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Las universidades y la salud

Por: Dr. César Hermida

Del 26 al 28 de octubre pasado se realizaron dos eventos universitarios similares, uno en Colombia y otro en Ecuador. El primero, el IV Congreso Nacional de la Red Colombiana de Universidades Promotoras de la Salud (Redcups), en Pasto, con la presencia y conferencias de Hiram Arroyo, presidente de la Red Iberoamericana de Universidades Promotoras de la Salud; Arturo Escobar, economista colombiano de vanguardia, que vive y enseña desde hace 35 años en Chapel Hill, Universidad de Carolina del Norte, autor de libros sobre la construcción y deconstrucción del tercer mundo; Constanza Granados, psicóloga colombiana, fundadora y propulsora de la Redcups; y el autor de esta columna, con la conferencia ‘La universidad vinculada con la salud de la población’.

Conferencistas y foros destacaron la diferencia entre el sistema de servicios médicos curativos de las enfermedades, y el enfoque y paradigma de la salud. Se señaló la importancia de estudiar y entender la salud, con un enfoque integral que va más allá de la ausencia de enfermedad.

La salud de la población no se logra solo con los servicios médicos, sino con la acción interdisciplinaria de la promoción de la misma, entendida como las potencialidades individuales y colectivas para mantenerla. Arroyo y Granados explicaron el largo proceso de las contribuciones sobre la promoción de la salud, desde el Informe Lalonde de Canadá, 1974; la reunión de la OMS en Ottawa, 1986; el Seminario de Bogotá, 1992; y las reuniones universitarias en Puerto Rico, 2013, y Okanagan, Canadá, 2015; y las contribuciones de autores y colectivos en todos estos años. Escobar ubicó el tema en el contexto político y social del mundo y de América Latina, exponiendo el concepto ancestral andino del Buen Vivir y su relación con la salud. Hermida expuso que la salud es el Buen Vivir como óptima calidad de vida, con estilos y modos saludables, individuales y colectivos respectivamente, y explicó que debe entenderse como la satisfacción de las necesidades humanas, como derechos. Dijo que este concepto, en construcción, se complementa con los principios ancestrales de la filosofía andina, reciprocidad o solidaridad, complementariedad dual y correspondencia del todo con las partes, y con los cinco del Sumak Kawsay como nuevo paradigma: el cuidado de la Pachamama, madre de todos, la unión dual de cuerpo y subjetividad, sentimiento y pensamiento en la vida humana, que la vida es sana y colectiva, que todos tenemos el sueño de una vida armónica y austera entre los seres humanos y la naturaleza, lejos del consumismo.

Los privatizadores

Por: Dr. César Hermida

El socialismo moderno acepta la existencia del sector privado y su mercado, pero sostiene que el Estado debe controlarlos. Aquello es porque lo primero es el ser humano. Por eso, el Estado debe garantizar sus derechos. Para el efecto, debe fortalecer lo público, es decir, los servicios generales, de agua, electricidad, vías y medios de comunicación; y los sociales, de educación, salud, vivienda, bienestar social. Quienes esperan que los fondos públicos, para los servicios generales y sociales, se encaminen para producir beneficios al sector privado, desvirtúan los planteamientos socialistas.

Ser de izquierda significa compartir el principio de fortalecimiento de lo público y respaldar el papel del Estado para garantizar los derechos, en beneficio de la equidad y la justicia. A diferencia de ser de derecha, que es fortalecer lo privado para garantizar la acumulación económica de la sociedad de consumo.

En el contexto anterior, los privatizadores son los que nunca han planteado que los servicios sociales del Estado sean universales y sin costo directo, es decir, gratuitos, como la educación y la salud. Se han quejado siempre de que el Estado no debe tener tantos funcionarios o empleados públicos, es decir, maestros, médicos, enfermeras, o policías, sino que el Estado debe disminuir su tamaño, obviamente en beneficio del sector privado. Los privatizadores son partidarios de las escuelas y colegios privados, de las agencias privadas de seguridad, de los servicios de salud mediante aseguradoras privadas, de prepago o de pago directo en las consultas u hospitales.

