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Vacuna covid19 para todos: entre lo correcto y lo inteligente

Los expertos tienen claro que la única forma de evitar el resurgimiento repetido de la pandemia es a través de un acceso rápido y equitativo de la vacuna contra el coronavirus. Ana Céspedes, directora general de operaciones de IAVI, la Iniciativa Internacional de la vacuna contra el sida, explica cómo la solución desde un punto de vista humanitario y sanitario –pero también económico– ha de ser, por necesidad, global.   

Técnicos de laboratorio de la Iniciativa Internacional para la Vacuna contra el sida en Kenia. / IAVI

Durante los próximos meses, muchos de nosotros nos remangaremos la camisa y recibiremos la primera dosis de una vacuna contra la covid-19, seguida –unas semanas después– de un pinchazo de refuerzo. Si 2020 ha sido el annus horribilis de la pandemia, la esperanza es que 2021 sea el año de la inmunización y de un regreso progresivo a cierta ‘normalidad’ desde el punto de vista económico y social. El panorama, sin embargo, parece mucho menos esperanzador para miles de millones de personas en el mundo en desarrollo.

De acuerdo con el trabajo de un equipo de la Universidad de Duke (EE UU), el total que las tres compañías con vacunas aprobadas (o en vías de serlo) podría producir en los próximos 12 meses bastaría para inmunizar a un tercio de la población mundial durante el próximo año.

Ahora bien, la práctica totalidad de estos viales está ya comprada, o reservada. Y en su mayoría, por los países de altos ingresos (PAI), cuya población apenas llega al 14 % global, así como por algún otro que, sin pertenecer al ‘club de los más ricos’, posee importantes bazas negociadoras; ya sea por su masiva capacidad para producir vacunas (el caso de India) o por su contribución a la investigación clínica de las mismas (como Brasil o México).

En una situación en la que la capacidad actual de producir los ansiados viales va muy por detrás de la demanda mundial –que se calcula en cantidades nunca conocidas en la historia de la producción de vacunas–, es de temer que la gran mayoría de personas en los países de ingresos medios o bajos (PIMB) no puedan acceder a ellas hasta mucho más tarde. De hecho, se estima que los estados con bajos recursos quizás no puedan acceder a la ansiada inmunización hasta 2023 o incluso 2024.

La solución a la pandemia será global

El proceso de compra avanzada de vacunas está bien establecido como un incentivo para que la gran industria farmacéutica, donde reside la experiencia y capacidad de desarrollo y producción de vacunas a gran escala, invierta sus propios recursos sabiendo que será capaz de recuperarlos y obtener un retorno a su inversión. El problema es que quien pueda pagar más, se sitúa a la cabeza de la lista de espera, y tiene mayor poder negociador.

Aunque es comprensible que el instinto de cualquier gobernante sea el de proteger primero a su propia población, este instinto no solo peca de insolidario, sino que todo indica que semejante ‘nacionalismo de las vacunas’ no es el más inteligente. Por un lado, los expertos en salud pública no se cansan de advertir que, en un mundo globalizado, la solución a una pandemia producida por un agente tan infeccioso como el SARS-COV-2 ha de ser, por necesidad, global.

El beneficio en vidas salvadas de un acceso global equitativo a vacunas covid es inmenso – un trabajo de la Universidad de Northwestern (EE UU) estima que una distribución global equitativa de los primeros 2.000 millones de dosis evitaría hasta un 61 % de las muertes por coronavirus, mientras que su distribución exclusiva entre los PAI evitaría únicamente un 33 %.

Por si el argumento humanitario y sanitario resultara insuficiente, nuestros gobernantes habrían de revisar los hallazgos de un extenso informe económico patrocinado por la fundación Gates, según el cual las ganancias de una vacuna equitativamente distribuida multiplicarían varias veces lo que los países ricos habrían de invertir para conseguir tal distribución equitativa: las 10 mayores economías del mundo generarían unos 153.000 millones de dólares extra solo en 2021, y hasta 466.000 millones más hasta 2025.

En palabras del propio Gates, “no puedes simplemente dejar que el más rico haga la distribución [de vacunas]. Has de centrarte en tu objetivo, y decir a todos que, por el bien del mundo, hemos de cooperar de una forma sin precedentes”.

campaña de vacunación

Campaña de vacunación. / IAVI

Cómo avanzar en un reparto equilibrado

Entre tanto, la iniciativa COVAX –destinada a garantizar una distribución global equitativa de las vacunas covid que vayan aprobándose–, podría sufrir un alto riesgo de fracasar en su misión. COVAX es el pilar de las vacunas del  Acelerador ACT, puesto en marcha por la Coalición para la Promoción de Innovaciones en pro de la Preparación ante Epidemias (CEPI), la  Alianza Gavi para las Vacunas y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

A través de CEPI, COVAX apoya actualmente el desarrollo de un total de 9 vacunas contra la covid-19, 8 de las cuales están ya en ensayos clínicos, tres de ellas en fases muy avanzadas. Con estas vacunas, y con las dosis que consiga reservar de las vacunas ya existentes, se propone vacunar al menos a un 20 % de la población de 91 países con pocos recursos en África, Asia y Latinoamérica, priorizando los grupos de alto riesgo como trabajadores sanitarios y poblaciones vulnerables.

“Cuanto más nos acerquemos a una distribución equitativa de las vacunas, más ganaremos todos en términos de control epidemiológico, relanzamiento de la economía global y fortalecimiento de los sistemas de salud”

Pero para ello, son necesarios más fondos. COVAX ha conseguido algo más de 2.000 millones de dólares y necesita unos 4.900 mil millones más para conseguir sus objetivos. Entre ellos, la superación de varios retos sustanciales. En primer lugar, acelerar el desarrollo candidatos a vacunas que se espera puedan ser más accesibles y asequibles que las vacunas actualmente aprobadas de Pfizer y Moderna.

En segundo lugar, la negociación de los precios de las vacunas en medio de una complejísima maraña de acuerdos público-privados. Y finalmente, de forma perentoria, la creación de capacidades adicionales para la fabricación de miles de millones más de dosis de vacunas, especialmente las destinadas al mundo en desarrollo.

Lecciones aprendidas para todas las epidemias

En definitiva, cuanto más nos acerquemos a una distribución equitativa de las vacunas contra la covid-19, más ganaremos todos en términos de control epidemiológico, relanzamiento de la economía global, fortalecimiento de los sistemas de salud, e incluso, mejora de las prácticas regulatorias y de supervisión de las redes internacionales de compra y distribución de vacunas.

Para quienes trabajamos en organizaciones como IAVI, que lleva décadas centrada en encontrar soluciones eficaces y globalmente accesibles a algunos de los grandes problemas de salud pública de los países menos favorecidos, como el VIH y la Tuberculosis, resulta de la mayor importancia que sepamos utilizar este esfuerzo sin precedentes en el desarrollo y distribución de vacunas de covid19, y aplicarlo también a la I+D de otras vacunas y productos para la salud de los menos favorecidos.

Si algo ha demostrado esta terrible crisis a la que todavía nos estamos enfrentando es que con voluntad política pueden crearse los mecanismos financieros necesarios y que, con un objetivo común, la ciencia progresa mucho más rápido.

Las innovadoras alianzas de investigación que se han hecho posible en esos meses, gracias a la colaboración real entre científicos y la implicación absoluta de las autoridades regulatorias y sistemas de salud de todo el mundo, están permitiendo encontrar soluciones a una crisis sin precedentes.

Y hacerlo en tiempos increíblemente comprimidos. Hemos de asegurarnos de que las lecciones aprendidas en esta crisis también ayudan a transformar, mejorándola, nuestra respuesta a esas ‘otras’ grandes epidemias globales que continúan asolando y empobreciendo las vidas de millones de personas, como lo ha hecho el coronavirus con las nuestras.

Ana Céspedes es directora general de operaciones de IAVI, la Iniciativa Internacional de la vacuna contra el sida.

Fuente: SINC
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Nuevo dispositivo para realizar biopsias guiadas en tiempo real

Las ecografías permiten ‘ver’ estructuras internas del cuerpo mediante ultrasonidos y las imágenes gamma proporcionan información metabólica a partir de radiotrazadores inyectados en los pacientes. Ahora investigadores del Instituto de Física Corpuscular han desarrollado un prototipo que combina ambas técnicas para mejorar la precisión de las biopsias y personalizar el tratamiento de cualquier tipo de cáncer  

El nuevo dispositivo desarrollado en el Instituto de Física Corpuscular (CSIC-UV) mejora la precisión de las biopsias de tumores. / Pixabay

Científicos del Instituto de Física Corpuscular (IFIC, centro mixto del CSIC y la Universidad de Valencia) han patentado un novedoso dispositivo para la realización de biopsias guiadas en tiempo real que tendría una aplicación directa en cualquier tipo de cáncer donde haya que realizar biopsia y llevar a cabo una ecografía.

