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Sexualidad y felicidad

Por: Dr. César Hermida

La actividad sexual humana tiene tres dominios, el biológico de la vertiente animal, el subjetivo de la cultura, y el social general con la influencia moral sobre el anterior. El primero es la vertiente corporal en donde actúan los órganos y las sustancias, como la serotonina y la dopamina. Estas sustentan la base orgánica del deseo, la excitación, el placer y la expresión máxima del orgasmo. Este dominio está íntimamente vinculado con lo subjetivo del afecto, pensamiento, imaginación y fantasía correspondientes, fruto de la cultura y la moral con las normas del poder dominante, religioso, educativo, político. En este campo influyen el estrés o cualquier preocupación o tensión física o subjetiva.

La satisfacción de la sexualidad produce, como otras biológicas, subjetivas y sociales, la emoción de la felicidad. El enamoramiento siempre está acompañado del anhelo y deseo sexual. Deseo, satisfacción, excitación, son fruto biológico, subjetivo y social. El orgasmo, descarga de máxima satisfacción biológica, debe ser integral con lo subjetivo, de otro modo no contribuye a la felicidad. En el placer no debe estar ausente el afecto, que es complementario con la alegría del juego y la diversión, que es la satisfacción integral. Hacer el amor es el placer del sexo, pero con afectos, es la relación entre dos en lo físico biológico, lo subjetivo y lo social, con sus reglas o normas.

Lo cultural es determinante, como decía Marilyn Monroe: “Los maridos no son nunca amantes tan maravillosos como cuando están traicionando a su mujer” (Yo voy al cine, redes sociales YVAC 02 11 17).

En nuestro medio las abuelas mantenían la concepción machista de que hacer el amor estaba en manos exclusivas del hombre, por lo que la monotonía, el aburrimiento y hasta el hastío de la vida conyugal íntima hacía pensar que, con el/la amante se lograría hacer el amor de forma más placentera.

Huellas de mi camino

Por: Dr. César Hermida

Acaba de aparecer una recomendable autobiografía, escrita para compartir una rica experiencia de vida de quien escribe con la misma sencillez y habilidad con que cuenta sus anécdotas y con nombres y fechas que destacan su increíble memoria. Huellas de mi camino, de Wellington Sandoval Córdova, es una excelente colección de recuerdos, desde las vacaciones de su infancia en la hacienda de Bahuanchi de Cuenca, del abuelo Andrés Córdova, los estudios de bachillerato y universidad hasta su especialidad de cirujano cardíaco en los centros más destacados de Estados Unidos, así como su participación en ciertos acontecimientos cruciales de la historia ecuatoriana.

Entre lo más impactante, sobrevivir junto a un niño luego de un accidente aéreo en el que murieron todos los demás pasajeros, conocer delicadas informaciones sobre aspectos políticos nacionales, como que la oposición estaba informada previamente sobre lo del 30 de septiembre, e internacionales, como la acción militar colombiana con el apoyo de Estados Unidos en Angostura, y otras, todas ellas vividas durante sus funciones como ministro de Salud, director nacional del IESS, ministro de Defensa, embajador en Buenos Aires.

Una vida fructífera, de aportes trascendentes, escrita con honestidad y sencillez, sin vanidad. Para dejar testimonio y, ciertamente, recrear y divertir al lector. La vida familiar ‘morlaca’ y quiteña que perfila a un representante de un grupo económico y cultural, la clase media y alta, núcleo fundamental de la identidad nacional ecuatoriana. La quinta o hacienda cuencana para las vacaciones, los colegios públicos y privados, los nexos familiares, los cargos públicos, las confidencias.

Sobre el ensayo histórico biográfico como género literario vienen a la mente La vida de Antonio Machado. Ligero de equipaje, de Ian Gibson, y Gabriel García Márquez, una vida, de Gerald Martin. Hay autobiografías que circulan por razones comerciales, o por la vanidad de los personajes. Esta es un testimonio literario recomendable sobre nuestro medio, para disfrutar y reflexionar sobre la propia historia.