Los privatizadores son los directivos que se han empeñado en que los servicios que debe prestar el IESS se provean en consultorios y hospitales privados con fondos públicos. Son los directivos del IESS y del MSP que asignan igual número de plazas de internos rotativos o residentes a las universidades privadas (con pocos estudiantes) que a las públicas (con muchísimos más). Son los empeñados en que se cobren los servicios de salud o educación, o que se arrienden los aeropuertos, los puertos, y muchos de los servicios públicos a empresas con fines de lucro.

Los privatizadores nunca se preocuparon de cuidar, peor mejorar, los servicios públicos. Siempre quisieron que se deterioraran, que el Estado no invirtiera en ellos ni se preocupara de su operación, para que se vendan o arrienden a mejores precios. Esa era la política neoliberal, la de la larga noche, empeñada ahora en regresar para beneficio de los inversores, de la acumulación del dinero.

Soberanía del conocimiento y autonomía universitaria

Por: Dr. César Hermida

Al Estado ecuatoriano hasta hace diez años le importaban muy poco las universidades, más allá de restringirles el presupuesto a las públicas. La autonomía se reclamaba cuando la fuerza pública ingresaba en sus predios. La ley neoliberal de educación superior del año 2000 no fue discutida, a pesar de la nefasta disposición de liberar la creación de universidades y carreras. Las leyes neoliberales de educación superior se aprobaron en América Latina entre 1998 y 2002, provocando el descontrolado crecimiento, sobre todo de universidades privadas, con sus carreras, que se constituyeron en un gran negocio.

En el ámbito académico la propia institucionalidad no logró controlar esta proliferación de universidades y el mercado de sus carreras. El interés neoliberal era justamente propiciar ese mercado privado. La presente gestión gubernamental inició un indispensable proceso de evaluación, normatización y fortalecimiento institucional, aunque el necesario fortalecimiento de lo público provocó un exagerado centralismo que generó, a su vez, una exagerada crítica en nombre de la autonomía.

El centralismo, con asesores que no propiciaban la socialización y participación de los actores académicos, implementó la propuesta de un desarrollo científico y tecnológico ligado al concepto empresarial industrial occidental de especialistas con exigencias de doctores con ‘pieshdi’ (que son especialistas en un exclusivo tema) y supuestos sabios asesores prometeos. Se exigían ‘papers’ en revistas indexadas, sin la necesaria pertinencia con los requerimientos del medio.

Las universidades que habían enfatizado casi exclusivamente la docencia profesionalizante debían priorizar ahora la investigación, nueva panacea, olvidando que la vinculación con la sociedad da a las dos la anhelada pertinencia. Esta garantiza, como asegura el Rector de la Universidad Central, la soberanía del conocimiento.

En el contexto de universidades de investigación, docencia y vinculación con la sociedad, no tiene sentido diferenciar ‘niveles’, ‘tipos’ o ‘categorías’ como ‘universidades de docencia e investigación’ como las más prestigiosas, de ‘docencia’ solamente, como de menor cuantía, y de ‘educación continua’ seguramente para oficios y otras ocupaciones del campo técnico, que fue descuidado.

La autonomía universitaria, más que críticas al control, normatización y evaluación, tiene que ver con la soberanía del conocimiento, con la pertinencia de este en función de las necesidades poblacionales.

Medicina prepagada

Por: Dr. César Hermida

Al fin, el Estado ecuatoriano inició un procedimiento de control de este sector, que se encontraba sin ningún tipo de vigilancia, para la protección y garantía de los derechos de los ciudadanos. Los seguros de asistencia médica y de servicios de medicina prepagada no tenían en Ecuador un mecanismo claro de control y reclamo para las personas que se sentían perjudicadas. No había normas. Los principales problemas se referían a la negativa del pago con el argumento de que se trataba de una enfermedad preexistente y al incremento inesperado y libre del pago de las aportaciones.

La medicina está a cargo de la curación de las enfermedades, su diagnóstico, tratamiento y rehabilitación para la recuperación de la salud. Está en manos públicas y privadas, mientras la prevención de las enfermedades mediante las vacunas (prevención primaria) está en manos exclusivas del sector público. La prevención secundaria (diagnósticos tempranos) también está en manos de la medicina, como la terciaria (rehabilitación luego de problemas básicamente de trauma).

