Archivo de la etiqueta: Ciencia

Una ‘tuneladora’ inteligente para perforar suelos urbanos

Ingenieros de la Universidad Carlos III de Madrid y otros socios europeos han desarrollado un robot subterráneo autónomo para realizar trabajos de perforación en las ciudades. Un georradar incorporado en un vehículo de superficie permite descubrir posibles obstáculos bajo tierra. El prototipo se ha probado con éxito en Madrid y Lennestadt (Alemania).

Badger, un robot perforador de tres metros de longitud compuesto por una cabeza de perforación, dos módulos de sujeción y otros dos de propulsión y maniobra. / UC3M

Los miembros del proyecto de investigación europeo BADGER, coordinado por la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), han presentado un prototipo de un robot autónomo subterráneo con navegación inteligente destinado a entornos urbanos.

Este sistema robotizado se compone fundamentalmente de dos elementos: un vehículo de superficie con un georradar con el que se escanea el terreno, de manera que se puedan conocer los obstáculos que hay bajo el subsuelo, y el propio robot subterráneo autónomo para realizar trabajos de perforación.

El sistema incluye un robot subterráneo autónomo para realizar trabajos de perforación y un vehículo de superficie con un georradar para buscar obstáculos bajo tierra

“Una vez escaneado el subsuelo con el rover, con un software se realiza un plan de trabajo y se establece un punto de entrada y un punto de salida de la obra a realizar, para después llevar el robot y comenzar a perforar”, explica el responsable técnico del proyecto BADGER, Santiago Martínez de la Casa, investigador del Robotics Lab del Dpto. de Ingeniería de Sistemas y Automática de la UC3M. 

En Europa se estima que se llevan a cabo unos 500.000 trabajos al año de obra civil para la instalación de cableado, tuberías y otro tipo de canalizaciones subterráneas de pequeño diámetro. Habitualmente, estos trabajos se realizan abriendo una zanja, extendiendo la tubería y posteriormente tapando la zanja.

“La ventaja que tiene este robot es que se pueden realizar esos mismos trabajos haciendo una perforación, sin tener que abrir una zanja, lo que evita ruido, contaminación y molestias a los ciudadanos”, apunta el investigador.

Probado en Madrid y Alemania

En el marco de este proyecto, financiado a través del Programa Marco de Investigación, Desarrollo Tecnológico e Innovación de la Unión Europea, ya se ha probado el sistema en condiciones de laboratorio. En concreto, han realizado varios test de perforación subterránea en terrenos de la Comunidad de Madrid y de Lennestadt (Alemania).

El prototipo del sistema ha llamado la atención del sector privado, tanto de empresas europeas como de compañías norteamericanas, y en la actualidad continúa su desarrollo con el objetivo de comenzar a realizar pruebas en entornos urbanos reales. Los investigadores estiman que podría estar listo para funcionar en ciudades en un plazo de 2 o 3 años.

El robot subterráneo incrementará la competitividad europea en operaciones de búsqueda y rescate (derrumbamientos…), extracción de minas, aplicaciones con uso civil (como conducciones de aguas, gas, fibra óptica…), técnicas de exploración, mapeo, etc

“El empleo de técnicas innovadoras de localización, mapeo y navegación, así como de sensores y georadares, permitirán su adaptación a distintos terrenos”, explica el coordinador del proyecto, Carlos Balaguer, catedrático del Departamento de Ingeniería de Sistemas y Automática de la UC3M y unos de los directores del RoboticsLab. 

“La introducción de estas tecnologías robóticas avanzadas, con capacidades cognitivas y de control, tiene múltiples aplicaciones –añade–. Incrementará la competitividad europea en operaciones de búsqueda y rescate (derrumbamientos…), extracción de minas, aplicaciones con uso civil (como conducciones de aguas, gas, fibra óptica…), técnicas de exploración, mapeo, etc”.

BADGER (roBot for Autonomous unDerGround trenchless opERations, mapping and navigation) es un consorcio europeo de I+D+i, coordinado por la UC3M, en el que colaboran investigadores y tecnólogos del Centro de Investigación y Tecnología Hellas (Grecia), de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Glasgow (Escocia, Reino Unido), de IDS Georadar Srl (Italia), de Robotnik Automation SLL (España), Singular Logic S.A (Grecia) y de Tracto-Technik GMbH & Co. KG (Alemania).

Fuente: UC3M
Derechos: Creative Commons.

Lenguaje, cerebro y pensamiento: qué sabe la neurociencia sobre la capacidad más humana

LINGÜÍSTICA

La facultad de comunicarnos mediante una lengua es única de los seres humanos, pero no solo de los Homo sapiens; seguramente también la tuvieron los neandertales. Desde hace medio siglo, la neurobiología trata de desentrañar cómo son las operaciones mentales que configuran el mosaico lingüístico.

El lenguaje está integrado y en constante interacción con una gran variedad de procesos neuronales. / Adobe Stock

Para uno de los iconos de la generación del 98, el escritor Miguel de Unamuno (1864-1936), “la lengua no es la envoltura del pensamiento, sino el pensamiento mismo”. Una idea que compartía otro escritor coetáneo, el austríaco Karl Kraus (1864-1936): “El lenguaje no es aya, sino madre del pensamiento”.

Esta capacidad es típicamente humana, pero posiblemente no haya sido única de nuestra especie. Recientemente, un equipo de investigadores españoles presentaron evidencias de que nuestros ‘primos’ los neandertales también podían hablar. “Los neandertales tenían las mismas capacidades auditivas relacionadas con el lenguaje que nuestra propia especie, lo que supone la primera prueba paleontológica sólida de que también tenían lenguaje”, asegura Mercedes Conde Valverde, autora principal del artículo.

Desde hace siglos, el lenguaje ha sido objeto de reflexión y estudio por parte de filósofos y escritores. Aristóteles en el siglo IV a. C. ya se refería al lenguaje en su tratado Sobre la interpretaciónEn las últimas décadas y en paralelo al trabajo de los lingüistas y los paleoantropólogos, los neurocientíficos y biolingüistas se han unido al reto de desentrañar sus misterios.

Los lingüistas llevan más de 50 años de trabajo firme, dando detalles sobre cómo podrían ser las operaciones mentales necesarias para el lenguaje, pero la forma en que se implementan en las neuronas sigue siendo un gran enigma

Cedric Boeckx

“Los lingüistas llevan más de 50 años de trabajo firme, dando detalles sobre cómo podrían ser las operaciones mentales necesarias para el lenguaje, pero la forma en que se implementan en las neuronas sigue siendo un gran enigma”, afirma a SINC Cedric Boeckx, director del grupo Biología Cognitiva del Lenguaje de la Universidad de Barcelona e investigador ICREA.

Un editorial publicado en la revista Science coincidiendo con un especial sobre lenguaje y cerebro destacaba que las lenguas son distintivamente humanas y que el lenguaje es una cuestión “importante y difícil en neurociencia”. Aunque en el pasado se tratara como una parte separada del cerebro, “mucho trabajo empírico moderno ha demostrado que el lenguaje está integrado y en constante interacción con una increíble variedad de procesos neuronales”, señala el texto que firmó Lera Boroditsky, profesora en el departamento de Ciencia Cognitiva de la Universidad de California (EE UU).

A diferencia de otras áreas de la neurociencia, como la visión o las acciones motoras, con las que los científicos han podido utilizar técnicas invasivas en modelos animales, el estudio del lenguaje carece de estos modelos, lo que dificulta su estudio.

En el epicentro del cerebro

“El lenguaje juega un papel central en el cerebro humano, desde cómo procesamos el color hasta cómo hacemos juicios morales”, recogía el editorial de Science. Así, esta capacidad influye en multitud de tareas sin que nos demos cuenta, desde recuerdos, codificación de olores y notas musicales, orientación, razonamiento, toma de decisiones o incluso expresión de emociones.

Diferentes investigaciones han demostrado que las personas que no pudieron expresarse con ningún lenguaje cuando eran niños (como las personas sordas que no podían comunicarse con otros usando lenguas de signos) presentan patrones de conexiones neuronales muy diferentes de aquellos que sí tuvieron una exposición temprana al lenguaje.