Valores, corrupción y difamación

Por: Dr. César Hermida

Los ecuatorianos debemos iniciar el nuevo año 2018 con el propósito de cultivar de mejor manera, colectivamente, los valores que exorcicen las maldiciones de la corrupción y la difamación. Más allá de la formación hogareña y de las enseñanzas escolares, es menester fortalecer la honradez, la veracidad, la solidaridad, la cordialidad, para que dichos valores vayan destruyendo la tendencia maléfica de la acumulación del dinero, sobre todo del fácilmente adquirido por medios ilegítimos y deshonestos, que lleva a la corrupción cínica y descarada. Corrupción que va desde los pequeños robos, engaños y perjuicios de gestiones burocráticas o de negocios, hasta las multimillonarias, desfachatadas e hipócritas conductas que enriquecen de la noche a la mañana. La justicia, que debe ser límpida y transparente, no contaminada con ningún sesgo o influencia, se espera castigue a los sinvergüenzas que han lucrado del dinero ajeno.

Pero si la corrupción es una insolencia, la difamación es otra conducta maléfica que puede perjudicar honras ajenas y lastimar, a veces para siempre, el prestigio de personas inocentes. Lastimosamente la influencia de los medios, generalmente con funcionarios obedientes o que se hacen eco de los intereses de sus dueños o autoridades, son los que promueven más la difamación en lugar de procurar un combate firme a la deshonestidad.

La corrupción, tragedia de nuestra sociedad que debe ser combatida por todos los medios, a veces provoca la desgracia de la difamación, acaso por más fácil y conveniente, sobre todo en las redes sociales, provocando un horrible escenario nacional de mentiras, insultos atrevidos y agresivos, cultivo del odio, falacias, acusaciones gratuitas sin pruebas. Y, junto con esta velada influencia de medios y redes, asoma, insidiosa, la opinión malévola, la falsa información, que circula de boca en boca en reuniones sociales y en conversaciones cotidianas.

El cultivo de la honestidad, la veracidad, la tolerancia, y otros valores a construirse desde el hogar y la vida diaria, se torna indispensable.

Reflexiones sobre momentos históricos

Por: Dr. César Hermida

La producción literaria, con el ensayo, la narrativa, la poesía y el periodismo desde la vertiente editorial, deben dejar para la historia ciertas reflexiones sobre los hechos históricos que viven las poblaciones en momentos especiales. Las tendencias políticas diferencian a la gente, pero es crucial que estas se den sobre principios y valores.

La España post-Franco, por ejemplo, llevó a decir al poeta Luis García (Mundo Diners, octubre 2017 N° 425): “Mi poesía tiene que ver con la España que luchó contra el clericalismo, la que defendió la libertad sexual, la que consideró el derecho de las mujeres al aborto, la que considera que los homosexuales tienen derecho al matrimonio y la España que intenta transformar la vida cotidiana en nombre de la libertad y no de los dogmas”. Lo anterior es trascendente porque esas luchas aún se libran en Ecuador varias décadas después.

El lenguaje literario, en cualquier versión, debe permitir la defensa de principios y el cultivo de valores. No solo de pensamientos, sino también de sentimientos, individuales, colectivos, solidarios. No solo analizar lo negativo, las preocupaciones y tragedias, sino propiciar con optimismo, de modo positivo, lo estimulante de los afectos. García señala: “En épocas verdaderamente creativas lo que ha dominado es el derecho del ser humano a hacerse dueño de su propio destino y eso siempre ha ido unido con una reivindicación de la felicidad”. Ciertamente, como él dice: “Vivimos en una sociedad de prisas, de especulación y de control, (de) tecnología del vértigo”, por lo que entiende: “La poesía como el intento de salirnos de la prisa de los dogmas y de las ideas dominantes… para hacernos dueños de nuestras propias opiniones y de nuestros propios sentimientos”.

La literatura debe reivindicar la paz, para la construcción colectiva, con afecto y solidaridad, de una nación saludable y optimista.

Navidad, ciencia y creencias

Por: Dr. César Hermida

En la Navidad se recuerda el nacimiento del niño Jesús y se respira un sentimiento de bondad y generosidad, de solidaridad con los demás. Ciertas creencias tienen magia, fantasía, ternura, por eso son útiles, bondadosas, como la poesía, pero no es posible olvidar las guerras que aniquilan barrios enteros matando adultos y niños en otras partes del mundo, y que se alimentan de la ciencia y la tecnología respaldadas por grandes negocios de venta de armas con fuerzas oscuras que las propician.