La medicina, el ejercicio clínico sobre las enfermedades del cuerpo biológico individual, está íntimamente relacionada con las empresas de producción industrial y del mercado comercial, por la fabricación y venta de equipos, insumos, medicamentos, y la venta de servicios ofertados a través de seguros médicos y otros programas de medicina prepagada. La industria y el mercado médico son líneas de las más reditivas en el mundo.

Los servicios médicos tienen básicamente tres alternativas: los públicos en manos del Estado, de los ministerios de Salud, constituyen el modelo inglés o Beveridge; los igualmente públicos a cargo de la seguridad social, el modelo alemán Bismark; y el del sector privado con sus variantes de pago directo o mediante programas de prepago, para prestaciones en consultorios u hospitales. Desde luego, hay un modelo llamado de mercado, que mezcla los servicios públicos del ministerio y de la seguridad social pagando con fondos públicos los servicios privados (Ecuador) o incluso contratando empresas privadas para administrar los servicios públicos de la Seguridad Social (Chile) o del Ministerio de Salud (Colombia).

Que las empresas privadas de seguros médicos y de prepago cancelen parcialmente los servicios que se prestan en instituciones públicas es una alternativa justa y necesaria. Pero, ¿cómo es posible que ciertas empresas hayan suspendido unilateralmente los contratos de prestación de servicios? Es indispensable que se debata el tema.

Hábitat y universidades

Por: Dr. César Hermida

Las sociedades humanas siempre creyeron que debían dominar y someter a la naturaleza porque se consideraban diferentes y superiores a ella. Aquellas paganas politeístas solían venerar a dioses o diosas relacionadas con el agua, la tierra, el fuego o el aire, seguramente porque eran los elementos ambientales de la producción alimentaria. Aquellas culturas satisfacían de manera austera sus necesidades materiales o naturales de comida, vivienda y abrigo, de la vida en pareja y familiar, de la movilización y las actividades colectivas. Las ruinas de aquellas civilizaciones muestran acueductos, viaductos, viviendas, coliseos, y otros bienes de uso colectivo. Las sociedades ancestrales del Abya Yala o Nuestra América, que veneraban a la Pachamama como madre de todos, también disponían de los mencionados bienes. Pero a partir de la aparición de las religiones monoteístas, desaparecieron esas obras colectivas dando paso a sinagogas, iglesias o mezquitas que servirían para cuidar el alma, es decir la necesidad subjetiva de la obediencia, la resignación, la veneración a espíritus sobrenaturales para una vida ulterior en un más allá ofertado como premio, o sin consuelos como castigo. La naturaleza, el ambiente, la satisfacción de las necesidades materiales dejaron de tener trascendencia. Hasta en el pueblo más pequeño andino se encuentran hoy iglesias o capillas, sin que importe si hay alimento, viviendas, caminos o empleo.

El ambiente tiene una triple perspectiva, el ‘lugar’ inmediato del hogar en donde se alimenta y se procrea, y el del trabajo productivo en el cual se ejercitan los movimientos de la vida de relación con los demás. Este es el ‘paisaje’, urbano o rural, de la actividad grupal colectiva, de la cultura de pequeños productores de policultivos de pueblos andinos o tropicales o monocultivos de la cultura del café, la caña de azúcar u otros. Y el urbano de las clases sociales con residencia de clases altas, media o marginales (desordenados, descuidados, olvidados) de acuerdo al desarrollo capitalista. Finalmente, el ‘territorio’ bajo la gobernanza de autoridades locales que confluye en el nacional con la autoridad del Estado nación. A los tres ambientes ha perfilado la historia en el proceso de satisfacer las necesidades humanas.

En este triple contexto de cuidado del ‘hábitat’ la universidad ecuatoriana debe investigar la propia realidad, y enseñarla, vinculando las necesidades poblacionales con el perfil de las carreras. Es la pertinencia la verdadera autonomía o soberanía del conocimiento.

Bienestar, armonía, interrelación

Por: Dr. César Hermida

El bienestar no debe ser solamente aquel material dependiente de la riqueza económica, que lleva a la acumulación y el consumismo. Debe estar sustentado en una vida austera que mantenga la tranquilidad subjetiva, una vida colectiva en armonía entre los seres humanos y con la naturaleza. El afecto familiar y el de la amistad evitan la envidia, la competencia desleal y, a la postre, el malestar.

