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Autobiografía no autorizada

Por: Doctor César Hermida

La presencia de mujeres escritoras ecuatoriana es cada vez más reconfortante. La Autobiografía no autorizada de Mónica Varea es un notable y delicioso aporte, iconoclasta, que rompe esquemas, y produce, desde el título y primeras líneas, una enorme alegría, una honda ternura, sonrisas y hasta francas carcajadas.

Cuenta con ternura la realidad o ficción de su historia personal y familiar, desde la infancia en Latacunga y la vida de Quito, en una novela de fino humor que recorre escenarios y personajes riéndose de todo y de ella misma. El lector disfruta de las sátiras sobre la vida cotidiana de la clase culta, media y alta, que perfila también la identidad ecuatoriana, y que es examinada con maestría y donaire.

Si ya Mónica encanta a los lectores con su literatura infantil y sus artículos informales en revistas como Mundo Diners, ahora lo hace con un valioso libro que recorre edades, personajes, conflictos vitales.

Escrita por el amor al arte literario para el disfrute de los lectores, hace honor al género de modo novedoso, con fantástica mezcla de realidad y ficción y un estilo sencillo, agradable. Es un aporte para la recreación literaria que fortalece la afición a la lectura, y la reflexión afectuosa, amigable, profunda, sobre la vida.

Librera de Rayuela, aunque diga que es una “especie en vías de extinción”, el lector se siente compelido a pedirle que “¡Resista!, el libro se lo merece”, pues es seducido y se encariña y admira a la persona-personaje, quien merece un reconocimiento por su habilidad literaria y por la picardía y desenfado, dos componentes tan necesarios en estos tiempos de preocupaciones y conflictos.

“No todo está perdido, la vida sí tiene sentido. Siempre podemos enderezar, tomar el camino correcto, rectificar”, nos dice. Y ante la depresión: “No dejar que la tristeza nos gane la partida. Para eso están los amigos”, y los libros, agregamos. Nos habla con el corazón, y ese lenguaje es inagotable.

Universidad Central, memoria histórica de Ecuador

Por: César Hermida

La Universidad Central nace en el período poscolonial en 1826, con el Decreto de Simón Bolívar (Congreso de Cundinamarca) creando las Centrales de Caracas, Cundinamarca y Quito. En 1836 Vicente Rocafuerte dispone que sea la Universidad Central de Ecuador. En 1946 se declara el 18 de marzo como su día.

En la sesión solemne de la Universidad Central, su rector, Fernando Sempértegui, destacó los logros académicos de los últimos tres años. Se fortaleció la academia con docentes de formación doctoral. 360 de ellos cursan dichos programas becados por la UCE en las mejores universidades del mundo. Se adquirieron laboratorios para varias carreras. Se desarrollan proyectos de investigación que ya publican en revistas indexadas. Los proyectos de vinculación con la sociedad han crecido aceleradamente, y los territoriales de Cayambe y Pedro Moncayo son un éxito. Cecilia Mantilla, presidenta de las mancomunidades parroquiales de Malchinguí, Tocachi, La Esperanza y Tupigachi, agradeció a nombre de la comunidad y de los gobiernos autónomos. Entregó al rector una placa de reconocimiento por la cooperación de vinculación con la sociedad de las facultades, en la que estudiantes y comunidad aprenden mutuamente. Así lo hicieron también los mensajes de los alcaldes de Cayambe y Tabacundo.

El rector, al destacar los logros de docencia, investigación y vinculación con la sociedad, mostró que la UCE cumple a cabalidad con su deber y con su misión de defender, como él lo hizo apasionadamente, el fortalecimiento de la universidad pública y gratuita.

Entre otros, hay un destacado ejemplo: la Biblioteca Central, que cuida con esmero el acervo bibliográfico histórico, un tesoro de Ecuador. María Eugenia Gaibor, con su equipo de especialistas docentes y sus alumnos, desarrollan un estupendo programa de restauración, digitalización y cuidado de libros y documentos, como los incunables desde 1457. Ahí están las raíces universitarias de aquellas de los dominicos y jesuitas, de los siglos XVI y XVII. Y ahí, del período colonial del XVIII, entre otros, la tesis doctoral de Eugenio Espejo. Con el acervo del colegio Mejía y de la Casa de la Cultura, son los tres tesoros ecuatorianos de valor internacional.

