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Defensa de lo público

Por: Dr.César Hermida Bustos

Una diferencia entre la izquierda y la derecha es la defensa de lo público. La defensa del Estado como controlador del mercado que representa lo privado. El fortalecimiento de lo público disminuye la inequidad social. El agua, por ejemplo, no puede ser privatizada. La vivienda debe ser apoyada por el Estado. Los servicios sociales de salud y educación deben ser gratuitos y universales. No se trata de que no existan los servicios sociales privados, sino que el Estado garantice los públicos con la mejor calidad.

El Gobierno actual apoyó la inversión de la infraestructura pública comenzando por entregar los mejores edificios (dejados por los banqueros) para la gestión central y construyó una impresionante infraestructura por todo el país. La política sobre la educación superior, con su evaluación (eliminando 14 universidades), y las becas abiertas, cuantitativa y cualitativamente, para formarse en las mejores universidades del mundo, es loable, como lo es la internacional de dignidad, consistente, valiente, con la expulsión de la base de Manta, la lucha contra Chevron, las acciones para la integración regional como ALBA, UNASUR, CELAC.

El Estado está preocupado por los servicios generales (agua, electricidad, vías y medios de comunicación), los sociales (señalados), la infraestructura de la justicia y de la seguridad social. No es el viejo modelo del Estado dueño de todo con ausencia de actividad privada, se trata de evitar tanto el fundamentalismo del mercado como del Estado.

Desde luego hay limitaciones generadas por la moral, como norma impuesta por el poder religioso y político, como las políticas de derecha sobre la salud sexual y reproductiva. Mientras la ética, de izquierda, exige normas generadas de manera progresista, libre, colectiva.

La información en los enlaces ciudadanos semanales, por ejemplo, es una medida saludable, democrática, cumplida desde diversos cantones (muchos jamás visitados por la autoridad), explicativos, claros, pedagógicas, que desmienten a cierta prensa y emocionan a la gente con los logros, y están generalmente presididos por gabinetes itinerantes, con noches culturales y ruedas de prensa locales. Pero el temperamento personal del líder, la propensión a la defensa firme que puede llegar al insulto, es otra limitación. Pero limitación personal, como de todo líder, de izquierda o derecha.

En política es imposible satisfacer a todos, pero la defensa de lo público hace la diferencia para ponderar los logros y comprender las limitaciones.

Una vida de servicio

Por: Dr. César Hermida Bustos

Pocas personas llegan a cumplir cien años, y cuando esto sucede con alguien que ha servido a su comunidad de manera admirable, debe destacarse. El Dr. Carlos Mosquera Sánchez los cumplirá el próximo 9 de julio. Él fundó una de las primeras clínicas de maternidad en Quito, en 1950, la Clínica Maternidad Mosquera, ubicada en el Centro Histórico, en las calles García Moreno y Esmeraldas. Allí asistió a mujeres embarazadas durante 40 años y fue condecorado por Sixto Durán-Ballén en 1995 por haber atendido a 50.000 madres con sus niños. Atendía personalmente cuidando a la madre y el advenimiento del niño por varias horas, manteniendo un récord de 95% de partos normales y solo un 5% de intervenciones quirúrgicas cesáreas.

El Dr. Carlos Mosquera nació en Ambato, y allí estudió la primaria. Luego vino a Quito e hizo la secundaria en el Colegio Nacional Mejía, en donde fue campeón de box, por lo que le apodaron el ‘Kid Mosquera’. Su carrera médica la efectuó en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Central, en donde se graduó en 1940, siendo más tarde su docente y su decano. Viajó a especializarse en Ginecología y Obstetricia con una beca otorgada por el presidente de la República, Dr. José María Velasco Ibarra, en los hospitales Churruca y Rivadavia, de Argentina.

Luego regresó como docente a su facultad, en donde fue decano cuando la institución cumplió 150 años de vida. Ejerció el decanato desde 1974 a 1978, siendo el constructor de los primeros edificios de la facultad. Entre sus obras se destaca la fundación de la Escuela de Obstetricia, la Dirección de la Maternidad Isidro Ayora. Fue Concejal del Municipio de Quito, candidato a Prefecto de Pichincha, presidente del Club de Liga Deportiva Universitaria, y, como coronel de la Policía, el fundador del hospital de dicha institución. Llegó a ejercer el Vicerrectorado de la Universidad Central del Ecuador.

