Rafael Correa

Por. Fausto Zambrano Zúñiga

Para bien o para mal, Rafael Correa cambió la cara del país. Es el Presidente que más tiempo está en el poder y, como van las cosas, podría quedarse indefinidamente.

Autoritario líder, igual o más prepotente que León Febres Cordero, hace y deshace leyes y códigos. Tiene todo a su favor: inteligencia, carisma, presencia. La Asamblea y el poder Judicial le hacen la venia, así como la mayoría de prefecturas y alcaldías del país.

Las carreteras son su carta de presentación, al igual que los cambios en turismo, hidroeléctricas, petróleo, educación, salud, afiliación masiva, etc. Tiene un ego más grande que el de los argentinos, con excepción del Papa Francisco y de Lionel Messi. Sus sabatinas son eternas, cansinas y cargosas.

Tiene ojeriza contra la “prensa corrupta” (Carlos Vera y Jorge Ortiz son sus trofeos y va en pos de Oquendo y Rosero) y predilección por la oficial representada por Carlos Ochoa, Orlando Pérez, Rodolfo Muñoz y el mismo Roberto Bonafont. Los medios incautados son sus aliados.

Es proactivo. Trabaja 18 horas al día. Le apasionan Emelec, el hornado, las cámaras y los micrófonos. Se bate con todos y le encanta estar en todas. Cobra los tiros de esquina y cabecea también. Canta feísimo, baila más o menos y se viste con camisas bordadas. Detesta a los pelucones, pero vive como uno de ellos.

Quiere ganar el récord Guiness en acumular distinciones Honoris causa y en tiempo en el poder (para no quedarse atrás del eterno Alfonso Espinosa de los Monteros).

Le fascina viajar por tierra, mar y aire, dentro y fuera del país. Es gran diente y en oratoria no se queda atrás. Maneja con acierto la comunicación y las redes sociales. El Ecuador, en síntesis, se divide en dos períodos: antes y después del inefable Rafael Correa.

Fausto Zambrano Zúñiga.
C.C- 170423417-6
NDD: Este artículo nos llegó como Carta de los Lectores. Fausto es un colega periodista y una persona muy conocida.

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