Los tumores cancerígenos no son homogéneos, sino que presentan heterogeneidades y zonas de mayor agresividad. Por tanto, para un tratamiento eficaz es fundamental tomar la muestra dentro de la zona más representativa.

El prototipo combina la imagen ecográfica con la imagen gamma para mejorar la precisión de las biopsias y personalizar el tratamiento de cualquier tipo de cáncer

El dispositivo permite dirigir la aguja de biopsia a las zonas de mayor actividad tumoral. Combina la imagen gamma con la ecográfica, es decir, añade la información metabólica que proporciona la primera a partir de los radiotrazadores que se inyectan a los pacientes, con los datos morfológicos que facilitan los aparatos de ultrasonidos o ecógrafos.

Según explica Luis Caballero, el científico del IFIC que ha liderado la investigación, “la única manera que existe en la actualidad de obtener esta información metabólica es mediante la inyección a los pacientes de un radiotrazador, una sustancia con radioisótopos que al decaer emiten radiación gamma”.

Este radioisótopo, adherido a una glucosa, es absorbido mayoritariamente por las células cancerígenas, debido a que sus altas tasas de replicación requieren un alto consumo energético que, fundamentalmente, extraen de la glucosa.

Por tanto, “la obtención de una imagen de la distribución del radiotrazador a partir de la radiación gamma proporciona información acerca de la actividad intratumoral –dice Caballero–. Integrar esta información metabólica a la morfológica, proporcionada por el ecógrafo que se usa para el guiado de la biopsia en el cáncer de mama, permitiría extraer muestras de las zonas más activas del tumor y, por tanto, mejorar la precisión de dicho procedimiento y personalizar el tratamiento en las pacientes”.

“En el mercado no existe un sistema como este, que además presenta tres grandes ventajas: debido a su precisión permite una personalización del tratamiento del cáncer, reduce el número de biopsias y su diseño posibilita adaptarlo a distintos sistemas ecográficos actuales y, por tanto, reducir los costes y facilitar su inserción en el mercado”, asegura el investigador.

El tipo de empresas que pueden estar interesadas en esta patente son, tanto aquellas que ya están comercializando sistemas de ultrasonidos y desean incorporar esta tecnología de imagen molecular, como las propias empresas que se dedican a la imagen molecular en el campo de la medicina nuclear.

Presenta tres grandes ventajas: permite una personalización del tratamiento del cáncer, reduce el número de biopsias y se puede adaptar a distintos sistemas ecográficos, reduciendo así costes y facilitando su comercialización

El dispositivo ya tiene una solicitud de patente internacional PCT (Tratado de Cooperación en Patentes) que ha entrado ya en fases nacionales en Estados Unidos, Japón y Australia. “El objetivo sería licenciar la tecnología o constituir una empresa spin-off y ser los promotores del dispositivo”, apunta Caballero, cuyo equipo cuenta con el apoyo financiero de la Universidad de Valencia y la Generalitat Valenciana.

Además de la aplicación en el guiado de la biopsia, esta tecnología también abre nuevas perspectivas en las técnicas empleadas en medicina nuclear como, por ejemplo, en una reciente técnica que mejora mucho la prognosis y que consiste en el marcaje de los propios ganglios mediante la inserción de la semilla radiactiva en el ganglio centinela para su futura identificación tras un tratamiento neoadyuvante de quimioterapia.

“Esta técnica es posible realizarla y controlarla por medio de la imagen gamma que proporciona nuestro sistema al existir la posibilidad de supervisar la deposición de la semilla y poder cerciorarnos de que esta se deposita en el ganglio centinela y no en otro ganglio”, concluye el investigador.

Fuente: IFIC (CSIC-UV)
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El fármaco plitidepsina muestra resultados prometedores contra el SARS-CoV-2 en células y ratones

Los experimentos in vitro e in vivo con plitidepsina muestran una eficacia más potente que con el fármaco remdesivir, el único antiviral aprobado como tratamiento de la covid-19. PharmaMar, empresa que fabrica este medicamento en España, está negociando más ensayos para estudiar su eficacia.

Aplidin es el nombre comercial de la plitidepsina, el fármaco fabricado por PharmaMar y estudiado como tratamiento contra la covid. / EFE/David Fernández

Una investigación publicada en el último número de Science demuestra que la plitidepsina logra reducir de manera considerable la carga viral del SARS-CoV-2 en modelos de células humanas y en ratones.

Los resultados muestran que, en estos modelos preclínicos, el medicamento es más potente contra la covid-19 que el remdesivir, el único antiviral que ha sido aprobado como tratamiento de esta enfermedad. PharmaMar, empresa española fabricante de la plitidepsina, ya ha garantizado que estudiará su eficacia como terapia anticovid con ensayos en humanos en fase III.

La plitidepsina es un principio activo anticancerígeno de origen marino que se obtiene de la ascidia (Aplidium albicans) que provoca la destrucción de células tumorales a través de un proceso conocido como apoptosis. Este fármaco había sido evaluado como antitumoral frente a distintos tipos de cáncer, fundamentalmente contra el mieloma múltiple, explican los profesores de farmacología Francisco López-Muñoz y José Antonio Guerra en The Conversation.

La actividad antiviral de la plitidepsina se produce al actuar sobre la proteína eEF1A, que está presente en células humanas y que es utilizada por el coronavirus para reproducirse e infectar a otras células. La estrategia de otros antivirales como remdesivir es la de ‘atacar’ a una proteína del propio virus, que tiene más posibilidades de mutar y, por tanto, volverse resistente al fármaco.

Plitidepsina actúa sobre la proteína eEF1A, presente en células humanas y que es utilizada por el coronavirus para infectar a otras células

En este estudio, la plitidepsina ha demostrado una actividad contra el coronavirus 27,5 veces más potente que el remdesivir en células humanas in vitro. Así, el artículo señala que la plitidepsina in vitro demostró “una fuerte potencia antiviral, en comparación con otros antivirales contra el SARS-CoV-2, con una toxicidad limitada”.

En paralelo, los investigadores han probado el fármaco en ratones infectados con SARS-CoV-2. Los roedores que recibieron el principio activo de manera profiláctica redujeron su carga viral e inflamación pulmonar de manera considerable, en comparación con los ratones del grupo control. En los dos modelos animales diferentes de infección por SARS-CoV-2, el ensayo demostró la reducción de la replicación viral, lo que resultó en una disminución del 99 % de las cargas virales en el pulmón de los animales tratados con plitidepsina.

El estudio afirma que, aunque la toxicidad es una preocupación en cualquier antiviral dirigido a una proteína de la célula humana, el perfil de seguridad de plitidepsina está bien establecido en humanos. Las dosis bien toleradas de este fármaco utilizadas en el ensayo clínico de Pharmamar son significativamente más bajas que las utilizadas en estos experimentos de modelos preclínicos.

Ensayo clínico de PharmaMar

En paralelo a esta investigación publicada en Science, la farmacéutica PharmaMar está realizando ensayos clínicos en pacientes con covid-19 que han precisado de ingreso hospitalario. Este ensayo tiene como objetivo evaluar el perfil de seguridad y toxicidad y también la eficacia de plitidepsina.

Tras la publicación de los resultados de estos experimentos in vivo e in vitro, PharmaMar ha asegurado está negociando con diferentes organismos reguladores el inicio de los ensayos de fase III previstos.

Esta publicación ha sido fruto de la colaboración entre PharmaMar y los laboratorios de Kris White, Adolfo García-Sastre y Thomas Zwaka, en los Departamentos de Microbiología y de Biología Celular, Regenerativa y del Desarrollo, en la Icahn School of Medicine; de Kevan Shokat y Nevan Krogan, en el Instituto de Biociencias Cuantitativas de la Universidad de California San Francisco, y de Marco Vignuzzi en el Instituto Pasteur de París, según ha detallado la farmacéutica en un comunicado.

Fuente: SINC
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Así viajaba por Twitter el rastro de la covid-19 antes de que estallara la pandemia

Un análisis de tuits enviados entre finales de 2019 y principios de 2020 en España y otros seis países europeos revela una preocupación creciente por casos de neumonía y tos seca, que luego se asociarían con el coronavirus. El estudio propone el uso de las redes sociales como una herramienta de alerta temprana y vigilancia de las epidemias.

