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Sobre el Código Orgánico de Salud

Por: Dr. César Hermida Bustos

La Propuesta del COS presentada a la Asamblea Nacional para segundo debate, merece urgentes observaciones. He aquí dos iniciales. La necesidad de señalar expresamente que la Autoridad Sanitaria Nacional (ASN) es el Ministerio de Salud Pública (MSP). La ASN es responsable de la Red Pública de Servicios y de la Rectoría. El Art. 32 señala “Rectoría. La Autoridad Sanitaria Nacional es el ministerio sectorial encargado de la salud pública y le corresponde la responsabilidad en la aplicación, control y vigilancia del cumplimiento del presente Código y demás normativa vigente”. Pero no se explicita el nombre del MSP, por lo que, eventualmente, el ministerio podría ser otro. Es tema crucial para la Red y el Código.

El concepto de salud. El Art. 3 afirma que “El derecho a la salud comprende el estado de completo bienestar, mental, físico y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades, e implica que todas las necesidades sanitarias, nutricionales, sociales y culturales fundamentales de las personas estén cubiertas. Su ejercicio se dará en una doble dimensión: como producto de los determinantes biológicos, económicos, sociales, políticos, culturales y ambientales; y, como productor de condiciones que permiten el desarrollo integral a nivel individual y colectivo”. La OMS coloca primero al bienestar físico y no duplica las afecciones. El concepto de necesidades humanas y su satisfacción como óptima calidad de vida o salud, es válido, pero los determinantes pueden ser entendidos como múltiples factores independientes, por lo que la determinación social, del todo con sus partes, es más adecuada. Se mencionan las necesidades sociales nutricionales, pero no otras como la sexualidad, la vida familiar, vivienda, trabajo (creativo y productivo). Acaso en las culturales deben incluirse las subjetivas de la identidad étnica, de género y generacional.

El Libro I, sobre el Sistema Nacional de Salud (SNS) tiene un razonable sustento en el Modelo de Atención Integral de Salud (MAIS). Y el Libro II sobre Cuidado Integral explicita la Promoción de la salud y la Calidad de Vida (Título II) y Atención Primaria (Sección III). Integral significa promoción de la salud, prevención, curación y rehabilitación de la enfermedad. Integrada se refiere a la red de servicios coordinados hacia un fin común, pero el Art. 4 sobre Atención integral e integrada menciona solo al derecho a la salud y al acceso universal y gratuito a sus servicios.

Es claro que persiste la limitada concepción médica de salud como ausencia de enfermedad.

Universidad Central prepara propuesta de vinculación con la sociedad

El Vicerrectorado Académico y de Posgrado junto con la Dirección de Vinculación con la Sociedad, realizaron una reunión de trabajo con los coordinadores y responsables de vinculación con la Sociedad de las facultades de la Universidad Central del Ecuador, para analizar la propuesta “Manejo de la coordinación de los proyectos de Vinculación con la sociedad”, el mismo que será presentado a los miembros del Honorable Consejo Universitario para su revisión y aprobación.

En el marco de esta reunión se trató temas como los operativos de proyectos de Vinculación con la sociedad, la estructura de Vinculación y la carga horaria de coordinadores y docentes.

El doctor Nelson Rodríguez, vicerrector académico de la Universidad Central, indicó que esta propuesta tiene su origen en la resolución adoptada por el Honorable Consejo Universitario, en sesión ordinaria de 21 de marzo de 2017, mediante la cual se delegó al Vicerrectorado Académico para que, en consulta con la Dirección de Vinculación con la sociedad, presente una propuesta sobre el manejo de los proyectos de vinculación con la sociedad.

Por su parte, el doctor César Hermida Bustos, Director de Vinculación con la Sociedad, expresó que la vinculación con la comunidad se establece mediante Proyectos interdisciplinarios de Práctica Pre Profesionales en instituciones públicas o privadas y Proyectos Comunitarios.

