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Ser leal por tres horas

Por: Dr. Pedro Reino Garcés

Historiador / Cronista Oficial de Ambato

Debe estar en los genes de nuestros políticos, sobre todo de los mismos supuestos aristócratas que nos gobiernan, el descalabro de la lealtad. El padre del Inca Garcilaso de la Vega, llamado Sebastián Garcilaso de la Vega y Vargas ha pasado a la historia “por sus dudosas y cambiantes lealtades. Fue apodado de Leal por Tres Horas”. Leyendo el libro de José María González Ochoa, titulado  Protagonistas desconocidos de la conquista de América, (Nowtilus, Madrid, 2015, p. 228-229), se advierte la siguiente reflexión sobre este soldado que dio al Perú y a Hispanoamérica a su hijo historiador autor de los Comentarios Reales.

Se dice de Sebastián Garcilaso: “Hombre de lealtades veleta, se posicionó siempre con el bando ganador según dictaban los acontecimientos. Estuvo con la familia Pizarro durante su guerra con los Almagro. Después marchó a Charcas con Gonzalo Pizarro  para la dominación definitiva del Altoperú y fue el artífice de la victoria contra los reductos incas en Pocona. Abandonó a Pizarro y se convirtió en capitán de las tropas realistas durante la batalla de Chupas (1542), donde fue herido. Pero meses después volvió a cambiar de bando, apoyó a los encomenderos sublevados y se puso al lado de Gonzalo Pizarro, aunque no le siguió a Lima en su marcha contra el Virrey Blasco Núñez de Vela. Tomó parte en la batalla de Huarina, donde salvó la vida de Gonzalo, cediéndole un caballo. Pero antes del enfrentamiento definitivo en Xaquixaguana (1548), viendo que la posición militar de su bando era muy débil, abandonó a Pizarro cobardemente y se unió a los batallones del Oidor Pedro de la Gasca. Su deserción fue premiada con una encomienda en Apurimac, aunque por sus dudosas y cambiantes lealtades fue apodado de Leal por Tres Horas. Nombrado corregidor de Cuzco entre 1554 y 1556, murió en 1559”. Digamos anticipadamente que esta conducta incidió duramente cuando su hijo, el Inca Garcilaso, hizo reclamaciones en la Corte en España, puesto que lo enrostraron.

Valga este ejemplo para argumentar que no es el único caso de deslealtades desde esa época. En las subsiguientes, hasta en los armisticios de la época independentista, tenemos ejemplos nutridos que bien valen para realizar un compendio de estas conductas sin ética, y ofertar como manual a nuestros políticos contemporáneos,  para que se sientan más seguros, y no sufran por el rubor que puede aparecer en la  palidez de su atrofiada dignidad.

Similar comportamiento he encontrado en don Sebastián de Benalcázar, el de las fidelidades mutables, sobre quien vengo rastreando una investigación sobre su conducta, para poder ofrecer datos sobre ese orgullo raro que tienen ciertos ciudadanos que se vanaglorian con prosapias y con los íconos de nuestra conquista, de los que nos duela o no, son nuestros propios ancestros para el mestizaje.

Creo que algo hemos mejorado, cuando en  días insólitos de Noviembre de 2017, en la parroquia Río Negro, del cantón Baños de Agua Santa, en Tungurahua, llegaron ciertos asambleístas, juntamente con funcionarios del Ministerio del Ambiente, y entre cosas de hablar sobre la ley llamada 0-10, entregaron sendos diplomas a tres parroquianos con la designación de “Asambleísta por un día”, en medio de aplausos y admiración de los habitantes salidos del lodo de la montaña al pueblo, que tiene la única calle que es a la vez la carretera Baños-Puyo. ¿Estaban pidiendo lealtad por 24 horas? ¿Es una burla a la ingenuidad? ¿Ya les entregarían el sueldo que ellos perciben por un día? ¿Solicitarían que realicen alguna ley en beneficio del sector? Creo que deben regresar a ofertar a que sean asambleístas por una semana por lo menos, para que se alargue un tanto la lealtad provisional, puesto que muchas cosas pasan en Macondo.

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