SINC 

Los autores crearon una base de datos única con todos los mensajes publicados en Twitter que contenían la palabra clave ‘neumonía’ en los siete idiomas más hablados de la Unión Europea (inglés, alemán, francés, italiano, español, polaco y neerlandés) desde diciembre de 2014 hasta el 1 de marzo de 2020. / Adobe Stock

Incluso antes de que se hicieran anuncios públicos los primeros casos de covid-19 en Europa, a fines de enero de 2020, ya circulaban en las redes sociales señales de que algo extraño estaba sucediendo.

Un estudio liderado por investigadores de la IMT School for Advanced Studies en Lucca (Italia) y publicado esta semana Scientific Reports ha identificado pistas de una creciente preocupación por casos de neumonía en mensajes publicados en Twitter en siete países europeos (Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Polonia, España y Reino Unido) entre finales de 2019 y principios de 2020.

El análisis de los tuits muestra que la «denuncia de irregularidades» provino precisamente de las regiones geográficas de Europa donde más tarde se desarrollaron los primeros brotes.

Se han identificado pistas de una creciente preocupación por casos de neumonía en mensajes publicados en Twitter en siete países europeos, incluida España, entre finales de 2019 y principios de 2020

Para realizar la investigación, los autores primero crearon una base de datos única con todos los mensajes publicados en Twitter que contenían la palabra clave ‘neumonía’  en los siete idiomas más hablados de la Unión Europea (inglés, alemán, francés, italiano, español, polaco y neerlandés) desde diciembre de 2014 hasta el 1 de marzo de 2020.

Se eligió la palabra ‘neumonía’ porque esta enfermedad es el estado más grave inducido por el SARS-CoV-2, y también porque la temporada de gripe 2020 fue más suave que las anteriores, por lo que no había  razón para pensar que fuera responsable de todas las menciones y preocupaciones.

Posteriormente, los autores realizaron una serie de ajustes y correcciones en los mensajes de la base de datos para evitar sobrestimar el número de tuits que mencionaban neumonía entre diciembre de 2019 y enero de 2020, es decir, en las semanas transcurridas entre el anuncio de la OMS indicando que los primeros «casos de neumonía de etiología desconocida» habían sido identificados (el 31 de diciembre de 2019) y el reconocimiento oficial de la covid-19 como enfermedad transmisible grave (el 21 de enero de 2020).

En particular, todos los tuits y retuits que contenían enlaces a noticias sobre virus fueron eliminados de la base de datos para excluir del recuento la cobertura que ya empezaban a dar los medios de comunicación de la pandemia emergente.

Geolocalización de tuits relacionados con ‘neumonía’ publicados en Europa desde diciembre de 2019. En el primer mapa, número de usuarios que debatieron sobre ella entre el 15 de diciembre de 2019 y el 21 de enero de 2020 (después de filtrar noticias relacionadas); y en el segundo, variación relativa en el número de usuarios que hablan de neumonía entre el invierno de 2019 y de 2020. / M. Lopreite, M. Riccaboni et al./ Scientific Reports

Aumento de tuits sobre ‘neumonía’ en enero de 2020

Los resultados muestran un aumento en los tuits que mencionan la palabra clave ‘neumonía’ en la mayoría de los países europeos del estudio en fechas tan tempranas como enero de 2020, indicando cada vez mayor preocupación e interés público por los casos con esa enfermedad.

Se geolocalizaron más de 13.000 tuits relacionados con la neumonía procedentes de territorios donde más tarde se informaría de los primeros casos de infecciones, como la región de Lombardía en Italia, Madrid en España y la región parisina en Francia

En Italia, por ejemplo, donde se introdujeron las primeras medidas de confinamiento para contener las infecciones por covid-19 el 22 de febrero de 2020, la tasa de aumento de las menciones de neumonía durante las primeras semanas del año pasado difiere sustancialmente de la tasa observada en las mismas semanas de 2019.

Es decir, se identificaron focos de infección potencialmente ocultos varias semanas antes del anuncio de la primera fuente local de una infección por covid-19, el 20 de febrero en Codogno (Italia). Francia mostró un patrón similar, mientras que España, Polonia y el Reino Unido experimentaron un retraso de dos semanas.

Los autores también geolocalizaron más de 13.000 tuits relacionados con la neumonía en este mismo período y descubrieron que procedían exactamente de territorios donde más tarde se informaría de los primeros casos de infecciones, como la región de Lombardía en Italia, Madrid en España y la región parisina en Francia.

También alerta de ‘tos seca’

Siguiendo el mismo procedimiento utilizado para ‘neumonía’, el equipo también produjo un nuevo conjunto de datos con la palabra clave ‘tos seca’, otro de los síntomas asociados después con la covid-19. También así observaron el mismo patrón, con un aumento anormal y estadísticamente significativo en el número de menciones de la palabra durante las semanas previas al aumento de infecciones en febrero de 2020.

Las redes sociales pueden ser una herramienta útil de vigilancia epidemiológica, pueden ayudar a interceptar los primeros signos de una nueva enfermedad antes de que prolifere sin ser detectada, y también rastrear su propagación, según los autores

«Nuestro estudio se suma a la evidencia existente de que las redes sociales pueden ser una herramienta útil de vigilancia epidemiológica. Pueden ayudar a interceptar los primeros signos de una nueva enfermedad, antes de que prolifere sin ser detectada, y también rastrear su propagación», destaca Massimo Riccaboni, profesor de Economía en la Escuela IMT que han coordinado la investigación.

Según los autores, esto es especialmente claro en una situación pandémica como la actual, cuando la falta de identificación de las señales de alerta temprana dejó a muchos gobiernos nacionales ciegos ante la escala sin precedentes de la crisis sanitaria que se avecinaba.

En una fase sucesiva de la pandemia, la monitorización de las redes sociales podría ayudar a las autoridades de salud pública a mitigar los riesgos de un rebrote de contagio, por ejemplo, adoptando medidas más estrictas de distanciamiento social donde las infecciones parecen aumentar, o viceversa, relajándolas en otras zonas.

Estas herramientas también podrían allanar el camino hacia un sistema integrado de vigilancia epidemiológica gestionado globalmente por organizaciones internacionales de salud, concluyen los investigadores.

Referencia:

Milena Lopreite et al. «Early warnings of COVID-19 outbreaks across Europe from social media». Scientific Reports, 2021

Fuente: IMT School
Derechos: Creative Commons.

Un estudio describe problemas linguales y alteraciones palmoplantares como síntomas del coronavirus

Tras observar a más de 600 pacientes con neumonía por covid-19, investigadores del Hospital Universitario La Paz de Madrid han encontrado que el 25 % tenía alteraciones en la lengua y la boca, y hasta el 40 % en las palmas de las manos y las plantas de los pies. Estos síntomas podrían ayudar al diagnóstico de la infección.

Alteraciones en la boca (glositis con hendiduras y papilitis lingual por hinchazón de la lengua y fricción con los dientes), en la palma de la mano (máculas acrales) y en las plantas de los pies (también máculas acrales con  ligera descamación). /Nuño González et al.- BJD

Una investigación, pionera a nivel mundial, realizada por profesionales del Hospital Universitario La Paz y de Atención Primaria de la Comunidad de Madrid revela por primera vez nuevos síntomas mucocutáneos de la infección por covid-19, según han anunciado esta semana sus autores, que también publicaron los resultados en el British Journal of Dermatology.

Uno de los síntomas es la llamada ‘lengua covid’, caracterizada por un aumento del tamaño de este órgano y otras lesiones linguales como una depapilación en parches, es decir, zonas de la lengua más lisas y que se asocian en muchas ocasiones a la pérdida del gusto. Podría ser signo de covid-19, unido a otros descritos como fiebre o tos.

El 25 % de los más de 600 pacientes con neumonía por covid-19 analizados presentaron alteraciones en la lengua y boca, y hasta el 40 % en las palmas de las manos o las plantas de los pies

Otro síntoma que puede alertar de infección por coronavirus son las alteraciones en las palmas de las manos y en las plantas de los pies, en concreto, una sensación de ardor y rojez seguido, en algunas ocasiones, por una descamación o la aparición de unas pequeñas manchas muy características. 

El estudio se realizó en abril de 2020 durante la primera ola de la pandemia en el hospital instalado en IFEMA, examinando la piel y la mucosa oral de 666 pacientes con neumonía por covid-19. Los resultados muestran que el 25 % de los enfermos presentaron alteraciones en la lengua y boca, y hasta el 40% en palmas y plantas.