En su vida pública ha recibido reconocimientos y condecoraciones como los de la Facultad de Medicina y de la Cámara de Diputados en 1995. En su vida familiar es padre y formador de un valioso grupo de ginecólogos y obstetras que sirven a la ciudad en su propia institución privada y en otras públicas.

Además del festejo extraordinario por su feliz cumpleaños que le preparan sus familiares y amigos, va esta nota de reconocimiento por su vida de servicio en el campo de la medicina y la docencia, sumada a la gratitud de las madres que atendió, de los alumnos que educó y de la familia que formó.

Los amigos y la revolución

Por: Dr. César Hermida Bustos

Sería una lástima que, por la situación política del país, se perdiera la comunicación con los amigos de nuestra clase media, de izquierda o derecha, que nos escriben o con quienes se conversa. Esta preocupación ya apareció cuando los movimientos políticos de Hugo Chávez en Venezuela, de Evo Morales en Bolivia y de Rafael Correa en Ecuador llegaron al poder. Fueron triunfos con planteamientos de izquierda marxista anticapitalista de redistribución e igualdad, de fortalecimiento de los servicios públicos, de educación y salud, universales y gratuitos, de vivienda y otros. Muchas transformaciones e inversiones económicas fueron ciertamente revolucionarias, pues se plantea que el Estado puede ser cambiado en beneficio de las grandes mayorías que los apoyan.

Las revoluciones sangrientas, puras y radicales, ya no parecen propias de América Latina. Las nuevas parecen posibles dentro del Estado capitalista. Pero aparecieron en los tres países y en Brasil, Argentina, Chile, junto con los explicables críticos de la derecha, los de una izquierda fundamentalista que manifestaba que los procesos debían ser más radicales. Ellos, que pertenecían a pequeños grupos que por decenas de años no obtuvieron sino insignificantes porcentajes de votos de respaldo popular, o que trabajaban en la cómoda academia, se atrevían ahora a ser despiadadamente críticos, sin considerar las dificultades de los otros, a quienes juzgaban como ‘burócratas’ o de derechas.

Mientras era lógico que los amigos de derecha explicitaran su preocupación porque estos procesos acabarían con la propiedad privada, aunque se les explicara que no se trataba de eso sino de una redistribución, el problema mayor fueron los de izquierda, de diversas facciones, que optaron por posturas emocionales extremas, incluso cargadas de odio, hacia los líderes, individualmente considerados, de estos procesos.

Así, hermanados con los de la derecha, insultaban a Chávez, Morales o Correa, y a las tres mujeres que ejercen la presidencia, criticando desde afuera, sin contaminarse. Los acusaban de derechistas, aludiendo, en el caso de Correa, a debilidades morales (por las normas de la Iglesia) por ser revolucionario cristiano, lo que fue acaso fundamental para su triunfo. Comunistas y socialistas critican negando que el Estado, como escenario de lucha, pueda transformarse. Pero también comunistas y socialistas apoyan la posibilidad de un proceso revolucionario anticapitalista de muestro Estado, que se torne al servicio de los explotados.

La cultura afroecuatoriana

Por: Dr. César Hermida Bustos

La primera semana de junio se cumplió la Primera Jornada de Reflexión del Pueblo Afroecuatoriano, organizada por la Universidad Central y la Fundación Azúcar. Con auditorios llenos se expuso sobre su aporte. El lunes en Filosofía sobre su historia. Luego de la ceremonia ancestral en la ‘Cochita amorosa’, limitada por mantas coloridas y la botella con agua y una flor al centro, con sus símbolos en blanco y el azul, la oficiante, pidiendo permiso a los ancestros, cantó y bailó.

En África nació la humanidad. En la diáspora, los negros contribuyeron con su fuerza de trabajo; en la esclavitud, al desarrollo del capitalismo desde el siglo XVI; y más tarde a la libertad continental con la Independencia de Haití en 1801, y el apoyo de Petión a Bolívar para la del resto de países. Su origen milenario viene desde la Ciudad de la Honradez fundada en 1225 en Etiopía, y la Carta de Mandé, pionera de los derechos humanos. Los africanos, a partir de 1441, fueron conocidos como negros, morenos, cimarrones.

