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¿Pizarro envenenó a la cúpula del incario?

Por: Dr. Pedro Reino Garcés
Cronista Oficial de Ambato

Se ha dicho en la revista Asia y América, vol 8 #1, 2008. Agustín Segui, en el resumen de su artículo que: “Entre 1984 y 1985, en el archivo de la literata napolitana Clara Miccinelli aparecieron unos manuscritos antiguos, mayoritariamente de principios del siglo XVII. Están centrados en la figura del famoso jesuita chachapoyano Blas Valera. En ellos se afirma básicamente lo siguiente: *a). Los incas tenían una forma de escritura: el quipu real (cápac quipu), el cual empleaba un silabario, e.d. una escritura ni fonética ni ideográfica.- *b). Pizarro derrotó a los incas en Cajamarca gracias al vino envenenado con arsénico que repartió entre la oficialidad de Atahuallpa. *c). El autor de la famosísima obra El Primer Nueva Corónica y Buen Gobierno de 1615 no es el indio Felipe Guamán Poma de Ayala sino el mestizo Valera. Como se ve, cada una de estas afirmaciones revolucionan nuestros conocimientos de la historia del Perú pre y poscolombino. En este trabajo se discute la autenticidad de los manuscritos y la veracidad y las implicaciones de estas afirmaciones siguiendo el libro de los estudiosos italianos Davide y Viviano Domenici en 2003.”

El párrafo y el artículo en forma más amplia, son testimonios de que la “verdad histórica” escrita por los cronistas de indias y por los historiógrafos en general, se tambalean ante los datos de archivos y ante reflexiones y argumentos que van poniendo más cuestionamientos a los mitos de nuestro pasado. Mírese no más que van apareciendo libros y más libros de varios estudiosos sobre un tema colateral como resulta la “Elegía a la Muerte de Atahualpa” (Apu Inka Atawallpaman) surgida en el siglo XVI. Si se piensa con la lógica de la filiación étnica de Atahualpa, el mejor producto afectivo debería haber surgido de un poeta quiteño aborigen; pero las cosas no van por ahí; además porque el lenguaje empleado con la variante dialectal quichua marcada para el área cusqueña que tiene el poema traducido por Arguedas y otros, revelan eso, que resulta de un escritor sureño.

No está muy aclarada la hipótesis de que Pizarro y los míticos “vencedores” del más grande imperio de América del Sur, hiperbolizaron su hazaña con fines de recompensa por parte de la corona española. Hasta se ha cuestionado la “legalidad” de la conquista hecha por Pizarro y los suyos. Esto quiere decir que la parte burocrática que conlleva actas y fundaciones de pueblos, tambalea ante argumentaciones y documentos cruzados que han aparecido en la modernidad.

Pizarro, con toda seguridad, primero se informó por medio de espías y traductores enemigos de los orejones incas, para realizar su ataque. No es que llegó y tan solo respaldado en el poder de sus armas y del criterio de subestimación a los naturales, como nos cuenta la historia, se apoderó con menos de cien soldados, de un monarca que tenía en línea a miles de soldados a su frente. En esta revuelta se cree que se insubordinaron los jefes de las milicias nativas, porque las panacas de jerarcas subordinadas a Quito, estaban resentidas y por ello se pusieron del lado de los barbudos que astutamente les habrían ofrecido privilegios si les ayudaban a derrotar a un inca que había luchado contra uno de sus hermanos herederos (Huáscar).
Los incas por su parte, tenían pleno conocimiento de que ya los españoles se enfilaban en su contra. Se sabe que un ejército de cañaris y norteños se pusieron de lado de los conquistadores que habrían planificado estratégicamente entrar sin resistencia hasta hacer un “brindis” a la cúpula de mandones. “Pizarro derrotó a los incas en Cajamarca gracias al vino envenenado con arsénico que repartió entre la oficialidad de Atahuallpa” es un dato no muy conocido en nuestro medio, y ha sido escrito por mestizos ligados a las órdenes religiosas de los jesuitas, como el caso de Valera, que recogieron versiones próximas en el tiempo al que se dieron los hechos. Sin jerarquía militar, el desconcierto y el oportunismo de los insubordinados lograron su objetivo. No olvidemos que luego de instalado el gobierno de Pizarro, se puso a los títeres dinásticos incas para que ayudaran a controlar a los vencidos.

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