En concreto, 78 enfermos (25,65 %) presentaron las alteraciones en la mucosa oral. La más frecuente fue papilitis lingual transitoria anterior en forma de U (11,5 %), asociada o edema lingual (6,6 %); estomatitis aftosa (6,9 %), mucositis (3,9 %) glositis con depapilación en parches (3,9 %); boca urente (5,3 %); lengua saburral (1,6 %); y enantema (0,5 %). La mayoría refería disgeusia asociada (alteración en el gusto).

Respecto a las alteraciones palmoplantares, se vieron en un 39,8 % de los casos, e incluyeron sensación de ardor (7 %), descamación (25 %) y aparición de unas características manchitas (15 %).

Estudio pionero con nueva sintomatología

Los autores concluyen que los síntomas bucales y palmoplantares detectados en los pacientes con covid-19 podrían facilitar la detección precoz de la infección

El coronavirus se ha relacionado con múltiples síntomas: respiratorios, trombóticos, neurológicos, digestivos o cutáneos. Estos últimos se han clasificado en cinco tipos: lesiones acroisquémicas, lesiones vesiculares, erupción urticarial, exantema maculopapular o lesiones livedoides. Sin embargo, hasta la publicación de este estudio, no se habían considerado las alteraciones orales ni las lesiones palmoplantares asociadas a la covid-19.

Los autores concluyen que la cavidad oral “se puede alterar por la enfermedad covid-19, el edema lingual con papilitis lingual transitoria en forma de U o la glositis con depapilación en parches son signos muy característicos, al igual que la sensación de ardor en la cavidad oral. Este ardor puede aparecer también en palmas y plantas con un color rojizo o descamación y manchas. Todos pueden ser signos clave para un diagnóstico precoz de esta enfermedad”.

Referencia:

Almudena Nuño González et al. “Prevalence of mucocutaneous manifestations in 666 patients with COVID‐19 in a field hospital in Spain: oral and palmoplantar findings”. British Journal of Dermatology, 2020.

Fuente: Hospital Universitario La Paz
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La disposición a vacunarse de la covid-19 aumenta hasta el 60 % en enero

Encuesta de FECYT

Tras empezar la campaña de vacunación, seis de cada diez españoles se muestran dispuestos a vacunarse sin reticencias. En octubre, esta cifra suponía el 20 %. La población con un mayor rechazo se sitúa ahora por debajo del 10 %, mientras que hace tres meses estaba cerca del 32 %.   

El Servicio Canario de Salud ha comenzado a vacunar al personal sanitario de Gran Canaria, concretamente ha sido en el centro de salud de Escaleritas, en Las Palmas de Gran Canaria. / EFE/Ángel Medina G.

La disposición a recibir una vacuna contra la covid-19 es del 60 % en enero de 2021. Esto supone que cerca de seis de cada 10 españoles se muestran completamente seguros de vacunarse tan pronto como pudieran.

Este es el principal dato que se desprende del avance de resultados de la última encuesta sobre vacunas realizada entre el 4 y el 22 de enero por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación. Estos datos muestran un cambio de tendencia claro en la confianza en las vacunas contra la covid-19, comparados con los resultados de otras dos encuestas realizadas en 2020 por FECYT.

Las tres encuestas se corresponden, por un lado, con las dos ediciones del estudio de percepción social sobre aspectos científicos de la covid-19, aplicada por teléfono en julio de 2020 y enero de 2021, respectivamente. Por otro lado, con los resultados para la misma pregunta de la encuesta de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología 2020, encuesta bienal de FECYT que se realizó en julio, septiembre y octubre de 2020 mediante entrevistas personales.

grafico encuesta covid

Evolución de la percepción a vacunarse contra la covid-19. / FECYT

Este avance permite observar que la población con un mayor rechazo a la vacuna se sitúa por debajo del 10 %, mientras que en octubre esta cifra estaba cerca del 32 %. Esta evolución en el último mes sigue un patrón muy similar al observado en otros países de nuestro entorno.

Encuesta tras inicio de campaña de vacunación

La irrupción de la tercera ola y la nueva variante del virus ha aumentado la percepción de riesgo de la enfermedad

Los autores del estudio señalan que las causas de esta mejora en las actitudes hacia la vacunación se encuentran, fundamentalmente, en tres aspectos: primero, la aprobación de las primeras vacunas por la Agencia Europea de Medicamentos; segundo, el inicio de la campaña de vacunación; y tercero, la irrupción de la tercera ola y la nueva variante del virus, que ha aumentado la percepción de riesgo de la enfermedad, así como de las consecuencias sociales y económicas de la pandemia.

“A medida que avancen los meses, se espera que la reticencia a la vacunación siga disminuyendo”, plantean los investigadores. Para ello, apuntan, “ha de continuar la labor de comunicación transparente y cercana a los ciudadanos con el objetivo de ofrecer información veraz y puntual sobre la vacunación”.

Por último, toda la información oficial sobre la vacunación contra el nuevo coronavirus está disponible en el portal https://www.vacunacovid.gob.es/.

Fuente FECYT
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El poder de las vacunas para erradicar enfermedades

Desde principios de diciembre las vacunas contra la covid-19 se administran en varios países, entre ellos España. A lo largo de la historia los procesos de vacunación han logrado erradicar otras patologías como la viruela y la peste bovina. Otras están en proceso de ser eliminadas en todo el mundo.

Una enfermera recibe la primera dosis de la vacuna contra la covid el pasado lunes 11 de enero en el centro de salud de Escaleritas, en Las Palmas de Gran Canaria. / EFE/Ángel Medina G.

Fiebre alta, fatiga y dolor de espalda intenso y, en ocasiones, dolor abdominal y vómitos. Estos eran algunos de los síntomas de la viruela, una enfermedad contagiosa aguda, causada por el virus variola, que también se caracterizó por la erupción de pústulas llenas de líquido y después de pus, repartidas primero en la cara y luego en el cuerpo de los enfermos que acababan cubiertos de costras.

La inmunidad de la vacuna contra la viruela persiste cuatro décadas después, pero no se sabe exactamente cuánto tiempo más

Millones de personas fallecieron a causa de esta patología, que se cree que pudo haber existido durante 3.000 años y que se transmitía por el contacto cercano entre personas a través de gotitas infecciosas. Solo en el siglo XX se produjeron entre 300 y 500 millones de muertes debido a la viruela, letal en el 30 % de los casos.

Por eso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó en 1967 un plan definitivo para erradicarla a través de la vacuna que el médico británico Edward Jenner había logrado en 1796 y que llevaba desde entonces administrándose. A mediados del siglo XX, la vacunación terminó siendo global y el último caso natural conocido se produjo en Somalia en 1977.

“Al principio hubo mucha reticencia a la vacunación, incluso se ridiculizó a Edward Jenner con caricaturas. Hablamos de principios del siglo XIX. Llevar la vacuna a las colonias y al nuevo mundo supuso un gran reto, pero poco a poco se fue extendiendo y tardamos más de un siglo en acabar erradicando la viruela”, señala a SINC José Antonio López Guerrero, director del grupo de Neurovirología del departamento de Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Madrid.

Sucedió el 9 de diciembre de 1979, cuando la OMS declaró el fin de esta patología infecciosa humana, que fue la primera —y hasta ahora la única humana— que el ser humano ha logrado erradicar gracias a la inmunización de toda la población. “La vacunación se suspendió después de la erradicación y ahora la mayoría de las personas menores de 40 años no han sido vacunadas”, explica a SINC David Heymann, epidemiólogo estadounidense en la London School of Hygiene and Tropical Medicine.

Según el investigador, la inmunidad de la vacuna persiste cuatro décadas después, “pero no se sabe exactamente cuánto tiempo más. Se asume que ha proporcionado inmunidad de por vida a la mayoría de las personas vacunadas”, concreta Heymann.

Una coordinación mundial efectiva

A pesar de que se han producido otros intentos de erradicación de otras enfermedades —es decir, el control y la eliminación en todo el mundo sin excepciones—, solo han sido eliminadas con éxito a través de la vacunación la viruela y la peste bovina.

Esta última se convirtió en la primera enfermedad animal en ser erradicada en la historia de la humanidad. Su fin lo declararon en 2011 la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE, también por sus siglas en inglés) tras 20 años de campaña mundial para acabar con esta patología viral que atacaba al ganado.

