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Siete ejes de transformación de la educación superior

El informe del CONEA concluye planteando algunas recomendaciones para mejorar la calidad de las universidades y escuelas politécnicas, como lo ordena el Mandato 14, precisamente a partir de las falencias generales a todas las IES identificadas a lo largo del proceso de evaluación. A modo de síntesis se distinguen a continuación siete ejes de transformación de la educación superior que redundarán en un mejoramiento sustantivo de su calidad, según el CONEA.

 1.-Armonización de conceptos y prácticas en torno a la educación superior

Para construir un real y no solo mantener el formal sistema universitario, se precisa de la armonización de conceptos y prácticas en torno a la educación superior. Universidades públicas y particulares deben asumir el concepto de educación como derecho y bien público, de estudiante como ciudadano/a o sujeto de deberes y derechos, y de universidad como institución transmisora y productora de conocimientos. De estos conceptos deben derivarse las políticas públicas orientadas a integrar el actual conjunto universitario, fragmentado por distintas brechas, en torno a los principios constitucionales de la educación superior y los criterios de calidad que deben orientar el trabajo académico, manteniendo, ciertamente, la diversidad de misiones, visiones, objetivos y propósitos que cada universidad se haya trazado.

 2.-Recuperación de la memoria e identidad histórica universitaria

Es indispensable que la universidad ecuatoriana, pública y particular (cofinanciada y autofinanciada) reconozca su trayectoria histórica, sus tradiciones, sus logros y su contribución al desarrollo democrático del país, reconocimiento que forma parte de la construcción de la identidad institucional, al mismo tiempo que de la identidad nacional. Las y los estudiantes de las universidades particulares tienen derecho a conocer esto que no es solo patrimonio de las y los estudiantes de las universidades públicas. Este proceso contribuirá a la integración del conjunto universitario, hoy fragmentado, y consolidará a la universidad como espacio de construcción ciudadana, democrática y nacional de las y los jóvenes ecuatorianos.

3.-Ampliación de la democracia universitaria

Se ha podido observar a través del informe técnico que la democracia universitaria en el Ecuador está puesta en entredicho. Las limitaciones que operan en el cogobierno de los docentes y los estudiantes en términos de prohibiciones expresas y prácticas soterradas y menos formalizadas resultan muy graves. En especial en las universidades particulares. La selección impositiva de los representantes estudiantiles y docentes por parte de las autoridades (fundadores, promotores, rectores, etc.) parece ser una constante en ellas.

También el desarrollo de múltiples impedimentos para la creación de asociaciones. En el caso de algunas universidades públicas, la operatoria de una lógica política más cercana a la lucha entre partidos políticos y agrupaciones sindicales, también ha impedido que el pluralismo, la alternancia y la verdadera democracia se instalen definitivamente en la universidad.

La democracia universitaria es un mecanismo que garantiza la verdadera pertinencia social de la universidad con su medio. Es condición necesaria para alcanzar una vinculación virtuosa con la comunidad local, regional y nacional y, fundamentalmente, es uno de los mejores antídotos contra el aislamiento y la clausura de ideas. Es también, bajo sus mejores formas, un mecanismo de desarrollo de la cultura de investigación. Permite que los que saben, los que realmente entienden y se ocupan de la academia, establezcan las mejores políticas y acciones para seguir avanzando y enriqueciendo el proceso de desarrollo científico.

Hay mucho que hacer en este campo. Inicialmente, avanzar en el cumplimiento de regulaciones claras respecto a la participación y la voz que deben tener los estamentos universitarios en los máximos órganos de gobierno de cada casa de estudio. También, y esto quizás es más complejo, hay que trabajar en la ampliación y enriquecimiento de una cultura democrática que pueda compatibilizar con el principio meritocrático que debe caracterizar a estas instituciones y que debe impregnar todas sus dinámicas internas. Las universidades son, en buena medida, un modelo en miniatura de la sociedad, quizás un modelo ideal. Por ello las exigencias para con ellas son tan fundamentales.

4.-Desarrollo de un sistema integral de carrera del/a docente e investigador/a

Como se ha evidenciado en la evaluación, existen graves problemas ligados a la docencia universitaria. Esto involucra la formación académica e investigativa de las y los profesores; la pertinencia de dicha formación con la cátedra universitaria y la actividad investigativa; la dedicación, tanto en términos de horas semanales destinadas a estar frente a una clase, como en actividades académicas no docentes (dirección de tesis, tutorías, desarrollo de materiales de cátedra, participación en proyectos de investigación y programas de vinculación con la colectividad, etc.); las regulaciones respecto a la estabilidad, los derechos y deberes de los docentes y su evaluación permanente por parte de las autoridades y los estudiantes; los esquemas categoriales y remunerativos que fomenten y promuevan el desarrollo pleno de la carrera académica; y la política de promoción y ascensos. Como se ha visto, estos elementos presentan en las universidades y escuelas politécnicas del país una diversidad de concepciones y formas de aplicación. El docente es entendido y, por tanto, valorado desde múltiples y contradictorios “puntos de vista” que terminan rompiendo la idea de la docencia universitaria como comunidad científica, profesional y artística con autoridad, reconocimiento, legitimidad y debida protección en su medio.