Los hablantes de diferentes idiomas desarrollan distintas habilidades cognitivas según la estructura y los patrones de sus lenguas, algo que también incluye a las lenguas de signos

Además, los hablantes de diferentes idiomas desarrollan distintas habilidades cognitivas según la estructura y los patrones de sus lenguas, algo que también incluye a las lenguas de signos. Sus hablantes desarrollan diferentes habilidades de atención visoespacial comparados con quienes usan el lenguaje hablado.

En cuanto al lenguaje escrito, también reestructura el cerebro. “Incluso las propiedades aparentemente superficiales como la dirección de la escritura tienen profundas consecuencias sobre cómo las personas atienden, imaginan y organizan la información”, apunta el editorial.

Chomsky y la mutación repentina

Aunque son muchos los investigadores que están contribuyendo a aclarar los interrogantes de esta capacidad humana, si hay un nombre conocido por buena parte de la población es el de Noam Chomsky (1928). El filósofo, politólogo y también lingüista sostiene que el lenguaje surgió de forma súbita por una mutación genética, algo que ponen en duda diferentes investigaciones.

En un artículo publicado en la revista PLOS Biology el neurobiólogo Boeckx y Pedro Tiago Martins, investigador de su mismo equipo, cuestionan esta hipótesis y mantienen que la capacidad para el lenguaje fue fruto de una evolución gradual.

Durante décadas, Chomsky y otros académicos han propuesto que los humanos modernos estamos genéticamente equipados con el mecanismo de ensamble, una capacidad cognitiva sobre la que se basa nuestra habilidad para representar gramáticas complejas de una manera que solo los humanos sabemos utilizar, a diferencia de otras especies.

Quienes defienden la hipótesis del gen único aseguran que el ensamble, al ser una operación simple, tuvo que ser el resultado de una mutación genética que dotó a un humano del equipamiento biológico necesario para el lenguaje. ¿Por qué? Porque esta capacidad cognitiva no tendría niveles intermedios, es decir, se tiene o no se tiene, y antes de la mutación, a su juicio, no existía pero después sí.

El filósofo, politólogo y lingüista Noam Chomsky sostiene que el lenguaje surgió por una mutación genética, algo que ponen en duda diferentes investigaciones

Sin embargo, el estudio de Boeckx y Martins afirma que, aunque el ensamble no se manifieste en fases intermedias, su evolución sí puede haber sido gradual. “Reconocemos la importancia de la contribución de Chomsky. De hecho, sin él el estudio del lenguaje como capacidad biológica probablemente no existiría, pero reconocemos también que es necesario no asumir que todo lo que diga Chomsky sobre cualquier aspecto del lenguaje es cierto o tiene sentido biológicamente”, indica Martins a SINC.

Un mosaico de áreas cerebrales  

Como hemos visto, el lenguaje está relacionado con un gran número de funciones cognitivas como la atención, la orientación o la memoria. Por eso mismo, las habilidades lingüísticas no se localizan en un área cerebral concreta sino en muchas de ellas. Tradicionalmente se había atribuido al área de Broca (situada en el lóbulo frontal izquierdo) y al área de Wernicke (en el lóbulo parietal izquierdo) la producción y procesamiento del lenguaje, pero hoy los científicos saben que están involucradas muchas más regiones.

Como explica a SINC Manuel Carreiras, director científico del Basque Center on Cognition Brain and Language (BCBL), el lenguaje es un sistema muy complejo que tiene varios niveles: fonología, sintaxis, léxico y semántica. Para comprender un mensaje, por ejemplo, hacemos multitud de acciones: desciframos significados por medio de operaciones complejas que realizamos a partir de la recepción de una cadena de sonidos, lo segmentamos en fonemas y palabras reconocibles y lo vamos ensamblando en frases hasta lograr descifrar el significado de ese mensaje.

Hay áreas del cerebro que están relacionadas con el lenguaje, pero hay que abandonar la idea de que hay un área cerebral que es la responsable

Pedro Tiago Martins, investigador del grupo Biología Cognitiva del Lenguaje

Además, a partir de una idea llegamos a producir una cadena de sonidos, pero antes seleccionamos las palabras que vamos a utilizar y las ordenamos siguiendo unas reglas gramaticales. Después seleccionamos los fonemas y enviamos las órdenes precisas a los músculos del aparato fonador (del que forman parte las cuerdas vocales, la lengua o el paladar) para generar la cadena de sonidos.

“Todas estas funciones cognitivas están sustentadas por circuitos cerebrales que se activan durante la comprensión y la producción del lenguaje. Estos circuitos cerebrales reclutan distintas áreas de materia gris de la corteza cerebral y subcorticales, así como tractos de materia blanca que conectan distintas áreas de materia gris”, describe Carreiras.

Una revisión de estudios publicada en Science ha descrito cómo nuestros cerebros decodifican el lenguaje para extraer un significado casi ilimitado de un conjunto relativamente limitado de palabras. Analizando frases cortas, la investigación concluyó que el lóbulo temporal anterior izquierdo y la corteza media prefrontal estaban relacionadas con la compresión, la producción, el lenguaje hablado y las señas.

“Hay áreas del cerebro que, indudablemente, están relacionadas con el lenguaje pero lo importante es abandonar la idea de que hay un área cerebral que es la responsable”, mantiene Martins.

Gracias a los avances de la neurociencia y de la tecnología, es posible analizar las áreas cerebrales que se activan en determinas tareas lingüísticasGracias a los avances de la neurociencia y de la tecnología, hoy es posible analizar las áreas cerebrales que se activan en determinas tareas lingüísticas por medio de imágenes por resonancia magnética funcionales, pero falta mucho por saber.

“A medida que ampliamos el modelo clásico para incluir más regiones cerebrales implicadas en el lenguaje nos estamos acercando a responder la pregunta “dónde” pero aún estamos lejos de saber “cómo” realiza el cerebro las operaciones mentales necesarias para el lenguaje”, concluye Boeckx.

Una revisión de estudios publicada en la revista ScienceAdvances concluye que, contrariamente a lo que se pensaba hasta ahora, este descenso laríngeo no es exclusivamente humano ni necesario para producir frecuencias durante la vocalización.

“La revisión muestra claramente que, según el contexto social, varios tipos de monos (babuinos, macacos, dianas o lémures) son capaces de modificar la forma de su tracto vocal para producir diferentes cualidades vocales similares a las nuestras”, declara a SINC Louis-Jean Boë, investigador de la Universidad de Grenoble (Francia) y autor principal del estudio.

Este hallazgo implicaría que el descenso laríngeo no es imprescindible para desarrollar el lenguaje, tampoco en los humanos, por lo que, según los autores, sus orígenes se podrían remontar a unos 20 millones de años, en lugar de los 200.000 considerados hasta ahora.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons

Así ha ayudado la hematología al tratamiento de la covid-19

Las trombosis, especialmente las venosas, son una de las complicaciones graves que pueden aparecer en los pacientes infectados con el nuevo coronavirus. Para acabar con ellas se requiere un tratamiento específico. Los hematólogos trabajan para confirmar la dosis óptima de las terapias y prevenir riesgos.

La presentación clínica grave de la covid-19 está caracterizada por el síndrome de dificultad respiratoria aguda, shock séptico y coagulopatía. / Adobe Stock

La pandemia provocada por el SARS-CoV-2 ha provocado cambios sin precedentes dentro de los sistemas nacionales de salud de todo el mundo, con más de 102 millones de individuos infectados y cerca de 2 millones de muertes a día de hoy.

En los primeros estudios chinos publicados de pacientes infectados y que sufrieron neumonía bilateral, se describieron alteraciones hemostáticas con tendencia a ocasionar enfermedad trombótica venosa y arterial —es decir, la formación de trombos o coágulos sanguíneos en ambos sistemas—, fundamentalmente en aquellos que requirieron ingreso en Unidades de Cuidados Críticos.

En los primeros estudios chinos publicados de pacientes infectados y que sufrieron neumonía bilateral, se describió una predisposición a desarrollar enfermedad trombótica venosa y arterial

Estas observaciones han sido corroboradas después en múltiples investigaciones y se estima que la incidencia de la patología trombótica ha aumentado hasta un 30 % en las personas que padecen covid-19. Además de los factores clásicos de riesgo, se han descrito nuevos mecanismos que predisponen a los pacientes a una mayor incidencia de enfermedad tromboembólica venosa o ETEV.