Allí se respira la emoción de una obra trascendente. Se siente el orgullo de la nacionalidad, la identidad cultural ecuatoriana, conservada con dedicación, vocación, capacidad, tecnología.

Ciertamente la educación, la salud, los bienes de nuestra cultura, deben ser públicos y gratuitos, y no mercancías para el enriquecimiento de pocos.

Culturas y genética ecuatoriana

Por: Dr. César Hermida

En relación con los temas sobre la herencia mestiza, un lector pide tratar aquel de los europeos de origen negro, a lo que también se refiere Eduardo Galeano (en Espejos: una historia casi universal). El estudio genético de restos de los primeros sapiens euroasiáticos revela que hace 19 mil años vivió en Cantabria una mujer negra de 35 o 40 años. Ese pueblo vivió en refugios cálidos evitando el frío de la última glaciación. Otros restos muestran a dos cazadores-recolectores, uno en Villabruna, Italia, otro en La Braña (León), emparentados, que vivieron hace 7 mil años. Los genes de este último indican que tenía tez oscura y ojos azules. Hasta ese tiempo los europeos tenían piel oscura y ojos marrones. Entonces aparecieron los primeros con genes de piel clara, a partir de los primeros agricultores llegados de Oriente Medio, en el Neolítico. (http://www.msn.com/es-xl/noticias/mundo/cuando-todos-los-europeos-eran-negros/ar-BBsEmyF?li=AAgh0dF&ocid=SK2MDHP).

El artículo del tocayo vecino de columna, César Paz y Miño, ‘Origen genético de la población ecuatoriana’ (EL TELÉGRAFO del 7 de mayo de 2016) fue muy oportuno para diferenciar los aspectos culturales de la opción censal ecuatoriana, de aquellos componentes biológicos genéticos. En él cuenta que la ciencia señala una herencia media nacional europea de 43%, 40% de amerindia, 10% de afro y 7% de otras procedencias. Mientras en el último censo de 2010, el 75% de la población se identificó como perteneciente a la cultura mestiza, sus genes muestran una herencia europea de 51%, 46% amerindia y 3% afro. Aquellos que se identifican culturalmente como indígenas (6% en el censo) tienen 83% de genes amerindios, y han adquirido el 9% de europeos y el 8% de afros, mientras que, quienes se identificaron como afrodescendientes (6% en el censo) tienen 68% de genes afros, y mantienen ahora el 19% de europeos y 13% de amerindios.

Galeano se pregunta en su libro Espejos: “¿Adán y Eva eran negros? En África empezó el viaje humano… Desde allí emprendieron nuestros abuelos la conquista del planeta. Los diversos caminos fundaron los diversos destinos, y el sol se ocupó del reparto de los colores. Ahora… tenemos más colores que el arcoíris del cielo; pero somos todos africanos emigrados. Hasta los blancos blanquísimos vienen del África. Quizá nos negamos a recordar nuestro origen común porque el racismo produce amnesia… en aquellos tiempos… (en el) inmenso mapa sin fronteras… nuestras piernas eran el único pasaporte exigido”.

Hace apenas diez años

Por: Dr. César Hermida

Hace apenas una década vivíamos sin esperanzas, por el atraso, la pobreza, la injusticia social. Y hace poco más de nueve años la alternativa era que un banquero nos gobernara con toda su ideología neoliberal. Pero hace nueve años todo cambió, no solo porque aparecía el optimismo, sino porque todas las fuerzas progresistas se sumaron y comenzaron a construir una nueva realidad. El debate político de hoy muestra a los que niegan y a los que defienden el proceso. Para los segundos, el país de hoy es otro, hay autoestima, debate político, identidad y dignidad nacional.