El fin de la esclavitud fue lento. Aquí, a partir de la libertad de vientres (solo los que nacieran serían libres), y si Urbina la firmó fue con tres alternativas: el concertaje, el ejército o la cárcel. Se indemnizó a los blancos. Juan Otamendi Anangonó fue el primer general negro de nuestro ejército. En 1900, con motivo de la construcción del ferrocarril, llegaron 400 jamaiquinos. Hoy se denominan afroecuatorianos, y Jaime Hurtado fue su político más destacado.

Los negros no solo bailan y cantan, se dijo el martes en Comunicación Social. Se respetan los ancestros, la fuerza vital que los une, su sentido comunitario. Se debe deconstruir lo negro, y lo blanco. Recitó sus poemas la Mariposa Negra. El miércoles se habló del deporte en Educación Física, de su segregación por los planteamientos de ‘blanquear’ a los equipos y a la propia selección. El jueves en Jurisprudencia se realizó la audiencia de acusación por discriminación contra un teniente que impidió estudiar a un cadete afroecuatoriano. Antes se pasó un video sobre la discriminación y las protestas que les unificaron hace pocas décadas.

No hay pueblo sin cultura ni música sin danza. El viernes cerró la semana con tambores, música y baile, son sus vivencias, sus sentimientos, su forma de resistencia, su lucha. Se llaman hermanos(as), como una sola familia, pues si algo le pasa a uno, todos están allí. La vinculación con la sociedad le abre a la universidad nuevos escenarios interculturales entre hermanos.

El pueblo de los ciegos

Por: Dr. César Hermida Bustos

El 6 del pasado mayo se cumplieron cien años del nacimiento de Orson Welles, el brillante escritor estadounidense, cuya obra, La guerra de los mundos fue transmitida como radionovela y provocó tan grave impacto que la población norteamericana llegó a creer que efectivamente los seres extraterrestres estaban llegando a nuestro planeta. Incluso en Quito se produjo un fenómeno similar hace varias décadas por la misma causa. Varias obras de Welles fueron pasadas al cine, y él mismo fue un destacado director con su película Ciudadano Kane, que es considerada una obra maestra. La revista Mundo Diners (N° 396 de mayo 2015) nos informa que Welles llegó a pesar cerca de 180 kilos, por lo que seguramente falleció de un infarto a la edad de 70 años.

Lo que no menciona la revista es que Welles escribió un cuento formidable, El país de los ciegos, ubicándolo cerca de Chimborazo (y Cotopaxi) y mencionando a Quito y Guayaquil. A donde el protagonista, que sí ve, llega y se convence -bajo el axioma ‘En la tierra de los ciegos el tuerto es el rey’- de que efectivamente puede ser su rey. Pero los ciegos lo consideran un loco y no solo que no lo dejan actuar, sino que, cuando trata de escapar, no lo permiten, ante lo cual se resigna y se queda. Entonces se enamora de una joven ciega. Como la pareja llega a estar tan enamorada, quieren casarse, para lo cual deben solicitar a los jefes el respectivo permiso. Pero para otorgarlo consideran que deben curarle sus locuras, para lo cual deben eliminar su causa, que consiste en erradicar las dos protuberancias cubiertas por párpados, cejas y pestañas, pues esas originan sus fantasías. Explica a su novia que eso no es justo, pues la vista le permite ver las maravillas del mundo, pero la novia cree que es solo su imaginación, que esas fantasías son su locura, y que debería aceptar la extracción para que, casándose, fueran felices. La víspera de la extirpación el protagonista huye.

El interesantísimo cuento fue publicado el año pasado en el tomo 11 de la colección Literatura y Justicia ‘Relatos del mundo’, con un prólogo de Gustavo Salazar, el cual señala la influencia del mismo en ‘Informe sobre ciegos’ de Sobre héroes y tumbas, de Ernesto Sábato, y en el Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago.

Recordando que Welles alguna vez declaró que lo que más le interesaba era la política, se recomienda el cuento y los tomos de la colección mencionada, pues Ecuador, por ventaja, no es un pueblo de ciegos.

