Archivo de la etiqueta: Dr. César Hermida

Entre el determinismo y el libre albedrío

Por: Dr. César Hermida

La vida humana se da en el seno de tres dominios, biológico, cultural y social. En todos ellos la vida es colectiva, sana, fruto de la naturaleza en sus requerimientos corporales biológicos (metabolismo, sexualidad y procreación, movimiento neuromúsculo esquelético del trabajo). Es fruto de la subjetividad de pensamientos y sentimientos culturales, como usos, costumbres, creencias, creaciones, lengua, sentimiento de origen y destino común. Y es fruto de las relaciones de la formación social a la que pertenece, con la presencia del Estado nación.

Aunque entre los tres dominios existe una íntima relación, el componente corporal parecería tener cierto determinismo genético biológico, mientras en lo cultural hay una notable influencia del medio inmediato, y en lo social una determinación final por su grupo étnico, de clase o nacionalidad.

Yuval Noah Harari (De animales a dioses, Penguin Random House, Bogotá 2017, Pg. 128) asegura: “Según la ciencia de la biología, las personas no fueron creadas, sino que han evolucionado. Y, ciertamente, no evolucionaron para ser iguales. La idea de igualdad se halla inextricablemente entrelazada con la idea de creación (…). Todas las almas son iguales ante Dios (…). La evolución se basa en la diferencia”. Pero la idea religiosa de igualdad ante Dios es más específica para el más allá, después de la vida material presente.

El autor también asegura: “La investigación biológica no ha conseguido obtener una definición clara de felicidad ni una manera de medirla objetivamente. La mayoría de los estudios biológicos solo reconocen la existencia del placer, que es más fácil de definir y de medir, de modo que habría que traducir ‘la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad’ por ‘la vida y la búsqueda del placer’”. Aquí se puntualiza, primero que el placer no es solo biológico, sino también subjetivo, en una relación inseparable, y que puede ser sentido también colectiva o socialmente (al celebrar el triunfo del equipo nacional, al escuchar a un cantante o en una manifestación política). Segundo, que la vida, en cada dominio, exige su propia libertad para lograr el placer, que es no solo la emoción transitoria de la felicidad, sino la más permanente satisfacción de las necesidades humanas como derechos. Tercero, que el placer ha sido generalmente prohibido o restringido por el poder religioso.

La vida es la búsqueda del placer en los tres dominios, entre el determinismo de la naturaleza biológica y el libre albedrío de la cultura y la sociedad.

El olvidado dominio cultural

Por: Dr. César Hermida

Es común que, en los libros de ciencias sociales, se haga referencia a las necesidades del dominio biológico (metabólicas, procreativas y de relación con el medio) y se dé un salto al dominio social, dejando de lado el de la cultura. Incluso en los de antropología se estudian las culturas ajenas y se olvida la propia. Esto porque la cultura blanca europea asume que la suya es la única, y dueña de la civilización, todas las demás, entonces, pueden estudiarse como novedades curiosas de ciertas gentes salvajes a las que hay que civilizar. Entendiendo la cultura como usos y costumbres, conocimientos, afectos, creencias, creaciones, lengua, sentimiento de origen y destino común, de una comunidad (o pueblo en contexto mayor, y mayor aún de nacionalidad), esta se refiere a las necesidades corporales y grupales metabólicas (siembra, cultivo, cosecha, circulación, preparación y consumo del alimento para la nutrición del cuerpo individual), de la sexualidad (desde la atracción y relación de las parejas, eventual fecundación) y del trabajo (e integración del ser biológico a la cultura y a la sociedad). El metabolismo ubica a la vida en el espacio, la sexualidad en el tiempo manteniendo la especie. El trabajo relaciona lo individual con lo colectivo y con el medio ambiente.

Los conocimientos y sentimientos, identidad étnica, de género, generacional, las creaciones y recreaciones del arte (con imaginación y fantasía), pertenecen al dominio subjetivo, que es fruto de la cultura. En este nivel o dominio se establece la reciprocidad como solidaridad grupal, la complementariedad que lo dual cuerpo-mente, masculino-femenino, pensamiento-sentimiento, y la correspondencia de las partes con el todo. Las nacionalidades tienen sus jerarquías y autoridades, y buscan establecer su propio Estado, con el respaldo de sacerdotes y militares. Es el dominio social, con sus mecanismos del poder, ideología (papel de la religión). La autoridad considera que su cultura es la única y verdadera, las de los pueblos dominados es atrasada. Establece la moral como normas, valores. La ética se genera de manera democrática, colectiva, en la correspondencia del todo con las partes.