La presentación clínica grave de la covid-19, caracterizada por el síndrome de dificultad respiratoria aguda, shock séptico y coagulopatía, podría explicarse por el hecho de que el SARS-CoV-2 —a través de la enzima convertidora de angiotensina— infecta tanto a los neumocitos (tipo de célula especializada que forma los alveolos pulmonares) como a las células endoteliales vasculares, que son su principal objetivo.

También se ha observado daño de la microvasculatura, con engrosamiento de la pared vascular y formación de microtrombos. Asimismo, la función fibrinolítica alterada durante la inflamación pulmonar da como resultado la acumulación de fibrina en los espacios alveolares. Estos hallazgos pueden explicar los altos niveles de dímero-D observados en pacientes con covid-19 grave (señal de un trastorno peligroso de la coagulación de la sangre), que se correlacionan fuertemente con la ETEV y la mortalidad.

Tratamiento anticoagulante a los pacientes

Las heparinas, sobre todo las de bajo peso molecular (HBPM), han sido el tratamiento anticoagulante preferido por sus propiedades únicas antifibrinolíticas y antiinflamatorias y, además, la terapia antitrombótica seleccionada como la mejor opción para la prevención de la ETEV en la covid-19, basada en la experiencia de su utilización de forma rutinaria en los pacientes hospitalizados como profilaxis.

Pero, ¿cuál es la dosis óptima de tratamiento anticoagulante para prevenir la ETEV? La Sociedad Americana de Hematología (ASH por sus siglas en inglés) y la Sociedad Internacional de Trombosis y Hemostasia (ISH por sus siglas en ingles) recomendaron inicialmente en sus guías que todos los pacientes que ingresaban por neumonía covid-19 deberían recibir “dosis profilácticas” de HBPM.

Parece que la utilización temprana de heparinas de bajo peso molecular en pacientes con covid-19 podría reducir la mortalidad, especialmente en aquellos con dímero-D elevado

Sin embargo, diversos protocolos hospitalarios fueron más agresivos en la utilización de dosis más altas al tener en cuenta ciertos riesgos trombóticos extras del paciente o según sus niveles de dímero-D. Desde entonces, diferentes resultados se han obtenido en varios estudios al emplear dosis intermedias de HBPM, pero sin evidencias firmes.

Lo que va teniendo más consistencia es que la utilización temprana de las HBPM en pacientes con covid-19 podría reducir la mortalidad, especialmente en aquellos con dímero-D elevado, no solo mediante la prevención de la ETEV, sino también mediante la prevención de la formación de microtrombos a otros niveles.

Así, un estudio publicado recientemente en el British Journal of Medicine demuestra en una muestra de 4.297 pacientes ingresados con covid-19 cómo la utilización de dosis profilácticas de HBPM, antes de las 24h del ingreso, reduce la mortalidad a los 30 días, sin aumento del riesgo hemorrágico. Eso sí, al ser un estudio observacional los autores alertan sobre esta limitación y concluyen que solo con ensayos aleatorizados se podrán extraer evidencias firmes.

Aportaciones de la hematología a la covid-19

Simultáneamente a la publicación del anterior trabajo, la ASH ha publicado la actualización de las recomendaciones sobre el uso de la anticoagulación para la tromboprofilaxis en pacientes infectados por SARS-CoV-2 y sugiere su utilización “de intensidad profiláctica —en lugar de intensidad intermedia o terapéutica— para pacientes con enfermedad crítica relacionada con covid-19 que no tienen sospecha o confirmación de tromboembolismo venoso (recomendación condicional basada en una certeza muy baja en la evidencia sobre los efectos)”.

Además, actualmente hay varios ensayos clínicos en marcha que comparan dosis profilácticas con dosis intermedias de heparina en este grupo de pacientes para la prevención de la ETEV. Por ello, es posible que dichas recomendaciones puedan cambiar cuando dispongamos de los resultados de tales estudios.

Hay varios ensayos clínicos en marcha que comparan dosis profilácticas con dosis intermedias de heparina para la prevención de trombosis venosas. Por ello, es posible que las recomendaciones de tratamiento cambien cuando dispongamos de los resultados

Esta ha sido una de las más importantes aportaciones que ha hecho la hematología en la lucha contra la covid-19. Eso sí, junto con la investigación en terapia celular liderada por el uso de plasma de enfermos convalecientes y las células mesenquimales, la similitud entre el síndrome agudo respiratorio severo y el síndrome de liberación de citocinas de la terapia CAR-T, y la cuantificación del impacto de la pandemia en los pacientes hematológicos, con especial atención a los que tienen hemopatías malignas o han recibido un trasplante de médula ósea.

De ahí que esta nueva enfermedad haya copado el 16 % de todas las comunicaciones recibidas en el último Congreso Nacional de Hematología, Hemoterapia, Trombosis y Hemostasia, que celebramos el pasado octubre de forma virtual.

Cristina Pascual Izquierdo es miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) y trabaja en el Servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital General Universitario Gregorio Marañón.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons.

¿Se puede evitar realmente la transmisión del coronavirus en el interior de los bares?

Un nuevo estudio realizado en Escocia analiza el funcionamiento de las medidas anticovid dentro de los locales con licencia para vender alcohol y cuestiona si es posible prevenir eficazmente la transmisión del SARS-CoV-2.

El estudio exploró las prácticas y comportamientos de clientes y personal de los locales para valorar los riesgos de transmisión. / Adobe Stock

La hostelería es uno de los sectores más afectados por la crisis económica derivada de la pandemia. Desde hace un año se ha limitado su horario de apertura o impuesto el cierre con el objetivo de frenar la curva de contagios.

Un nuevo estudio, publicado en el Journal of Studies on Alcohol and Drugs, analiza el funcionamiento de las medidas anticovid en los negocios con licencia para vender alcohol, y argumenta si sus responsables y clientes son capaces de prevenir de forma eficaz y sistemática la transmisión de enfermedad.

La investigación, dirigida por la Universidad de Stirling (Escocia), se llevó a cabo entre mayo y agosto de 2020 en varios tipos de locales del país que volvieron a abrir sus puertas después de un cierre nacional, y que operaban bajo una guía detallada del gobierno destinada a reducir los riesgos de transmisión.

“Es importante comprender cómo puede surgir la transmisión en los bares con el fin de informar sobre futuras orientaciones, ayudas, sanciones u otras medidas necesarias”

Niamh Fitzgerald, autora

Según Niamh Fitzgerald, directora del trabajo, sus conclusiones servirán a los expertos en salud pública y responsables políticos para considerar el impacto de la pandemia en la hostelería y los riesgos de levantar las restricciones. “Es importante comprender cómo puede surgir la transmisión en los bares con el fin de informar sobre futuras orientaciones, ayudas, sanciones u otras medidas necesarias”, explica a SINC.

“Nuestro estudio exploró las prácticas y comportamientos de clientes y personal de los locales para comprender si los riesgos de transmisión podrían gestionarse, y cómo, en los entornos donde se sirve alcohol”, afirma Fitzgerald, que trabaja en el Instituto de Marketing Social y Salud de la universidad escocesa.

Como expone Simon Clarke, catedrático de Microbiología Celular de la Universidad de Reading (Inglaterra), “hoy sabemos que el virus se propaga fácilmente en el interior por los aerosoles y la proximidad física estrecha es un factor de riesgo importante. Pubs y bares presentan una serie de puntos de contacto que pueden actuar como fuentes de infección, incluso cuando la gente permanece sentada. Es más, el alcohol es un diurético, por lo que el viaje a los aseos supone un aumento del contacto con las manillas de puertas, los grifos, etc.”.

Cuando los pubs volvieron a abrir tras el cierre inicial en el Reino Unido, el equipo visitó estos negocios para observar cómo funcionaban en la realidad las medidas gubernamentales diseñadas para reducir los riesgos de transmisión en los entornos de hostelería, incluyendo cualquier incidente que pudiera aumentar esos riesgos.

“Entrevistamos a propietarios y representantes de los negocios antes de la reapertura para entender los retos a los que se enfrentaban, como las implicaciones financieras y el peligro de comprometer con las medidas impuestas la experiencia del cliente”, añade.