Pedro Jorge Vera

Por: Dr. César Hermida Bustos

En nuestra adolescencia conocimos en Cuenca al escritor Pedro Jorge Vera al leer la revista Mañana. “Porque hoy se construye el futuro”. De él aprendimos, a través de sus escritos y luchas, dos caminos por los cuales optamos: la política y la literatura, sabiendo que esta última nutría a la primera. Escribía artículos, libros, y editaba otros como El diario del ‘Che’, con el que nos fascinamos para la construcción de una América nueva y diferente. Desde entonces nunca dejamos de leer sus novelas, su poesía y sus artículos de clarificación política.

El año pasado, al cumplirse cien años de su nacimiento, Miguel Mora Witt editó dos libros: Pedro Jorge Vera, cien años de un animal puro, aludiendo a la primera novela que consagrara a su autor, y Conversaciones: Pedro Jorge Vera y Galo Mora Witt. Pasada la justa celebración, y para contribuir a mantener su espíritu vivo, desde esta columna recomendamos fervientemente la lectura de este par de obras.

El libro sobre Pedro Jorge Vera trae una interesante colección de artículos sobre su vida y su obra, destacando en su texto y las fotografías su amistad con los grandes representantes de nuestra nacionalidad: Oswaldo Guayasamín, Jorge Enrique Adoum, Benjamín Carrión, César Dávila Andrade, Jorge Carrera Andrade, Jorge Icaza, Efraín Jara, Alfredo Pareja, y muchos otros. Vivió y partió “orgulloso… de no haber claudicado jamás”, y de haber legado “el ejemplo de una existencia… limpia, digna, plena de humanidad”.

El libro Conversaciones entre Pedro Jorge Vera y Galo Mora es una verdadera delicia. Se disfruta de los diálogos, que se dan sin capítulos ni interrupciones, y uno tiene que pedirles permiso para ausentarse un rato y luego volver a oírles. Es una revisión de la historia patria y de la literatura, con una serie de datos al pie sobre los nombres que van apareciendo. La charla es dinámica, con humor, con carcajadas ante las insolencias, erudita, trascendente. Allí el compromiso con el ‘Che’ y la Revolución Cubana y las causas justas. Allí la vida familiar y las amistades, las luchas por la defensa de sus principios, las persecuciones y encarcelamientos. La valentía de enfrentar las injusticias y mentiras. Su producción literaria, su aporte a las causas progresistas. Su obra, cargada de verdades y emociones, contribuyó a que muchos nos hiciéramos izquierdistas y marxistas. Leer esta obra casi viva escuchando su palabra, resulta crucial para entender la última parte de nuestra historia. Nadie debe dejar de leerla.

Reconocimientos y críticas

Por: Dr. César Hermida Bustos

Los lectores escriben sobre reconocimientos y críticas al Gobierno. Se reconoce, por ejemplo, al Programa Manuela Espejo que dio dignidad y respuesta objetiva a los discapacitados. A la equidad de género con gran número de mujeres participando en el Ejecutivo, Judicial y en la Asamblea. A la defensa de lo público en los servicios generales (agua, electricidad, vías y medios de comunicación) y en los sociales (educación, salud, bienestar social, vivienda). Se reconoce que hay control del mercado (con una Superintendencia para el efecto), pues “los monopolios están hasta en la sopa”, y es difícil controlar precios, calidad y fechas de caducidad (los productos por caducar se envían a los barrios pobres y a las provincias alejadas). Se reconocen las visitas y presentaciones presidenciales en el exterior, que prestigian al país y constituyen planteamientos políticos progresistas, además de que siempre se reúna con los compatriotas que residen en esos sitios temporal o permanentemente. Solo esta última puede considerarse personal, las otras son políticas del movimiento.

Entre las críticas se puntualiza que los empresarios cuencanos, que desarrollaron la industria de línea blanca -cocinas a gas, refrigeradoras-, que lograron competitividad hasta exportarlas, y que cuando se requirieron las cocinas de inducción hicieron inversiones y esfuerzos técnicos para adaptarse a los nuevos procesos de su producción, resulta que el Presidente, en su viaje a China, compra 500 mil cocinas de inducción por un valor de $ 250 millones para distribuirlas entre las beneficiarias del bono, “dejando perplejos y semiparalizados a los empresarios cuencanos”, con inversiones hechas y con mucha incertidumbre entre sus más de dos mil trabajadores directos e indirectos. Se critica que, cuando se decidieron las salvaguardias, la compañía productora de llantas Continental, ubicada en Cuenca, efectuó planes para aumentar su producción e invitó públicamente al enrolamiento de nuevos trabajadores, pero que, cuando el Alcalde de Quito incrementó las tarifas de taxis, el Presidente dispuso abrir la importación de llantas, sin considerar la suerte de estos emprendimientos de ‘provincia’, dejando ‘con los churos hechos’ a muchos jóvenes que pretendían trabajar en la llantera. Todas las críticas son al Presidente.

