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Mensaje por el Día Internacional de la Educación

Por: Audrey Azoulay,

Directora General de la UNESCO

Hoy se celebra el primer Día Internacional de la Educación, proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el pasado mes de diciembre. Con esta importante decisión se reconoce el papel fundamental que desempeña la educación en “Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”.

Sin una educación inclusiva y equitativa de calidad y oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida para todos, los países no lograrán romper el ciclo de pobreza que deja a la zaga a millones de niños, jóvenes y adultos. No conseguiremos mitigar el cambio climático, adaptarnos a la revolución tecnológica ni, mucho menos, alcanzar la igualdad de género sin un compromiso político ambicioso con la educación universal.

Este día es la ocasión de reafirmar los principios fundamentales. En primer lugar, la educación es un derecho humano, un bien público y una responsabilidad pública. En segundo lugar, la educación es la fuerza más poderosa de que disponemos para garantizar mejoras significativas en la salud, estimular el crecimiento económico y aprovechar el potencial y la innovación que precisamos para construir sociedades más resilientes y sostenibles. Por último, necesitamos urgentemente un llamamiento a la acción colectiva en favor de la educación en el plano mundial.

Las cifras dan una idea de los desafíos: 262 millones de niños y jóvenes no asisten a la escuela, 617 millones de niños y adolescentes no saben leer y carecen de los conocimientos básicos de matemáticas y menos del 40% de las niñas del África Subsahariana finalizan el primer nivel de educación secundaria, mientras que unos 4 millones de niños y jóvenes refugiados no están escolarizados y su vida se ve desestabilizada por el conflicto y la pérdida.

Puesto que el mundo no va por buen camino para lograr el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4, es necesario un aumento de la cooperación mundial y de la acción colectiva. Nuestro reto consiste en lograr que la educación funcione para todos, mediante la promoción de la inclusión y la equidad en todos los niveles, a fin de no dejar a nadie atrás.

Para ello hay que prestar una atención especial a las niñas, los migrantes, los desplazados y los refugiados, apoyar a los docentes y hacer que en la educación y la capacitación se tenga más en cuenta la perspectiva de género. Se necesita urgentemente aumentar los recursos nacionales y la ayuda internacional, ya que el costo de no invertir creará brechas, desigualdades y exclusión en las sociedades.

En respuesta a la invitación para que facilite la celebración del Día Internacional de la Educación, la UNESCO insta a los gobiernos y a todos los asociados a que hagan de la educación una prioridad destacada.

Todos tenemos mucho en juego en la educación, actuemos juntos para hacer realidad su promesa.

Enero 24 de 2019

 

Mensaje por el Día Internacional del Acceso Universal a la Información

Por: Audrey Azoulay

Directora General de la UNESCO

La revolución tecnológica transforma profundamente la manera en que nos informamos. En unos pocos años, las fuentes de información se han multiplicado, adoptando numerosos formatos, y se han mundializado. Hoy en día, cualquier persona puede obtener de inmediato una gran cantidad de información sobre los temas más diversos.

Estas nuevas posibilidades son una magnífica oportunidad para el desarrollo de las personas y las sociedades; eso sí, a condición de que estén al alcance de todos. En una sociedad mundial tan estrechamente interconectada, no disfrutar de un acceso equitativo a la información supone quedar seguramente marginado e inmediatamente excluido del resto del mundo. Este Día Internacional contribuye a recordar a los poderes públicos, así como a todos los agentes de la sociedad civil, la necesidad de velar por un acceso verdaderamente universal a la información.

Esta exigencia está consagrada en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 16 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en el que se alienta a “garantizar el acceso público a la información y proteger las libertades fundamentales”.

En efecto, el acceso a la información está directamente vinculado al disfrute de las libertades y los derechos fundamentales, y condiciona la consecución de todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El acceso a la información es lo que permite que los ciudadanos estén bien informados, tengan sentido crítico y sean capaces de participar activamente en la vida de su comunidad y su país.

