Proteger la educación

Por: Dr. Milton Luna
Exministro de Educación

Xavier está devastado. Le preocupa inmensamente si podrá continuar sus estudios. Sus padres, como muchos miles, tienen serios problemas de ingresos, y seguramente no podrán financiar su educación.

A Isabel también le invade el desaliento, está a la mitad de la carrera de medicina. Es buena estudiante. Se graduó de un colegio público. Tuvo alto puntaje en Ser Bachiller. Al no haber cupo en la universidad pública, obtuvo una beca del Estado para estudiar en una privada, pero teme, que con el recorte presupuestario a las universidades, se extinga la beca y no pueda seguir estudiando. En su caso están alrededor de 42.000 estudiantes.

La reducción del presupuesto no solo afecta a los estudiantes. Saldrán profesores al desempleo. Los que quedan tendrán una sobre carga laboral, aumento de horas y número de alumnos. Se viene la masificación, precarización del trabajo docente, deterioro de la calidad educativa y de la investigación.

Ochocientas parvularias dejan de acompañar pedagógicamente a los niños de 3 a 5 años. Se elimina el bachillerato internacional y se afecta a programas de alfabetización y post alfabetización. Así, el conjunto del sistema educativo es golpeado por las medidas económicas. Desde los niños más pequeños, hasta los jóvenes universitarios.

Muchos de ellos, al perder sus estudios, no solo perderán un año de estudios, perderán la posibilidad de dar un sentido distinto a su vida. Dejarán de estudiar para siempre, con lo que se frustrarán sus oportunidades de prosperar.

¿Quién no sabe que una persona con estudios, tiene una mejor remuneración? Pero no solo pierde la persona, pierde la familia y el país, ya que se esfuma capital humano, necesario para apuntalar cualquier proceso de desarrollo.

Retrocederemos décadas, condenando al Ecuador al subdesarrollo. ¿Qué pasará con los profesores-investigadores, al no tener espacio, tiempo y remuneración decente en las universidades? Se irán del país, a otros lares donde les recibirán con los brazos abiertos. Años de inversión al tacho de basura. Nuestros mejores cerebros fuera del país, ya que no se entiende que la educación es un bien público y estratégico crucial que hay que protegerlo y potenciarlo. Así, aprendió la humanidad luego guerras y desastres.

Y es que tampoco se comprende que la educación es un derecho humano fundamental que promueve otros derechos. Por ejemplo: la educación propicia la salud. Un pueblo educado se enferma menos.

Sabemos de la quiebra del Estado. Pero su financiamiento lo puede encontrar en otro lado con imaginación. Si lo saca de educación, activa una bomba, ya que la gente no quiere perder su futuro.

Así como se protege el empleo, hay que proteger la educación. No recortar su presupuesto. Y con los recursos internacionales frescos para la emergencia, crear un fondo para becas y crédito blando, y así impedir el desangre del sistema educativo.

Miércoles 13 de mayo 2020