Archivo de la etiqueta: Dr. César Montaño Galarza PhD.

La desviación de poder

Por: Dr. César Montaño Galarza  PhD.
Rector de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador

Conocer sobre la desviación de poder es vital, porque tiene que ver con la eficacia del Derecho, la paz y el bienestar de la sociedad; atañe a quienes creemos que la convivencia social ha de darse bajo convenciones formales aceptadas ampliamente, comprende a ciudadanos y autoridades; hablo de reglas generales sobre conductas y maneras de proceder de la autoridad a través de competencias para servir. A la sazón, recién se presentó el libro del jurista y académico Alvaro Mejía Salazar: La desviación de poder. El caso de la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador, 2016-2017, publicado por esta misma institución.

Es un estudio teórico y práctico que explica lo que significa vivir en un Estado -Constitucional- de Derecho, y evitar actuaciones ilegales basadas en intereses ilegítimos. La obra tiene que ver con Política, pero con la que hacen ciertos sujetos para su conveniencia o de grupos de interés; con las formas de ejercer autoridad; analiza un tiempo oprobioso reciente, cuando el gobierno de turno quiso imponer a toda costa su “proyecto político”; es un escrito crítico y sesudo que debate sobre la necesidad de garantizar la tutela de los derechos y de obrar legítimamente, sin vicios de legalidad. Contiene también un testimonio equilibrado de la más reciente y potente lucha de resistencia por la autonomía universitaria en América Latina, gracias a la defensa firme hecha por estudiantes, funcionarios y docentes de una universidad de posgrado.

Los vicios del actuar gubernativo detonan un juego irracional capaz de amedrentar, acallar y hasta destruir a ciudadanos e instituciones serias. El riesgo de ignorar esta temática radica en que se generarían condiciones para aupar la indefensión de las personas y la impunidad de los abusadores. Por lo dicho, siempre será provechoso conocer sobre la desviación de poder, y qué mejor a través de esta valiosa contribución científica con méritos para ser apreciada en múltiples dimensiones.

Prisioneros de las redes sociales

Por: Dr.  César Montaño Galarza PhD.
Rector de la Universidad Andina Simón Bolívar

Las redes sociales serán vehículo importante para llevar mensajes y propuestas de los candidatos para los próximos comicios electorales, más si la pandemia aún no ha sido superada. Por esto me parece interesante contarles sobre el documental-drama titulado El dilema social, dirigido por Jeff Orlowski, que explora el peligroso impacto de las redes sociales en la mente; opinan expertos en tecnología huidos de Silicon Valley, sobre los riesgos de sus creaciones: Facebook, Twitter, Tik Tok, Netflix, Instagram, Pinterest, YouTube, Google, etc.

El programa expone puntos de vista técnicos, psicológicos, académicos, económicos y sociológicos; denuncia que el uso indiscriminado afecta la salud mental, contribuye a la polarización social, pone en riesgo información personal y mina la democracia; a esto contribuyen las “fake news”. Las redes sociales son espacio del diálogo global, aunque polarizado, que debe ser mirado con precaución, porque detrás están cerebros paranoicos manejados por otros, entregados a un modelo de negocio poderoso, perverso y lucrativo.

Se afirma que las redes sociales practican agresivas mañas de seducción, dirigen mecanismos generadores de adicción, depresión y ansiedad, desinformación, odio serial, y deseo fijo de perfección. Los algoritmos usan instintos del usuario creando el “efecto burbuja”: cercan mentes y las juntan con las que piensan similar sobre los mismos tópicos, aislándolas de la realidad; construyen patrones de comportamiento capaces de predecir acciones, moldear y manipular; gana el que lo haga mejor.

Ante semejante alerta debemos aplicar una estrategia orientada a lograr “bienestar digital”: buen criterio y más conciencia, no confundir medios con fines, dosificar el uso, acudir a fuentes verificadas y opiniones diversas; para que la carga digital sea manejable. Esto nos sitúa ante un reto mayor, el voto en 2021 debe ser reflexionado, libre de la vorágine dañina de las redes sociales.

Política, ¡cuánto nos dueles!

