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¿Queríamos decidir?, hagámoslo

Por: Dr. César Montaño Galarza Ph.D
Rector de la Universidad Andina Simón Bolívar

Siglos, sangre, sudor y lágrimas ha costado a diversas sociedades a lo largo y ancho del planeta instaurar en sus sistemas democráticos el derecho al voto universal, conquista que hace realidad la participación popular directa; primero favoreció a hombres con ciertos privilegios, pero más adelante, también a la mujer. Votar es decidir, la vida misma se forja a golpe de decisiones; precisamente, el próximo 11 de abril tomaremos una de las más trascendentes de la historia ecuatoriana.

El voto suele ser emocional, pero más bien debe ser pensado con cabeza fría, reconociendo de inicio que tal vez nunca tendremos como opción al candidato perfecto, de allí que correspondería evaluar analítica y profundamente el nivel de coincidencias con sus propuestas, valores y principios, ideas e intereses. Votar a conciencia también podría hacer la diferencia entre realizar a futuro oposición e incluso resistencia, con garantías y tolerancia o, sin ellas. También será determinante indagar quiénes rodean al candidato, el equipo de trabajo; con razón el poeta y cantautor Leonard Cohen dijo: “A veces, uno sabe de qué lado estar simplemente viendo quiénes están del otro lado”.

Según nuestra ley, el voto nulo y el blanco no son válidos, es decir, no suman a ninguna candidatura, y matemáticamente, es muy difícil que superen los votos válidos al punto de anular la elección. El voto nulo da la impresión de inmovilismo, de mirar para otro lado; mientras que, votar positivamente por alguna candidatura envía una señal inequívoca e impulso para decantar algo, como remover un dique y al hacerlo liberar una fuerza generadora de cambios.

La época actual es muy sombría, demanda utilizar el voto con lucidez; sufragar es una responsabilidad cívica individual, esencia del sistema democrático. Tenemos un derecho poderoso para definir el camino de la vida nacional, no renunciemos a la que tal vez sea la más portentosa herramienta para transformar la realidad.

¿Virtualmente jodidos?

Por: Dr.  César Montaño Galarza Ph.D.

Rector de la Universidad Andina Simòn Bolìvar

 

No, me resisto a aceptarlo, porque si bien las cosas se han complicado mucho últimamente, y no solo para nosotros, también pienso que una crisis como la presente devela positivamente un cúmulo de verdades que por poco nos rozan las narices y, al mismo tiempo, dejan un bagaje de aprendizajes y alertas.

Imagino esta crisis como una especie de libro inédito y en ejecución, abierto e inagotable, pero también como un fardo de oportunidades para cambiar la realidad de una vez por todas; la crisis trae también el antídoto para combatirla.

Tengo la seguridad de que para el individuo, como para la familia y la sociedad en general, esta época corre el velo que impedía darnos cuenta de lo evidente, acerca de lo necesario y lo prescindible o superfluo, del tiempo  y los espacios en el hogar junto a los seres queridos, de la realidad de cada uno con su potencial para causar daño o para cuidar a los otros, de la dependencia de las acciones y del trabajo de los demás, de la importancia de elegir a personas buenas y aptas para llevar las riendas del poder en todas las organizaciones en donde se pone en acción.

En concreto percibo que nos hemos equivocado tanto, pero al mismo tiempo, que el panorama se nos presente más claro, ahora depende de nuestra voluntad impulsar y concretar transformaciones que casi no requieren justificación.

Apostemos a ser ejemplo de resiliencia, es muy posible, como lo han logrado otros países a lo largo de la historia, porque prácticamente resurgieron luego de tocar fondo, como el ave fénix, esa potente figura mitológica que renace y se adapta sin cesar.

Las tareas pendientes tienen que ser ineludiblemente compartidas, colectivas, asumidas por los mejores ciudadanos, enfocadas en las cuestiones de fondo, esas que se proyectan de la mirada crítica, fortalecen la libertad, impulsan al progreso y nos permiten construir una sociedad justa y equitativa. Virtualmente jodidos, solo si bajamos los brazos y no hacemos nada.

La responsabilidad del individuo

Por: Dr. César Montaño Galarza Ph.D.
Rector de la Universidad Andina Simón Bolívar

Ha tenido que llegar nada más y nada menos que una pandemia para apreciar con más detalle el valor de la persona y los efectos de algunas de sus acciones, como integrante de la sociedad. Sucede que ahora son más importantes las potenciales consecuencias que la acción individual podría generar en los planos político y social. Se justifica por ende hablar de la responsabilidad, una de las cualidades más relevantes en esta época caracterizada por la insuficiencia de certezas.

Cerca de nueve meses deberán transcurrir para que nos encontremos ante las urnas para expresar nuestra decisión política a través del voto y elegir al nuevo gobierno para el periodo 2021-2025. Los candidatos y sus asesores tienen el reto de reinventarse para llegar a los electores; deberán plantear propuestas posibles para profundizar la democracia, sanear las finanzas públicas y enrumbar al país sacándolo de una realidad brutalmente adversa en casi todas las áreas.

Necesitamos transitar hacia el progreso, sin latrocinio ni injusticia. La elección de cada uno marcará nuestro futuro compartido; por esto, debemos elegir a personas probadas, con equipos que garanticen un manejo inteligente y limpio de la cosa pública, con enfoque de derechos.

Digamos adiós a la política y a los politiqueros tradicionales, no más de lo mismo; debe ganar una propuesta renovada, apalancada por amplios acuerdos para arrimar el hombro con sentido práctico.

En lo social, la conducta individual puede tener serios efectos en la salud de los demás, en el espacio público, en el trabajo -para los afortunados que lo tienen-, en el hogar. El escenario post pandemia exigirá adoptar comportamientos que incluso podríamos calificar de atentatorios a la libertad; distanciamiento, uso de mascarilla y aseo de manos frecuente serán mandatos ineludibles para cada uno, si queremos cuidarnos y cuidar al resto. Visto está, la responsabilidad individual será decisiva para el futuro inmediato.

17 de mayo de 2020