Los puntos clave para evitar el contagio

Entre julio y agosto se llevaron a cabo 29 expediciones a locales con licencia, en las que los investigadores vigilaron durante un máximo de dos horas haciéndose pasar por clientes. El estudio descubrió que, aunque los locales habían introducido nuevas disposiciones, como la mejora de ventilación, señalización, sistemas para hacer cola, gestión del ruido y de los aseos, y disponían de puestos de desinfección de manos; estos se usaban con poca frecuencia.

La mayoría de locales exigían a los clientes que facilitaran sus datos de contacto para poder localizarlos, pero un 31 % de los negocios observados no lo hacían, incluido uno de los locales visitados después de que el Gobierno escocés lo hiciera obligatorio en agosto. Si bien el personal llevaba equipo de protección personal en la mayoría de los locales, en varios de ellos los trabajadores no lo hacían, llevaba mascarillas de forma inapropiada o se las quitaba para hablar con otros empleados o clientes.

Los expertos observaron incidentes preocupantes dentro de los locales, como clientes que gritaban, se abrazaban o interactuaban repetidamente de forma estrecha con otros grupos y con el personal, sobre todo cuando estos habían consumido alcohol en exceso

Casi todos los locales distanciaban sus mesas un metro o más, o habían instalado separaciones entre ellas; sin embargo, en varios tenían las mesas más juntas que sin las separaciones. La disposición de los locales y el movimiento de los clientes en su interior daban lugar a situaciones en las que era difícil evitar el contacto estrecho de unos con otros durante breves períodos. 

Además, los expertos observaron incidentes más preocupantes, como clientes que gritaban, se abrazaban o interactuaban repetidamente de forma estrecha con otros grupos y con el personal, y que rara vez fueron detenidos eficazmente. “Los riesgos potencialmente significativos de transmisión persistían en al menos una minoría sustancial de los locales estudiados, especialmente cuando los clientes habían consumido alcohol en exceso”, subraya Fitzgerald.

Para Julian Tang, virólogo clínico de la Universidad de Leicester (Inglaterra), “necesitamos reducir mucho los niveles comunitarios del virus y aumentar la cobertura de vacunación de los adultos jóvenes que asisten a los pubs, restaurantes, etc. para prevenir cualquier posible resurgimiento. No queremos que estos locales abran demasiado pronto solo para ver cómo esto se desperdicia si hay otra oleada de casos”.

Según los autores, aunque no es posible extrapolar los resultados directamente a otros países, sí se puede considerar lo que podría ser similar o diferente en los bares de otros territorios. “El ambiente social y el alcohol son probablemente los mayores desafíos en estos locales. Sin embargo, puede haber estados con diferente cultura o en los que la gente sea más respetuosa con las nuevas normas relativas a la transmisión de la covid-19, por lo que reducir los riesgos allí será más fácil”.

El reto de ofrecer un entorno seguro

El informe señala que las orientaciones del Gobierno escocés no detallan exactamente cómo se espera que el personal de bar o de seguridad intervenga de forma eficaz y segura en las infracciones de distanciamiento de los clientes, o en la gestión de situaciones que normalmente requerirían un contacto estrecho —como la expulsión de clientes borrachos o beligerantes—.

De hecho, en las entrevistas realizadas por los investigadores los propietarios de los locales reconocieron que el personal tendría que recibir formación y estar capacitado para aplicar las nuevas medidas, pero también consideraron que algunos clientes podrían no apreciar la intervención o incluso no responder a ella.

“No es posible eliminar por completo los riesgos de transmisión en ningún entorno, pero la atmósfera social y el ambiente de muchos de estos locales da lugar a riesgos adicionales en contra de las directrices sanitarias”

Niamh Fitzgerald, autora

“Los propietarios están comprometidos con la creación de entornos seguros y en muchos locales se han realizado mejoras sustanciales tras su reapertura, como en la ventilación. Sin embargo, resulta difícil garantizar el cumplimiento de estos requisitos por parte de los clientes y, en ocasiones, de su propio personal”, apunta Paul Hunter, catedrático de Medicina de la Universidad de East Anglia (Inglaterra).

“Este estudio ofrece una valiosa perspectiva sobre los tipos de fallos que pueden producirse en estos locales y por qué ocurren. Abrir los locales de hostelería en los próximos meses y que todos ofrezcan entornos seguros será un reto clave para Reino Unido”, continúa Hunter.

En general, para los autores hay motivos de incertidumbre sobre el grado de aplicación de las normas en un sector en el que la interacción entre mesas, hogares y desconocidos es normal, y en el que se consume alcohol de forma habitual. “No es posible eliminar por completo los riesgos de transmisión en ningún entorno”, indica Fitzgerald, “pero la atmósfera social y el ambiente de muchos de estos locales da lugar a riesgos adicionales en contra de las directrices sanitarias”.

El cierre de locales podría eliminar estos riesgos, pero también causar importantes dificultades a los propietarios y el personal. “Es fundamental prestar atención al impacto de la clausura en los propios negocios y sus empleados, a la actividad económica del sector, así como a los riesgos que plantea el desvío de parte del consumo de alcohol al hogar”, concluye.

La pandemia en Escocia

Reino Unido inició su confinamiento nacional el 20 de marzo del año pasado. En Escocia, se permitió a los locales con licencia reabrir los espacios interiores a partir del 15 de julio, con estrictas normas de seguridad para minimizar el riesgo de transmisión. Los locales debían funcionar con un mínimo de distancia física e instalar señalización adecuada, todos los clientes debían estar sentados, el personal debía llevar mascarilla y debían introducirse mejores medidas de ventilación y reducción del ruido.

Tras un gran brote a principios de agosto vinculado a este tipo de locales en Aberdeen, se estableció como requisito legal la recopilación de datos de los clientes para el rastreo de contactos, y se reforzaron las orientaciones sobre las colas, la permanencia de pie y el servicio de mesa. El 5 de enero de 2021, Escocia volvió a imponer un confinamiento estricto, muy similar al del pasado año, debido a la nueva variante del coronavirus.

Referencia:

Niamh Fitzgerald et al.: ‘Managing COVID-19 Transmission Risks in Bars: An Interview and Observation Study’. Journal of Studies on Alcohol and Drugs, 82(1), 42–54 (2021). https://doi.org/10.15288/jsad.2021.82.42 DOI: 10.15288/jsad.2021.82.42

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons

Nueva herramienta para analizar la difusión de ‘fake news’ en redes sociales

La presencia de solo un 1 % de personas acríticas o de bots que propagan un rumor de forma automática hace que este circule más rápido: el tiempo se puede reducir en un 20 % para alcanzar a la mitad de la población conectada a una red social como Whatsapp. Es uno de los resultados del estudio realizado por investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid y otros centros considerando la polarización de los individuos en la difusión de noticias.

La propagación de ideas en las redes sociales es un fenómeno cada vez más importante, que desempeña un papel crucial a la hora de entender cómo proliferan las noticias falsas o fake news, así como su impacto en los procesos democráticos.

Situaciones como la pandemia de covid-19, en la que han sido muchas las ocasiones en las que las redes sociales se han empleado para difundir información no contrastada, relacionando incluso la enfermedad con las redes de 5G, ponen de manifiesto la importancia de tener en cuenta el papel que desempeñan las redes sociales en la difusión de la información y, sobre todo, de la desinformación.

A partir de grupos de Whatsapp de estudiantes se ha observado que la presencia de solo un 1 % de individuos críticos o bots puede bajar en un 20 % el tiempo para que una noticia llegue a la mitad de la población conectada a una red social

Ahora, un trabajo desarrollado por los investigadores Jesús San Martín de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), Fátima Drubi de la Universidad de Oviedo  y Daniel Rodríguez Pérez de la UNED, ha empleado un modelo matemático para analizar las posibilidades de que un rumor se transmita con mayor o menor rapidez en una red social y la influencia que la polarización de los individuos tiene en este proceso. El estudio se publica en la revista Mathematics and Computers in Simulation.

“La propagación de fake news a través de las redes sociales y su impacto en la sociedad actual es más que evidente. La campaña electoral de EEUU o el referéndum del Brexit, ambos en 2016, así como las campañas de noticias sesgadas detectadas en Cataluña en 2018, son solo algunos ejemplos de cómo estos procesos están reconfigurando las sociedades y afectando a las democracias”, explica Jesús San Martín, de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería y Diseño Industrial de la UPM.