Estar bien informados nos permite acceder a un conocimiento esencial para cuidar nuestra salud y nuestro bienestar; nos aporta también los recursos educativos que nos permiten aprender a lo largo de toda la vida y adaptarnos a un entorno socioeconómico en permanente evolución; contribuye a estimular nuestro potencial para la creatividad y la innovación; hace que estemos al día de los principales retos de nuestra época, como el cambio climático, y que conozcamos las respuestas que hay que aplicar para procurar mitigar sus efectos.

A fin de garantizar el acceso universal a la información, es necesario actuar en distintos frentes. Los Estados deben elaborar leyes adecuadas y garantizar un acceso universal a Internet; deben alentar el multilingüismo en Internet y fuera de ella, para que todos los pueblos puedan acceder a los conocimientos necesarios en su lengua materna; y deben también esforzarse por reducir la brecha digital que tiende a perpetuar las desigualdades sociales y de género. La UNESCO lleva a cabo diversos programas, en colaboración con los gobiernos, para contribuir a la lucha contra estas desigualdades.

Por último, el acceso a la información está evidentemente relacionado con la libertad de prensa y la seguridad de los periodistas. La UNESCO se esfuerza incansablemente para derribar los obstáculos que impiden el buen funcionamiento de una prensa pluralista y libre, de modo que todos los ciudadanos puedan disfrutar de una información fiable, verificada y de calidad.

La sociedad del conocimiento y de la información que se está configurando despierta grandes esperanzas. Aprovechemos este Día Internacional para contribuir a que esas esperanzas se cumplan y beneficien efectivamente a todas las personas.

28 de septiembre de 2018

Mensaje por el Día Internacional de la Alfabetización

Por: Audrey Azoulay/ Directora General de la UNESCO

«Alfabetización y desarrollo de competencias»

«Cuando aprendas a leer serás libre para siempre», escribió, en pleno siglo XXI, Frederick Douglass, un esclavo negro liberto estadounidense, paladín del abolicionismo y autor de varias obras. Este llamamiento a la emancipación a través de la lectura y, de manera más general, a través del dominio de los conocimientos fundamentales –lectura, escritura y aritmética– tiene un alcance universal.

La alfabetización es el primer paso hacia la libertad, hacia la liberación de las restricciones sociales y económicas. Es la condición indispensable para el desarrollo individual y colectivo. La alfabetización reduce la pobreza y la desigualdad, crea riqueza y ayuda a erradicar problemas de nutrición y salud pública.

Desde la época de Frederick Douglass, y en particular en las últimas décadas, se han logrado progresos considerables en todo el mundo y millones de hombres y mujeres han sido rescatados de la ignorancia y la dependencia gracias a un amplio movimiento de alfabetización y democratización del acceso a la educación. Sin embargo, la perspectiva de un mundo en el que cada individuo tenga conocimientos fundamentales sigue siendo un ideal.

Hoy en día, en todo el mundo, más de 260 millones de niños y adolescentes no están matriculados en la escuela; seis de cada diez niños y adolescentes, es decir 617 millones, no adquieren las competencias mínimas de lectura y aritmética; 750 millones de jóvenes y adultos todavía no saben leer ni escribir, de los cuales dos tercios son mujeres. Estas lagunas sumamente incapacitantes conducen a una exclusión de facto de la sociedad y perpetúan el círculo vicioso de las desigualdades sociales y las desigualdades de género.

A ello se suma ahora un nuevo desafío, el de un mundo en plena mutación, donde el ritmo de las innovaciones tecnológicas sigue acelerándose. Las competencias tradicionales (lectura, escritura y aritmética) ya no son suficientes para encontrar un lugar en la sociedad, conseguir un empleo y afrontar los retos sociales, económicos y medioambientales, por lo que se necesitan nuevas aptitudes, en particular en el ámbito de las tecnologías digitales.

