Por: Gustavo Salgado Enríquez – IIA
Con este singular título da comienzo la serie de títulos de “Descubrir la ciencia”, tal y como indican los editores, el objetivo de la colección es “acercar a todos los lectores, a las principales teorías científicas y entender la imagen del mundo que nos ofrece la ciencia”. Loable objetivo en una época en donde las pseudociencias, los ovnis y los horóscopos acaparan los espacios de periódicos y revistas.
En Persiguiendo a Einstein, se muestra como las teorías de la Relatividad (la Especial o Restringida y la General), han modificado radicalmente nuestra concepción de la naturaleza, y que un siglo después de su formulación (1905 la primera y 1916 la segunda), siguen proporcionando nuevos e insospechados descubrimientos.
Utilizando un mínimo de matemáticas, el autor nos muestra la paradoja de los gemelos, la dilatación del tiempo y la contracción del espacio, el papel de la causalidad, la relación entre masa y energía, así como el funcionamiento de los GPS (Global Positioning System), que dependen de las correcciones que nos da la Relatividad Especial y la Relatividad General para ubicarnos sobre la superficie de nuestro planeta.
El subtítulo del libro es “De la intuición a las ondas gravitacionales”, lastimosamente los autores Antonio y Eduardo Acín, no logran demostrar que las teorías de Einstein sean intuitivas, es decir, poder percibirlas de manera clara e inmediata, sin la intervención de la razón, para comprender las ideas expuestas en el libro hay que cavilar un buen rato. Por otro lado, nos deja un resabio al no tratar temas tan cruciales como los agujeros negros, los agujeros de gusano, las teorías de la gravedad cuántica o la cosmología, temas tan actuales y que tienen que ver con la obra de Einstein, algo malo también es que la mención de las ondas gravitacionales ¡es sólo de un párrafo!
Revisando las bases de datos, encontramos que se han escrito 126 tratados sobre la vida y obra de Einstein, el mismo escribió cerca de 12.300 cartas a lo largo de su vida, distribuidas por todo el mundo, tanto a familiares como a amigos y compañeros de trabajo, todas estas misivas son de dominio público y se las puede acceder en los sendos proyectos biográficos que sobre el genio, mantienen la Universidad de Princeton y la Universidad Hebrea de Jerusalem, lugar este último que fue escogido por el propio sabio para que reposen todos sus escritos.
Algunas de esas cartas originales se encuentran en el Ecuador, ya que Einstein mantuvo una relación epistolar con un médico ecuatoriano-alemán, el gentil doctor Angel Rosenblath, quien una vez me indicó dichas misivas (escritas en máquina de escribir y con varias anotaciones a mano), en las cuales de forma muy didáctica, le explicaba cómo operan las leyes de la Relatividad y la Mecánica Cuántica y cómo es el funcionamiento de los átomos.
En el Ecuador, también hemos tenido el privilegio de contar con un Juan David García Bacca, insigne filósofo y del Dr. Alberto Semanate quienes divulgaron las teorías de Einstein por estos lares, hoy en día contamos con excelentes equipos que desde la Universidad San Francisco de Quito, el Instituto de Investigación Avanzada y el Observatorio Astronómico de Quito, continúan la obra del sabio alemán.