“Disponer de herramientas como la que hemos desarrollado para inferir los mecanismos de propagación de estas noticias y diferenciar los “rumores de toda la vida” de las fake news propagadas intencionadamente para atacar a nuestra sociedad es, ahora más que nunca, de gran trascendencia social”, añade.

Tres parámetros de la red social

Teniendo en cuenta esa diferencia basada en la intencionalidad de difusión de las noticias falsas, los autores simularon la propagación de un rumor en función de tres parámetros característicos de una red social: la probabilidad de que un individuo conozca el rumor de partida, la probabilidad de que un individuo no polarizado que recibe la noticia la comparta con sus contactos y sus grupos, y la proporción de la población formada por individuos polarizados (acríticos con el contenido de la noticia) o bots (programa informático que efectúa automáticamente tareas reiterativas) que propagan el rumor automáticamente en cuanto les llega.

Esta herramienta analítica permite inferir lo que está sucediendo en una red social a partir de cómo evoluciona en ella un rumor y del comportamiento de los individuos en relación a la transmisión del mismo

“Nuestro objetivo era doble. Por un lado queríamos encontrar la ley que rige la evolución de la propagación de un rumor en la red y hallar en cuánto tiempo ese rumor llegará a una fracción dada de los individuos conectados a esa red. Por otro, nos parecía fundamental detectar la presencia de grupos de bots o individuos acríticos, que reenvían automáticamente y de forma coordinada un determinado rumor, y ver cómo afectan a la propagación de la noticia”, señala el investigador. 

“Tomando como punto de partida un modelo de red social cuya estructura derivamos a partir de los grupos de Whatsapp de estudiantes, los resultados mostraron que la presencia de sólo un 1 % de bots o de individuos acríticos, puede bajar en un 20 % el tiempo necesario para que una noticia llegue a la mitad de la población conectada a una red social”, añade.

Los investigadores también usaron su modelo para ajustar datos empíricos publicados de propagación de bulos en Whatsapp. En el caso analizado, su modelo predice que una noticia llegaría a la mitad de la población en menos de 6 días, y alcanzaría al 99 % de la red en 3 meses y medio.

Para el equipo, la importancia de estos resultados radica en que aportan una herramienta analítica que permite inferir lo que está sucediendo en una red social a partir de cómo evoluciona en ella un rumor y del comportamiento de los individuos en relación a la transmisión del mismo.

Referencia:

Jesús San Martín et al. “Uncritical polarized groups: The impact of spreading fake news as fact in social networks”. Mathematics and Computers in Simulation, 2020.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons.

¿Es necesario obligar a vacunar?

La vacunación en España es voluntaria, aunque existen algunas situaciones excepcionales en las que se podría imponer de forma forzosa. Amós José García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología, explica por qué es mejor no obligar a la sociedad a inmunizarse.

Las vacunas imitan a los virus y bacterias que causan enfermedades preparando al sistema inmunitario para reconocer y defenderse contra ellas. / Adobe Stock

Siempre he sido de los que piensan que si una cosa funciona bien, más vale no tocarla. Para mí, esta idea como punto de partida es fundamental para analizar la obligatoriedad o voluntariedad de las vacunas frente a la covid-19. ¿Existe debate entre los profesionales sanitarios y la ciudadanía sobre estar a favor o en contra de las vacunas?

Honestamente creo que la respuesta es no. Los que están planteando dudas sobre la conveniencia de estas vacunas, en realidad están poniendo en cuestión al propio conocimiento científico. Por eso, estas dudas florecen en trincheras minoritarias ajenas a la ciencia y más próximas a las creencias.

Conforme han ido llegando las vacunas y se ha ido constatando que son seguras y que los efectos secundarios son los esperados, la adherencia a la vacunación ha aumentado exponencialmente

Si revisamos las encuestas de meses anteriores a la llegada de las vacunas, un porcentaje amplio de los ciudadanos era reacio a ser vacunado inicialmente. Conforme han ido llegando estos productos y se ha ido constatando que son seguras y que los efectos secundarios que pueden presentar son los esperados y ya detectados en los ensayos clínicos, la adherencia a la vacunación ha aumentado exponencialmente.

Información frente a las dudas

Ahora el problema no es tanto que haya ciudadanos que no se quieran vacunar, sino que en estos momentos no hay vacunas para todos los que quieren ser inmunizados ya. Además, hay que señalar que dentro de la población reticente hay muchas personas que lo que reclaman es información.

Y ahí está una de las claves principales: educar. Si no hacemos esto, y además sancionamos económicamente a estos ciudadanos, estaríamos contribuyendo a generar resistencias a la vacunación.

Con el escenario favorable a la vacunación que tenemos, hacer obligatoria la medida puede crear ‘anticuerpos’ que generen un mayor rechazo

Con el escenario favorable a la vacunación que tenemos, hacer obligatoria la medida puede crear ‘anticuerpos’ que generen un mayor rechazo. Es más, posiblemente perjudicaríamos económicamente a sectores que tienen dudas y que reclaman algo tan sencillo y complejo como es la buena comunicación.

Amós José García Rojas es presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV) y trabaja como jefe de sección en el Servicio de Epidemiología y Prevención de la Dirección General de Salud Pública de Canarias.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons.

Cómo hablar y escribir bien sobre la pandemia coronavírica: las dudas básicas

Coronavirus, inmunidad, covid-19 y SARS-CoV-2. Probablemente estas sean cuatro de las palabras más usadas desde 2020, aunque no siempre lo hayamos hecho bien. Fernando Navarro, médico de formación y traductor de esta disciplina desde hace más de treinta años, analiza las principales dudas que han surgido al comunicarnos sobre la pandemia.

Como forma abreviada de ‘coronavirosis de 2019’, el género gramatical en español solo puede ser femenino: la covid-19. / Adobe Stock

Desde el 11 de marzo de 2020, fecha en que la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretó oficialmente la pandemia de covid-­19, llevamos ya un año en que todos –médicos y sanitarios, desde luego, pero también periodistas e incluso la población general– prácticamente no hablamos, leemos ni escribimos de otra cosa.

Como nadie puede convertirse de la noche a la mañana en viróloga, intensivista, epidemiólogo, higienista, vacunóloga, economista, biólogo molecular, lingüista y farmacóloga, es normal que surjan dudas sobre el modo más acertado de emplear los términos y conceptos que en estos pandémicos meses nos han llegado a raudales.

Nadie puede convertirse rápidamente en virólogo o epidemiólogo, así que es normal que surjan dudas sobre los nuevos términos que han llegado en estos meses

Así, entre los cientos de dudas terminológicas registradas en relación con el nuevo coronavirus venido hace un año de China, estas son algunas de las más frecuentes:

El virus y la enfermedad

El 11 de febrero de 2020 se reunieron por separado dos comités de nomenclatura: por un lado, la OMS bautizó coronavirus disease 2019 (en forma abreviada, COVID-19) la nueva enfermedad respiratoria descrita en Wuhan; por otro, el Comité Internacional de Taxonomía de los Virus decidió llamar severe acute respiratory syndrome coronavirus 2 (en forma abreviada, SARS­CoV‑2) a su coronavirus causal.

En el ámbito de la infectología es muy frecuente –incluso entre médicos– confundir las enfermedades infecciosas con sus microbios causales. Lo vemos en frases como “las autoridades sanitarias investigan un brote de salmonela en un hotel turístico” (más bien de salmonelosis, ¿no?) y “en el material de hemotransfusión es preciso descartar la presencia de virus que se transmiten por la sangre, como el VIH o la hepatitis C” (la hepatitis C no es ningún virus).

Como era de prever, también en esta pandemia he encontrado este tipo de confusión con más frecuencia de la deseada: “crece el número de personas infectadas por covid-19” (uso incorrecto del nombre de la enfermedad para referirse a su virus causal) o “está ingresado en la UCI por coronavirus” (uso incorrecto del nombre del virus para referirse a la enfermedad causada por él).

¿COVID-19 o covid-19?

En primer lugar, quizá deberíamos plantearnos por qué no nos atrevimos a acuñar el neologismo abreviado directamente en español: ecov-2019 (a partir de ‘enfermedad coronavírica de 2019’) o covi 2019 (a partir de ‘coronavirosis de 2019’), que son abreviaciones de mayor valor nemotécnico para nosotros y que habrían podido integrarse sin dificultad en el sistema lingüístico.