Por: Dr. César Montaño Galarza PhD.
Rector de la Universidad Andina Simón Bolívar

 

Una verdad hiriente: la degradación y fragmentación políticas, pueden llevarnos al colapso. Ni siquiera quiero imaginar qué le sucedería al país si aprovechando las elecciones próximas, los ciudadanos no impulsamos los cambios requeridos para reconstruirlo y dignificarlo. Al Ecuador lo salvamos sus hijos, nadie más, con un hacer político y cívico decorosos; pero, salvo honrosas excepciones, abundan insensatos que conciben a la política como profesión, propiedad, herencia o, garantía para delinquir.

Para Sócrates, Platón, Aristóteles y otros maestros, la política es arte, ética, justicia, orden. Pero, ante todo, es servicio a la colectividad, por lo que a los cargos de autoridad deberían llegar los mejores, por preparación, trayectoria y propuesta; sin embargo, hoy en día brotan como yerba mala candidatos mediocres que generan miedo, los hay neófitos y oportunistas, unos autonombrados, otros ungidos de la noche a la mañana por líderes decadentes y hasta delincuentes, con y sin grillete. Tiene vigencia todavía la sentencia de José Ingenieros: “Las jornadas electorales conviértense en burdos enjuagues de mercenarios o en pugilatos de aventureros. Su justificación está a cargo de electores inocentes, que van a la parodia como a una fiesta”.

Por complejo que sea, transformar la realidad es posible; recordemos que los ciudadanos somos actores políticos, base de partidos y otras organizaciones, pedestal que sostiene al poder público. En otros países, ser mandatario o funcionario de Estado, es como llevar una medalla que honra al sujeto y su familia, cuando aquél falla, implica deshonra fatal y sin retorno. Cambiaremos el rumbo si antes superamos la inocencia, pero también la ignorancia, la bobería e indiferencia. Que nos preocupe la patria, escenario de nuestro porvenir. 2021 será prueba de fuego para una sociedad maltrecha, pero la superaremos con unión para sepultar la mediocridad, y fortalecernos de cara a un futuro digno.

Nueva normalidad democrática

Por: Dr. César Montaño Galarza PhD.
Rector de la Universidad Andina Simòn Bolìvar

La democracia nacional está confinada en el sótano de la inmundicia política. Debe ser rescatada por los ciudadanos; para que respondan ante ella los políticos irresponsables que la redujeron a simple verborrea de spot, tarima y meme. Por esto, merece apoyo la importante propuesta presentada hace pocas semanas por el Comité por la Institucionalidad Democrática a la Asamblea Nacional, con más de 300.000 firmas de respaldo; es un proyecto de reforma parcial de la Constitución de 2008, para fortalecer la democracia y sus pilares centrales; debería ser aprobado ampliamente por la sociedad en referéndum a efectuarse en febrero de 2021.

Ecuador sufre males sistémicos; una causa es el engañoso diseño del contenido orgánico constitucional, pues crea la falsa sensación de favorecer la distribución del poder, la participación ciudadana, y la lucha por la transparencia en el manejo del Estado. Los calamitosos resultados de tal estafa son evidentes. Es la hora de impulsar los cambios que permitan una nueva normalidad democrática, por ejemplo, reformando la norma suprema. El proyecto plantea asuntos de fondo y urgentes: eliminar al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social; dotar de autonomía a la Fiscalía General del Estado; y, transformar la Asamblea Nacional en institución bicameral, una de 89 senadores, y otra de 30 diputados, disminuir el número de legisladores de 137 a 119, y mejorar las tareas de fiscalización.

Lo ideal sería cambiar la Constitución, pero ahora no hay condiciones para eso. La Comisión Ocasional para el Tratamiento de los Proyectos de Enmiendas y Reformas Constitucionales de la Asamblea Nacional tiene la responsabilidad de abrir la vía para profundizar la democracia.

Hablamos de una reforma impostergable para curarnos en sano ante el nuevo gobierno que llegue, y que tendrá, sobre todo, la enorme tarea de enrumbar al país en medio de los escombros y la desesperación social que va dejando la pandemia.

Inti Raymi

Por: Dr. César Montaño Galarza PhD.