La Revolución francesa, 1789, planteó libertad, igualdad y fraternidad, como nuevos derechos en el dominio social. Marx, 1856, planteó las relaciones productivas (valor y plusvalor) del trabajo en el capitalismo industrial y financiero. En esta formación social, con sus antiguas y nuevas clases, aparece entre nosotros el olvidado dominio cultural (intercultural) para reclamar su presencia política.

Estudios sobre adultos mayores de Chile y Ecuador

Por: Dr. César Hermida

La Universidad de Talca, Chile, acaba de organizar las V Jornadas Internacionales del Programa de Investigación de Excelencia Interdisciplinaria sobre el Envejecimiento Saludable. El programa le ha permitido una notable producción científica. Las jornadas contaron con la participación de científicos de Reino Unido, Brasil, Uruguay, Ecuador, la Universidad de Chile y otras universidades chilenas invitadas. Fue una reunión de alto nivel sobre enfermedades crónicas y neurociencias (como la demostración de que la sangre de ratones jóvenes rejuvenece el tejido cerebral de ratones mayores), de nutrición (con dietas saludables que propician consumo de verduras y frutas en lugar de carnes rojas) y notables progresos en odontogeriatría.

Por un convenio de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil (UCSG) y la Universidad de Talca (UT), estas universidades realizan investigaciones conjuntas sobre calidad de vida del adulto mayor de Chile y Ecuador, con varias publicaciones sobre sus resultados en revistas de impacto y la participación con ponencias en congresos internacionales. Así lo demuestran los trabajos de investigación y producción científica que desarrollan la UCSG en Ecuador y la UT en Chile.

El autor de esta nota participó como docente de la Maestría en Gerencia en Servicios de la Salud de la UCSG, y explicó además las nuevas experiencias ecuatorianas de los programas de la Universidad del Adulto Mayor de la Universidad Central del Ecuador (UCE) y la de Cuenca (UC). La Escuela de Fonoaudiología, de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Talca propone un convenio tripartito con las universidades ecuatorianas, para programas de la Universidad del Adulto Mayor y de Personas con Discapacidad.

El trabajo académico chileno es de excelencia, con praxis interdisciplinaria en donde los especialistas biomédicos comparten con los de las ciencias sociales y económicas con naturalidad, complementando sus marcos teóricos y sus actividades empíricas. Su producción científica se ha publicado en prestigiosas revistas del mundo. Las jornadas incluyeron talleres de análisis de los procesos cualitativos y cuantitativos de los proyectos, permitiendo a los investigadores compartir experiencias teóricas y de campo.

Los nexos académicos y de histórica amistad entre los pueblos de Chile y Ecuador son cada vez más sólidos y productivos. Ojalá los ecuatorianos podamos corresponder de igual modo el cariño que recibimos de los chilenos en todas las actividades internacionales organizadas por ellos.

Guayaquil

Por: Dr. César Hermida

Guayaquil está muy bonita. El tour (en bus rojo inglés de dos pisos) se inicia desde el sur del amigable malecón con sus paseos, cafeterías, restaurantes. A la derecha la majestuosidad del río Guayas. La gente camina o descansa junto al bello paisaje. A la izquierda los altos edificios de la banca, el comercio o los hoteles, entre ellos los históricos de la Gobernación y la Municipalidad. La famosa calle 9 de Octubre, central y emblemática, ya no se distingue de las nuevas llenas de almacenes, autos y personas caminando ufanas.