A pesar de que se han producido otros intentos de erradicación para otras enfermedades, solo han sido eliminadas con éxito a través de la vacunación la viruela y la peste bovina

“Aunque la peste bovina no infectó a los humanos, sí provocó una grave escasez de alimentos a lo largo de los siglos”, recalca el epidemiólogo estadounidense. Su final no solo supuso un reconocimiento a la comunidad científica, que emprendió programas de vacunación globales y fuertes medidas de control del virus, sino también a la cooperación y coordinación internacionales.

En el caso de la viruela, el experto, que ha trabajado más de 22 años en la OMS, donde lideró la respuesta global al SARS de 2003, señala que su erradicación se produjo gracias “a una vacuna eficaz, al hecho de que no existiera un reservorio en la naturaleza, de que todas las infecciones se expresaran clínicamente de la misma manera y de que la estrategia de búsqueda y contención fuera altamente efectiva y fácil de lograr”.

¿Podrá suceder lo mismo con las vacunas contra la covid-19 u otras enfermedades? “No todas han demostrado tener un arma en la vacunación. Hay virus como el VIH con el que llevamos de pandemia desde 1980 intentando elaborar vacunas. No todos los patógenos son susceptibles de tener vacunas contra ellos”, aclara el virólogo español.

La complicación para hallar una vacuna puede radicar en la vía de entrada del virus o en la forma de infección, como el virus del sida, que se integra en las células. “En muchos otros casos es porque son enfermedades que no han despertado un interés económico para la inversión en su erradicación”, confiesa el investigador de la UAM.

Según él, para que una enfermedad sea susceptible de tener una vacuna, la patología tiene que hacerse global o afectar al primer mundo, “donde la investigación y las empresas farmacéuticas muestran un claro interés”.

En el caso de la malaria, lograr una vacuna ayudaría a prevenir dos millones de casos y cuatro millones de muertes adicionales para 2030, por ejemplo. “Se está invirtiendo cada vez más dinero en esta enfermedad y se están produciendo diferentes vacunas de efectividad limitada, pero no se ha conseguido nada comparable con lo que está ocurriendo con el coronavirus. La coordinación mundial y la inversión económica no han tenido precedentes en la historia de la humanidad”, recalca López Guerrero.

Vacunación en España

Una enfermera del Hospital Sant Pau de Barcelona inyecta la vacuna de Pfizer-BioNTech contra la covid-19 a una compañera el pasado lunes 11 de enero. / EFE/Marta Pérez

La erradicación de la viruela y la peste bovina demostraron que la vacunación es “una herramienta poderosa para prevenir enfermedades infecciosas”, declara Heymann. En ese sentido, la experiencia adquirida con la vacunación de la viruela y los proyectos internacionales que se desarrollaron por aquel entonces están permitiendo que se intente acabar con otras patologías.

En la actualidad, además de la hepatitis C, se está trabajando en la erradicación de la poliomielitis, cuyo virus se multiplica en el intestino y afecta al sistema nervioso, llegando a provocar parálisis, sobre todo a los niños menores de cinco años que se contagian por vía oral o fecal.

En 1988, se lanzó la Iniciativa Mundial de erradicación de la Polio tras la adopción de la resolución por la Asamblea Mundial de la Salud. Encabezada por los gobiernos nacionales, la OMS, la organización Rotary International, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE UU, UNICEF, y más tarde la Fundación Bill y Melinda Gates y Gavi, la Alianza de Vacunas, la respuesta a la enfermedad dio sus frutos.

Con la vacunación, los casos de poliovirus infantil disminuyeron en más del 99 % desde finales de los años 80

Los casos de poliovirus infantil disminuyeron en más del 99 % desde finales de los años 80, es decir, que pasaron de 350.000 casos en más de 125 países endémicos a 175 casos notificados en 2019, gracias a las vacunas.

Pero la poliomielitis se enfrenta a otros problemas directamente relacionados con el virus. “Hay aún alguna cepa del virus, de las tres conocidas, que está sin erradicar. Se espera que con un poco de suerte en los próximos años se pueda conseguir terminar con ella”, señala el investigador español.

Se logró poner fin a la cepa salvaje tipo 2 en 1999 y desde 2012 no se ha notificado ningún caso del tipo 3. Ambas cepas se consideran erradicadas a escala mundial, pero en la actualidad, el poliovirus salvaje tipo 1 sigue afectando a Pakistán y Afganistán.

Según la OMS, las estrategias para la erradicación de la poliomielitis funcionan cuando se aplican plenamente, como ha quedado demostrado en la India, “el lugar más desafiante desde el punto de vista técnico”, en 2011.

A pesar de todo, la vacunación de la poliomielitis se ha topado con graves obstáculos. Las dificultades socioculturales en algunos países donde se rechazaba la medicación y se atacaba a los sanitarios, las complicaciones de países empobrecidos del África subsahariana y la movilidad de las personas en tiempos de guerra han provocado su reaparición en ciertas naciones. La desinformación o las pseudociencias en estas zonas han perjudicado el programa de vacunación, como ha ocurrido en Nigeria, cuenta José Antonio López Guerrero.

En el caso de la hepatitis C, la propuesta para abordar su erradicación no incluye vacuna, sino medicamentos, ante la inexistencia de la primera. “Es algo casi más filosófico que técnico porque solo con fármacos es muy difícil acabar con una enfermedad, a no ser que sea un abordaje coordinado de índole mundial”, subraya el virólogo español.

¿El fin de la pandemia de la covid-19?

En la lucha contra la covid-19, al igual que para tantas otras enfermedades, las vacunas serán una herramienta importante, “pero debido a que muchas infecciones son asintomáticas o levemente sintomáticas y no se identifican, el control seguirá siendo un desafío y existe la necesidad de terapias y pruebas estratégicas sólidas”, sugiere a SINC David Heymann.

El desarrollo de las vacunas contra la covid-19 comenzó tan pronto como los científicos chinos publicaron la secuencia del SARS-CoV-2 el 11 de enero de 2020. “La primera prueba de fase 1 comenzó entre ocho y diez semanas después. La OMS ha estado involucrada en esfuerzos de I+D desde enero”, indican a SINC fuentes de esta organización mundial.

 “Debemos recordar que, aunque las vacunas ayudarán a poner fin a la pandemia, no resolverán todo”, dicen fuentes consultadas a la Organización Mundial de la Salud

Tras un año intenso de ensayos clínicos para conseguirla a una velocidad extraordinaria, las vacunas de Pzifer-BioNtech y Moderna, a la que le seguirá la de AstraZeneca-Oxford, llevan desde principios de diciembre de 2020 administrándose, pero, por ahora, no son suficientes para frenar el coronavirus. “Debemos recordar que, aunque las vacunas ayudarán a poner fin a la pandemia, no resolverán todo”, dicen fuentes consultadas a la Organización Mundial de la Salud.

A medida que continúa la crisis de la covid-19, la OMS aconseja seguir tomando todas las medidas necesarias para evitar que el virus se propague y cause más muertes. “Necesitamos seguir adelante y adoptar un enfoque de ‘hacerlo todo’: mantener la distancia física, quedarnos en casa si se nos pide, y seguir todas las medidas que se ponen en marcha para mantenernos a salvo”, recalcan.

Los expertos coinciden en que las vacunas obtenidas sí protegen contra los casos más graves de la enfermedad, y que en el futuro “con suerte también lo harán contras las infecciones y el portador nasal”, afirma Heymann.

Sin embargo, al tratarse de un virus respiratorio, no está claro aún si las vacunas permiten por el momento la no dispersión del virus. Además, gran parte de la comunidad científica considera que el SARS-CoV-2 se terminará convirtiendo en endémico.

40 años después de la erradicación: el caso de la viruela

Una vez erradicada la viruela a finales de 1979, las vacunas dejaron de administrarse a las personas, por lo que todas aquellas menores de 40 años no han sido inmunizadas contra esta patología.

En un trabajo publicado en la revista Vaccine, un grupo internacional de científicos, que ha analizado las consecuencias de la erradicación de esta enfermedad del género Orthopoxvirus, estima que más del 70 % de la población mundial ya no está protegida contra ella.

No solo eso. A través de la inmunidad cruzada, estas personas tampoco lo están contra otros Orthopoxvirus, como sí lo estarían las que en su momento fueron vacunadas contra la viruela. Así, la viruela símica, que es transmitida de manera esporádica a los humanos por animales salvajes como roedores y primates y de la que aún no se ha identificado un reservorio, podría suponer una nueva amenaza.