Rector de la Universidad Andina Simón Bolívar

En estos días de junio, de solsticio de invierno, se celebra en el mundo andino el Inti Raymi o la Fiesta del Sol, en agradecimiento por la luz y el calor emanados del astro rey, por las cosechas y la vida. Es así mismo, el reconocimiento a la Paccha Mama o Madre Tierra.

Se trata de una fiesta kichwa que en la actualidad resalta la diversidad y la interculturalidad en los países de la región; en el altiplano boliviano se festeja el Willkakuti o Año Nuevo Aymara, que rememora el retorno del sol e inicio del verano y el nuevo ciclo agrícola. Es un ritual milenario común de pueblos prehispánicos andinos.

Desde el año 2008, la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador, a través de la Cátedra Pueblos Indígenas de América Latina trabaja con éxito en el rescate de esta tradición, a tal punto que en los últimos años se dio inicio al Inti Raymi de las Universidades; funciona a modo de encargo itinerante para organizarlo, por ello, este año le corresponde hacerlo a la Escuela Politécnica Nacional. Desfiles, danzas, limpias, música, pampa mesa tienen lugar en el sector del barrio La Floresta con sus calles tradicionales, coloridas y apretadas, así como en los recintos universitarios que bullen de sincretismo y aires étnicos.

Congrega la participación de miles de personas, decenas de organizaciones, comunidades y pueblos, es una muestra de riqueza cultural propia de este tipo de manifestaciones, tiene la fuerza del agua y el viento que recorren los pasadizos de nuestras ajadas y bellas montañas.

Este 2020, por la pandemia, el Inti Raymi tendrá que ser diferente, con el uso de las tecnologías y plataformas digitales; pero puede ser la ocasión de celebrar en casa, para fortalecer lo espiritual y agradecer al sol como a la tierra, pues somos de varias maneras sus beneficiarios pasajeros.

Es también tiempo para renovarnos, desintoxicarnos y cargarnos con la energía de la naturaleza y, por supuesto, para pensarnos cada vez más en serio, unidos en la diversidad.

De empresarios y delincuentes

Por: Dr.  César Montaño Galarza PhD.
Rector de la Universidad Andina Simòn Bolìvar

Hacer empresa es cuestión seria y dificultosa. Quien decide emprender -porque de eso se trata-, a más de tomar la decisión de correr riesgo destinando capitales para poner en práctica una idea o proyecto con legítimo fin de lucro, también se somete a controles, regulaciones enrevesadas e incluso a trámites insufribles. La empresa es creación humana, sus fines dependerán de la calidad moral de quien la dirige, esto a propósito del caso del momento, el de un “joven empresario” procesado por presunto peculado en procesos de contratación de insumos para hospitales públicos.

El empresario correcto cumple obligaciones societarias, tributarias, laborales y comerciales; produce, crea trabajo y aporta a la sociedad. En cambio, cuando la empresa se usa como artificio para delinquir, será porque su gestor seguramente es un delincuente común, un gamberro cuyo descaro para el fraude y los negocios con sobreprecio supera la frontera ética, pues antepone incluso su codicia a miles de vidas amenazadas por la crisis sanitaria.

Generalmente, la riqueza bien habida se logra con años de lucha, a golpe de prueba y error; pero también hay la que se ostenta de sopetón, hija del chanchullo, la que se regodea soberbia y simplonamente a la moda, en autos de alta gama y departamentos con vistas dignas de una obra impresionista de Monet. Muchos vivísimos usan con desparpajo el membrete de “empresario”; directamente o con testaferros crean redes de docenas de personas jurídicas de papel, esos son vulgares malhechores.

Triste es reconocer que en el país todavía son anchas las puertas abiertas para los corruptos, pasan a pie y hasta en avioneta, a vista y paciencia de ciertas autoridades ineptas y a veces cómplices. En el mundo del robo sobran los supuestos empresarios, por eso no hay que confundirse, el empresario de verdad es serio y esforzado, por el contrario, el delincuente encarna una degeneración que debemos combatir con todo el peso de la ley.

Del confinamiento al distanciamiento social

Por: Dr. César Montaño Galarza PhD.
Rector de la Universidad Andina Simón Bolívar

Tengo la impresión de que la cuarentena va haciendo mella en mucha gente; hay desesperación en ciertos sectores por retomar actividades laborales y productivas, también ansiedad y temor por la incertidumbre que plantea un escenario de retorno a las tareas cotidianas donde irremediablemente tendremos que interactuar con los demás, aplicando eso sí, medidas y cuidados rigurosos.

Recordemos que el confinamiento en Wuhan, epicentro del covid-19, superó los dos meses; en nuestro país toma fuerza la idea de pasar a la fase de distanciamiento social, pero esto no será muy sencillo.

Cuando las autoridades nacionales y locales, en congruencia con expertas directrices justificadas en la experiencia internacional de lucha contra la pandemia, decidan cancelar la medida de confinamiento, habremos de entender que previamente al menos se controló la transmisión del virus -incluido el manejo de los portadores asintomáticos-, se puso a punto el sistema de salud para hacer seguimiento y tratar a nuevos infectados, se minimizó el peligro respecto a los más vulnerables, se tiene claro mandatos preventivos a aplicarse en espacios de actividades laborales y otras, se tiene controlado la posible importación de casos, y finalmente, se informó y preparó a la ciudadanía para cumplir las nuevas exigencias.

En cualquier escenario, se debe optimizar la comunicación oficial, superando noticias falsas, eventual censura y distorsión de la verdad. Dejar exitosamente el confinamiento y pasar al distanciamiento social implica evitar que la relajación nos exponga al peligro de nuevas olas de contagios; acaba de sucederle al Japón, luego de suavizar la medida de encierro en la isla de Hokkaido, soporta una segunda ola cinco veces más fuerte que la primera.

Las autoridades tienen la responsabilidad de hacer los mayores esfuerzos por cuidar, sobre todo y, en primer lugar, a las personas, principio y fin de la sociedad, el mercado y el Estado.

26 de abril de 2020 –

Apestados, chiros y endeudados

Por: Dr. César Montaño Galarza PhD.
Rector de la Uiversidad Andina Simón Bolívar

Antes de la pandemia ya estábamos complicados, si bien no había contagiados del covid-19, muchos lo estaban de corrupción e inconsciencia; el país sufría estragos por carencia de fondos; y, habíamos iniciado la escabrosa ruta del endeudamiento con los chinos y los multilaterales. Esto empeoró en los dos últimos meses, y puede deteriorarse más. Parafraseo a Paúl Auster en su novela La invención de la soledad: ante una realidad extraordinaria -como la actual-, la conciencia toma el lugar de la imaginación.

La emergencia golpeará duro a los pobres, también a las empresas y actividades que crean trabajo; otro damnificado será el Estado, evidentemente. Pero sucede que solo quien trabaja puede consumir, con lo cual sostiene al mercado y contribuye para financiar al aparato estatal.

El Estado y la burocracia se alimentan del esfuerzo ciudadano; en circunstancias especiales se logra atraer inversión o, exportar petróleo con éxito, pero ya ni con ello contamos, su precio cayó en picada y, por último, acaban de romperse dos oleoductos. ¡Qué diferente hubiese sido si la pandemia nos encontraba protegidos por un sistema de salud sólido y con fondos para la emergencia! Las “mentes lúcidas” asaltaron el futuro colectivo e ignoraron la regla básica: guardar para época de vacas flacas.

El gobierno ya anunció medidas, amén de las críticas que ellas merezcan, demandamos de todas las autoridades consensos y acción política para servir antes que para figuretear; racionalizar el tamaño del Estado; trabajar con el sector privado; usar transparente y eficientemente los recursos; atender prioritariamente al sector social; incentivar y optimizar condiciones para emprender, hacer empresa y producir; recuperar lo robado por los corruptos.

Apestados, chiros y endeudados, así estamos, pero lo podemos cambiar. Ser imaginativos ahora no basta, hay que ser, sobre todo, conscientes de la situación descomunal que vivimos y de las salidas que tenemos.

12 de abril de 2020

¿Fracasaremos nuevamente?