¿Por qué no acuñamos el neologismo abreviado en español ecov-2019 (a partir de ‘enfermedad coronavírica de 2019’) o covi 2019 (a partir de ‘coronavirosis de 2019’)? Se habrían integrado sin problema en nuestro sistema lingüístico

Dando por asentada entre nosotros, en fin, la forma abreviada inglesa, son muchos los que escriben COVID‑19 todo en mayúsculas, como en inglés. Personalmente, recomiendo la forma lexicalizada covid‑19, en minúsculas, considerada asimismo válida por la Real Academia Española (RAE), y que muy probablemente se impondrá a la larga en el uso.

Tenemos un precedente claro en el síndrome de la inmunodeficiencia humana, descrito a principios de los años ochenta. En inglés lo abreviaron AIDS, término que todavía hoy sigue siendo la forma habitual en dicha lengua. En español, en cambio, inicialmente escribimos SIDA todo en mayúsculas, como en inglés, pero el término se lexicalizó con rapidez, pasó al lenguaje general, y ya en 1992 entró en el diccionario de la RAE como ‘sida’, sustantivo común en minúscula.

¿El o la covid-19?

Como forma abreviada de ‘coronavirosis de 2019’, para mí es evidente que su género gramatical en español solo puede ser femenino: la covid-19. Oigo a muchos, no obstante, decir “el covid-19”; tal vez por considerarlo un anglicismo; el inglés es una lengua que carece de género gramatical, si bien la mayor parte de los anglicismos crudos terminados en consonante entran en español con género masculino.

Como forma abreviada de ‘coronavirosis de 2019’, es evidente que su género gramatical en español solo puede ser femenino: la covid-19

versos confinados
Probablemente coronavirus sea una de las palabras más usadas en el último año. / UNED

Pero, más probablemente, porque están confundiendo la enfermedad con su coronavirus causal, el SARS-CoV-2: “yo digo el covid, en masculino, porque se trata de un virus”. Lo cual es un error conceptual grave y muy peligroso en el ámbito de la divulgación científica.

¿Coronavírico o coronaviral?

Cualquiera medianamente familiarizado con la lectura de textos científicos en inglés habrá observado que el sufijo ­al se usa mucho más en inglés que en español para formar adjetivos especializados. En el campo de las enfermedades infecciosas, por ejemplo, el inglés recurre al adjetivo microbial para expresar relación con los microbios en general, mientras que nosotros decimos ‘microbiano’.

Si el microbio causal es una bacteria, en tal caso los anglohablantes dicen bacterial; nosotros, ‘bacteriano’. Si es un hongo, el adjetivo inglés será fungal; en español, ‘fúngico’. Si es un protozoo, el adjetivo inglés será protozoal; en español, ‘protozoario’ o ‘protozoico’. Y, de forma parecida, cuando se trata de un virus, el inglés recurre al adjetivo viral donde nosotros tradicionalmente decíamos vírico: vacuna triple vírica, por ejemplo, en lugar de *triple viral*.

Para traducir el adjetivo inglés coronaviral y expresar relación con los coronavirus, recomiendo en español coronavírico, que es también la única forma admitida ahora mismo por la RAE. Soy consciente, no obstante, de que la presión del inglés es abrumadora en la medicina actual, y muchos médicos de habla hispana dicen y escriben coronaviral. Se supone que la RAE debería darla también por buena, puesto que desde el año 1992 recoge en su diccionario normativo la variante ‘viral’ ―hoy de uso predominante en español― junto a la forma tradicional ‘vírico’.

Mortalidad y letalidad

Llamamos mortalidad al número de muertes registradas en una población determinada y durante un período determinado; y tasa de mortalidad, a la proporción entre el número de muertes en una población durante un período determinado y el tamaño total de dicha población. Así, mientras escribo estas líneas la mortalidad por covid-19 desde el inicio de la pandemia es ligeramente mayor en Alemania (68.118 fallecidos) que en España (67.101 fallecidos); la tasa de mortalidad, en cambio, es mucho menor en Alemania (≈ 0,82 ‰) que en España (≈ 1,43 ‰).

Durante la primera ola de la pandemia, muchos medios llegaron a afirmar que la tasa de mortalidad por covid-19 era superior al 10 % en España. Esto es un disparate mayúsculo, no se debe confundir con la tasa de letalidad

No debe confundirse tampoco la tasa de mortalidad con la tasa de letalidad, es decir, la proporción entre el número de muertes por causa de una determinada enfermedad en un período determinado y el número de casos diagnosticados de dicha patología en ese mismo período.

Durante la primera ola de la pandemia, muchos medios llegaron a afirmar que la tasa de mortalidad por covid-19 era superior al 10 % en España (lo cual es un disparate mayúsculo si tenemos en cuenta que la tasa de mortalidad anual en España, sumando todas las enfermedades conocidas, no llega al 1 %).

Querían decir, evidentemente, la tasa de letalidad. E incluso así, la noticia ya era suficientemente alarmista: porque la tasa de letalidad, a diferencia de la tasa de mortalidad, depende del número de casos diagnosticados; y, durante la primera ola, en España, la mayor parte de los casos quedaron sin diagnosticar por falta de pruebas analíticas y desbordamiento del sistema sanitario. Varios estudios recientes apuntan más bien a una tasa de letalidad de la covid-19 próxima o ligeramente inferior al 1 %; o, lo que es lo mismo, más o menos del orden de la tasa de letalidad de la gripe estacional.

Si acudo a un diccionario bilingüe de bolsillo, la primera traducción que me da para el inglés herd suele ser ‘rebaño’. No es ningún disparate, desde luego: al hato de ovejas o cabras lo llamamos en español con el mismo nombre. Pero herd puede ser también cualquier grupo grande de animales que viven juntos, como una piara de cerdos o una manada de ñus; y puede aplicarse también en inglés a un gran número de personas, en cuyo caso en español diríamos más bien ‘multitud’, ‘muchedumbre’, ‘gentío’ o ‘grupo’.

Si yo fuera un veterinario que debe hacer frente a alguna epizootia ovina o caprina, pues sí, tal vez hablaría de ‘inmunidad de rebaño’. Pero si lo que quiero es referirme a la protección que ofrece a toda una colectividad humana la inmunización de una parte significativa de ella, suficiente para quebrar la cadena de contagios, parece más lógico hablar de inmunidad colectiva o inmunidad de grupo, ¿no creen?

Fernando A. Navarro es médico especialista en farmacología clínica, pero muy pronto colgó el fonendo y la bata blanca para ganarse la vida como médico de palabras. Traductor médico con más de treinta años de experiencia a sus espaldas, desde 2006 está al frente del «Laboratorio del lenguaje» en Diario Médico.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons.

Perseverance toma una imagen panorámica en alta definición desde su lugar de amartizaje

La segunda panorámica facilitada por el rover de la NASA muestra a gran resolución el borde del cráter Jezero y el entorno de un antiguo delta fluvial del planeta rojo. La foto está formada con 142 imágenes tomadas por el instrumento Mastcam-Z.  

El instrumento Mastcam-Z, con el que se ha tomado la panorámica, permite hacer zoom, tomar vídeos en alta definición e imágenes en 3D de la superficie marciana. / NASA/JPL-Caltech

El róver de la misión Mars 2020 de la NASA, Perseverance, ha tomado su primera imagen en alta definición desde su lugar de aterrizaje en el cráter Jezero de Marte.

La fotografía se realizó el pasado 21 de febrero con el instrumento Mastcam-Z, una cámara ubicada en el mástil o ‘cabeza’ de Percy. Se trata de la segunda panorámica tomada por el róver desde su llegada al planeta, tras tomar otra fotografía similar el 20 de febrero con las cámaras de navegación, de menor calidad.

El instrumento Mastcam-Z es un sistema dual de cámaras que permite hacer zoom, tomar vídeos en alta definición, instantáneas panorámicas a color e imágenes en 3D de la superficie marciana. Con ella, la robot puede proporcionar detalles exhaustivos de objetos distantes y cercanos.

Estas cámaras ayudarán al equipo científico a evaluar la historia geológica y las condiciones atmosféricas del cráter Jezero, al tiempo que permitirá identificar rocas y sedimentos que necesitan una evaluación más precisa por otros instrumentos del róver.