En un último estudio realizado desde 1938 con una cohorte de norteamericanos de la Universidad de Harvard sobre familias disfuncionales y marginales de Massachusetts, los resultados mostraron (El Telégrafo 25 07 16) que “no son las riquezas, la belleza o la fama factores realmente relevantes para vivir una vida plena, saludable y longeva, sino que son las buenas relaciones humanas y el nivel de satisfacción que tenemos respecto a estas, los predictores más exactos de qué tan felices, saludables y largas serán nuestras vidas”.

Acá en América Latina aún hay que luchar por la equidad social, de género, étnica y generacional, comenzando con la prioridad de las mujeres marginadas y adultas mayores. En el plano político esto significa establecerse la pensión universal para todos y todas ellas. Hoy apenas un 20% tiene jubilación (hombres, la mayoría), y acaso del 80% restante solo un 60% dispone del Bono de Desarrollo Humano, lo cual es un gran logro, pero aún quedan muchas personas sin aquel. 100 dólares por pareja (55 dólares c/u) al menos para el medio rural o urbano marginal es un aporte significativo.

El 1 de octubre, día del Adulto Mayor, nos recuerda que la salud es la vida colectiva, el bienestar como vida armónica con los otros en un ambiente amigable y solidario. Así se evita el alcoholismo, la depresión y otros males, biológicos, psicológicos y sociales. Esta interrelación con el ambiente y con los demás, desde el hogar, la vecindad, y el medio social, se practica con las manualidades, emprendimientos, ejercicios físicos y las creaciones artísticas de la literatura, música, pintura, artesanías. O el hábito de la lectura con los grupos de libros leídos para comentarlos e intercambiarlos. Para la prevención y curación de problemas crónicos son recomendables las agrupaciones terapéuticas en torno a centros de salud para diabéticos, hipertensos y otros. La actividad grupal de Alcohólicos Anónimos es una terapia reconocida. Los paseos y viajes, como actividades colectivas turísticas y lúdicas, son otras alternativas de interrelación para lograr el bienestar y la armonía.

Ministerio de la Felicidad y la Tolerancia

Por: Dr. César Hermida

Los Emiratos Árabes Unidos crearon hace poco un Ministerio de la Felicidad, la Tolerancia y el Futuro (EL TELÉGRAFO 19 07 16). Lo del futuro se refiere a la preocupación por la juventud, pero el futuro debe ser una preocupación por todos, incluyendo a los adultos mayores. La felicidad es en realidad una emoción, una profunda satisfacción, pero pasajera, es decir un sentimiento transitorio, que nace a partir de la tranquilidad que es más duradera y puede ser permanente. Cuando se pregunta ¿Cómo estás?, excepcionalmente se contesta ¡Feliz!, lo más conveniente, como sucede en Cuenca, es responder: ¡Tranquilo!

La tolerancia, no solo en estos tiempos políticos ecuatorianos sino siempre, es una cualidad que debe cultivarse y fortalecerse. Tolerancia, que significa comprensión y respeto, a la cultura, ideología, religión, ajenas. La agresividad de la intolerancia no permite el diálogo, genera disgusto e ira, y se torna un círculo vicioso, pues es fruto del odio. Tenemos una triste historia de intolerancia, desde la expulsión del islam y de los judíos de la Península Ibérica hace quinientos años, y la condenación y quema de símbolos ancestrales de veneraciones consideradas idolatrías en nuestra Abya Yala o nuestra América desde entonces.

La búsqueda de la felicidad debe ser la búsqueda de la tranquilidad sustentada en la equidad y la justicia, en la armonía entre los seres humanos y con la naturaleza. No se trata de producir solo en el plano económico los bienes materiales que generen riqueza monetaria.