Hoy en Ecuador hay servicios gratuitos y de calidad en educación y salud, hay universidades evaluadas, hay orgullosos becarios en diversos sitios del mundo. Los niños van a las nuevas escuelas del milenio con aulas flamantes, computadoras, uniformes, cuadernos, libros, alimentos. La población recurre a centros de salud y hospitales, recibiendo atención y medicamentos sin costo. Hay servicios administrativos estatales dignos, eficientes, incluyendo aquellos de la justicia, que estaba tan venida a menos. Incluso las cárceles tienen hoy actividades nuevas de recuperación y rehabilitación.

Hoy en Ecuador hay buenas carreteras, grandes represas para propiciar el riego y evitar inundaciones, enormes centrales hidroeléctricas, nuevos puertos y aeropuertos. Desde luego toda esta inversión en infraestructura ha sido construida por empresas privadas, con fondos públicos, en lugar de que se hubieran depositado (como ‘ahorros’) en cuentas extranjeras para beneficios ajenos. Que había que tener ahorros para épocas de crisis… ¡Pamplinas! ¿Cuántos ahorros? ¿Quién puede saber para cuándo? El argumento del ahorro sirve para la acumulación de capital.

Desde hace nueve años se puso en práctica todo lo ofrecido, lo que se anhelaba, lo que había que poner en orden, en lo social, en lo económico, en el ejercicio de los procedimientos, desde las notarías hasta los juzgados, desde el Registro Civil hasta la Legislación. Y el Ejecutivo informa, cada sábado, puntualmente, sobre la gestión, aclarando, educando.

Ecuador comenzó a tener una sólida presencia internacional, en lo político, en lo deportivo, en el imaginario del mundo.
Mientras los enemigos del proceso están para enumerar los defectos, contar anécdotas negativas excepcionales o inventadas, criticar o incluso para expresar su odio al líder, y mostrar la ceguera de no ver las obras, los defensores del proceso, que tiene defectos, están en el derecho de enumerarlas.

Arte culto y arte popular

Por: Dr. César Hermida Bustos

Las manifestaciones artísticas, tanto literarias como musicales, pictóricas, escultóricas y otras, se han conocido como expresiones de la cultura. Se dice que son ‘culturales’. Pero son una de las expresiones de la cultura, que está constituida por usos y costumbres, saberes y creencias, creaciones y tradiciones, todas ellas expresadas por la lengua.

Desde luego la historia muestra cómo las culturas dominantes no solo lograron el poder de los Estados, pequeños o grandes, sino que implementaron su propia cultura subyugando a las de los pueblos pequeños. La creación artística de la cultura dominante pasó a ser la ‘culta’, la de las élites. Todos sus usos y costumbres, sus saberes y creencias, pasaron a ser los ‘normales’ es decir los que señalaban la ‘norma’, incluso en las creaciones del arte. Esa era la cultura, la de los pueblos dominados era la ‘barbarie’, no tendría acogida y sería olvidada, ocultada o proscrita.

Así el arte culto se diferenció del popular. Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua (RAE, 2001), ‘popular’ es “relativo al pueblo, propio de las clases sociales menos favorecidas”, y “Que está al alcance de los menos dotados económica o culturalmente”, o “Que es estimado o, al menos, conocido por el público en general”, o “Dicho de una forma de cultura: considerada por el pueblo propia y constitutiva de su tradición”. García Clanclini, escritor argentino que vive en México, y Choquehuanca, canciller de Bolivia, reclaman que al arte popular las clases dominantes lo denominan ‘artesanía’.

También en la política, lo ‘popular’ se refiere a “lo relativo al pueblo” y a “las clases sociales menos favorecidas”, de allí la denominación de ‘populista’ para señalar, no ya al candidato demagogo que engaña al pueblo ofreciendo lo que no cumplirá, sino también al candidato que se debe y es apoyado por el pueblo y se empeña en conseguir las reivindicaciones necesarias. Por eso la palabra ‘popular’ debe ser recobrada con un mejor sentido. El desprestigio de lo ‘populista’ está dado por las clases dominantes para menospreciar a ‘los de abajo’.