Mastcam-Z permitirá al equipo científico de la misión evaluar la historia geológica y las condiciones atmosféricas de Marte. También ayudará a determinar qué rocas marcianas se deben conservar y preparar para una posible misión de retorno a la Tierra

Del mismo modo, las cámaras ayudan al equipo de la misión a determinar de qué rocas se deben tomar muestras para conservarlas y prepararlas para una posible misión de retorno a la Tierra.

La nueva foto panorámica, compuesta de 142 imágenes, revela el borde del cráter y la cara del acantilado de un antiguo delta fluvial. Este instrumento puede revelar detalles tan pequeños de tres a cinco milímetros cerca del vehículo, y de dos a tres metros para objetos lejanos.

El investigador principal de Mastcam-Z, Jim Bell, de la Facultad de Exploración Espacial y Terrestre de la Universidad Estatal de Arizona, señala que Perseverance se encuentra “en un punto óptimo” de Marte, “donde se aprecian características similares de los sitios de aterrizaje de Spirit, Opportunity y Curiosity”.

Fuente: NASA
Derechos: Creative Commons.

Informe de Seguridad IBM: Ataques a industrias que apoyan la respuesta a COVID-19 se duplican

IBM (NYSE: IBM) Security hoy publicó su informe 2021 X-Force Threat Intelligence Index, que destaca cómo evolucionaron los ciberataques en 2020 a medida que los agentes de amenazas cibernéticas buscaban beneficiarse de los desafíos socioeconómicos, comerciales y políticos sin precedentes provocados por la pandemia de COVID-19. En 2020, IBM Security X-Force observó que los atacantes se centraron en organizaciones vitales para los esfuerzos globales de respuesta a COVID-19, como hospitales, fabricantes de insumos médicos y farmacéuticos, así como compañías de energía que alimentan la cadena de suministro de COVID-19.

Según el nuevo informe, los ataques cibernéticos a organizaciones de atención médica, fabricación y energía se duplicaron con respecto al año anterior, ya que los agentes de amenazas cibernéticas hicieron blanco en organizaciones que no podían permitirse el tiempo de inactividad debido a los riesgos de interrumpir los esfuerzos médicos o cadenas de suministro críticas. De hecho, la industria manufacturera y la energía fueron los sectores más atacados en 2020, solo superados por el sector financiero y de seguros. A esto contribuyeron los atacantes que se aprovecharon del aumento de casi un 50% en las vulnerabilidades en los sistemas de control industrial (ICS), de los que tanto la fabricación como la energía dependen en gran medida.

“En esencia la pandemia ha reformulado lo que hoy se considera infraestructura crítica, y los atacantes tomaron nota. Muchas organizaciones debieron pasar a la línea de frente en los esfuerzos de respuesta por primera vez, ya sea para apoyar la investigación de COVID-19, defender las cadenas de suministro de vacunas y alimentos o producir equipo de protección personal”, comentó Nick Rossmann, Líder de Inteligencia de Amenazas Globales en IBM Security X-Force. “La victimología de los atacantes cambió conforme se fueron sucediendo los hechos en la línea de tiempo de COVID-19, lo que señala, una vez más, la adaptabilidad, el ingenio y la persistencia de los adversarios del ciberespacio”.

El índice de inteligencia de amenazas X-Force se basa en conocimientos y observaciones obtenidos gracias al monitoreo de más de 150 mil millones de eventos de seguridad por día en más de 130 países. Además, los datos se recopilan y analizan de múltiples fuentes dentro de IBM, incluyendo las áreas IBM Security X-Force Threat Intelligence and Incident Response, X-Force Red, IBM Managed Security Services, y los datos proporcionados por Quad9 e Intezer, los cuales contribuyeron al informe 2021.

Algunos de los aspectos más destacados del informe incluyen:

· Los ciberdelincuentes aceleran el uso de malware Linux: Con un aumento del 40% en las familias de malware relacionado con Linux en el último año, según Intezer, y un aumento del 500% en el malware escrito en Go en los primeros seis meses de 2020, los atacantes están acelerando una migración a malware de Linux, que se puede ejecutar más fácilmente en varias plataformas, incluidos los entornos de nube.

· La pandemia impulsa la falsificación de marcas líderes: En un año de distanciamiento social y trabajo remoto, las marcas que ofrecen herramientas de colaboración como Google, Dropbox y Microsoft, o las de compras en línea como Amazon y PayPal, figuraron entre las 10 principales marcas falsificadas en 2020. YouTube y Facebook, las fuentes a las que más recurrieron los consumidores para la síntesis de noticias el año pasado, también encabezan la lista. Sorprendentemente, Adidas hizo su debut como la séptima marca más imitada en 2020, probablemente como consecuencia de la demanda de las líneas de zapatillas Yeezy y Superstar.

· Grupos de ransomware aprovechan un modelo de negocio rentable: El ransomware fue la causa de casi uno de cada cuatro ataques a los que respondió X-Force en 2020, que evidenciaron una evolución agresiva para incluir tácticas de doble extorsión. Con este modelo, X-Force evalúa que Sodinokibi -el grupo de ransomware más observado en 2020- tuvo un año muy rentable. X-Force estima que el grupo ganó, utilizando una estimación conservadora, más de 123 millones de dólares el año pasado y aproximadamente dos tercios de sus víctimas pagaron un rescate, según el informe.

La inversión en malware de código abierto amenaza los entornos de nube

En medio de la pandemia de COVID-19, muchas empresas buscaron acelerar su adopción de la nube. “De hecho, una encuesta reciente de Gartner descubrió que casi el 70% de las organizaciones que utilizan servicios en la nube planean aumentar su gasto en la nube a raíz de la disrupción causada por COVID-19”.1 Pero considerando que Linux actualmente impulsa el 90% de las cargas de trabajo en la nube y que el informe X-Force detalla un aumento del 500% en las familias de malware relacionado con Linux en la última década, los entornos en la nube pueden convertirse en un vector de ataque importante para los agentes de amenazas cibernéticas.

Con el aumento del malware de código abierto, IBM evalúa que los atacantes pueden estar buscando formas de mejorar sus márgenes de ganancia, posiblemente reduciendo costos, aumentando la efectividad y creando oportunidades para escalar ataques más rentables. El informe destaca varios grupos de amenazas como APT28, APT29 y Carbanak que recurren al malware de código abierto, lo que indica que esta tendencia será un acelerador para más ataques a la nube el próximo año.

El informe también sugiere que los atacantes están explotando la potencia de procesamiento expandible que brindan los entornos de nube, transfiriendo altos cargos por uso de la nube a las organizaciones víctimas, ya que Intezer observó más del 13% de código nuevo, previamente no observado, en el malware de criptominería de Linux en 2020.

Con la mirada de los atacantes puesta en las nubes, X-Force recomienda que las organizaciones consideren un enfoque de confianza cero para su estrategia de seguridad. Las empresas también deben hacer de la computación confidencial un componente central de su infraestructura de seguridad para proteger sus datos más confidenciales: al cifrar los datos en uso, las organizaciones pueden ayudar a reducir el riesgo de explotación por parte de un agente malintencionado, incluso si pudiera acceder a sus ambientes confidenciales.

Cibercriminales se hacen pasar por marcas famosas

El informe de 2021 destaca que los ciberdelincuentes optaron por hacerse pasar con mayor frecuencia como marcas en las que los consumidores confían. Considerada una de las marcas más influyentes del mundo, Adidas les pareció atractiva a los ciberdelincuentes que intentaron explotar la demanda de consumidores en busca de zapatillas codiciadas, llevándolos a webs maliciosas que simulaban ser sitios legítimos. Una vez que un usuario visitaba estos dominios que parecían legítimos, los ciberdelincuentes intentaban realizar estafas de pago en línea, robar información financiera de los usuarios, recolectar credenciales de usuario o infectar los dispositivos de las víctimas con malware.

El informe indica que la mayoría de las falsificaciones de Adidas están asociadas con las líneas de zapatillas Yeezy y Superstar. La línea Yeezy según estimaciones recaudó USD 1.3 mil millones en 2019 y fue una de las zapatillas más vendidas por el gigante de la fabricación de ropa deportiva. Es probable que, debido a la expectativa generada por el lanzamiento de zapatillas a principios de 2020, los atacantes aprovecharan la demanda de esta rentable marca para obtener sus propias ganancias.