La preparación de los jóvenes y adultos para puestos de trabajo que en su mayoría aún no se han inventado plantea un reto. Por ello, en la actualidad es indispensable poder formarse a lo largo de toda la vida, aprovechar los puentes entre las diferentes modalidades de formación y gozar de mayores oportunidades de movilidad.

El tema elegido para el Día Internacional de este año, «Alfabetización y desarrollo de competencias», pone de relieve este enfoque evolutivo de la educación. La UNESCO participa activamente en esta redefinición de las políticas de alfabetización y fomenta prácticas educativas innovadoras. También apoya las diversas formas de cooperación entre los sectores público y privado, ya que solo mediante una comprensión global de la causa de la educación se podrá responder de manera adaptada a las necesidades de un mundo que parece reinventarse a diario.

En este Día Internacional, invito a todos los agentes del mundo de la educación, y de otros sectores, dado que es una causa que nos concierne a todos, a que se movilicen a fin de que el ideal de una sociedad mundial plenamente alfabetizada esté cada vez más cerca de convertirse en realidad.

8 de septiembre de 2018

 

Orientaciones técnicas internacionales sobre educación en sexualidad

Por:  Audrey Azoulay/ Directora General de la UNESCO

Ha pasado casi una década desde que el documento Orientaciones técnicas internacionales sobre educación en sexualidad se publicó, por primera vez, en 2009. Desde entonces, la comunidad mundial ha llegado a adoptar un programa audaz y transformativo de desarrollo para conseguir un mundo justo, equitativo, tolerante, abierto e inclusivo, en el cual se cubran las necesidades de los más vulnerables y nadie quede al margen. La Agenda 2030 para el desarrollo sostenible nos muestra que la educación de calidad, la buena salud y el bienestar, la igualdad de género y los derechos humanos están intrínsecamente interrelacionados.

Durante este período, más y más jóvenes se han unido para reclamar su derecho a una educación en sexualidad y para exhortar a sus líderes a cumplir con sus compromisos políticos para las generaciones presente y futuras. En el Foro Mundial de la Juventud de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (CIPD) de 2012, los jóvenes específicamente hicieron un llamamiento a los gobiernos para que “creen ambientes y políticas favorables para garantizar su acceso a la educación integral en sexualidad en entornos formales y no formales, a través de la reducción de barreras y de la asignación de presupuestos adecuados”.

Los jóvenes no han estado solos en este esfuerzo: se les han unido comunidades, padres, líderes religiosos y partes interesadas del sector educativo, quienes cada vez más abogan por la educación en sexualidad como un componente esencial de una educación de buena calidad, integral y con base en aptitudes para la vida; y que apoya a los jóvenes para que estos desarrollen el conocimiento, las habilidades, las actitudes y los valores éticos necesarios para tomar decisiones conscientes, saludables y respetuosas acerca de las relaciones, el sexo y la reproducción.

A pesar de estos avances, demasiados jóvenes, al realizar la transición de la niñez a la adultez, todavía reciben información incorrecta, incompleta o llena de prejuicios que afecta su desarrollo físico, social y emocional. Esta preparación inadecuada no solo aumenta la vulnerabilidad de los niños y los jóvenes ante la explotación y otros desenlaces nocivos, sino que además representa el fracaso de los líderes de la sociedad en el cumplimiento de sus obligaciones hacia toda una generación.

Esta edición, revisada y completamente actualizada, del documento Orientaciones técnicas internacionales sobre educación en sexualidad se beneficia de una nueva evaluación de la evidencia actual y reafirma la posición de la educación en sexualidad dentro de un marco de derechos humanos e igualdad de género; promueve un aprendizaje estructurado acerca del sexo y de las relaciones de una manera positiva, fortalecedora y centrada en lo que es mejor para una persona joven. Al delinear los componentes esenciales de los programas eficaces en educación en sexualidad, las Orientaciones hacen posible que las autoridades nacionales diseñen currículos integrales que tendrán un impacto positivo en la salud y bienestar de los jóvenes.