Aunque esta enfermedad todavía se considera una infección zoonótica, “es preocupante el hecho de que la transmisión parece estar aumentando entre los menores de 40 años en los bosques tropicales de África”, subraya a SINC David Heymann, epidemiólogo en la London School of Hygiene and Tropical Medicine y coautor del trabajo.

Los expertos sugieren que es necesario comprender mejor la evolución genómica y la epidemiología cambiante de este tipo de virus y mejorar las estrategias de control de enfermedades.

Fuente: SINC
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¿Qué experimento querrías hacer para entender mejor la pandemia?

Preguntamos a siete especialistas en ciencias de campos diversos qué estudios les gustaría llevar a cabo para rellenar algunos de los agujeros existentes en el conocimiento de la covid-19, pero que resultarían difíciles o imposibles por cuestiones técnicas, logísticas o incluso éticas.   

Todavía quedan muchas incógnitas por resolver sobre la pandemia. / Adobe Stock

En menos de un año hemos aprendido a velocidad de vértigo sobre el coronavirus SARS-CoV-2 y la enfermedad que provoca, la covid-19. Sabemos cada vez mejor cómo se transmite, cómo combatirlo y qué medidas funcionan mejor para frenar los contagios. Sin embargo, todavía quedan muchas incógnitas por resolver. ¿Cómo de frecuentes son las reinfecciones? ¿Qué lugares suponen un mayor riesgo? ¿Cómo se relaciona la evolución constante del virus con la enfermedad?

Hemos preguntado a siete investigadores españoles de diferentes campos qué experimentos les gustaría llevar a cabo para rellenar algunos de esos huecos que todavía no hemos logrado cerrar. La única condición es que no hay condiciones: algunos de estos experimentos resultan imposibles de llevar a cabo por su enorme dificultad técnica, la gran cantidad de recursos requeridos o, incluso, por cuestiones de índole ética. Otros, simplemente, todavía no han logrado financiación.

Se trata de un pasatiempo con un doble objetivo: poner sobre la mesa muchas de las dudas que todavía existen en torno al SARS-CoV-2 y, además, mostrar la dificultad que tiene plantear y llevar a cabo experimentos rigurosos que las resuelvan. Esto, además, destaca el valor que tiene la información que hemos logrado recopilar en menos de un año, en un tiempo récord y en medio de la mayor crisis sanitaria global del siglo.

El virólogo Miguel Ángel Jiménez-Clavero

¿Cómo se propagan las nuevas variantes en el laboratorio?

En las últimas semanas la aparición de nuevas variantes detectadas en Reino Unido, Sudáfrica y Brasil ha creado alarma ante la posibilidad de que sean más transmisibles, puedan escapar a las vacunas o anticuerpos o incluso aumentar la frecuencia de las reinfecciones.

Para saber si la infección por las nuevas variantes es más rápida habría que hacer experimentos de cinética in vitro

El virólogo del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria Miguel Ángel Jiménez-Clavero considera que estas preguntas solo se podrán contestar de forma definitiva mediante experimentos de laboratorio, in vitro y con modelos animales.

“Para contrastar la hipótesis de que la infección por las nuevas variantes transcurre más rápidamente habría que comparar su velocidad de propagación mediante experimentos de cinética in vitro”, resume Jiménez a SINC.

Miguel Ángel Jiménez-Clavero

Miguel Ángel Jiménez-Clavero

Para ello, se infectan diferentes cultivos celulares con cada una de las variantes y “se mide la cantidad de virus que se producen a lo largo del tiempo de incubación”. De forma alternativa se puede medir el tamaño de la ‘colonia’ que van generando en un medio semisólido, cuyo resultado es “más visual”.

Jiménez advierte de que este experimento no dice si la variante es más contagiosa, “solo que la infección va más rápido”, ya sea porque el virus se replica más o porque evade mejor las defensas del organismo.

Para saber si es más contagiosa “habría que hacer el experimento con modelos animales como los hurones”, que ya son muy utilizados para estudiar enfermedades respiratorias como la gripe. En este caso, eso sí, el estudio presentaría “una mayor complejidad”.

El sociólogo Luis Miller

¿Cómo se ‘contagian’ las medidas de prevención?

Uno de los problemas que plantea la pandemia es que, aunque el contagio del coronavirus es muy rápido, la difusión de las medidas para combatirlo es mucho más lenta. Al sociólogo del CSIC Luis Miller le gustaría estudiar cómo se contagian estos comportamientos para así potenciar su difusión entre la población.

“El contagio del coronavirus es simple porque solo requiere un contacto para que se produzca, mientras que el de las medidas para prevenirlo es complejo”, explica a SINC. Esto quiere decir que la adpoción de mascarillasdistanciamiento social y medidas de higiene, “como suele ocurrir con la difusión de prácticas sociales”, requiere una exposición a múltiples individuos para que adoptemos el comportamiento.

“Iniciaría un contagio social dando información a un grupo de jóvenes o estudiantes sobre el uso correcto de la mascarilla”. A partir de ahí, “haría un seguimiento de las personas a su alrededor que van adoptando esos comportamientos”

“Esto conecta con la teoría del umbral en el comportamiento colectivo, que dice que las personas tenemos distintos umbrales para adherirnos a un comportamiento social”, añade Miller. Es por eso que algunos adquieren un hábito sin necesidad de que otros lo hayan hecho antes, mientras que otros requieren que mucha gente lo haga primero.

Luis Miller

Luis Miller

Aunque las mascarillas son obligatorias en España de momento, Miller propone estudiar el contagio de su uso correcto. Por ejemplo, ¿podemos contagiar a la gente para que se tape la nariz con ella o para que no se la quiten al entrar en interiores?

“Para estudiarlo, iniciaría de forma experimental un contagio social dando información a un grupo susceptible de iniciar un contagio rápido, como jóvenes y estudiantes, sobre el uso correcto de la mascarilla”. A partir de ahí, “haría un seguimiento de las personas a su alrededor que van adoptando esos comportamientos”.

Miller explica que llevaría a cabo su experimento variando algunas características individuales de los participantes, como su estatus socioeconómico, para entender cómo estas afectan al “ritmo de contagio” del comportamiento estudiado.

“La variable fundamental a estudiar sería saber cuántos contactos son necesarios para que una persona adopte el comportamiento y cómo esto depende de sus características individuales y del contexto”. Por ejemplo, si los contactos se producen con personas cercanas como amigos y familiares o con desconocidos.

El inmunólogo Alfredo Corell

¿Cómo de frecuentes y severas son las reinfecciones?

En estos momentos existen varias decenas de reinfecciones por SARS-CoV-2 detectadas en el mundo, un número que continúa en aumento y los casos sospechosos se cuentan por miles. Aunque de momento resultan anecdóticos entre los casi 100 millones de diagnósticos oficiales, la aparición de nuevas variantes capaces de escapar a los anticuerpos en condiciones de laboratorio preocupa a los virólogos. Por eso, no son pocos los investigadores que consideran que su estudio es fundamental para comprender mejor cómo funciona nuestro sistema inmunitario cuando se enfrenta al coronavirus.

El investigador de la Universidad de Valladolid Alfredo Corell cree que sería interesante que personas que pasaron la infección “se presten voluntarias a estar unas horas en compañía de infectados actuales” para intentar recontagiarse, ver cuántos vuelven a enfermar y sus síntomas.

“Esto lo propusieron hace muchos meses un grupo de veterinarios”, explica. “Puede parece que va contra los principios de Helsinki, pero igual sería plausible si se estudia con calma”.

Además, a Corell le gustaría poder hacer un estudio de la “inmunidad real” de los españoles. “No tan grande como el de seroprevalencia, pero sí con entre 2.000 y 5.000 personas en dos o tres hospitales grandes”.

A Corell le gustaría poder hacer un estudio de la “inmunidad real” de los españoles con entre 2.000 y 5.000 personas en dos o tres hospitales grandes. El objetivo sería medir cada parámetro de inmunización

El objetivo, según sus palabras, sería medirlo “todo”: cada parámetro de inmunización. No solo cuantificar las inmunoglobulinas IgG e IgM que se miden hoy, sino también el anticuerpo de las mucosas IgA que tiene “gran poder” a la hora de neutralizar al virus. “Si hubiera este tipo de respuesta estaría en primera línea bloqueando la infección de las células en el epitelio respiratorio”.

Alfredo Corell

Alfredo Corell

También le gustaría medir la llama inmunidad celular cuantificando los linfocitos T (tanto CD4 como CD8) que “generan memoria robusta frente al virus” y, en otras infecciones, “tienen una mayor durabilidad que los anticuerpos”.

