Por: Fernando Naranjo-Villacís
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Me llamó la atención el hobby de un artista alemán residente en Colonia. Se trata de Joachim Römer, quien desde 1998 colecciona botellas con mensajes que él mismo ha encontrado en las orillas del Rin. Sus hallazgos se pueden apreciar en una exposición en la ciudad de Duisburgo. Uno de los tantos textos escritos por uno de los botelleros dice: “Libertad y valor para ser yo mismo.”
Me propuse escribir este comentario, considerando el enorme desafío que representa dominar el Yo, el Ego, que atrapa, que encarcela, que no permite ser auténtico. Para tener el valor de ser uno mismo, hay que mantenerse firme, tener el coraje suficiente para avanzar en su autodisciplina y liberarse de los impulsos nocivos. Aprender a crearnos una atmósfera de serenidad, actuar con calma, de esta manera nuestras actividades se desarrollarán con lucidez y reflexión, lo que resulta de gran ayuda, pues en momentos difíciles, las personas ideales para resolver situaciones de conflicto, son aquellas que cultivan el espíritu de la paciencia. Recordemos que la paciencia, es la ciencia de la paz. “La respuesta suave calma el enojo”.
Muchas veces, pretendemos vivir la vida de otras personas, nos gustaría poseer el bienestar, el éxito ajeno y nos alejamos de nuestra realidad. Por eso, el botellero, anota: “valor para ser yo mismo”. En alguna de mis charlas recomendaba hacer un ejercicio muy simple para evitar caer en esta trampa que degrada al ser humano y le hace perder su autoestima. En un momento de tranquilidad, en su casa, mejor si está solo, relájese, quédese lo más tranquilo que pueda, párese frente a un espejo grande; mire fijamente sus ojos y con entereza pronuncie las palabras mágicas: .¡…A partir de este momento, me acepto tal como soy..! Tal aceptación irá acompañada del más alto valor humano que está en dignificar su condición de persona responsable y de calidad moral.
Sería muy interesante que los padres de familia y los profesores, especialmente de primaria, hablen de esto con los niños, porque es la siembra maravillosa para la conquista del futuro. Los niños de hoy, no son los mismos de una década atrás o del año anterior. La tecnología avanza con total rapidez y los infantes del 2016 tienen condiciones especiales para el aprendizaje, ayer con el cuaderno hoy con la tablet, conectados a un mundo de posibilidades fantásticas. Ellos al igual que aquel botellero, también pedirán “Libertad y valor para ser yo mismo.. ya mismo”