EcuadorUniversitario.Com

Sospechas macabras

Por: Dr. César Hermida Bustos

El problema del embarazo en adolescentes tiene como antecedente la falta de educación e información adecuada (en hombres y mujeres) para una sexualidad sana (en donde el placer no se considere pecado), que permita prevenir (o interrumpir tempranamente) los embarazos no deseados. Esta temática debe ser materia de debate para leyes razonables. En Londres y muchas otras ciudades se previenen o interrumpen tempranamente los embarazos no deseados, no solo por razones de la vida de la madre o por malformaciones incompatibles con la vida del producto, sino por las graves complicaciones que ocasionarían en una persona joven.

En torno a las consecuencias del problema, hay dos sospechas macabras. La primera, relativa a la situación que se vuelve angustiosa, desesperada, y que lleva a graves depresiones de la joven embarazada, quien incluso piensa en su propia eliminación y pueden terminar en el suicidio. Estas personas, que no aceptan la suspensión temprana del embarazo no deseado, a pesar de estos graves problemas psicológicos y sociales, ocultan su situación por miedo a sus padres o a la sociedad toda, por lo que la causa de la lamentable decisión suele ser inexplicable. Solo la autopsia podría mostrar esa evidencia, pero no suele efectuarse.

La segunda es el caso de aquellas jóvenes que optan por la riesgosa alternativa de recurrir a cualquier servicio clandestino sin condiciones técnicas ni higiénicas. La cual puede producir una mala práctica en el ejercicio de esa intervención, provocando el fallecimiento de la joven madre. Como generalmente se recurre sin testigos a estos servicios, estos eventualmente entregan el cadáver a un servicio hospitalario argumentando que el fallecimiento se dio en el traslado, con lo cual el cadáver permanece sin que nadie lo reclame y finalmente sea entregado a la morgue para destinarlo a las prácticas anatómicas de los estudiantes de medicina. El cadáver de una joven desaparecida fue encontrado allí.

El problema es que, por falta de evidencias, estas sospechas no pasan de ser macabras, aunque los actores (varones) y sus familiares puedan contribuir en la búsqueda de la clarificación de la verdad. Para el primer caso, las leyes deben ayudar (por ejemplo exigiendo la autopsia en casos de suicidios de adolescentes mujeres). Para el segundo, el de las desapariciones, la justicia está buscando las pistas. La única solución es la prevención del problema con la enseñanza de una sexualidad sana y el debate sobre leyes nuevas y razonables.

ENES y acción afirmativa

Por: Dr. César Hermida Bustos

El Examen Nacional para la Educación Superior (ENES), que hoy deben dar los bachilleres para el ingreso a la universidad, es un paso trascendente. Aquellos estudiantes con mejores calificaciones escogen e ingresan a la carrera de su preferencia e incluso pueden obtener becas para las mejores universidades del mundo.

Hay quienes critican esta medida loable argumentando, en defensa de las notas bajas, que es injusto que esta alternativa rija para las universidades públicas beneficiando a las privadas, a cuyas carreras es posible ingresar mediante un examen propio de cada una, aparentemente con mayor facilidad. Además, para la preparación de los exámenes ENES se han organizado, solo en las grandes ciudades, decenas de programas privados que capacitan con altos costos.

Quienes han obtenido las mejores calificaciones en el ENES generalmente han sido aquellos que lo intentaron en dos o tres ocasiones anteriores. Pero es verdad que aquellos que provienen de colegios de poblaciones pequeñas o distantes tienen desventajas en relación con los de colegios de las ciudades grandes o intermedias, por lo cual muchos gobiernos autónomos descentralizados (GAD), como los de Cayambe y Arajuno, e incluso organizaciones como la de Afroecuatorianos, preocupadas por este asunto, han solicitado a la Universidad Central programas especiales de capacitación de sus bachilleres.

Esto lleva al planteamiento de que en dichas comunidades, por su carácter étnico y geográfico, lo cual quiere decir también social y económico, los bachilleres no egresan en las mejores condiciones para aprobar el ENES. Para superar ese problema y que aprueben en mejores condiciones el examen, se requiere considerar algún mecanismo de ‘acción afirmativa’, para que compensen de alguna manera las injustas condiciones de las que vienen.

