Por: Dr. Luis Rivadeneira Játiva
Las universidades y escuelas politécnicas constituyen un espacio para las actuaciones enmarcadas en la ética y la transparencia, para alejar de los centros de educación superior la corrupción, que bien puede pasar a ser un tema de clase, para que los estudiantes tengan conciencia de actuar con honestidad en la universidad y sociedad.
Si en el Estado hay crisis económica por la baja del precio del petróleo que financia gran parte el presupuesto nacional, se entiende que, lo positivo es implantar tanto en la sociedad como en las universidades una política de austeridad. Hay que gastar únicamente lo necesario, lo que permite el desarrollo de la institución de educación superior, sin entrar en gastos improductivos.
Estamos en la época de las “vacas flacas”, en donde es necesario priorizar los gastos, para solamente invertir tomando en cuenta prioridades. Hay que hacer un cuadro de prioridades, evitando gastos inútiles o supérfluos. Si las universidades son centros de investigación, es necesario, priorizar a la investigación, a más de utilizar las horas de investigación y gestión de los docentes para que hagan tareas de servicio a las comunidades, con la ayuda de sus estudiantes.
También, hay que sincerarse, diciendo la verdad y sin ocultar nada. En las universidades no puede haber cosas secretas. Es necesario que la comunidad educativa de las instituciones de educación superior sepan su realidad, aunque sea difícil la situación, porque todos debemos poner un granito de arena para lograr salir de una etapa dura para la economía del país y de sus universidades.
En el marco de esta nueva visión de las universidades, el nuevo rector de la Universidad Tecnológica Equinoccial, Dr. Ricardo Hidalgo Ottolenghi, ha implantado la política de austeridad y de transparencia, lo cual refleja la idea de forjar una universidad que salga adelante en un período económico difícil para el Ecuador.
Las universidades deben generar rentas propias a través de los proyectos de investigación, así como también, generar proyectos que se autofinancien, dentro de esta política de austeridad, para lo cual se requiere una dosis de innovación y emprendimiento por parte de las autoridades académicas de las universidades y politécnicas del país.