Por: Dr. Luis Rivadeneira Játiva
El doctor Ricardo Hidalgo Ottolengui, flamante rector de la Universidad Tecnológica Equinoccial -UTE-, de brillante trayectoria, es ejemplo y modelo a seguir para quienes deseen poner un norte en sus vidas, con austeridad y exigencia, para convertirse un buen día en protagonistas de los cambios trascendentales que requiere nuestra sociedad.
Decano-fundador de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE) y Profesor Visitante de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nuevo México. Doctor en Medicina (PhD) y especialista en Cardiología. Docente-investigador.
Fundó y coordina el Centro Colaborador Cochrane de Ecuador. Es miembro del Consejo Editorial de la Revista de la Federación Argentina de Cardiología y de Sociedades Científicas internacionales. Autor de varios libros y de publicaciones científicas. Su pasión y área de trabajo es la implementación de estrategias innovadoras en Educación Médica en América Latina. Colaboró como asesor en el Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior –CEAACES-, como especialista en el área de Medicina.
Afirma que “La universidad, es por definición humanista, ya que el ser humano debe considerarse el fin último de las cosas y no un mero instrumento para alcanzar ciertos fines. El respeto por los derechos humanos de los “nadie” como los llama Galeano, debe considerarse como una expresión del humanismo, que es parte integral del hacer universitario, patrimonio de la inteligencia y del progreso en su expresión más plena”.
Manifiesta que “decir que la investigación debe ser una política de Estado y que la Universidad ecuatoriana tiene un claro problema de productividad científica, no es una novedad. En los últimos 26 años se publicaron 2.294 artículos (88 por año), según un trabajo de la Universidad de Hawái. Entre 2007-2014 fueron 3.358 las publicaciones indexadas (420 por año). Durante este mismo período se han invertido 9.445 millones de dólares en educación superior (2,2% del PIB), convirtiéndonos en el país de Latinoamérica que más invierte en educación. En esta misma línea, con el programa ‘Prometeo’ se han contratado más de 800 investigadores, que han generado más de 400 proyectos de investigación y alrededor de 600 programas de posgrado en distintas áreas. Estas y otras acciones persiguen crear un entorno académico e intelectual propicio para la investigación”.
También nos dice que “es una paradoja que los empresarios, que son capaces de recolectar millones de dólares en las “teletones”, sean incapaces de financiar la investigación”.
Considera que “la deseable transformación estructural hacia un modelo basado en la generación de conocimiento requiere un esfuerzo prioritario y sostenido desde lo público, de recursos económicos y humanos, de una mejora de la gobernanza institucional, así como de un sector privado que apueste de verdad por la investigación y la innovación”.
Su respetabilidad está dada por haber asumido el rectorado de la UTE en una etapa difícil, junto a los problemas económicos de nuestro país por la baja del precio del petróleo, lo cual le obligó a implantar una política de austeridad, a la vez que entrar en un proceso de reorganización de la misma, con el fin de poder salir adelante y construir una nueva universidad para el siglo XXI.