La ética, como normas generales de comportamiento colectivo de la población, y la estética, como paradigma de la manifestación de la creación artística, deben entenderse en el marco de lo popular como “lo más estimado o conocido por el público en general”, que tiene, entre nosotros, expresiones híbridas interculturales. Así, el arte debe ser mestizo, un arte nuevo, que sale del arte culto y del arte popular.

Reflexiones de fin de semana

Por: Dr. César Hermida Bustos

Todo esfuerzo para contribuir al incremento del hábito de la lectura es válido. Particularmente cuando se trata de adultos mayores. He aquí algunas reflexiones sobre obras recomendadas:
Santiago Gamboa pone en boca de un personaje (en Plegarias nocturnas, Literatura Mondadori, Barcelona, 2012, pág. 61): “Es un Buda que sonríe. Extraño ver a millones de personas venerando a alguien que sonríe”. Y más tarde (pág. 91): “Los ricos siempre se las ingenian para estar deprimidos. Les gusta ser infelices. Es muy elegante estar triste”.

De Omar Ospina (Búho, N° 41, año XII 2013/2014) se rescata que: “Otro «pensador inútil», don Miguel de Montaigne, postula: «Es el gozar, no el poseer, lo que nos hace felices», y lo que nos hace humanos, agregaría y con respeto por el gran ensayista”.

Jorge Luis Borges sostiene (Rocinante 64, febrero 2014) que: “Sentimos la poesía como sentimos la cercanía de una mujer… Si la sentimos inmediatamente, ¿a qué diluirla en otras palabras que sin duda serán más débiles que nuestros sentimientos?”, y (pág. 22): “Para romper la solemnidad, nada mejor que usar un lenguaje coloquial que esté más cercano al habla que a la escritura”.

Hablando de nuestra identidad, un mestizo, enojado con su propio mestizaje, decía: “El primer signo de que nos jodieron es que tenemos una lengua que no es la nuestra”. Pero debemos aceptar la realidad y no llorar sobre el pasado, refutó alguien. Lo cual llevó a pensar que vinieron los peninsulares y fecundaron a las mujeres indígenas, que los mestizos fueron el resultado de la explotación y la injusticia, que ciertamente se les impuso la lengua y la cultura, y que los padres olvidaron a sus hijos, pero que las madres y los hijos sobrevivieron, que hoy los hijos están grandes, que aquellos padres están muertos, y que quedan los hermanos y hermanastros que han llegado a ser amigos.

Pero nuestra identidad no debe ser la religión del dios oro que se halla en el templo o banco, en el tabernáculo de la caja fuerte, con sumos sacerdotes como gerentes, que cumplen sus ritos para contribuir a la ostentación, con las revistas del jet set y las modas de vestidos y marcas de autos. Todos son valores de cambio de suntuosas mercancías con la imagen del lingote de oro y sus monedas, el préstamo, la deuda, los pagos, el cash… Nuestra identidad no puede ser la del dinero, sino la cultural de la vida sencilla, de sonrisas, no de tristezas, y de afectos. De ser, no de tener.

Universidad, humanismo y ciencia

Por: Dr. César Hermida Bustos

La universidad, cuyo nombre significa universalidad, debe ser «humanista» y profesional, es decir, «intelectual» y científica. Para Hernán Malo, «humanista» quiere decir que estudia el hecho humano integral y «ejerce una función crítica de la sociedad», y que “el recurso básico del obrar universitario es el proceso racional (…) La universidad se afirma sobre el hombre y la razón. Es sede de la razón en sentido doble, físico y espiritual. (…) La razón ocupa el centro de honor y posee el cetro, que dirige todo el quehacer. (…) La universidad se estrecha a la verdad como compromiso de la razón. (…) La universidad tiene que defender con celo su derecho a la crítica”.