El paseo da la vuelta por el Cerro del Carmen para llegar a Puerto Santa Ana con modernas edificaciones de hoteles y residencias de la gente más rica. Está el ‘Tornillo’, como llama la gente al edificio más alto de Ecuador, que, en medio de la afluencia económica moderna, contrasta con las casitas pintadas con vivos colores del frente, que no ha sido posible esconderlas, y que muestran pinceladas de la opuesta miseria. Al pie del ‘Tornillo’ se inicia otra calle peatonal de gran atractivo, llena de cafeterías y restaurantes que se continúa con las antiguas y restauradas casas de intensa vida cultural y artística del barrio Las Peñas. Allí se vuelve al ambiente de hace cien años. Concluye con las modernas instalaciones del norte del malecón, con sus cines y la enorme rueda turística para mirar la ciudad, que imita aquella junto al Támesis londinense.

El tour continúa por edificios históricos y muestra al poniente el Malecón del Salado, atractivo paseo con fuente musical de colores que lo ilumina en las noches. El bus pasa por el campus de la Universidad Pública y por el de la privada Católica Santiago de Guayaquil, para llegar a la colina del Mirador, que tiene una magnífica vista mostrando la ciudad entera, con sus edificios, sus calles, la ría (así, en femenino), las colinas residenciales elegantes, y allá, a lo lejos, los otros, los cerros de las invasiones de la gente pobre. ¿Cuánto tardan en cambiar el cartón de la rudimentaria covacha de invasión por las paredes de bloque, aunque sin calles, ni agua ni alcantarillado? ¿Diez años como se decía hace veinte, cuando en Caracas tardaban cinco y en Lima quince?

El tour termina. Hace pocas décadas daba recelo la visita por la inseguridad. Hay otros sitios turísticos en la Puntilla y Samborondón (la zona más exclusiva), el paseo por la isla Santay, y varios otros. Se termina queriendo más a Guayaquil, se siente orgullo por la ciudad que visitábamos desde la infancia. Queda para otra ocasión hablar de su gente, y de los amigos, parientes y paisanos queridos que allá migraron.

Continuar con la revolución

Por: Dr. César Hermida

Un proceso revolucionario se juzga por la profundidad de los cambios que logra en relación con los principios que propone. Como espectador y simpatizante, no actor y militante, puedo opinar, en este momento en el que el país vive más de emociones que de razones, que Alianza PAIS propuso postulados progresistas, como defender lo público, disminuir las desigualdades, combatir el individualismo en función de lo colectivo y organizó una Constituyente y aprobó una Constitución de derechos con amplísimo respaldo. Se efectuaron cambios en un período de logros inéditos, con difíciles problemas y con un liderazgo indiscutible. La historia, analizada con ponderación y tranquilidad en el futuro, lo reconocerá como uno de los más fértiles de la historia ecuatoriana. Pero los enemigos no dormían, dentro y fuera del país la oposición neoliberal que propicia la actividad privada para la acumulación de dinero, que no le incumbe la desigualdad porque la juzga voluntad divina, tramaba estrategias explícitas y ocultas. El imperio no tolera gobiernos progresistas. Es menester desprestigiar y difamar a los actores políticos, comenzando por llamar borregos a los seguidores del liderazgo, sin considerar que son ellos los borregos ingenuos de la tendencia neoliberal internacional.

Ante los vergonzosos casos de corrupción, generados por la actividad privada provocando a los funcionarios públicos débiles y sin principios y en el contexto de medios de comunicación y redes sociales propicios para un ambiente emocional y político sesgado, sin razones ni verdades, sino con mentiras e insultos, con suposiciones y difamaciones, se ha tratado de generalizar el desprestigio de esos sinvergüenzas corruptos hacia todo el movimiento. Y se intenta negar los logros.

Mientras hay esfuerzos porque continúe el proceso revolucionario hay opiniones y acciones que van en contra del mismo. A la oposición, satisfecha de lo que ha provocado para dividir al movimiento y ojalá acabarlo, se han sumado personas, no solamente observadores y simpatizantes sino incluso actores y militantes, que ahora forman filas con los antiguos enemigos, ahondando el momento de grave incertidumbre y desconcierto.

La revolución de la Patria Altiva y Soberana debe continuar, por doloroso y grave que sea el momento político. No cabe duda que se vive un proceso nacional muy bien planificado por la oposición, dentro de una estrategia internacional perversa, que seguramente luego será clarificada por reconocimientos como el del caso brasileño, o por personas como Philip Age.