Ransomware, en el podio de los ataques de 2020

Según el informe, en 2020 el mundo experimentó más ataques de ransomware en comparación con 2019. Casi el 60% de los ataques de ransomware a los que X-Force respondió utilizaron una estrategia de doble extorsión en la cual los atacantes cifraban, robaban y luego amenazaban con filtrar datos, si no se pagaba el rescate. De hecho, en 2020, el 36% de las filtraciones de datos que X-Force rastreó provinieron de ataques de ransomware que también implicaban un supuesto robo de datos, lo que sugiere que las filtraciones de datos y los ataques de ransomware están comenzando a colisionar.

El grupo de ransomware más activo reportado en 2020 fue Sodinokibi (también conocido como REvil), responsable del 22% de todos los incidentes de ransomware que X-Force observó. X-Force estima que Sodinokibi robó aproximadamente 21,6 terabytes de datos de sus víctimas, casi dos tercios de las víctimas pagaron un rescate y en aproximadamente el 43% de los casos se filtraron datos. Según las estimaciones de X-Force, se calcula que ese grupo habría ganado más de USD 123 millones el año pasado.

Al igual que Sodinokibi, el informe descubrió que los grupos de ransomware más exitosos en 2020 se dedicaron también a robar y filtrar datos, así como en crear cárteles de ransomware como servicio y subcontratar aspectos clave de sus operaciones a ciberdelincuentes que se especializan en diferentes aspectos de un ataque. En respuesta a estos ataques de ransomware más agresivos, X-Force recomienda que las organizaciones limiten el acceso a los datos confidenciales y protejan las cuentas clave con administración de acceso privilegiado (PAM) y administración de identidades y accesos (IAM).

Otros hallazgos del informe:

· Las vulnerabilidades superan al phishing como vector de infección más común: El informe de 2021 revela que la forma más exitosa en que se accedió a los entornos de víctimas el año pasado fue escanear y explotar vulnerabilidades (35%), superando el phishing (31%), por primera vez en años.

· Europa se llevó la peor parte de los ataques de 2020: Representando el 31% de los ataques a los que X-Force respondió en 2020, según el informe, Europa fue la región que tuvo más ataques, y el ransomware fue en el principal culpable. Además, Europa experimentó más ataques de amenazas internas que cualquier otra región, con el doble de ataques que América del Norte y Asia juntos.

El informe presenta datos que IBM recopiló en 2020 para brindar información detallada sobre el panorama global de amenazas e informar a los profesionales de seguridad sobre las amenazas más relevantes para sus organizaciones.

Para descargar una copia del X-Force Threat Intelligence Index 2021, visite: https://www.ibm.biz/threatindex2021

Estas son algunas de las profesiones asociadas con un consumo excesivo de alcohol

Los datos aportados por más de 100.000 británicos durante cuatro años han permitido encontrar pruebas de que los profesionales de determinados oficios son más proclives a convertirse en bebedores habituales. Entre ellos están los trabajadores del ocio nocturno y de la limpieza industrial, profesores de autoescuela, escayolistas y altas directivas.

Determinados oficios podrían estar más relacionados con el consumo de alcohol. / Adobe Stock

¿Tiene un camarero más riesgo de beber alcohol sin moderación que una dentista? ¿Un albañil es más propenso a ser un bebedor habitual que una profesora? Un nuevo estudio, cuyos resultados se pueden consultar en la revista BMC Public Health, analiza si existe alguna relación entre la ocupación laboral y el consumo excesivo de alcohol.

Los autores, dos investigadores de la Universidad de Liverpool (Reino Unido), señalan que han encontrado diversas asociaciones entre dicho consumo excesivo y determinados trabajos en el país, aunque no han podido determinar la causalidad.

Al comprender qué ocupaciones están asociadas con el consumo excesivo de alcohol podemos orientar mejor los recursos y las intervenciones

Andrew Thompson

“El consumo excesivo de alcohol aumenta el riesgo de daño físico y mental, y al comprender qué ocupaciones están asociadas con el consumo excesivo de alcohol podemos orientar mejor los recursos y las intervenciones”, declara Andrew Thompson, investigador asociado en el Institute of Translational Medicine y autor del estudio.

Para lograr los datos, los expertos reunieron a un total de 100.817 participantes de entre 40 y 69 años, a través del Biobanco de Reino Unido. Desde 2006 hasta 2010, los participantes tuvieron que declarar periódicamente la cantidad de alcohol que ingerían, expresada en unidades estandarizadas. En Reino Unido, una unidad de alcohol se define como 10 mililitros (8 gramos) de alcohol puro. También, recogieron datos demográficos de cada participante.

Al recopilar la información, establecieron dos baremos mediante los cuales hombres y mujeres podían estar expuestos a un alto riesgo de daño físico y mental. El consumo excesivo de alcohol se definió como más de 35 unidades por semana en el caso de las mujeres y más de 50 en el caso de los hombres. Casi una décima parte de los participantes (17.907) sobrepasaron los baremos y fueron clasificados como bebedores habituales.

De las 353 profesiones contempladas en este estudio, en 77 trabajos se observó una asociación con el consumo de alcohol y 51 albergaban altos niveles de bebedores habituales. Los que más, dueños de pubs y gerentes de locales, profesionales de procesos de limpieza industrial y asistentes de deporte y ocio. Por contra, las ocupaciones con menor proporción de bebedores fueron las clericales, las de físicos, geólogos y meteorólogos, médicos y secretarios escolares.

Los datos se complementan con otros obtenidos anteriormente, en los que las personas que trabajan de forma rutinaria y directa con el alcohol muestran las tasas más altas de mortalidad relacionada con esta sustancia

Andrew Thompson

“Los datos se complementan con otros obtenidos desde la década de 1890, en los que las personas que trabajan de forma rutinaria y directa con el alcohol, como el personal de los bares, muestran las tasas más altas de mortalidad relacionada con esta sustancia. Lo mismo se observa en el extremo opuesto de la gama, donde los miembros del clero […] han mostrado sistemáticamente bajas tasas de mortalidad relacionada. Estos resultados ponen de manifiesto cómo el entorno ocupacional, que puede incluir creencias sociales y religiosas específicas, influye en la mortalidad relacionada con el alcohol”, recalca el estudio.

Diferencias de género

En cuanto a diferencias por género, las mujeres que ocupaban cargos directivos o en inmobiliarias obtuvieron las mayores prevalencias, seguidas de las profesoras de autoescuela y las camareras. “En el caso de las mujeres, la categoría de directivo mostró la mayor proporción de ocupaciones con prevalencias significativas para el consumo excesivo de alcohol. Esto podría estar relacionado con la tensión laboral o con las largas jornadas de trabajo”, consideran los expertos en el estudio.

Prevalencia del consumo elevado de alcohol por profesiones en mujeres

Por su parte, los hombres que mayores prevalencias registraron fueron los limpiadores industriales, electricistas especializados en vehículos, personal de la hostelería, escayolistas y trabajadores del sector de los residuos y el reciclaje.

“Las diferencias observadas para hombres y mujeres en las asociaciones entre ocupaciones y consumo excesivo de alcohol podrían indicar cómo los entornos laborales, junto con el género y otros factores complejos, pueden influir en las relaciones con la bebida”, explica el autor.

Prevalencia del consumo elevado de alcohol por profesiones en hombres

Si bien en ambos géneros se detectó un elevado consumo de alcohol entre dueños de pubs y propietarios de comercios especializados, esta tendencia fue más acusada entre las mujeres. “Uno de los hallazgos más consistentes en nuestros datos fue que las ocupaciones consideradas como ‘comercio especializado’ tenían un alto porcentaje de bebedores habituales”, señala el informe.

Aunque este estudio no ha encontrado causalidad en las relaciones ocupación/ingesta de alcohol, sus autores creen que puede ser de utilidad para que los responsables políticos sepan qué sectores podrían tener las tasas más altas de consumo excesivo de alcohol.

“Las intervenciones destinadas a abordar el consumo de alcohol en ocupaciones donde el exceso es frecuente podrían beneficiar tanto a las personas como a la economía en general, al mejorar el bienestar de los empleados y aumentar indirectamente la productividad”, concluye Thompson.

Referencia:

Thompson A, Pirmohamed M. “Associations between occupation and heavy alcohol consumption in UK adults aged 40–69 years: a cross-sectional study using the UK Biobank”. BMC Public Health (2020)

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons.