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Ternura maternal

Por: Fernando Naranjo-Villacís / fnaranjo@gye.satnet.net

No hagamos de este día, uno solo para cumplir con la celebración social señalada en el calendario, veamos también otras realidades que nos toca afrontar. Hay madres que sufren intensamente por la actitud equivocada de sus hijos, felizmente pienso que la mayoría están pendientes de sus atenciones y cuidados. Conozco el caso de muchos hijos que hacen grata la vida a sus madres, con el diálogo ameno, con la cariñosa actitud propia de las personas agradecidas que saben valorar los esfuerzos de la buena crianza.

En este día especial, felicitamos a quienes tienen el privilegio de celebrarlas en vida. Ahora mismo, estamos pasando por momentos muy dramáticos a nivel global; en todos los países, en casi todos los hogares, existen situaciones realmente preocupantes, ya sea de salud con enfermedades catastróficas o con angustias económicas. Hay mujeres que son padre y madre para el adecuado crecimiento de sus vástagos, las vemos trabajar, con sus agotadoras labores, son mujeres con capacidades y fortalezas extraordinarias.

Si fuese de escribir todos los días unos párrafos dedicados a la madre, siempre habrá algo nuevo que anotar; jamás concluirán los emotivos recuerdos. Vigentes están las expresiones de gratitud, de amor, de ejemplos de vida. En mi caso, como el de muchos lectores, que no la tenemos físicamente, pero sí en la evocación espiritual de su inmensa presencia que vive y vibra intensamente en nuestras íntimas emociones.

Por lo expuesto, no solo pensemos en la madre que está bien tratada, bien cuidada y considerada con mucho amor. Ojalá podamos lograr la extensión de estos afectos, aunque sea con una, con una sola madre que padece, que sufre, tratemos de llegar a ella con nuestra expresión de aliento y solidaridad, con un pequeño detalle que nos permita hacer una ampliación de ese amor que prodigamos a la nuestra. Será un acto bendecido, maravilloso. Hay madres que en este día no tendrán los recursos mínimos, ni siquiera para prepararse un humilde potaje. Esto que sugiero, yo lo hice y me llenó el alma; a cambio, recibí un angelical: “Dios lo bendiga.”

Hay quienes la celebrarán en algún elegante restaurante, los imagino sentados alrededor de la mesa, en el centro la querida madre y los concurrentes, con sus “celulares” tomando fotos a los platos, o la infaltable selfie.. y la madre posiblemente “sola, solita” en medio de toda la familia. Les prometo que quisiera estar equivocado con esta apreciación y ojalá sea todo lo contrario, la madre: feliz, agasajada sin “celulares”, con intensos abrazos, muchos besos y expresiones del más genuino amor.

El corazón de una madre es lo más puro, lo más noble, lo más cálido, lo más cercano a Dios. Que todas ellas, sean muy felices SIEMPRE..!!

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