Por ello, resulta urgente empezar a trabajar en el desarrollo de un sistema único de carrera del/a docente e investigador/a que pueda integrar estos elementos y otros relevantes para el desarrollo de la trayectoria académica de las y los profesores y que, al mismo tiempo, funcione como verdadero motor y estímulo del avance científico. Un sistema que pueda establecer reglas mínimas y comunes, a las que luego podrán sumarse las particularidades de cada casa de estudio.

Nadie puede dudar que las y los profesores son un componente ineludible del cambio progresista de la universidad ecuatoriana. Sin ellos nada es posible. Por eso, una de las prioridades debe ser trabajar en este sistema, no solo para resolver el flagrante problema de la precarización laboral aquí diagnosticado, sino, fundamentalmente, para iniciar el proceso de “revalorización” de la figura del/a docente e investigador/a universitario como actor de cambio social.

5.-Garantía de la igualdad de oportunidades

Es fundamental que la universidad ecuatoriana asuma, en su integralidad, el expediente de la igualdad de oportunidades para todos los sectores sociales tradicionalmente discriminados por su condición de género, étnica, de clase y de orientación sexual, en todos sus ámbitos institucionales. Es decir, debe garantizar el acceso a las aulas y a la docencia, así como al ejercicio del poder y la autoridad a todos estos sectores sociales. A este respecto, caben algunas puntualizaciones.

Como primera medida, se requiere trabajar en un sistema unificado de ingreso y nivelación universitario. Un sistema que pueda compatibilizar equidad y calidad. Es imprescindible armonizar los conceptos y prácticas de las universidades públicas y particulares (cofinanciadas y autofinanciadas) en torno a estos temas para garantizar un acceso real y no solo formal al sistema universitario. Asimismo, se torna obligatorio mejorar la eficiencia terminal del sistema universitario, específicamente sus tasas de deserción y graduación y sus tiempos de titulación, mejora que implicará elevar la calidad de la educación superior a lo largo del ciclo formativo, y, por cierto, asegurar un tránsito educativo adecuado y un egreso sin discriminación de ningún tipo. Por ejemplo, a través de becas, ayudas económicas, créditos educativos, etc.

Por otro lado, a lo largo de este informe se ha demostrado que la educación superior del Ecuador exhibe graves problemas de exclusión de género, registrando uno de los más bajos niveles de participación docente universitaria femenina a nivel regional y mundial, ni hablar de su participación absolutamente marginal en los cargos de poder y autoridad en las universidades. Y esto, pese a que, en la actualidad, ellas ocupan mayoritariamente estas instituciones como estudiantes universitarias. Las mujeres universitarias están dando una gran batalla y hay que apoyarlas. Las políticas de acción afirmativa son un mecanismo pero hay que pensar también en otras opciones que permitan construir una igualdad real sin generar nuevas desigualdades.

6.- Promoción de la investigación científica y aseguramiento de su pertinencia social.

Finalmente, la gran deuda de la universidad ecuatoriana es la investigación. Se requiere trabajar en esto de manera integral. Por un lado, mediante incentivos claros a los docentes para que desarrollen proyectos de investigación y apoyen a sus estudiantes en el aprendizaje del hábito y la práctica investigativa. Como dice Pierre Bourdieu, se requieren verdaderos maestros que puedan transmitir el difícil oficio del investigador, lo cual solo se consigue mediante otra práctica, la del tutor, el guía, el acompañante… y no por medio de manuales o “recetas” de metodología. Se necesita volver a vincular docencia con la investigación y, al mismo tiempo, potenciar a aquellos/as que se dedican exclusivamente a la segunda.

También hay que trabajar en el desarrollo de un sistema de investigación nacional que establezca prioridades investigativas nacionales y, concomitantemente, de margen a aquellas que surjan de cada casa de estudio, garantice fondos para el desarrollo de los proyectos, promueva la producción investigativa de las y los docentes y asegure la más transparente y pública divulgación de sus resultados.

Asimismo, la investigación que se desarrolla en las universidades y escuelas politécnicas debe preservar tanto la libertad investigativa de sus científicos/as como asegurar su pertinencia social. Se trata de realizar proyectos que resulten significativos también para la comunidad extra universitaria. Pero esa vinculación no puede ser exclusivamente la del mercado, la que solo busca el descubrimiento de resultados “valiosos” por las ganancias económicas que genera.

No podría negarse la importancia de la vinculación entre universidad y empresa, entre la universidad y el desarrollo productivo, pero hay que poner igual o más atención a los otros avances que el desarrollo del país necesita, justamente para la consecución del buen vivir de todos los ecuatorianos y ecuatorianas.

7.-Hacia la integralidad del sistema educativo

Es prioritaria la articulación de las políticas públicas generales y sectoriales con las políticas educativas secundarias y terciarias, de manera de definir paradigmas educativos y organizaciones que orienten la formación profesional en todas las áreas del conocimiento y contribuyan a la armonización de sus conceptos y prácticas, a la redefinición de los perfiles de ingreso y egreso a la universidad, al establecimiento de criterios básicos en torno a los soportes académicos (bibliográficos, laboratoriales, tecnológicos) que las y los estudiantes deben tener a lo largo del ciclo formativo, especialmente en aquellas carreras de prioritario interés social y de alto impacto público.

El informe del CONEA con la rúbrica del Dr. Arturo Villavicencio, presidente el Consejo de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior del Ecuador, fue presentado el 31 de octubre del 2009.

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