Los reconocimientos vienen de seguidores del Gobierno que se consideran (digamos, salvo excepciones) de izquierda, mientras juzgan que los críticos de la oposición son (salvo excepciones) de derecha.

Pueblo nuevo, 40 años

Por: Dr. César Hermida Bustos

En este mes de mayo Pueblo Nuevo cumple cuarenta años de existencia, por lo que hay que contribuir a su reconocimiento. El conjunto nació en 1975 en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Central (cuando algunos nos iniciábamos como docentes). Fue la honrosa expresión ecuatoriana de la corriente de los Inti Illimani, Quilapayún, Olimareños, que han contribuido a la construcción de la Patria Grande, Nuestra América, el Abya Yala, la tierra de la querida presencia del comandante ‘Che’ Guevara. Cantaron a la llacta y su futuro proclamando “Seremos el Pueblo Nuevo”, como el título de la publicación de hace tres años, compilada por Miguel Mora Witt, uno de sus integrantes. El libro trae, junto con artículos de escritores consagrados, significativas e históricas fotografías sobre las presentaciones en muchos países del mundo, en los que fueron embajadores de nuestra cultura y nuestro pensamiento progresista de transformación social.

Desde las serenatas con “Te busco en la mañana, cuando despierto, y mis manos no encuentran, tu cabello…” y las veladas en las peñas solidarias con ‘Atajitos de caña’ y ‘Mi cajita de música’, hasta los mítines políticos de “Cómo será la patria que construimos con este sacrificio y esta esperanza…”, han recorrido el mundo denunciando, con la nueva canción latinoamericana, en los más diversos y concurridos escenarios, y emocionando a las audiencias de compatriotas: “Con amor yo quiero cantar, sí señor, a mi lindo Ecuador…”.

Con Galo y Miguel Mora, y con todo el conjunto Pueblo Nuevo compartimos hace ya 18 años en Caracas, cuando el lujo de embajador que teníamos, Alfonso Barrera Valverde, organizó la Semana Cultural Ecuatoriana, y quienes allí residíamos temporalmente saboreamos con orgullo la presencia de ellos y del grupo de escritores invitados: Raúl Pérez, Ángel Felicísimo Rojas, el ‘Pajarito’ Febres-Cordero. Allí, en los repletos auditorios oficiales y en los informales solo entre ecuatorianos, saboreamos su arte, a corazón henchido.

Pueblo Nuevo amerita nuestro reconocimiento colectivo, por los centenares de ocasiones que transmitió su honroso mensaje musical de profundo contenido cultural y político. Es el símbolo de la nueva aurora ecuatoriana y latinoamericana que se propone un futuro de paz y justicia, una sociedad sin hegemonías ni opresiones: “Esa será la patria que conquistemos, ‘patria de mi ternura y de mis dolores’, nunca más la miseria, nunca el olvido, nunca más agonía en tus tricolores”

La Cuenca-Machala es una vergüenza

Por: Dr. César Hermida Bustos

Algún maleficio tiene Cuenca con las carreteras que la conectan con las ciudades ubicadas en los cuatro puntos cardinales. La Cuenca-Azogues no acaba de restaurarse, la Cuenca- Paute-Gualaceo, que debe llevar a Macas y otras ciudades amazónicas, aún no se construye, la Cuenca-Loja tampoco se arregla luego del asfaltado inicial de dos vías de hace ya varios años. Pero la que constituye una vergüenza es la Cuenca-Machala. No hay ninguna respuesta al clamor de la ciudadanía, no solo porque se concluya el contrato que se sabe no se cumple desde hace mucho tiempo, sino y sobre todo porque la misma amerita una vía de cuatro carriles. Al presente esta vía se deteriora porque en algunos tramos incluso se ha removido la carpeta sin continuar con los trabajos.

