resulta un vano esfuerzo, pues al momento hay algunos cientos de estos profesionales en la desocupación y además las ubicaciones más importantes y mejor remuneradas, están siempre en manos de abogados u otras profesiones que les encanta la figuración más que el servicio y lógicamente están de acuerdo con la línea de los empresarios de los medios de comunicación, que a su vez se apoyan en los grupos de poder económico, de tal forma que los jóvenes que inocentemente crean que pueden lograr una profesión como ésta deben de estar muy enterados del panorama, ya que las universidades ecuatorianas botan al mercado al menos 200 titulados al año, bajo esta nominación, pues los comunicadores son otra cosa como veremos más adelante.

La sociedad como tal no tiene capacidad de reaccionar frente a los hechos, hasta cuando aparece alguien que mal o bien, con buenas intenciones o propósitos ocultos, decide aventurarse en su conducción y es así como se dan los hechos que llevan al poder a los más extraños personajes que prometen conducir a las masas y salvarlas.

En este escenario, el periodismo es la organización social encargada de mantener informada a la comunidad, trasladando de forma eficiente, fidedigna y contrastada los hechos y opiniones, mediante mensajes precisos, bien estructurados y de fácil comprensión a las audiencias, en algunos casos con un matiz interpretativo o el planteamiento de hipótesis que buscan la verdad, que generalmente tratan de ocultar todos los poderes, sean políticos, económicos o religiosos.

Por esta razón esta profesión de servicio vital requiere gente con vocación, compromiso, entrega y pasión, pero nunca como aquellos que utilizan esta actividad para su propio beneficio y o cumplir ambiciones de todo orden, en el fondo y de verdad es una forma de apostolado por la verdad, la justicia, la igualdad y la libertad.

Son cientos los titulados como “periodistas”, que no tienen trabajo y en el futuro este número será mayor, si no se decide cerrar o cambiar las facultades que fabrican “periodistas”, porque irá en incremento el número de jóvenes que pasarán a la desocupación o ya lo están.

También es cierto que muchos de los y las  personas que escogen esta carrera no es por el servicio a la comunidad, sino por ambiciones de diferente orden, unas por verse como las bellas de la televisión, otros como mecanismo para lograr cumbres políticas mediante truco manía y otros por la simple ambición de poder que les puede brindar un medio, es decir convertirse en influentes y finalmente los que buscan un título fácil para currículo.

Mucho se alarmó en el régimen anterior cuando, como es lógico se trató de racionalizar los cupos de formación universitaria, que tuvieron intención de reducir el desperdicio de recursos en la enseñanza superior, algunos políticos con ayuda de los medios de comunicación armaron el tumulto y muchos buenos cambios quedaron en el aire.

Lo que argumentarán algunos es que, sus facultades preparan comunicadores, que puede estar bien, si la formación es buena, pero esto se aplica bien para maestros, directores de mercadeo (dircom), publicistas, vendedores, diseñadores, predicadores, etc., pero no al “periodista” combatiente que en cualquier medio de difusión (prensa, radio, televisión y red) busca asuntos de interés público para hacerlos aflorar y tratar de corregir los errores de los gobernantes, porque es una profesión que busca la verdad.

El antecedente de todo esto radica en cómo ciertas habilidades son empleadas para hacer “periodismo” y nos topamos con que la mayoría de gente que por su origen, su rostro, su hablado, tienen aceptación en los grandes medios, son generalmente abogados u otros profesionales, como muchos ex seminaristas o sacerdotes, especialmente de la línea jesuita, que tienen disciplina y buena formación y que se dedican al tema por defensa ideológica, pero casi en su totalidad en busca de notoriedad, enfermedad que adolecen los milenios actuales .

Las circunstancias tecnológicas actuales cambiaron totalmente, las cosas y las formas de hacer periodismo, lo que terminará en una pérdida de los horizontes de verdad. El periodismo digital se guía hoy más que nunca por las tendencias de los lectores, las que son evaluadas por el computador de forma inmediata, esto exige del periodismo una mayor calidad y compresión del mensaje, pues la gente está acostumbrada a leer cosas cortas.

Las redes sociales son mecanismos que han reemplazado gran parte de la acción informativa, aunque dentro de ellas hay mucha basura y notas falsas, porque son procesadas por gente de cualquier nivel y tipo, esto tiene ya su impacto sobre la sociedad y de hecho sobre la profesión de “periodista”, por ello si hoy hay cientos de profesionales con este entrenamiento en la desocupación, en el corto plazo serán miles, o posiblemente haya pasado su tiempo útil, de allí la necesidad de cambio de visión para aquellos jóvenes que pretendan seguir esta carrera. El periodista que quiera existir deberá ser honesto, ilustrado, valiente y persistente cuando investigue la verdad sobre los hechos, es un desafío tomar la carrera.