Para Manuel Agustín Aguirre: “Universidad en función social unida al pueblo al que sirve con la ciencia y la cultura; empeñada en la investigación de la realidad nacional; gobernada democráticamente por … profesores, estudiantes y egresados; científica, que responda a la época y busque un sano equilibrio entre el humanismo y la técnica; creadora de cultura nacional; luchadora por la unidad latinoamericana y contra el imperialismo y el subdesarrollo; revolucionaria, laica, antioligárquica, anticlerical y antimilitarista; teórica y práctica en la enseñanza, en búsqueda de nuevas formas de organización. Universidad de masas, universidad de puertas abiertas con una función crítica de la sociedad”.

Miles de estudiantes pasaron por sus aulas aprendiendo humanismo, ciencia y técnica, para el ulterior ejercicio de sus profesiones. Reflexionaron, compartieron, vivieron la realidad nacional. Muchos provenían de provincias con el objetivo de labrarse un porvenir con esfuerzo y sacrificio familiar y propio, y, con su título, obtener seguridad económica y social. Aprendieron de profesores más o menos humanistas y científicos, que enseñaron en aulas y laboratorios con dedicación y esmero.

Pero el humanismo no es solo individual sino colectivo, y este no se refiere solo a la razón. Como la ciencia no es solo tecnología. La vida es colectiva, solidaria, complementaria entre el cuerpo individual y la subjetividad cultural. Hay correspondencia entre el todo y las partes. La universidad es humanismo y ciencia para la acción. Para la lucha permanente que evite poderes hegemónicos. Tiene elementos afectivos y emocionales, valores y capacidades volitivas. A partir de allí se practica la libertad, se vive la identidad, se desarrollan las capacidades creativas y recreativas.

Debates en la academia

Por: Dr. César Hermida Bustos

La universidad sustenta la identidad cultural. Genera pensamiento propio, no colonial, ciencia y tecnología como bienes de uso, y no está al servicio del mercado consumista. Aunque ha enfatizado siempre su rol social, formar profesionales también ha tenido un papel político trascendente. La investigación, base para la docencia y el servicio, está, en todo lado, matizada por la política.

La FLACSO acaba de organizar la Conferencia Internacional «Poscrecimiento y Buen Vivir, propuestas globales para la construcción de sociedades equitativas y sustentables», con expositores internacionales de alto nivel, traducción simultánea, notable asistencia (sin costo y libre), lo que hizo sentirse como en las universidades europeas, particularmente alemanas.

Los temas de debate fueron: crecimiento y desarrollo económicos, progreso, relaciones de poder y Estado, mercado y consumo, sustentabilidad y recursos naturales, y el concepto de Buen Vivir. En el fondo la crítica al extractivismo capitalista, sin que se explique la necesidad de una extracción para la obtención de bienes de uso. La paradoja de europeos hablando de no crecimiento o decrecimiento, aquí, en un país que se esfuerza por cubrir con servicios generales y sociales a los desposeídos. Y de países «rentistas» (por «extractivistas») cuando la denominación corresponde a países árabes petroleros. Y de buscar la genealogía bibliográfica (hermenéutica) del concepto Sumak Kawsay, cuando su origen es de tradición oral. ¿Cómo dudar de los principios ancestrales del cuidado de la Pachamama (que Lovelock descubre es la «Gaia» de donde provenimos) y de que la vida es solidaria, sana y colectiva?

Los debates fueron trascendentes, incluyendo la participación de directivos de Senplades, que mostraron diferencias de percepción con los intelectuales críticos de la academia (que no se ponen en los zapatos de aquellos). Los dos argumentando desde la ciencia.

Muy bien por la universidad que debate y analiza el papel del Estado frente al mercado, y las posibilidades de la ciencia y la tecnología que el país requiere.

La universidad debe mantener la excelencia (superior calidad o bondad que la haga digna de singular aprecio y estimación) y la pertinencia (que corresponda a las necesidades del país). Estas características de calidad, eficiencia y equidad (mandato democrático y de compromiso social) son sus valores. A nosotros, con los lectores, nos corresponde continuar reflexionando cada tema.