Solo la intolerancia política nos hace negar la importancia del Ministerio del Buen Vivir, que, si bien muestra como tal los más diversos aspectos, que ciertamente forman parte del Sumak Kawsay propuesto en las Constituciones de Bolivia y Ecuador, no los sistematiza de una manera comprensiva y operativa. Entendido como la satisfacción de las necesidades humanas, individuales objetivas, culturales subjetivas y sociales como derechos, el Buen Vivir cobra relevancia. El aporte andino de sus principios filosóficos (reciprocidad, complementariedad y correspondencia) y del Sumak Kawsay (sin pensamiento y sentimiento no hay vida, cuidar a la tierra como madre de todos, la vida es sana, la vida es colectiva, todos tenemos un sueño –de la vida armónica sin dominaciones ni subyugaciones-) es ya de enorme trascendencia para la academia y los servicios en el mundo.

Solo la tolerancia nos permitirá construir colectivamente una sociedad de la tranquilidad y la felicidad.

Festejos en Cochasquí de Tocachi

Por: Dr. César Hermida

Son importantes las festividades y ritos de los solsticios y equinoccios. Acaba de concluir uno. Con este o cualquier otro motivo, ningún ecuatoriano debería dejar de visitar las pirámides o tolas de Cochasquí, en la parroquia de Tocachi, cuyo complejo arqueológico, que está a cargo del Gobierno Provincial de Pichincha, es un ejemplo de recuperación y cuidado.

Hace casi dos años, el proyecto Cecuida (Centro de Cuidado del Adulto Mayor) de la mencionada parroquia festejó el cumpleaños 102 de doña María Hortensia Sotamín Coyago (EL TELÉGRAFO, 20 12 14). Ella nació junto a las pirámides de Cochasquí, cuando allí los campesinos producían trigo, cebada, papas, lentejas, maíz, y cuidaban a las vacas, borregos, chanchos, pero para los hacendados; mientras como peones dormían en sus huasipungos. Además, los patrones obligaban a las mujeres solteras a servirles en sus casas. Ella siempre vivió en Tocachi, en los últimos años con su hijo Luis Alberto, que ahora tenía 78 años, en su modesta vivienda de paredes de adobe con piso de tierra. Doña María Hortensia es ‘pilas’ como dicen los muchachos de hoy, vive y conversa con alegría y tranquilidad, y recibe el bono de desarrollo humano del MIES, además de la comida diaria en el proyecto Cecuida que, como muchos otros proyectos de la Junta Parroquial, está apoyado por la Mancomunidad de Parroquias de Pedro Moncayo, en convenio con la Universidad Central del Ecuador, la fundación Cimas, el Gobierno Provincial y otras entidades gubernamentales.

En agosto, la Universidad Central (UCE) presentó su rendición semestral de cuentas de los proyectos de 17 carreras del Programa de Vinculación con la Sociedad. Con la presencia del rector, el director del Área Social del Gobierno Provincial, el Alcalde de Pedro Moncayo, el presidente de la Junta Parroquial de La Esperanza a nombre de la Mancomunidad, se señaló que la UCE había estado presente desde hacía más de cinco décadas, desde las investigaciones y acciones de relevancia mundial en torno a la prevención del bocio y el cretinismo endémico, hoy eliminados.

Ahora son otros tiempos, han mejorado los estilos de vida individuales y los modos de vida grupales y culturales, se festejan los ciclos solares junto con los logros colectivos interculturales, interinstitucionales, interdisciplinarios. La academia trabaja con investigaciones y acciones participativas para una calidad de vida que va de lo individual a lo grupal y territorial, para satisfacer las necesidades humanas objetivas, subjetivas y sociales.

La cultura, entre el arte y la vida cotidiana

Por: Dr. César Hermida

Muchos creen que la cultura es solo la expresión artística, de la música y el canto, la danza, la pintura, la escultura, la literatura en sus diversos campos, y otras manifestaciones de diversos talentos y oficios. Estas personas se resisten a aceptar que a la cultura también se entiende como los usos y costumbres, conocimientos, creencias, creaciones y producciones de la vida cotidiana, es decir los comportamientos objetivos y subjetivos de las comunidades o pueblos. En esta cultura nacen las manifestaciones o logros artísticos individuales.

Como la cultura dominante consideraba que era la única, creía que sus expresiones artísticas debían establecer las normas estéticas para calificarlas. De acuerdo a esas normas se definía el buen gusto estético de la producción artística de los talentos o dones individuales.