Culturas europeas y andinas

Por: Dr. César Hermida

Aún parece estar en vías de clarificación el mestizaje cultural ecuatoriano y el de la zona andina, alimentado por la cultura europea, con sus diversidades, y por los aportes de las culturas indígenas ancestrales y de los grupos afrodescendientes.

No se puede negar el aporte de la civilización europea a la humanidad, aunque se critique su arrogancia y engreimiento, su equivocación de creer que solo ellos tenían la verdad, que su cultura era la civilización y no era civilizado quien no estaba dentro de sus cánones. ¿Cómo negar los aportes de las creaciones artísticas y el pensamiento filosófico y científico de los ingleses, franceses, alemanes, italianos, españoles y otros?

Las personas connacionales que han permanecido cortos o largos períodos en Francia, España o Inglaterra y en otros países europeos, saben que la cultura es más que las creaciones artísticas y científicas de las élites, expuestas en museos, bibliotecas y otros sitios, pues son los usos y costumbres, los conocimientos y creencias, los sentimientos, la lengua, los valores, con sus significados propios y de raíz histórica, es decir sus conductas entre sí y con los demás. Si a los andinos el mundo inglés les parece muy distinto, educado, frío, encerrado en sus propias vivencias, y el francés más cercano, poco cortés, más latino y extrovertido, y el español más parecido, casi similar al urbano de acá, con la misma lengua y similares herencias, el denominador común de ellos ha sido considerar a los latinoamericanos desde el hombro para abajo.

La civilización urbana occidental, casi idéntica entre los países, es diferente de la rural andina, plurinacional, de casas y campos en manos y pies de las culturas indígenas. Paisaje diferente al urbano lleno de vehículos en sus calles y almacenes en sus veredas, en donde las nacionalidades blancas y mestizas históricamente dominantes han mantenido el poder.

Entre la cultura europea, venerada como único referente por los criollos, la burguesía republicana y los propios mestizos ya hegemónicos, que se mantuvo hasta la primera mitad del siglo XX, y las culturas ancestrales andinas que apenas hacen su aparición a fines del siglo XX, hay una hibridación o mestizaje no suficientemente estudiado todavía.

La nacionalidad ecuatoriana aún se halla en construcción. Tiene varias vertientes de las cuales se alimenta cada día: la indígena, la mestiza, la blanca, la afrodescendiente. Todas ellas también heterogéneas. De esta riqueza se espera salga, con más claridad y fuerza, la identidad propia nacional ecuatoriana.

De animales a dioses

Por. Dr. César Hermida

En la obra De animales a dioses, breve historia de la humanidad, de Yuval Noah Harari (Debate, Penguin Random House, Bogotá 2017), de imperdible lectura, se proponen una serie de interesantes reflexiones sobre el origen del Homo sapiens.

Dice el autor: “Entre ficciones, constructos sociales o realidades imaginadas (…) desde la revolución cognitiva los sapiens han vivido en una realidad dual. Por un lado, la realidad objetiva de los ríos, los árboles y los leones; y por otro, la realidad imaginada de los dioses, las naciones y las corporaciones” (p. 46).

Es la primera realidad dual, la herencia animal de las necesidades humanas objetivas (NHO) individuales y la nueva realidad imaginada del pensamiento (De animales a dioses). Pero en la primera no está solo la naturaleza de ríos, árboles y leones, sino las NHO del alimento, la sexualidad (en gran parte ignorada en el libro en cuanto a su origen) con el abrigo y la vivienda, y el movimiento corporal de la vida de relación o trabajo. La segunda es la subjetividad cultural colectiva del grupo. La realidad dual también se da entre lo cultural colectivo y lo social, la organización de naciones con Estados para regular el mercado y los intereses corporativos. Los tres dominios: objetivo individual, grupal cultural y social, están tan imbricados que no pueden separarse, es lo dual.

Y continúa: “En 1789, la población francesa pasó, casi de la noche a la mañana, de creer en el mito del derecho divino de los reyes a creer en el mito de la soberanía del pueblo. En consecuencia, desde la revolución cognitiva el Homo sapiens ha podido revisar rápidamente su comportamiento de acuerdo con las necesidades cambiantes. Esto abrió una vía rápida de evolución cultural… Homo sapiens pronto dejó atrás a todas las demás especies humanas…” (p. 47).