La relación entre ciencia y creencias tiene larga historia, desde los notables aportes de los griegos, y particularmente desde el apogeo de la demostración de evidencias científicas tanto del cosmos como del cuerpo humano y la naturaleza en el Renacimiento del siglo XVI. Fue la separación de las verdades religiosas de la fe, como creencias, de las verdades científicas demostrables de la razón, como ciencia. Los dogmas subjetivos fueron enfrentados con las evidencias objetivas. Pero, así como la religión cultivó los afectos y sentimientos, cualidades del alma, olvidando los valores y virtudes de la naturaleza y sus cuerpos, la ciencia estudió estas solo con la lógica de la razón, olvidando los valores y virtudes de los afectos y los sentimientos.

Además, la ciencia desarrolló la tecnología y con esta las más variadas mercancías para la acumulación económica, y en ese contexto apareció la fabricación de las armas, una de las industrias más productivas del capitalismo. Las guerras entre creencias, entre países y religiones, de católicos contra protestantes (Irlanda), islamistas contra judíos (Israel y países árabes), cristianos contra islamistas (países del este europeo), se alimentaron de ciencia y tecnología.

La ciencia busca explicar la naturaleza y la sociedad, las creencias se resisten a estudiarlas porque Dios lo explica todo. La religión no ha contribuido al bienestar de la humanidad, la ciencia tampoco. En nombre de dioses similares sus fieles pregonan las guerras y el odio. En nombre de la ciencia se fabrican las armas para esas guerras. Si antes la ciencia era ajena y diferente de las creencias, hoy le sirve mediante la tecnología. Hoy se hermanan.

El niño Jesús, y los profetas, originalmente del mismo Dios de judíos, cristianos y del islam, deberían renacer en estos tiempos de locura por el dinero, el petróleo, el oro, el poder económico para continuar con la dominación política respaldada por las creencias, la ciencia y la tecnología. Renacer para reiterar su mensaje de justicia y libertad.

Festival de cine La Orquídea

Por: Dr. César Hermida

La producción artística cuencana siempre fue trascendente, en literatura (poesía, ensayo, narrativa), en lo pictórico (hoy audiovisual) y en otros campos. Son ejemplos los Encuentros de Literatura Alfonso Carrasco Vintimilla y la Bienal de Pintura.

En la producción cinematográfica la carrera de cine de la Universidad de Cuenca con obras de Carlos Pérez Agustí, el aporte pionero de Tania Hermida, como directora mujer, cuencana, con películas exitosas de temas y escenarios “morlacos”, con Sebastián y Viviana Cordero (de ancestro cuencano), y otras producciones. Los cines comerciales (“teatros”: Cuenca, Sucre, Popular, CCE, Salesianos, Candilejas de cine independiente -con películas francesas de temas atrevidos en su tiempo- y otros), fueron esenciales en la historia cinematográfica de Cuenca.

Entonces apareció el Festival La Orquídea, organizado por la Prefectura de Azuay dirigida por Paúl Carrasco, que llegó este año a su 7ª versión con el apoyo de Rebeca Alvear y Fernando Pontón. Merece reconocimiento y felicitación porque resultó impecable. Contó con la presencia de Sonia Braga, ícono histórico, admirado y querido, desde la generación a la que quitó el sueño por su sensual belleza y capacidad actoral, con las que sigue deslumbrando.

Excelente convocatoria y participación de cortos y películas nacionales e internacionales, como muestra el programa, claro, sencillo, con fechas y horas, títulos, lugares (Carlos Cueva Tamariz, restaurado, elegante y enorme; Multicines, Pumapungo, Sucre, Autocinema, Casa de la Cultura, Plaza Santo Domingo, Turi) y en colores las categorías (Largometraje internacional, Ópera prima iberoamericana, Panorama internacional, Panorama ecuatoriano, Cortometraje ecuatoriano, Cine infantil, Documentales cambio climático, Cortos internacionales, Foros abiertos, Funciones especiales).