Como el documento original, esta versión revisada tiene carácter voluntario, se basa en la más reciente evidencia científica y está diseñada para apoyar a los países en la implementación de programas eficaces de educación en sexualidad, adaptados a sus contextos.

Estamos convencidos de que si no respondemos a los llamados de los jóvenes por una educación integral, de buena calidad, en sexualidad, no cumpliremos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos para 2030 y el compromiso de no dejar a nadie al margen. De esta forma, estamos comprometidos a apoyar a los países para que pongan en práctica las Orientaciones, con la esperanza de que los docentes, educadores de salud, profesionales de desarrollo de los jóvenes, promotores de salud sexual y reproductiva y líderes de la juventud –entre otros– utilizarán estos recursos para ayudar a que los países hagan realidad los derechos de los jóvenes a la educación, la salud y el bienestar, y para lograr una sociedad inclusiva y que se caracterice por su igualdad de género.

 

 

Mensaje por el Día Internacional de la Juventud

Por: Audrey Azoulay

Directora General de la UNESCO

Este año, el Día Internacional de la Juventud tiene por tema «Espacios seguros para los jóvenes». La juventud es una etapa decisiva en el desarrollo de la personalidad. Es la edad en la que nos aventuramos en lo desconocido, en la que buscamos nuevos horizontes; es un periodo de encuentros, muchas veces inolvidables; es el momento de los primeros compromisos. Sin embargo, la juventud es también un periodo de vulnerabilidad en el que las experiencias negativas pueden conducir rápidamente al retraimiento, el aislamiento y la marginación.

Garantizar «espacios seguros» a los jóvenes es crear las condiciones para el desarrollo armonioso de su personalidad y asegurar un clima de confianza en el que puedan expresar libremente su potencial y fortalecer su autoestima.

Estos espacios son, en un sentido amplio, todos los lugares y entornos donde los jóvenes interactúan entre sí. En primer lugar, son los espacios de aprendizaje y formación como escuelas, colegios y universidades. Son también los lugares de encuentro dedicados al ocio y al deporte, los espacios públicos y políticos en los que los jóvenes deben poder experimentar libremente su ciudadanía, y los espacios urbanos que deben proporcionar un entorno de calidad. Por último, se incluyen también los espacios virtuales digitales y las redes sociales que atraen a los jóvenes desde muy temprano y en los que participan activamente.

En todos estos espacios, es necesario garantizar el principio de inclusión, más allá de las diferencias de género, cultura, idioma y religión, y velar por el respeto de la libertad de expresión y la dignidad de todos. Es indispensable eliminar la discriminación, el acoso y todas las formas de violencia, ya sean insidiosas o abiertas, y ayudar a prevenir los intentos de adoctrinamiento.

Con este fin, la UNESCO pondrá en marcha este año el proyecto «Espacios para los jóvenes». Se trata de crear redes que operen a diferentes escalas geográficas (local, nacional y regional) y que reúnan no solo a jóvenes, sino también a representantes políticos, investigadores, empresarios y líderes de opinión. El objetivo es que los jóvenes participen en la elaboración de los programas que corresponden al mandato de la UNESCO (educación, cultura, ciencia, comunicación e información), se integren en la adopción de decisiones y se conviertan en agentes plenamente activos en la vida social y política.

«¿Quién sino los jóvenes para saber lo que hay en sus corazones?», escribió Patti Smith en su novela Éramos unos niños. En este Día Internacional, invito a los agentes de la sociedad civil, los encargados de la formulación de políticas y los empresarios a idear nuevas formas de colaboración capaces de aprovechar el vasto potencial de la juventud y permitirle expresar lo que la hace única y prometedora.

Agosto 12 de 2018