Por: Dr. Pedro Reino Garcés
Historiador, Cronista Oficial de Ambato
“El orden y la paz marchan inalterables en esta Provincia, no sostenidos por la fuerza de las bayonetas, sino por el empeño que han tenido los empleados en hacer imperar la Constitución y leyes, y en la seguridad que han tenido los ciudadanos de que se respetaban y acataban todos los derechos y garantías. Desgraciadamente el 15 de noviembre del año próximo pasado (1884) se denunció de que ese día se trataba de turbar el orden público por los Veintimillistas asociados con algunos jóvenes incautos que se imaginaban ser fácil y muy hacedero derrocar al actual gobierno; sin parar mientes en que este se apoya en la popularidad de que goza mediante su verdadero republicanismo y los grandes bienes que el pueblo ambateño ha recibido del Sr. Caamaño…”
“…Entonces, sí, haciendo uso de las facultades que me concede la Ley de Régimen Administrativo Interior, dispuse el arresto de los expresados jóvenes y de otros más; contra quien había sospechas fundadas; llamé al servicio activo a 25 hombres de la Guardia Nacional y dicté otras providencias precautorias que diera por resultado matar en su germen la revolución fraguada en esta Provincia…fuera de este hecho que concluyó en la vecina provincia de León, con la captura de todos ellos, puedo asegurar a Usted, Honorable, que he procurado conservar la paz en la Provincia, respetar y hacer que todos los empleados públicos respeten los derechos y garantías de mis conciudadanos… ”
“Ahora tócame informar a Usted del uso que he hecho de tales facultades. Este se ha limitado…a ordenar el arresto de 7 individuos contra quienes había graves sospechas, los cuales fueron puestos a órdenes del Juez competente. Notando que al principio del sumario no había indicios graves contra algunos de los arrestados, dispuse fueran puestos en libertad, previa fianza personal, para que sean presentados, caso de que en el transcurso del juicio apareciere alguna culpabilidad contra ellos. De los que quedaron arrestados, el señor César Montalvo fue llamado a Quito por el Supremo Gobierno, y los señores Doctor Juan Benigno Vela, Doctor Juan Ruiz y José Rumazo, debían ir confinados a Cuenca, de orden superior. En este estado el último fugó de la prisión; al segundo se le revocó la orden cambiándola con la de dar una fianza hipotecaria de dos mil pesos, como en efecto otorgó la respectiva escritura, obteniendo el doctor Ruiz inmediatamente su libertad; y el primero, habiendo solicitado pasaporte para salir al Perú, se le confirió por esta Gobernación, mandándole solamente con un oficial…”
Estas son las disposiciones vertidas en una publicación que contiene el Informe del Gobernador de Tungurahua Adriano Cobo, situado en la oposición a los liberales inconformes, y remitida al Jefe de Estado un 13 de abril de 1885. Se sabe que Caamaño tiene a su haber fusilamientos necesarios para mantener la “tranquilidad” que quieren los pueblos. La paz que da el miedo es la antesala de la tumba. A más de cien años, y de revivir las figuras históricas de las que nos enorgullecemos en los recuerdos conmemorativos, de un orgullo por uno de los Tres Juanes que aquí aparece, ¿qué “líderes” de Tungurahua son los que ahora se esconden o se camuflan tras los descontentados por las leyes que atacan la reducción de brechas sociales? Se pone hasta en los periódicos y se habla a cada rato en una radio, del pensamiento montalvino. Pobre Montalvo, hasta su propia Casa convertida en “Adoratorio Garciano”, decía el Dr. Reinaldo Miño. Pobre Montalvo apropiado como eslogan en boca de iletrados adversarios.