El Gobierno Provincial compartió el apoyo con más de tres docenas de instituciones públicas y privadas, ministerios, universidades, CCE, empresas, para el objetivo de un festival enteramente gratuito. Se anotó un poroto. Los cuencanos y visitantes quedaron satisfechos por esta notable contribución a la cultura “morlaca” y nacional.

Lenguaje humano y lenguaje digital

Por: Dr. César Hermida

La humanidad creó su lenguaje para comunicar los pensamientos, sentimientos, acciones de su producción de supervivencia, artística y científica, poniendo nombres a todas las cosas. Así se crearon los códigos del lenguaje oral, de la escritura, la producción poética, musical, pictórica, las expresiones de la danza, y luego del cine, y otras. Y se inventó el teléfono, la radio, la televisión.

La producción artística y científica se consideró original y exclusiva de la subjetividad humana, como única, a diferencia de la naturaleza que repite. Pero hoy el lenguaje binario, digital o electrónico, que funciona con algoritmos, parece suplantar la producción humana en diversos campos. Sin embargo, no se debe olvidar que el mismo es un instrumento, como otros productos humanos.

La expresión artística musical y pictórica, como creación subjetiva humana, es ahora también producida por aparatos de lenguaje digital. Ya no es única y exclusiva. El lenguaje digital produce además otros cambios notables, como aquello en tercera dimensión “ya no en masa como con la revolución industrial, sino individualizada, para la vida cotidiana” (Mundo Diners de octubre 2017, N° 425).

El lenguaje digital es hoy crucial en el arte, la medicina y otros campos. La fabricación aditiva, capa a capa, con diversos materiales, incluso biológicos, aplicando algoritmos matemáticos, genera materiales de la propia naturaleza. Una oreja, por ejemplo, se fabrica en pocas semanas incubando tejido biológico que se rellena.

Sin embargo, los lenguajes, y sus logros, incluyendo el digital, deben estar abiertos, sin restricciones, a disposición de todos. Si bien el arte y la ciencia sirvieron más a los poderosos, las revoluciones sociales los pusieron a disposición de todos.

La inteligencia artificial que se alcance, nunca estará fuera del control humano. La producción científica y artística debe ponerse al servicio de todos, utilizando un lenguaje sencillo, cálido, sin sofisticaciones.

El poder es un encargo

Por: Dr. César Hermida

Visitar el Palacio Presidencial se convirtió en costumbre popular desde que el exmandatario Rafael Correa abrió sus puertas a la ciudadanía en 2007. Además del recorrido por las salas más importantes del Palacio, hoy la visita incluye el acceso al Museo de la Presidencia, donde es posible ver la complejidad de los procesos de construcción de la nación como proyecto en permanente disputa.

En las paredes del museo se ven tres franjas con textos e imágenes que ponen en relación los hitos de la historia política y los movimientos populares, con la producción artística y científica de cada época.

La identidad nacional aparece siempre en tensión, con el relato de las pugnas de poder entre la nación católica y la revolución liberal, el desarrollismo, la etapa neoliberal y la recuperación del Estado, así como los complejos procesos de institucionalización de derechos, al calor de las luchas populares. Vemos, así, cómo emerge, ya en 2008, el proyecto plurinacional e intercultural de Montecristi.

Lo más significativo del museo es el énfasis que pone en los procesos, no en los personajes particulares, los cuales aparecen en forma discreta, incluso los más destacados.

Hay un salón especialmente llamativo donde una pared con las fotos de los presidentes se enfrenta a otra con las fotos de hombres y mujeres que conforman ese conglomerado diverso llamado ciudadanía. En el fondo del salón se lee, en un cartel iluminado: “El poder es un encargo del pueblo”.

Finalmente, hay dos salas con los regalos recibidos por el expresidente Rafael Correa, quien optó por dejarlos en Carondelet como propiedad de la nación, y en un salón final las condecoraciones y honoris causa con las que fue distinguido el exmandatario para orgullo del país. Estos salones, que despiertan la curiosidad de todos los visitantes (hay objetos de muchísimo valor en todos los sentidos), podrían servir en el futuro para la exhibición de los obsequios y honores que reciban los nuevos mandatarios.

La felicidad como propuesta política

Por: Dr. César Hermida

La Constitución de EE.UU., desde la declaración de su independencia, propone como objetivo político el logro de la felicidad. Es un concepto antiguo de bien individual y colectivo que ya Aristóteles consideraba “un bien supremo”. Su búsqueda es “un derecho inalienable”. En Ecuador, académicos y políticos la proponen como meta social. Pero la felicidad es una emoción, y, como tal, pasajera. Puede ser intensa, pero es transitoria. Es un sentimiento o vivencia afectiva, diferente al más duradero y estable de la tranquilidad. Esta es una satisfacción subjetiva más permanente.

La vida plena, la máxima calidad de vida, es la satisfacción de las necesidades humanas materiales propias del cuerpo, la subjetiva de la cultura y la garantía de los derechos sociales. Sobre la tranquilidad debe darse la felicidad, pero son diferentes. Es como el cariño que es más duradero y estable, a diferencia de estar enamorado que es emoción profunda, pero temporal. El clímax de la relación física y subjetiva de una pareja se logra con el orgasmo al hacer el amor. Hacer el amor es lograr la mayor expresión de cariño, la emoción de la felicidad física y subjetiva.

La tranquilidad (individual, cultural, social) es una necesidad subjetiva. Debe sustentarse en la satisfacción de las necesidades objetivas (metabolismo, sexualidad y vida familiar, trabajo) y en los derechos (servicios generales y sociales). No es ético que haya felicidad como alegría momentánea sin tener satisfechos los requerimientos de alimentación, hogar, vivienda, educación, salud, bienestar social.

La vida tranquila se logra con optimismo, buen humor, y entonces se alcanza la felicidad de los logros individuales y los colectivos que llenan de orgullo.

Pero la vida no es siempre tranquila, la felicidad suele empañarse con la tristeza, los odios (e insultos) que deben combatirse colectivamente.

Las encrucijadas políticas

Por: Dr. César Hermida

Desde hace poco tiempo los ecuatorianos se despiertan cada mañana con las últimas desconcertantes noticias sobre la situación política en torno a la gestión gubernamental y su relación con el movimiento que le dio el triunfo electoral. Es indiscutible que no se trata solamente del estilo personal del actual Mandatario en relación con el anterior. ¿Es un cambio en la dirección de una gestión autocrática, centralizada, por una de diálogo e intercambio? Pero en este caso no sería necesario negar y criticar con tanta intensidad los logros de la gestión previa, como no sería tampoco indispensable cuestionar las características del diálogo propuesto, si no se hubiera dado con los más recalcitrantes opositores a la gestión anterior.

La encrucijada es la que debieron o deben estar viviendo los ministros antes de optar entre la lealtad a la nueva autoridad, más allá de cualquier duda o indecisión en relación con el movimiento que propone separarse de la línea gubernamental. O se queda o se va, como lo hicieron algunos con indiscutible valentía (pues renunciaron a sus posiciones). Pero debe ser difícil, a menos que desde el inicio se haya optado por quedarse junto a la nueva autoridad. Pero aun así, ¿estarán de acuerdo con todas las propuestas de la consulta o serán críticos de algunas de ellas?

Igual debe suceder con los asambleístas, unos francamente a favor del movimiento y la lealtad a los principios compartidos con el anterior líder, lo cual significa también defender al Vicepresidente, y otros con el riesgo de romper con su anterior movimiento y apoyar al actual gobernante.

En la propia dirección del movimiento se produjeron rompimientos. Esto provoca encrucijadas en el camino de los propios actores, pero también las viven los simpatizantes. Es claro que las medidas del actual Mandatario se diferencian cada día más con aquellas tomadas por el anterior (más allá de alusiones e incluso insultos de sus partidarios). Los observadores de la oposición, que antes se hallaban en contra de la gestión gubernamental, ahora se frotan las manos por esas rupturas. Hasta se suman entusiastas a la flexibilidad laboral y a negar la Ley de la Plusvalía.

Si la situación continúa, el actual Gobierno puede enfrentar no solo la oposición de sus anteriores coidearios, sino también aquella de los opositores antiguos, ahora zalameros simpatizantes. En este escenario, de odios cada vez más profundos, mentiras, difamaciones, insultos, burlas, el país se halla en riesgo de perder el camino de la esperanza.