“El hecho de tener CD4 asegura que en una reinfección se activarían y estimularían el arsenal de la inmunidad adaptativa a producir nuevos anticuerpos”, dice. Los CD8, por otra parte, “tienen actividad asesina de células infectadas por el virus”. En otras palabras, ambos tipos de linfocitos forman “un tándem de lujo”.

A todo esto se podría sumar el estudio de  los linfocitos T CD4 y CD8 antiepítopos compartidos frente a otros coronavirus —responsables de las famosas reacciones cruzadas—.

A Corell también le gustaría medir el perfil de citocinas séricas en todos ellos. “Estas sustancias transmiten los mensajes de lo que hay que hacer y cuando la cascada de mensajes se deja de regular en conduciones puede haber inmunodeficiencia o, al contrario, una hiperestimulación del sisetma inmunitario”.

Este análisis no es sencillo, aunque en los últimos meses han aparecido kits rápidos que prometen facilitarlo. “Habría que hacerlo de modo centralizado y en pocos hospitales, porque la técnica de cuantificación de células es compleja, no está normalizada y pocos centros tienen experiencia”.

La inmunóloga Margarita del Val

¿Son contagiosos los reinfectados?

La frecuencia y la severidad de las reinfecciones no es la única duda que tienen los investigadores sobre este asunto. A Margarita del Val le gustaría saber si las personas en las que se ha demostrado este fenómeno son contagiosas. En estos raros casos el virus se multiplica lo suficiente como para dar una PCR positiva, y cuando se secuencia su genoma se observa que difiere del episodio previo, lo que demuestra que es una infección nueva.

Del Val considera que si hubiera un porcentaje relativamente alto de personas capaces de reinfectarse, la situación poblacional “podría escapar totalmente al control”

El siguiente paso, según del Val, sería “ver si tienen suficientes virus infecciosos como para contagiar a sus contactos”. La forma de hacerlo, en su opinión, es “mediante un trazado exhaustivo de los contactos del posible reinfectado”, desde unos cinco días antes de que aparezcan los síntomas o dé positivo en la PCR hasta cinco o diez días después.

“Habría que seguirles cada dos días con un test diagnóstico, aunque sea de antígeno, pero hacerlo cuanto antes, incluso antes de confirmar que la secuencia del virus es distinta, porque es posible que al dar positivo o manifestar síntomas el reinfectado se recluyera”, explica.

Margarita del Val

Margarita del Val

Los casos confirmados de reinfecciones son todavía escasos. Los investigadores confían en que sean eventos raros, pero para saberlo hará falta más tiempo y estudios.

“Es importante saberlo [si los reinfectados contagian] por si hay una bolsa grande de personas portadoras. De existir, se unirían al ya conocido problema de los asintomáticos y presintomáticos contagiosos y harían la transmisión silenciosa, que resulta difícil de controlar, todavía más frecuente”.

Del Val considera que si hubiera un porcentaje relativamente alto de personas capaces de reinfectarse, la situación poblacional “podría escapar totalmente al control”. Además, aunque estos reinfectados estuvieran “clínicamente protegidos”, implicaría que “no hay posibilidad de inmunidad colectiva mediante infección natural”. En otras palabras, que la protección grupal solo llegaría “mediante la vacunación masiva con una vacuna eficaz que proteja también de la transmisión”.

La viróloga Sonia Zúñiga

¿Cuál es la transmisión en cada sitio?

Entender cómo se extiende el SARS-CoV-2 por el planeta es fundamental para detenerlo. Sin embargo, y aunque la mayor parte de la transmisión tiene lugar en entornos domiciliarios —desde casas a residencias— debido al contacto cercano y prolongado que tiene lugar allí, todavía hay mucho que saber sobre los riesgos que suponen otros lugares como restaurantes y tiendas.

“Me gustaría saber la transmisión y tasa de contagio en determinados entornos, porque me da la impresión de que se toman medidas sin conocerlo”

“Me gustaría saber la transmisión y tasa de contagio que se da en determinados entornos, porque me da la impresión de que en todo el mundo se están tomando medidas sin conocer esos datos”, explica la investigadora del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) Sonia Zúñiga.

Hospitales, centros de salud, colegios, empresas, universidades, estaciones de tren y de autobús, aviones, centros comerciales, restaurantes… Son algunos de los lugares cuyo papel exacto en la transmisión del coronavirus le gustaría conocer.

Sonia Zúñiga

Sonia Zúñiga

“Implicaría hacer test de PCR semanales a todo el mundo en muchos entornos y obtener resultados en menos de 24 horas, porque si no valdría menos que cualquier test masivo aleatorio”.

Zúñiga explica que hacer un estudio como este tendría “montones de agujeros”, desde complicaciones técnicas hasta de recursos por su alto precio.

Sin embargo, considera que si se hicieran test de forma regular en algunos de estos lugares “es probable que ayudara a cortar cadenas de transmisión que ahora mismo pasan desapercibidas”.

El epidemiólogo Manuel Franco

¿Es seguro el transporte público?

A Manuel Franco, investigador de la Universidad de Alcalá, le interesa en especial el transporte público. “Hay dos preguntas ahora mismo fundamentales para las ciudades: ¿realmente es peligroso o no? Si lo es, ¿por qué lo es y qué tengo que hacer para que no lo sea?”.

El investigador señala las enormes limitaciones de carácter ético y logístico con la que cuentan este tipo de propuestas. “Yo no puedo aleatorizar para hacer un experimento y meter en un metro a gente con covid-19 y en otro a personas sanas y ver qué pasa al final de la línea”. Este es el motivo por el que “nos falta mucha evidencia sobre el transporte público”, porque “es muy difícil hacer este tipo de estudios.

“Yo no puedo aleatorizar para hacer un experimento y meter en un metro a gente con covid-19 y en otro a personas sanas y ver qué pasa al final de la línea de metro”

Franco pone como ejemplo un estudio con cohortes en una línea de metro en China. “En uno sabían que había alguien infectado y en el otro sabían que no, pero todos estos experimentos están cogidos con alfileres”.

Algo similar sucede con las medidas no farmacológicas utilizadas contra la pandemia. “No puedes coger y cerrar unos colegios sí y otros no. Como mucho podrías hacer una evaluación antes y después o comparar las evidencias de una ciudad con otra, pero te la juegas a pensar que las situaciones eran iguales al principio en ambas”.

Manuel Franco

Manuel Franco

Todas estas limitaciones son bien conocidas para los investigadores del campo de la salud pública. “No se puede obtener evidencia científica tal y como la entendemos en su mayor nivel, que son los ensayos clínicos aleatorizados de doble ciego”. Por eso se produce la paradoja de que, “cuando sabemos que algo funciona a ciencia cierta, no es ético [llevar a cabo el estudio]. No puedes poner a una población a fumar y a otra no”.

La consecuencia es que “nos falta mucha información”. Obtenerla no es sencillo: un controvertido estudio sueco intentó hacer un ensayo controlado para ver el efecto que tenían las mascarillas sobre la transmisión. Las enormes limitaciones de su diseño, criticadas por múltiples investigadores, lastraron sus resultados y no permitieron sacar grandes conclusiones.

El virólogo Santiago Elena

Estudiar la evolución del coronavirus de abajo a arriba

Al investigador de la Universidad de Valencia Santiago Elena le gustaría estudiar la evolución y selección multinivel del coronavirus. “Los procesos que ocurren a un nivel inferior determinan lo que sucede en los superiores”, asegura.

Conocemos los mecanismos moleculares sobre cómo interacciona el coronavirus con la célula, así como su epidemiología, pero Elena considera que “falta el enlace que une una cosa y otra”. En otras palabras, “todo lo que ocurre a un nivel grande, de población, no es más que un reflejo de procesos que han ocurrido a niveles inferiores”.

A Elena le gustaría caracterizar a nivel celular la evolución del virus. Pongamos, por ejemplo, un tejido pulmonar infectado: “La idea sería ver célula a célula cómo se replica el SARS-CoV-2, qué variaciones genéticas acumula y si se seleccionan unas variantes conforme se expande en el tejido o es un proceso aleatorio”.