Se clarifica el concepto del mito del derecho divino, porque era una propuesta sobrenatural, pero no el concepto de la soberanía del pueblo, éticamente trabajada y no de la noche a la mañana. También se menciona el concepto de necesidades humanas y, además, cambiantes, así como el de evolución cultural, dominio tan crucial como el físico biológico corporal, pues se trata de la base esencial de la subjetividad. Dominio que el autor identifica dentro de lo social, pero que, para nosotros, es diferente al de la organización comunitaria, siendo el escenario de lo nacional con la presencia del Estado y sus controles sobre el mercado.

La cultura dominante define lo social (Estado-mercado). Es la ideología de la economía política y social.

El médico del barrio

Por: Dr. César Hermida

El médico del barrio tiene su origen en el sistema inglés. El “General Practitioner” atiende a la población de su territorio y refiere a los pacientes hacia el hospital, para consulta de especialidad o para que le asignen una cama. En salud, educación y otros servicios públicos, el Estado desconcentra los mismos en territorios o “barrios”. Nadie va a donde le da la gana (como en los servicios privados).

Pero el médico de barrio no tiene que ir a los hogares, salvo en graves situaciones de discapacidad. El paciente va al dispensario o al centro de salud. La enfermera sí debe visitar los hogares porque tiene formación preventiva, tanto primaria (vacunas), secundaria (diagnósticos tempranos tipo “screening”) o terciaria de rehabilitación para referir a los especialistas. El médico ya tiene bastante con el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades. Se ha señalado que el equipo incluiría un Trabajador de Atención Primaria, TAP, el cual propiciaría la promoción de la salud. Pero este, con formación de pocos meses, seguramente pronto será subsumido en la atención médica de la enfermedad biológica individualmente considerada.

Hoy el máximo prestigio lo tienen los especialistas (que ganan mucho más) de los hospitales, públicos o privados. Estos son el símbolo de la ciencia médica. Pero hay una especialidad integral, la “Medicina y salud familiar y comunitaria”. Propone no solo la atención individual sino la familiar y colectiva. Como medicina atiende la enfermedad y como salud incluye lo promocional, que es interdisciplinaria e intersectorial.

Hubiera sido deseable que la nueva gestión complementara la atención del médico del barrio con la hospitalaria que tanto énfasis tuvo en la gestión anterior. De otro modo se corre el riesgo de tener un enfoque exclusivamente de “enfermología” con el médico del barrio.

La construcción de los nuevos hospitales, aunque por características del sistema capitalista se constituyen en grandes fuentes de mercancías y enriquecimiento por su infraestructura, equipos, medicamentos y otros insumos, era indispensable. Y esa respetable medicina individual, que la gestión gubernamental anterior, además de ponerla universal y gratuita, la fortaleció como bien público que responde a los derechos, requiere ser complementada con la propuesta del médico de barrio. Este a su vez debe estar respaldado por los especialistas de la medicina y salud familiar y colectiva, que, al fin, ha sido reconocida y apoyada por el ejecutivo en lo laboral y por las universidades en su formación académica.

Orígenes del Homo sapiens

Por: Dr. César Hermida

La obra De animales a dioses, breve historia de la humanidad de Yuval Noah Harari (Debate, Penguin Random House, Bogotá 2017), de imperdible lectura, amerita, en su inicio, reflexiones sobre la revolución cognitiva que da origen al Homo sapiens.

El autor señala: “Leyendas, mitos, dioses y religiones aparecieron por primera vez con la revolución cognitiva” (p. 37). Desde luego lo cognitivo (como conocimiento) no puede separarse de lo afectivo y de la creación artística. Las necesidades humanas objetivas (NHO) individuales y corporales, como nutrición, sexualidad-procreación, y vida de relación o trabajo, colectivas, generaron las subjetivas o culturales. Dice el autor (p. 38): “Esta capacidad de hablar sobre ficciones es la característica más singular del lenguaje de los sapiens. (…) Y si uno se pasa horas rezando a espíritus guardianes inexistentes, ¿no está perdiendo un tiempo precioso, un tiempo que invertiría mejor buscando comida, luchando o fornicando? (…) Podemos urdir mitos comunes”.