Los diccionarios de las culturas dominantes definían los conceptos, pero ante otras expresiones culturales, incluyeron diversas acepciones. Hoy, con la electrónica, un concepto, como el de cultura, tiene cientos o miles de interpretaciones. Esto hace necesario definir la concepción con la que los diferentes actores se expresan, lo que es indispensable para la socialización y el debate, de otro modo se da un diálogo de sordos o un debate lleno de dogmatismos (cada uno cree tener la verdad) e incluso de maniqueísmo (quien cree tener la verdad considera al otro como ignorante o malintencionado).

Sobre la Ley de la Cultura, la revista Rocinante, de la Campaña Eugenio Espejo (agosto 2016), trae interesantes artículos que expresan diversas posiciones, pero pocas diferencian la cultura de la vida cotidiana de las comunidades, de aquella referida a la producción artística individual. La primera sería el aporte subjetivo que se aprende desde el nacimiento y se expresa objetivamente en todas las manifestaciones grupales comunitarias. La segunda, el fruto de la primera que expresan artísticamente los actores con sus diferentes dones o talentos individualmente considerados. Así se podría entender mejor el rol de la sociedad civil con el Estado y el mercado. Son, por lo tanto, tres dominios: el de la cultura cotidiana grupal, la producción individual y el rol del Estado regulando el poder del mercado y de los grupos dominantes. Con ellos, se evitaría que el debate, no solo la ley, “no vaya a ninguna parte, y sea un caos completo en contenido y forma”.

En el contexto de los tres dominios, estrechamente relacionados, el tema exige más aportes y participaciones.

Hábitat y adultos mayores

Por: Dr. César Hermida

Después de cincuenta años seguramente Ecuador hará una meseta poblacional y no pasará de los veinte millones de habitantes. Para entonces tendrá un porcentaje cercano al 20% de adultos mayores de sesenta y cinco años y más. Esto será un logro y no una preocupación, pues dichos adultos tienen cada vez mejor calidad de vida, son más productivos, ya no requieren como antes de muchos servicios sanitarios, y han resuelto -con instrumentos, prótesis, órtesis y otros- una serie de limitaciones o discapacidades. Por lo tanto, no serán una carga, sino un grupo de notable aporte social.

Hay tres tipos de ambientes o hábitats: el ‘lugar’ en donde se cumple de manera cotidiana la actividad nutritiva y la sexual o procreativa de la vida familiar, es el ‘hogar’; el ‘paisaje’ rural o urbano del grupo laboral y cultural del trabajo; y el denominado ‘territorio’ como ambiente general social que va desde aquel de la gobernanza local hasta el nacional con la presencia del Estado-nación. Aparece entonces la pregunta: ¿cómo estos ambientes habitacionales o hábitats se planifican en función de equidad generacional?, es decir, ¿se diferencian en cuanto a sus usos para los niños, los adolescentes, los adultos y los adultos mayores?

En el paisaje rural ecuatoriano vivía hasta hace pocas décadas la mayoría de la población, pero hoy ese porcentaje es menor que el urbano. La mayoría vive ahora, como en todo el mundo, en ciudades. En el campo los adultos y adultos mayores participan en las siembras, las cosechas y la preparación de los alimentos naturales y los consumen en forma adecuada. Para lo anterior se ejercitan físicamente de modo cotidiano. El problema es que aún tienen un alto número de hijos y de personas viviendo y durmiendo en una sola habitación.

En la ciudad el lugar de la vivienda suele estar muy alejado de aquel del trabajo y del acceso a los servicios de salud, educación y otros. Para el paisaje urbano, hace poco, el MIES y el Instituto Nacional de Investigaciones Gerontológicas organizaron el taller ‘Ciudades accesibles para adultos mayores y personas con discapacidad’ (los adultos mayores sufren leves pero progresivas discapacidades visuales, auditivas, de movilidad y otras).

La OMS propone el enfoque de ‘Ciudades saludables’, y en ese contexto el de ‘Ciudades amigables’ con los adultos mayores. ¿Están planificando en este sentido los municipios y entidades centrales, y enseñando, investigando y vinculándose con esas necesidades poblacionales las universidades?