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Lo que nos deja el coronavirus

Por: Dr. César Montaño Galarza PhD.
Rector de la Universidad Andina Simón Bolívar

La globalización ha resultado ser arrolladora, no solo en lo concerniente a la economía y el mercado, sino también cuando se trata de generar condiciones para diseminar un patógeno como el coronavirus, debido a la alta dependencia al desplazamiento geográfico que tiene la humanidad, situación que ha puesto en jaque no solo a la producción e industrias mundiales, a gobiernos de grandes potencias, a los sistemas de salud e información, sino también a la racionalidad de las personas.

Esta pandemia obliga a reflexionar y asimilar algunas lecciones; adicionalmente, recordemos que toda crisis es oportunidad.

Hay que reconocer que ningún país estuvo preparado en inicio para responder efectivamente ante el coronavirus; sin embargo, algunos -como China- contaban con la capacidad y potencial logístico para generar respuestas rápidas y eficaces. Esto ha hecho la diferencia entre evitar una mortandad de niveles inmanejables o que la pandemia allá haya sido frenada.

Otra observación cabe respecto a la reacción de la burocracia a nivel internacional y de los Estados, tanto para comunicar en tiempos de redes sociales y posverdad, como para tomar decisiones que generen tranquilidad y orienten a la gente, lo que plantea la diferencia entre el caos y una emergencia medianamente controlada.
A nivel ciudadano la pandemia genera miedo, ansiedad, pánico, pero en realidad se requiere sensatez, responsabilidad y solidaridad.

Tenemos fortaleza, así que superaremos esta dura prueba, tal como lo hicimos ante el terremoto de abril de 2016 y la crisis de octubre de 2019; pero debemos procesar lecciones, como la necesidad urgente de elaborar planes de contingencia y protocolos en todos los niveles de la administración pública e instituciones, y lograr la optimización del uso de las tecnologías y la inteligencia artificial; de tal manera que logremos estar cada vez mejor preparados para manejar emergencias de toda índole; es la oportunidad que nos queda.

15 de marzo de 2020

Coronavirus 2019-CoV-2

Por: Dr. César Montaño Galarza PhD.
Rector de la Universidad Andina Simón Bolívar

En nuestra época, cuando gracias al avance de las tecnologías de la información y comunicación nos enteramos al instante de sucesos ocurridos a miles de kilómetros de distancia, surge la necesidad de exigir tanto objetividad como la máxima transparencia en las acciones de difusión de datos e información de interés general.

El denominado coronavirus, descubierto el 7 de enero, tiene potencial de pandemia, según ha difundido la Organización Mundial de la Salud (OMS); por esto los ciudadanos esperamos información idónea de las particularidades de esta amenaza en el campo de la sanidad y la forma de enfrentarla.

Todos los días los medios de comunicación y las redes a nivel internacional difunden noticias, análisis y opiniones sobre este nuevo patógeno surgido en la ciudad china de Wuhan. La información recibida sobre el coronavirus no es uniforme; de hecho, hay quienes sostienen que se trata de un mal con poder suficiente para diezmar la población de manera nunca antes vista, hasta aquellos que explican sin mayor alarma, sobre una letalidad menor al 2%, incluso por debajo de la gripe común.

Pero parece que hay acuerdo más o menos amplio sobre el miedo que algo así ocasiona, situación que ya causa una importante disrupción económica que afecta las inversiones, los negocios y al sector bursátil; el turismo ha disminuido especialmente hacia Corea del Sur, Italia, Irán y China. Este fenómeno además ha generado paranoia y aislamiento, y lo peor, ha despertado sentimientos xenófobos.

El coronavirus no exterminará la especie humana, pero se expande causando desde cuadros leves hasta potencialmente mortales en personas de diversos países; plantea retos enormes sobre todo a los responsables de los sistemas nacionales de salud.

Por estas razones, para manejar correctamente la emergencia y mitigar la incertidumbre social, se requiere, entre otras cosas, contar con información idónea, emitida responsable y objetivamente por autoridades y comunicadores.