Por: Dr. César Montaño Galarza PhD.
Rector de la Universidad Andina Simón Bolívar

Desde mi ventana en las faldas del Pichincha miro la vena longitudinal del Quito norte y los cerros que por el oriente nos separan del valle de Cumbayá. Es mediodía, hay poca luz y muchas nubes; se siente ráfagas de viento intermitentes, escucho la sirena de una ambulancia que avanza seguramente presurosa a socorrer a alguien.

Prisionero en mi propia burbuja; por fortuna puedo teletrabajar y distraerme con ciertas comodidades que brinda la tecnología, más los libros, esos amigos pródigos siempre dispuestos a multiplicar la existencia; gozo de estar con mi familia y compartir tiempo, espacios, charlas, tensiones, risas y tareas domésticas, todo para aliviar el confinamiento y plantar buena cara ante la emergencia que nos conmociona.

Hoy más que nunca valoro las posibilidades y situación de la clase media, porque permiten llevar un “encierro decoroso”, pero muchos viven la pandemia en forma menos feliz y hasta desesperada; son exiliados de la dignidad porque están al margen de casi todo, sembrados en el desempleo, la ignorancia y la pobreza estructural.

Esto ocurre debido a que históricamente se postergaron lo asuntos de fondo, los de la decencia y el futuro prometedor, erramos como sociedad; no hemos logrado redistribuir la riqueza, condición elemental orientada a crear mejores oportunidades para todos, cunde impúdicamente la injusticia social.

Sin pensarlo y sin saberlo, cotidianamente se replican por doquier imágenes desgarradoras de tribulación y soledad, al estilo de magistrales obras pintadas por Edwar Hopper o Edvard Munch.

El covid-19 es tan poderoso que puede oxigenar al planeta y, al mismo tiempo, ahogar la economía, activar un tsunami social, agudizar el desempleo negando prosperidad; evitemos otra década perdida y adoptemos con altruismo un gran acuerdo político para mitigar esas graves secuelas.

Somos un mismo cuerpo, compartimos el mismo drama que también es oportunidad y esperanza, no fracasemos nuevamente.

AC/DC

Por: Dr. César Montaño Galarza PhD.
Rector de la Universidad Andina Simón Bolívar

Les invito a pensar el mundo antes del covid-19 y después de él; como dirían los aficionados a la mítica banda: AC/DC. Previo a enterarnos del virus de Wuhan habíamos llegado a un apreciable consenso sobre la realidad global, se suponía que el capitalismo y las transnacionales gobernaban con alcance planetario, comprimiendo y limitando al Estado; sin embargo, comprobamos que esto no es tan cierto, ya que la solución a la pandemia depende, sobre todo, de una serie de decisiones políticas emanadas del epicentro de poder estatal, confluyentes hacia una especie de “acción decisiva”, como la que doblega al enemigo y otorga el triunfo en una batalla.

Policía, ejército, salud, comunicación, tránsito, cadena de abastecimiento, servicios, aislamiento y control entran en acción por mandatos de autoridad pública, para responder a la emergencia sanitaria; las soluciones en la dimensión requerida no llegan de la mano de las transnacionales, tampoco de las organizaciones no gubernamentales, ni siquiera de las organizaciones internacionales, menos aún del ciudadano cada vez más encerrado, asustado y dependiente; por más señas, los gobiernos de las potencias del G20 decidieron inyectar 5 billones de dólares en la economía mundial para contrarrestar los golpes social, económico y financiero de la peste; la cadena de transmisión de la respuesta a la pandemia la acciona precisamente el Estado.

Después del virus, con el Producto Interno Bruto (PIB) en caída libre llegarán densos nubarrones, y aparecerán los oportunistas, esos que se frotan las manos para hacerse del poder a golpe de demagogia; así surgieron los peores totalitarismos que instituyeron maquinarias de terror y sumisión al estilo orwelliano, como en la novela “1984”.

Visto la importancia que aún tiene el Estado en pleno siglo XXI, este no debe caer en manos de esa gente, pues requerimos uno al servicio de las personas, para construir un mundo más democrático y ético, responsable con la naturaleza, solidario, cooperativo y social.

29 de marzo de 2020