Al parecer, ya se están tomando medidas en este sentido, pero aún no están socializadas. Estas, respetando la libre elección estudiantil, deben propiciar una priorización de las carreras que necesitan las comunidades. Por ejemplo, agricultura y agronomía sí, administración de grandes empresas no. ¿La acción afirmativa significa un porcentaje mínimo de cupos en las carreras priorizadas para dichas comunidades?

El rector de la Universidad Central ha solicitado al CES, a la Senescyt y al Ceaaces, que consideren en el Estatuto del Régimen Universitario el establecimiento de cierta reglamentación de acción afirmativa para que cada universidad la ponga en práctica en beneficio de dichas comunidades.

Diciembre 19 de 2015

Wiracocha

Por: Dr. César Hermida Bustos

Ricardo Bardales, de la Universidad del Altiplano de Puno, dio hace poco en la Universidad Central una conferencia sobre su libro Wiracocha, el Código de Tiwanaku y Machu Picchu, mostrando los resultados de su investigación como epistemólogo y fotógrafo, sobre los grabados tanto de la Puerta del Sol en Tiwanaku como en Machu Picchu. La fotografía del ‘Señor de los Cetros’ o ‘Dios Wiracocha’ muestra, al observarla invertida, dos medios rostros. Este efecto fotográfico (seudoscópico) y ‘serendipítico’ (encontrado al azar) le permitió descubrir lo que se ha mantenido oculto hasta estos días.

Es el hallazgo de una nueva alternativa para entender mejor el concepto ancestral de lo dual complementario (no hay mente sin cuerpo, ni hombre sin mujer, ni día sin noche), que muestra imágenes duplicadas horizontalmente en espejo y verticalmente (lo de arriba hacia abajo) por medio del ‘espejo (invertido) del agua’. Mirar al revés es indispensable para comprender la duplicación, el pliegue y repliegue, que muestra, con lenguaje visual que se mantiene hasta hoy en la arquitectura y la artesanía, la simbología de lo dual. Los símbolos del felino (el jaguar), del ave (el cóndor), de la serpiente (las ‘culebrillas’ de la cultura cañari), junto con las macanas de su artesanía, la taptana para los cálculos matemáticos, así como la chacana o Cruz, están aún por estudiarse.

La Comunidad Epistémica de Saberes Ancestrales, organizada en la Universidad Central, con la coordinación de Alfredo Lozano (prometeo que promete), plantea que después de 500 años de la presencia europea en el Abya Yala, Nuestra América, la cosmovisión andina está renaciendo.

Las nuevas corrientes a las que la Universidad Central abre las puertas, al mismo tiempo que busca la excelencia para los requerimientos de la ciencia occidental, deben conocerse en un diálogo entre iguales, respetando todas las manifestaciones interculturales. Invitando y dialogando, efectivamente, como se ha hecho, con autores de pensamiento ancestral como Ricardo Bardales, y, hace pocos meses, con otro peruano ilustre, Javier Lajo.

Las comunidades epistémicas de saberes ancestrales tienen que superar las dificultades planteadas por las evidencias objetivas de la ciencia positiva occidental. El pensamiento ancestral no descarta las comprobaciones empíricas para sus propuestas teóricas, pero estas responden a otro episteme, otra concepción, otra cosmovisión, otra simbología, difíciles de entender para la ciencia de la cultura occidental aún dominante.

Miguel Litín en Quito

Por: Dr. César Hermida Bustos

Recuerda usted, estimado lector, la primera película que vio en su vida? Los cuencanos de más de sesenta años seguramente recordarán alguna del teatro salesiano cuando el padre Crespi ingresaba a la enorme sala de cine generalmente repleta, con su sonora campanilla, y hacía una breve descripción de la cinta, que a veces se anunciaba con un beso de la pareja de artistas, a lo que advertía el padre: “¡Son hermanitos!”. El cine costaba un sucre.

Los lectores y cineastas habrán leído el libro-guión de García Márquez titulado Miguel Litín en Chile, cuando osadamente el cineasta ingresó subrepticiamente a su país en tiempos de la sangrienta dictadura, para filmar la realidad que pocos se atrevían a mostrarla. El mes pasado, el Consejo Nacional de Cine y la embajada de Chile lograron que Miguel Litín visitara Quito para varios actos en su homenaje. La Universidad Central, mediante la cátedra de Cultura Universal, le rindió homenaje en el Teatro Universitario con las conceptuosas palabras del rector Fernando Sempértegui y la de compatriotas chilenos que habían llegado en los años difíciles y se quedaron a vivir en Ecuador, cuya hospitalidad agradecieron. En el homenaje, el rector aceptó hacer realidad la iniciativa de Miguel Litín de que aquí, en Quito, en la Universidad Central, se organizara la Cinemateca (digital) Latinoamericana. Dicha Cinemateca sería también un reconocimiento a Ulises Estrella, quien fundara la Cinemateca Nacional en la Universidad Central, la misma que, ya en manos de la Casa de la Cultura, inauguraba esa misma noche la colección (digital) de películas ecuatorianas, con el apoyo del Consejo Nacional de Cine.

En el acto se destacó que el cine es un instrumento para la lucha por la justicia. Litín ha sido leal con los principios de transformación política de nuestros pueblos, trabajando infatigablemente por un mundo mejor. Luego se proyectó la película Allende en su laberinto sobre los hechos dentro del Palacio de la Moneda en las últimas horas del Presidente, quien se constituyó en ejemplo y símbolo de la lucha contra las fuerzas negativas de la reacción militar conservadora. Litín contó cómo la primera película que vio en su pequeño pueblo de Palmillo, mostrando barcos, paisajes, aventuras, lo marcó para toda la vida.

El cine, de ficción o documental, o la mezcla de ellos, como suma sistematizada de los diversos artes, juega un papel crucial en las luchas culturales y políticas para la construcción de una América Latina libre y soberana.

Jóvenes novelistas

Por: Dr.César Hermida Bustos

La Casa de la Cultura Ecuatoriana y la Campaña de Lectura Eugenio Espejo, en una loable iniciativa, convocaron al concurso de novela corta La Linares, por los cuarenta años de publicación de aquella de autoría de Iván Égüez. La triunfadora fue Sandra Araya con la novela La familia del Dr. Lehman y la primera mención de honor correspondió a la novela Abierta sigue la noche, de Carla Badillo. Con sus 35 y 30 años, respectivamente, estas dos autoras anuncian la llegada de una nueva generación de la narrativa ecuatoriana. Por su edad y su género constituyen un ejemplo de lo que puede ofrecer la literatura ecuatoriana para los próximos años.

Las otras dos menciones fueron para Ernesto Carrión, por Un hombre futuro, y para Fernando Tinajero, por El cuaderno azul. Es la presencia masculina y en el segundo caso la de un consagrado adulto mayor, que matiza y representa con dignidad a los participantes varones. Los 71 novelistas restantes deben sentirse orgullosos por la magnífica representación de los triunfadores, y tanto ellos como los lectores del país están ávidos de conocer las obras cuando se publiquen.

Como en todos los concursos literarios, siempre quedan preguntas para la curiosidad de los legos. Por ejemplo: ¿Cómo pudieron cada uno de los tres académicos y tres escritores leer y comentar, en el corto período de un mes, las 75 obras? ¿Cada uno leyó más de 12 novelas, a razón de una cada dos días? ¿Luego las seis mejores seleccionadas las leyeron los otros cinco a razón de una diaria en los días restantes? ¿O es que las leyeron con alguna técnica de lectura dinámica? ¿O las hojearon y ojearon en una muestra de primeras, intermedias y últimas páginas?

Seguramente la calidad de las obras triunfadoras amerita que el concurso La Linares continúe de manera anual, porque ciertamente, como se ve por la cuantía de las participaciones, resultó estimulante. Pero quizá la Casa de la Cultura podría interesarse en recuperar aquellas otras que pudieron considerarse meritorias, seleccionando y señalando, por ejemplo, las diez o doce finalistas, las cuales, por tal razón, podrían eventualmente también publicarse, por los propios organizadores o por otras editoriales, e incluso por los mismos autores.

Los aficionados a la narrativa celebramos la iniciativa del concurso, cuantitativamente exitoso con sus 75 participaciones y nos alegramos por las/los triunfadoras/es. Todos estamos seguros de que saborearemos la calidad de las novelas, tanto la nueva como de las anteriores generaciones.

Sumak Kawsay y salud

Por: Dr. César Hermida Bustos

Se reconocen tres principios de la filosofía andina: la reciprocidad, la complementariedad y la correspondencia. La reciprocidad o solidaridad se expresa en las acciones colectivas como la Pampa Mesa, en donde todos ponen en el gran mantel sobre el césped los alimentos de los que cada uno dispone y todos se alimentan de acuerdo a sus necesidades, o como el Presta Manos con el cual se construyen las viviendas, pues hoy me ayudas y mañana te ayudo yo, o la Minga colectiva para las obras de infraestructura social, como los caminos, los acueductos y otros. A este principio corresponde la tríada ‘no robar, no mentir, no ser ocioso’ de la Constitución boliviana. La complementariedad corresponde a la concepción dual de que hay elementos diferentes e incluso aparentemente contrapuestos, pero que son complementarios de un tercero que los integra, así son duales el cuerpo y la mente que no se los puede separar de la persona, o el hombre y la mujer que generan hijos y constituyen la familia, o el día y la noche que constituyen el continuo del tiempo. La dualidad se opone a la dicotomía que es la característica de cortar o separar las partes propias de las ciencias occidentales, especializadas en las partes, pero que olvidan el todo. La correspondencia es esta relación del todo con las partes, el “todo tiene que ver con todo” que estudia el pensamiento complejo, sobre el que ha trabajado el francés Edgar Morin.

Estos tres principios alimentan los cinco del Sumak Kawsay o Buen Vivir que aquí se sistematizan como: Sin pensamiento y sentimiento no hay vida, Todos provenimos de la madre tierra o Pachamama, La vida es sana, La vida es colectiva y Todos tenemos un sueño. No se puede entonces separar lo cognitivo de lo afectivo, hay que cuidar la tierra como madre, como propone el inglés James Lovelock al concluir que la Gaia es un ser vivo del cual todos provenimos, cuidar el lugar de la familia, el paisaje cultural y el territorio nacional, priorizar la vida que es sana y no la enfermedad que es episódica como lo ha hecho por centurias la medicina, hay que abandonar el individualismo egoísta y plantearse el sueño de un cambio civilizatorio para vivir una vida colectiva y austera en armonía con los seres vivos y con la naturaleza, lejos del consumismo.

Con estos principios del Sumak Kawsay, complementarios de la propuesta de satisfacción de las necesidades humanas, se completa la concepción, llamémosla ecuatoriana, de la óptima calidad de vida como salud o Buen Vivir.

Noviembre 21 de 2015

Sobre el concepto de salud

Por: Dr. César Hermida Bustos

Proponemos entender a la salud como la óptima calidad de vida, sustentada en la satisfacción de las necesidades humanas. Estas necesidades se sistematizan, volviéndolas operativas, en tres dominios: objetivas o individuales del cuerpo, subjetivas o culturales de los grupos o pueblos y sociales generales con la presencia del Estado. Las objetivas o biológicas se refieren a las tres áreas de la herencia animal: la alimentación y su metabolismo, la sexualidad y procreación con la vida familiar, y la vida de relación o trabajo que liga, con su componente mental, al dominio cultural. Este segundo dominio corresponde a las necesidades humanas subjetivas de los pensamientos, afectos, libertades, identidades, protección, creación, recreación. Finalmente está el dominio social general con la presencia del Estado que debe garantizar la satisfacción de todas las necesidades humanas, como derechos. El Estado lo hace con sus servicios que son su responsabilidad, con los generales, como el cuidado del ambiente, el agua, la electricidad, los medios y vías de comunicación; y con los sociales, como educación, salud, vivienda, bienestar social.

Con esta sistematización se vuelve operativa la antigua definición de la OMS (1948) de que la salud es “el bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia de enfermedades”. Las enfermedades biológicas del cuerpo corresponden a los problemas señalados en las necesidades objetivas y ellas son atendidas en el plano individual por las ciencias médicas.

Entendiendo a la salud como óptima calidad de vida basada en la satisfacción de las necesidades humanas, ya señaladas, el concepto equivale al del Buen Vivir. La salud o el Buen Vivir deben ponerse en práctica mediante estilos individuales apropiados (dieta, vida sexual adecuada, movimiento de la vida de relación o trabajo como opuesto a la vida sedentaria), y los correspondientes modos grupales o culturales saludables. Finalmente está la calidad de vida colectiva o social sana, con el respaldo y garantía del Estado con los servicios mencionados.

Pero el Sumak Kawsay o Buen Vivir (de las Constituciones de Ecuador y Bolivia) tiene además como complementarios tres principios de la filosofía andina: Reciprocidad, Complementariedad y Correspondencia, los cuales generan otros cinco de la praxiología: Sin pensamiento y sentimiento no hay vida, Todos provenimos de la misma madre tierra o Pachamama, La vida es sana, La vida es colectiva, Todos tenemos un sueño (de un cambio civilizatorio). (Continuará)

Noviembre 14 de 2015

Pensamiento y sentimiento

Por: Dr. César Hermida Bustos

Además de los tres instintos básicos de la herencia animal que constituyen nuestras necesidades objetivas del dominio corporal, el metabolismo, la sexualidad y la vida de relación o trabajo, existe un dominio subjetivo dado por la cultura. Este dominio corresponde al pensamiento, el sentimiento, la identidad, la libertad, la seguridad o protección, la creación, la recreación.

Aquí están las creencias, las interpretaciones y los conocimientos de la ciencia. La ciencia de la cultura dominante occidental ha dividido todo, separándolo, cortándolo, dicotomizando, así ha separado el cuerpo de la mente, mientras la cultura ancestral indígena andina los junta de manera dual en un solo componente, el runa o persona. Así, para esta, no se concibe el cuerpo sin la mente y esta es una dualidad que junta el pensamiento y el sentimiento.

En la tradición cristiana occidental, Dios dio con un soplo el pensamiento al primer ser humano. Así, la razón o conocimiento, el saber como componente cognoscitivo, se constituyó en la esencia de la ciencia occidental, pero se separó del sentimiento, de la vida afectiva, del mundo de las emociones temporales y las pasiones duraderas. Los pensamientos se alojan en el cerebro, y se supone que los afectos en el corazón, así la alegría y la felicidad, la tristeza con la pena o el llanto parecen afectarlo.

La concepción dual ancestral no separa los pensamientos de los sentimientos, los considera complementarios. Se expresan juntos en la reciprocidad o solidaridad, y tienen correspondencia con el todo, pues todo tiene que ver con todo. Se expresa en el amor y cuidado de la madre tierra o Pacha Mama y en el conocimiento y amor por la vida que es sana y colectiva. No hay pensamiento sin sentimiento, como no hay sociedad sin naturaleza, ni hombre sin mujer, ni día sin noche en el continuo del tiempo. Como no debe haber ciencia sin arte ni arte sin ciencia.

Edgar Morín dice (en La vía para el futuro de la humanidad) que las culturas ancestrales indígenas “no confunden el pensamiento simbólico-mítico-mágico con el pensamiento racional-técnico-práctico, sino que los combinan entre sí”. Desde luego que el primero también existe en Occidente, pero, como se ha señalado, no se trata solo de pensamientos, sino de inseparables sentimientos.

Hay que lograr, desde el Abya Yala o Nuestra América, nuevos modelos de pensamiento o paradigmas, pero con el aporte ancestral del inseparable componente subjetivo del sentimiento, es decir, del afecto.