“La idea sería ver célula a célula cómo se replica el SARS-CoV-2, qué variaciones genéticas acumula y si se seleccionan unas variantes conforme se expande en el tejido o es un proceso aleatorio”

Si este proceso se repitiera con muchos pacientes con distintos niveles de severidad “se podrían asociar procesos microevolutivos, que pasan en la célula y los tejidos, con el desarrollo de la enfermedad”. Además, si se continuara el estudio a nivel poblacional con técnicas de secuenciación masiva podríamos ver “cuáles de esas variantes que hemos identificado a nivel celular como más o menos beneficiosas están presentes”.

El más díficil todavía sería “seguir en el tiempo a esos pacientes y secuenciarlos a lo largo de toda la infección y del proceso de limpieza”. Así se podría ver cómo todas las variables identificadas en células individuales se comportan entre distintos pacientes. A todo esto se podría sumar la información inmunológica y clínica de cada voluntario para “asociar las dinámicas evolutivas dentro de cada persona con el resultado de la infección y la sintomatología”.

Santiago Elena

Santiago Elena

A partir de aquí se podría seguir caracterizando niveles superiores, desde vecindarios a comunidades enteras. “Haríamos una asociación entre lo que ocurre dentro de las células de un paciente como elemento básico que el virus parasita e iríamos creciendo hacia arriba en tejidos, individuos, poblaciones…”.

El objetivo final de Elena sería ir desde los procesos “micro” hasta los más grandes. Todo esto permitiría desarrollar modelos matemáticos para prededcir cómo se expanden las variantes y si las variantes que se detectan aparecen por selección natural o por azar (deriva genética).

También contestaría preguntas sobre la transmisión del coronavirus, su posible atenuación o el aumento de la transmisibilidad que suele asociarse en prensa con las nuevas variantes desconocidas.

El investigador admite que algo así es “prácticamente imposible por la envergadura del proyecto. “La tecnología la tenemos, pero requeriría grupos de gente trabajando coordinados en distintos niveles y reproducir los resultados en distintas condiciones, pacientes, grupos étnicos…”. Sería un “esfuerzo global” que permitiría tener por primera vez la descripción completa, de abajo a arriba, de todo el proceso evolutivo de un virus.

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Los estudios sobre la covid-19 olvidan la importancia del sexo en la respuesta a la infección

Un artículo publicado hoy en la revista Science analiza las diferencias en las respuestas inmunitarias a la hora de enfrentarse a la covid-19 en función del sexo biológico. Este fenómeno no es exclusivo del coronavirus, pero la pandemia pone de manifiesto la necesidad de entenderlo mejor.

El riesgo de muerte por covid-19 es 1,7 veces mayor en hombres que en mujeres. / Wikimedia

“La evidencia es clara: desde el punto de vista de la constitución, la mujer es el sexo fuerte”. Las palabras pertenecen al antropólogo Ashley Montagu y sirven para ilustrar el hecho de que las mujeres sobreviven mejor que los hombres a cualquier edad. Los motivos son tanto sociales como biológicos. Por ejemplo, el sistema inmunitario femenino combate mejor a virus y bacterias.

Estas diferencias se han hecho evidentes durante la pandemia de coronavirus: el riesgo de muerte por covid-19 es 1,7 veces mayor en hombres que en mujeres. ¿Los ensayos clínicos de vacunas y tratamientos tienen esto en cuenta?

Un artículo de opinión publicado hoy por dos investigadoras de la Universidad de Yale (EE UU) en la revista Science analiza esta cuestión. Las autoras critican que las diferencias sexuales en las respuestas inmunitarias no se tengan en cuenta en los estudios científicos y defienden la necesidad de entenderlas mejor, tanto para la covid-19 como para el resto de enfermedades infecciosas.

Las autoras critican que las diferencias sexuales en las respuestas inmunitarias no se tengan en cuenta en los estudios científicos y defienden la necesidad de entenderlas mejor

“Los datos desagregados por sexo no están siendo reportados ni analizados en muchos estudios”, explica a SINC la coautora del texto Akiko Iwasaki. “Muchas enfermedades son diferentes en hombres y mujeres, y los mecanismos tras estas variaciones solo se pueden entender si incluimos el sexo como una variable [en los ensayos]”.

Iwasaki teme que, por este motivo, no estemos mirando el cuadro completo en la búsqueda de tratamientos contra la covid-19. “Si no estudiamos lo bien que funciona un fármaco en hombres y mujeres podemos perder datos clave sobre dosis y tiempos que podrían ser más adecuados para hombres o mujeres”. En casos extremos, cree que ciertos productos “podrían ser beneficiosos o seguros solo para uno” de los sexos.

Las autoras recuerdan en su artículo que los hombres “suelen mostrar respuesta inmunitarias más bajas y mayor susceptibilidad y vulnerabilidad a infecciones”, mientras que las respuestas inmunitarias “más intensas en mujeres” pueden conllevar la aparición de inmunopatologías.

Este dimorfismo sexual va desde la concentración de citoquinas a la activación de linfocitos T. La pregunta es: ¿a qué se debe? Iwasaki señala a los principales sospechosos: los cromosomas sexuales y las hormonas. Mientras que el cromosoma X extra que tienen las mujeres —pese a inactivarse parcialmente— puede aumentar la expresión de genes inmunitarios, los niveles de estrógenos parecen jugar un papel en la respuesta del organismo contra los patógenos.

“Numerosos estudios muestran que la expresión de ACE2 [la puerta que utiliza el coronavirus para entrar en nuestras células] está modulada por estrógenos”, explican las autoras. “Por el contrario, se ha visto que las terapias supresoras de andrógenos para el cáncer de próstata reducen el riesgo de infección por SARS-CoV-2”.

Más dudas que certezas

Contamos con unas pocas piezas del puzle, e Iwasaki considera que queda mucho camino por recorrer. El artículo recuerda que se sabe poco sobre la respuesta inmunitaria contra infecciones virales en personas con trastornos del desarrollo sexual y también en personas transgénero. “Es posible que sea diferente, en general y también contra la covid-19”.

Se sabe poco sobre la respuesta inmunitaria contra infecciones virales en personas transgénero

Iwasaki cree que no hay que olvidar que “las mujeres embarazadas y lactantes fueron excluidas de los ensayos clínicos de fase 3 para las vacunas de ARNm”. Por eso, considera que sería “muy importante” entender su “seguridad y eficacia” en esta población.

“Hay muchas preguntas sobre el coronavirus que orbitan alrededor del sexo biológico”, afirma Iwasaki. Estas van desde la susceptibilidad al patógeno a la covid persistente. “Necesitamos entender a qué se deben las diferencias”, ya sean debidas a genes relacionados con el cromosoma X, a hormonas o metabolitos. En última instancia, “no deberíamos olvidar que las diferencias sociológicas y de comportamiento entre hombres y mujeres” también pueden desempeñar un papel en el hecho de que ellos sean más susceptibles a la covid-19.

Fuente: SINC
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Estados Unidos vuelve al Acuerdo de París y obliga el uso de la mascarilla

Bandera de los Estados Unidos - Wikipedia, la enciclopedia libre

 

EFE

Biden ya ha firmado tres órdenes ejecutivas./ EFE

El presidente de EE UU, Joe Biden, devolvió al país el Acuerdo de París, evitó que este abandone la Organización Mundial de la Salud (OMS) y pidió el uso de la mascarilla frente a la covid-19 horas después de haber jurado al cargo.

En un claro distanciamiento de su antecesor, Donald Trump, y como muestra del espíritu que imprimirá a su Administración, el recién nombrado presidente firmó tres de los 17 primeras órdenes ejecutivas anunciadas.

El líder demócrata propuso a la nación emplear la mascarilla de forma obligatoria durante 100 días, el mismo periodo en el que pretender vacunar a más de 100.000.000 de estadounidenses. Por el momento, la covid-19 ha dejado 24,4 millones de casos y más de 400.000 fallecidos en el país.

Regreso al Acuerdo de París

Meses antes de la celebración de la cumbre del clima de la ONU en Madrid (2019), el anterior mandatario de EE UU, Donald Trump, anunciaba el comienzo del proceso formal para retirar al país del Acuerdo de París. Un proceso que culminó el pasado mes de noviembre.

Durante la jornada de este miércoles, y ante la mirada de los periodistas, Joe Biden firmaba la orden para devolver al país a los compromisos climáticos alcanzados en la cumbre de París de 2015.

El Acuerdo de París, al que se llegó el 12 de diciembre de 2015 en el marco de la COP 21, tiene como objetivo evitar que el incremento de la temperatura media global del planeta supere los 2ºC respecto a los niveles preindustriales y busca, además, promover esfuerzos adicionales que hagan posible que el calentamiento global no supere los 1,5ºC.

Fuente: EFE
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