Pero, aunque se señale que no solo había actividades individuales como el rezar, sino también el ‘chismorreo’ colectivo (probablemente se originen de los acuerdos grupales de la ética), seguramente allí, en el espacio y tiempo lúdico del ocio, y luego de las actividades que atendían a las NHO, se originó, en ese mundo de intercambio cultural de lo subjetivo, la creación de seres sobrenaturales. “No hay dioses en el universo, no hay naciones, no hay dinero, ni derechos humanos, ni leyes ni justicia fuera de la imaginación común de los seres humanos”, asegura el autor. Es el campo de lo subjetivo o cultural, aunque no se trate con esa denominación. La imaginación es fruto de lo cognitivo. Y este énfasis en lo cognitivo es otra observación crítica a la obra, ciertamente monumental del autor.

El ícono o logo del león de los autos Peugeot, el autor señala que es un mito, una invención social propia de la cultura. Pero, aunque elude analizar la relación Estado-mercado, se pregunta: “¿Cómo consiguió Armand Peugeot, el hombre, crear Peugeot, la compañía? De manera muy parecida a como sacerdotes y hechiceros han creado dioses y demonios a lo largo de la historia” (p. 44). “El sacerdote exclamaba ‘Este es mi cuerpo’ y ¡abracadabra!, el pan se convertía en la carne de Cristo. (…) Si un abogado autorizado seguía la liturgia y los rituales adecuados, escribía todos los conjuros y juramentos en un pedazo de papel bellamente decorado, y añadía su adornada rúbrica al final del documento, entonces (¡abracadabra!) se constituía legalmente una nueva compañía” (p. 45).

Dual, no dicotómico ni dialéctico

Por: Dr. César Hermida

La primera dicotomía, de cortar o dividir en dos, se produjo en las primeras etapas del Homo sapiens, cuando se percató de que su pensamiento era el arma más poderosa para vencer a las grandes bestias, y se sintió dueño de la naturaleza. Siglos antes del cristianismo se estableció la dicotomía entre el cuerpo y la mente, entre la materia y el espíritu. El alma quedaría ligada a la divinidad por el lazo religioso, separada de la naturaleza material.

En la historia se establecieron otras dicotomías: entre el hombre y la mujer, seguramente en los orígenes de la división del trabajo que dio el poder a lo masculino sobre lo femenino. Otra fue la separación del pensamiento del sentimiento, de los afectos. El saber, orgullosamente humano, sería propio del cerebro y los sentidos, pero los sentimientos del corazón, otra cosa. En la historia reciente del origen de las ciencias aparecieron otras dicotomías: el individuo de su grupo, individualismo independiente de lo colectivo. La ciencia diferenció en los seres humanos, como hizo la filosofía, lo material, físico, químico, biológico, de lo subjetivo. En la historia recién se analizó el poder de los señores sobre los súbditos, la explotación de los obreros por los patrones. Carlos Marx aportó a la ciencia con los procesos dialécticos, es decir la oposición de los contrarios, con lo cual propició mayores elementos para las concepciones dicotómicas.

Hay opuestos, como lo positivo y negativo de los polos eléctricos en la física, o como el bien y el mal en la moral y la ética. Hay entre ellos una relación de opuestos, no pueden juntarse, se repelen, no hay un tercer producto que lleve parte de ellos o al menos algo de uno de los dos, como fruto de ellos, sino una tercera entidad, diferente (como la síntesis cognitiva entre tesis y antítesis-negación de la negación), que no hereda nada de las dos.

Lo dual, en cambio, complementa. Los dos elementos son diferentes, pero se requieren mutuamente, son dos entidades que se aportan, no se oponen. El hombre y la mujer se complementan, aunque no procreen hijos, la luz y la oscuridad generan sombras sin que ninguna desaparezca. Como la naturaleza y la sociedad, el alma o subjetividad cultural y el cuerpo biológico. Como no pueden estar separados los pensamientos de los sentimientos.

Lo dual junta a los elementos complementarios del yang y del yin, no dicotomiza, no corta. Lo dual no opone dialécticamente a opuestos. Los elementos, componentes o seres duales, se necesitan, se pertenecen mutuamente. La complementariedad dual es el paradigma válido.