Ninguna de estas carreteras fue incluida en el Plan Nacional de Vialidad, ni siquiera las que se considera forman parte de la famosa y antigua Panamericana, que va del Carchi al Macará, lo que provoca el temor de que en cualquier momento se la olvide y se decida que la misma vaya, como siempre, desde Quito hasta Riobamba, pero desde allí baje por la Costa para seguir hasta Huaquillas.

La red vial del Austro parece sufrir el mismo maleficio del tren Sibambe-Cuenca, que tardó tantas decenas de años en llegar a la capital morlaca, y, aunque sí forma parte del Plan de Restauración del Ferrocarril Nacional, ha sido ignorado. Y no solo que no se ha hecho nada al respecto, sino que, por el contrario, en algún momento se ofreció un ‘ciclopaseo’ por la misma ruta, quitando los durmientes para dar paso a las bicicletas.

Sería ingenuo pensar que el interés por la Cuenca-Machala solo radica en la necesidad que tienen los cuencanos para ir y venir de sus fincas de fin de semana en el Valle de Yunguilla, pero, primero, si fuera así, tienen todo el derecho, porque pagan sus impuestos, pero, aparte, porque los pueblos conectados la ameritan, por la rica producción agrícola de estas tierras, por el intercambio social, comercial e industrial entre las dos provincias, y con las provincias de Guayas y Loja, así con Perú. Todas estas razones justifican su prioridad.

No se conoce, si existe, ningún estudio sobre el número de vehículos circulando. La realidad muestra la urgente necesidad. Mientras no se construya aquí una carretera de cuatro carriles, cada curva de la larga cola de vehículos movilizándose por la estrecha actual de dos vías hará recordar que debe ser algún inexplicable maleficio la causa de esta vergüenza.

Estado, gobierno y liderazgo

Por: Dr. César Hermida Bustos

En 2006 el Estado se hallaba muy deteriorado debido a las corrientes neoliberales. Lo público se había desprestigiado con salarios bajos para que cediera sus obligaciones al sector privado en educación, salud, préstamos para vivienda, manejo de jubilaciones. En lo político no había perspectivas favorables para lo público, pues el candidato millonario había triunfado en la primera vuelta. Pero la esperanza floreció en medio del desconsuelo y triunfó un movimiento nuevo que ofreció una Constituyente y una nueva Constitución de derechos que fortaleciera lo público. Y lo está cumpliendo.

La Constitución de 2008 estableció el derecho al trabajo, a la libertad, la identidad (de género, étnica, generacional), a la seguridad social y a la protección, a la creación y recreación, a la alimentación segura y soberana, a los servicios sociales de educación y salud, universales y gratuitos, y a otros como vivienda, bienestar social. Es decir, al Buen Vivir. Los derechos propician el cultivo de valores, individuales y colectivos, como la dignidad, solidaridad, honradez, responsabilidad, respeto a los demás, iniciativa, optimismo. Un nuevo gobierno para un nuevo Estado, y para cambiarlos apareció un movimiento con un líder.

La gente sigue al líder por sus planteamientos, su capacidad y su carisma. Esta cualidad es compleja, parte de las ideas y emociones. Se mantiene por la forma en que el líder las expresa, por su capacidad de comunicarlas, por volverlas contagiosas y mantenerlas vivas. El líder da ejemplo, tiene simpatía, valentía, contagia con su entusiasmo, es creativo, fuerte, trabaja infatigablemente, enfrenta los problemas, conduce. Sus seguidores le tienen confianza, se sienten seguros. El líder trabaja con equipos y en equipo.

Pero junto al líder no puede haber otro, pues resquebrajaría su autoridad y unidad. Por eso, quien cuestiona al líder se retira o es retirado. Sin embargo, un líder debe ser capaz de planificar el futuro y establecer la sucesión. No es como la realeza, en donde las leyes señalan la sucesión familiar, o el caso de que se deje el poder en manos de hijos e incluso de la esposa.

Como la oposición está al acecho para tomar el poder y detener el fortalecimiento de lo público y el control del mercado, el líder debe preparar al sucesor (a pesar del poder mediático privado en manos de poderosos), para que la sociedad decida si se mantiene el fortalecimiento de lo público y la disminución de la desigualdad, o si se vuelve al pasado.