01 de marzo de 2020

La joya de la corona

Por: Dr. César Montaño Galarza PhD.
Rector de la Universidad Andina Simón Bolívar

Prácticamente todos los procesos de integración entre Estados se enfocan en allanar el camino para consolidar mercados ampliados que articulen otras concreciones, como aquellas atinentes a los campos económico y social. Un mercado integrado crea oportunidades para que bienes, servicios, capitales y personas circulen contribuyendo a la producción y el empleo.

Ahora mismo, las lógicas y estrategias en el comercio mundial superan la capacidad de reacción de cualquier país o región, por lo que, con ocasión de los 50 años de la Comunidad Andina, se hace necesario pensar estrategias que nos proyecten hacia el futuro, siempre en la perspectiva de generar las mejores condiciones de vida para los pueblos de los países miembros.

En un proyecto de integración como el andino -el más avanzado e integral de Sudamérica-, el mercado subregional que resulta de la adición de los mercados de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, se constituye en fuente inagotable de posibilidades para el crecimiento, es la “joya de la corona” de un sueño ambicioso pero posible, que estamos obligados a cuidar y fortalecer, para lo cual es imprescindible potenciar las instituciones y, sobre todo, los mecanismos de resolución de conflictos.

Ante amenazas surgidas en dinámicas actuales del comercio mundial, mantener una opción propia de la subregión es imperativo, porque responde a nuestra realidad e intereses.

Debemos llegar a mayores acuerdos para concretar cuanto antes la unión aduanera como antesala para el mercado común, y pasar de la libre movilidad al libre establecimiento. Además, no hay que orillar la posibilidad de que Venezuela, luego de retomar la senda democrática, retorne a la Comunidad Andina.

Lo cierto es que, para cuidar más eficientemente los intereses de 110 millones de habitantes, urge profundizar el proceso integrador, pensar más en conjunto. Un mercado ampliado y consolidado puede generar múltiples beneficios a productores, trabajadores y consumidores.

23 de febrero de 2020

Que no les tiemble el pulso

Por: Dr. César Montaño Galarza PhD.
Rector de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador

En esos términos arengó hace poco la alcaldesa de Guayaquil a los policías a disparar contra delincuentes cuando corra riesgo la vida de algún inocente. Obviamente, una expresión así debe tomarse con pinzas, pues a la sazón debe abrirse un debate informado sobre las políticas y regulaciones más idóneas para combatir la delincuencia en el país, también debe trabajarse a fondo en la capacitación a efectivos policiales. Eso sí, no es discutible exigir pulso firme y sin dilación para exterminar la corrupción, misión que involucra a todos.

Hay tanto que corregir en este país que cualquier esfuerzo en este sentido se parece a una gota en el océano; perdimos el rumbo obnubilados por la política de unos desaprensivos que llegaron al poder y quisieron hacerse con él para siempre, como encantadores de serpientes engañaron y manipularon al pueblo, con típicas prácticas populistas y clientelares repartieron migajas a cambio de consolidar el totalitarismo para imponer una sola voluntad; construyeron un aparato de corrupción nunca visto en el país. Estas anormalidades liquidan la democracia, por lo que para combatirlas se requiere firmeza en las decisiones y acciones.

Corresponde exigir que no les tiemble el pulso a las autoridades nacionales para impulsar políticas y aprobar leyes necesarias para el Ecuador; a los jueces cuando deban enjuiciar y sancionar por asuntos de cohecho, peculado, tráfico de influencias, delincuencia organizada, concusión, lavado de activos, asociación y enriquecimiento ilícitos, falsificación de documentos y firmas; a los agentes de tránsito cuando conductores vulneren la ley poniendo en peligro a las personas; a rectores o directores de planteles educativos donde se perpetraron abusos sexuales a menores; a las autoridades universitarias cuando se descubre la deshonestidad intelectual y la entrega de títulos obtenidos fraudulentamente; a los padres de familia cuando de inculcar valores y principios se trate.

09 de febrero de 2020